
“La libertad de expresión incluye a Palestina”. Mitin de la comunidad de la Universidad de Harvard, Cambridge, Massachusetts, 17 de abril de 2025. Foto: AP
El aplastamiento de la libertad académica ha sido un objetivo de larga data del movimiento fascista que se ha movilizado tras Donald Trump y ha sido acelerado por él. Quieren ver el fin de la universidad como espacio para el pensamiento crítico, el debate abierto y la investigación. Las extensas protestas en los campus universitarios en la primavera de 2024 contra el genocidio israelí en Gaza, respaldado por Estados Unidos, se han convertido en una excusa y una tapadera para esta represión.
Con la veloz aceleración del fascismo, el ataque a la libertad académica Y el ataque al movimiento antigenocidio y pro-Palestina están estrechamente entrelazados. Las protestas de los últimos casi dos años son precisamente el tipo de cosas que el régimen de Trump quiere erradicar, como parte de su ataque general. Hace falta luchar contra todo esto, y tiene que incluir la movilización de personas desde diferentes perspectivas y puntos de vista detrás de una demanda unificadora: ¡Que se largue el régimen fascista de Trump — YA!
El régimen de Trump tiene por objetivo borrar al movimiento en defensa del pueblo palestino, y a cualquier movimiento que no apoye plenamente los intereses estadounidenses. Cabe destacar que el director de contraterrorismo de Trump, Sebastian Gorka, argumentó recientemente que cualquiera que proteste contra el plan de deportación masiva de Trump debería ser visto como “cómplice” del terrorismo: “Hay una línea que nos divide. ¿Amas a Estados Unidos, o lo odias?”. Si bien Biden estaba totalmente comprometido con respaldar y financiar a Israel, esto ha dado un salto con Trump, quien ha solicitado, y aprueba, la expulsión total de los palestinos de Gaza1.
El régimen de Trump quiere que cualquiera que se pronuncie en contra de esto sea aterrorizado y silenciado: secuestrando a estudiantes internacionales por escribir artículos de opinión, desfinanciando a universidades con el pretexto de terminar con el antisemitismo, poniendo departamentos académicos enteros bajo supervisión gubernamental y mucho más.

Policías con escudos antidisturbios desmantelan brutalmente un campamento por Palestina en la Universidad de Virginia, Charlottesville, el 4 de mayo de 2024. Foto: Cal Cary/The Daily Progress via AP
Parte de esta represión comenzó antes de que Trump llegara al poder — se produjeron arrestos masivos de manifestantes estudiantiles y una investigación pública contra los presidentes de las universidades de la Ivy League por no reprimir con la suficiente firmeza a las manifestaciones en sus campus. El hecho de que la mayoría de los demócratas apoyaran este ataque, aunque a veces con una actitud más moderada, demuestra cómo, para muchos, lo que consideran intereses centrales del imperialismo estadounidense tendrá mucha más importancia que incluso la oposición al fascismo.
Pero esto ha dado un salto cualitativo, y ahora es un ariete para el programa fascista más amplio.
La colaboración y la capitulación ante el fascismo por parte de los directivos universitarios deben cesar ya. Demasiados directivos en las escuelas bajo ataque se han mostrado dispuestos a mandar por un tubo a los estudiantes pro-Palestina y, en particular, a sacrificar a cualquier estudiante con tarjeta de residencia o visa que haya formado parte de este movimiento, sin apenas provocar un atisbo de protesta. Este intento desesperado por apaciguar a los perseguidores fascistas ha sido vergonzoso. Independientemente de lo que piensen estos directivos sobre el contenido de la lucha de los estudiantes pro-Palestina, deberían arriesgarse por el espacio y la libertad académica. También se ha demostrado que este apaciguamiento no funcionará. Los fascistas de Trump y MAGA han dejado claro que no se conformarán con medidas a medias, sino que aspiran al control total.
Al igual que están entrelazados el ataque a la universidad y el ataque a aquellos que alzan la voz en nombre del pueblo palestino, también debe estarlo nuestra resistencia.
Lo que se necesita ahora es unión. Las administraciones universitarias y el profesorado deben defender enérgicamente el espacio para que académicos, docentes, investigadores y estudiantes trabajen, investiguen y protesten contra los crímenes de Estados Unidos e Israel contra el pueblo palestino y los sistemas en ambos países. En particular, deben hacer todo a su alcance por defender a los estudiantes de otros países que trabajan en la cuestión Palestina y a los que ahora las autoridades están encarcelando y deportando, abriendo de nuevo un espacio para organizarse y actuar contra el genocidio y a favor de los derechos del pueblo palestino.
Al mismo tiempo, todos los estudiantes y profesores que se han comprometido contra el genocidio en Gaza deben alzar la voz contra el ataque a las universidades. Aunque no estén de acuerdo con lo que ha hecho su universidad, lo que está en juego ahora es el peligro extremo que un Estados Unidos fascista representará para la gente en Estados Unidos y por todo el mundo. Mientras continúan poniendo los reflectores y protestando contra el terror genocida y la limpieza étnica del pueblo palestino, esto no debe convertirse en una línea divisoria en la lucha contra el fascismo. A estos estudiantes, profesores y otros que han dado ejemplo y se han negado a retroceder: traigan la comprensión que ustedes tienen a este frente de batalla crucial también.
Todas estas corrientes de protesta deben unirse en unidad, mientras debatimos y discutimos nuestras diferencias.
En su reciente e-mensaje, “¡Que se largue el régimen fascista de Trump —YA— antes de que sea muy tarde!”, Bob Avakian, el líder revolucionario que ha desarrollado el nuevo comunismo, dice:
Esta lucha que de veras es de vida o muerte contra el fascismo requiere, y tiene que incorporar, a filas rápidamente crecientes de la gente, provenientes de todos los sectores de la sociedad y de todos los ámbitos de la vida —entre ellas a gente negra, inmigrantes, estudiantes universitarios y otros jóvenes, profesionales y trabajadores gubernamentales, mujeres, personas LGBT y otros—, todos aquellos que de hecho tengan un profundo interés en derrotar a este fascismo: personas con una amplia diversidad de opiniones y perspectivas políticas, al unir a todos los que se pueda unir y al superar todos los esquemas de “dividir para vencer”, para así activar a los millones que pueden ser la fuerza decisiva para expulsar a este régimen fascista….
¡En nombre de la humanidad, nos negamos a aceptar un Estados Unidos fascista!
¡Que se largue el régimen fascista de Trump —YA!
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NOTAS:
1. Ténganse en cuenta que, si bien aún no es una política oficial, en las últimas semanas los israelíes han hecho cada vez más imposible que los palestinos sobrevivan, como mínimo, en Gaza, y ahora el ministro de Seguridad Nacional israelí y expulsor declarado, Itamar Ben-Gvir, recorre Estados Unidos para difundir su veneno. [volver]