El viernes 20 de mayo, Robert Summerhays, un juez federal nombrado por Trump en Luisiana, emitió una orden judicial que impide que la administración Biden suspenda una orden relacionada con la pandemia llamada Título 42. Bajo el engañoso pretexto de proteger la salud de los estadounidenses durante la pandemia de COVID, el Título 42 permite que el gobierno de Estados Unidos les niegue a los inmigrantes el derecho de pedir y solicitar asilo, un derecho supuestamente garantizado por las leyes de Estados Unidos y el derecho internacional, y que los “expulse” de Estados Unidos sin una audiencia.
El Título 42 ha sido utilizado tanto por Trump como por Biden para expulsar a casi 2 millones de inmigrantes desde marzo de 2020. Si se suspende el Título 42 y cuando se suspende, se espera un gran “aumento” (quizás hasta 18,000 personas por día) en la frontera sur. El fallo de Summerhays significa que el Título 42, que estaba previsto que se levantara el 23 de mayo, sigue en vigor, por ahora. La administración de Biden dijo que cumplirá con la orden judicial.

Solicitantes de asilo protestan contra el Título 42 mientras esperan en la ciudad fronteriza de Tijuana, México, mayo 2022. Foto: AP
Amargo conflicto, profundas divisiones, salvaje represión
El 1º de abril, el secretario de Seguridad Nacional de Biden, Alejandro Mayorkas, anunció que la administración Biden no solicitaría prorrogar el Título 42 (algo que está legalmente obligada a hacer cada 60 días) porque ha disminuido la amenaza que representa el virus de la COVID-19. A la vez, Mayorkas dijo que después de que se venza el Título 42, la administración Biden perseguirá “todas las vías... para asegurar nuestras fronteras, hacer cumplir nuestras leyes y permanecer fiel a nuestros valores”. Agregó: “Permítanme decir con más claridad: aquellos que no nos sean capaces de establecer fundamentos legales para permanecer en Estados Unidos serán expulsados”.
Pero el anuncio de Mayorkas suscitó un conflicto intenso y amargo al interior de la profundamente dividida clase dominante de Estados Unidos. En cuestión de días, tres estados liderados por republi-fascistas presentaron demandas para continuar con el Título 42. Para cuando el caso llegara a Summerhays este mes, los procuradores generales republicanos de 24 estados argumentaron en una demanda que el Título 42 debería mantenerse. Su demanda alega que el Título 42 es “la única válvula de seguridad que evita que las desastrosas políticas fronterizas de esta administración se conviertan en un caos y una catástrofe sin paliativos”.
Los republicanos de peso de todo el país, no solo en los estados fronterizos, de rutina fomentan el odio contra los inmigrantes entre sus turbas de partidarios fascistas. Les echan la culpa a los inmigrantes por delitos violentos y tráfico de drogas en todo Estados Unidos y dicen que los demócratas los alientan. J.D. Vance, uno de los fascistas de peso que está postulado para el Senado en Ohio, a 2.500 km de la frontera entre Estados Unidos y México, bramó en un reciente mitin de campaña que “la frontera abierta de Joe Biden está matando a los habitantes de Ohio con más drogas ilegales y con la llegada de más votantes demócratas a este país”.
La realidad, como informó el Washington Post, es que “… las autoridades estadounidenses detuvieron a más de 1.7 millones de migrantes a lo largo de la frontera con México durante el año fiscal 2021 que finalizó en septiembre, y los arrestos por parte de la Patrulla Fronteriza se dispararon a los niveles más altos jamás registrados…”. Y como Revolución dijo hace poco, el plan de seis puntos divulgado hace poco por Biden para vigilar la frontera después de que se levante el Título 42
...continúa y, en algunos casos, intensifica muchas de las políticas de Trump sobre el “control fronterizo”. La diferencia esencial: Trump hablaba con un racismo flagrante y se jactaba de su propia sádica crueldad. Su lenguaje insultante e incitaciones a la violencia inflamaron y envalentonaron aún más a su base social fascista. La retórica de Biden, e incluso algunos componentes secundarios de su plan de seis puntos, se elaboran y tienen la intención de sedar a las personas y mantenerlas en la pasividad, especialmente a las personas que lo han apoyado a él y a los demócratas, y que esperaban algo mejor que la odiosa intolerancia de Trump.
Cuando Biden se postuló para la presidencia, dijo acerca de Trump: “Este es el primer presidente en la historia de Estados Unidos de América con el que cualquiera que solicite asilo tiene que hacerlo en otro país. Están sentados en la miseria al otro lado del río”. Pero una vez llegado al cargo, Biden ha expulsado aún más inmigrantes bajo el Título 42 que Trump, a semejante miseria y desesperanza.
Una creciente crisis, un sistema sin soluciones para ella
En abril de 2022, 234.088 inmigrantes cruzaron la frontera sur de Estados Unidos, la cifra más alta para cualquier mes desde 2000. En los últimos años, las personas que intentaron cruzar a Estados Unidos desde México han sido en su inmensa mayoría de México y Centroamérica. Pero más recientemente, los desplazados y desposeídos de todo el planeta están llegando a las orillas del Río Bravo/Grande, o a los muros militarizados en Arizona y California. En abril, más del 40% de los arrestados en la frontera procedían de países como India, Senegal, Haití y Georgia.

Los desplazados y desposeídos de todo el planeta están llegando a las orillas del Río Bravo/Grande. Foto: AP
Miles de estas personas empobrecidas “expulsadas” de Estados Unidos son obligadas a tratar de sobrevivir en “campamentos” sucios plagados de enfermedades y delincuencia en el lado mexicano de la frontera. Una mujer hondureña de 29 años le dijo a un reportero que había querido solicitar asilo después de que las pandillas intentaron reclutar a su hermano y luego “amenazaron con cortarnos la lengua... y matarnos a todos”. Junto con otros 600 solicitantes de asilo, pasa todos los días y noches en un hacinado albergue en Tijuana, donde sus dos hijos han estado enfermos con fiebre e infectados con piojos. “Estamos atrapados. No podemos volver a casa, y no podemos seguir adelante. Estamos a la deriva. Es traumático. Es desesperante … No conozco este lugar. Es un país extraño … No tengo familiares aquí. Mire el estado en el que nos encontramos. Estoy clamando por ayuda a gritos... Tenemos el derecho de buscar refugio, dennos la oportunidad”.
Cuando Biden se postuló para la presidencia, dijo acerca de Trump: “Este es el primer presidente en la historia de Estados Unidos de América con el que cualquiera que solicite asilo tiene que hacerlo en otro país.... Están sentados en la miseria al otro lado del río”. Pero una vez llegado al cargo, Biden ha expulsado aún más inmigrantes bajo el Título 42 que Trump, a semejante miseria y desesperanza” 1.

Inmigrantes se abren paso cuando un cordón de la Guardia Nacional mexicana intenta impedir que salgan de Tapachula, México, 1º de abril de 2022. Foto: AP
A punto de estallar
Ni los líderes demócratas ni los líderes republi-fascistas se preocupan en lo más mínimo por brindar justicia y las bases para una vida digna a las personas que han sido perseguidas, violadas, llevadas al borde de la inanición, despojadas de todo lo que poseen, expulsadas a la fuerza de sus hogares y cultivos, y obligadas a recorrer todo el planeta por el rapaz sistema global del capitalismo-imperialismo.
Pero cómo contener y controlar esta ola de sufrimiento humano es un gran dilema para los fascistas y demócratas por igual, y los tiene enzarzados en una amarga lucha. En palabras de un alto funcionario del Consejo Estadounidense de Inmigración: “…como nos han demostrado los últimos dos años del Título 42, una política fallida no va a mejorar con el paso del tiempo, y cuanto más tiempo se mantenga el Título 42, más difícil será para cualquier administración manejar la frontera”.
Hace poco, Revolución escribió: “Todo esto —la enorme angustia de los millones de personas que están intentando llegar a Estados Unidos, la brutal represión utilizada en contra de ellos y los agudos desacuerdos entre los gobernantes— posiblemente estalle pronto”. Como enfatiza Bob Avakian en una reciente entrevista:
Los imperialistas no tienen respuestas a esta situación, aparte de otros horrores: detenciones brutales, campos de detención de miseria y crueldad indescriptibles, separaciones de familias, control fronterizo que engendra redes de tráfico de migrantes que se transforman en tráfico para trabajos forzados y explotación sexual.
… no existen leyes y protecciones internacionales que lidien con esto, es decir, de una manera seriamente humanitaria. Las leyes vigentes son las leyes de los dominadores imperialistas del mundo: regular y militarizar las fronteras para salvaguardar los intereses imperiales y súper-explotar a los inmigrantes que sí cruzan hacia los territorios imperialistas y que son obligados a “vivir en la sombra” sin derechos. Es una manifestación de nuestros tiempos que la frontera entre Estados Unidos y México y el Mediterráneo se han convertido en cementerios para migrantes y refugiados, que los campos de refugiados se han convertido en terrenos de reclutamiento para el “comercio sexual” global.