Ruchell Magee, quien había sido uno de los prisioneros políticos de más larga estancia en el bote en Estados Unidos, finalmente logró su liberación el mes pasado de una prisión de California después de pasar 67 de sus 84 años tras las rejas. A lo largo de décadas de encarcelamiento injusto, incluidos unos 17 años de tortura en celdas de aislamiento, Magee ha inspirado a muchos con su postura impenitente y su voz franca contra lo que ha denunciado como: “el sistema entero, el sistema judicial y penitenciario, un sistema de esclavitud”.
Ruchell Magee nació en Luisiana en 1939 y creció en una sociedad caracterizada por el terror del Ku Klux Klan, la represión “oficial” violenta y la discriminación flagrante contra los negros. Cuando tenía 16 años, Magee fue acusado de violar a una mujer blanca. Fue el mismo año, 1955, en que una chusma de blancos en Misisipí linchó a Emmett Till, de 14 años de edad, y arrojó su cuerpo a un río, porque Emmett le silbó a una mujer blanca. Magee no fue linchado... pero fue declarado “culpable” por un jurado compuesto exclusivamente de blancos en un “juicio” que duró menos de un día. El adolescente Magee fue sentenciado a 12 años de trabajos forzados en la tristemente célebre Penitenciaría del Estado de Luisiana, conocida como “Angola”, el sitio de una antigua plantación de esclavos a orillas del Misisipí.
Al salir bajo libertad condicional de Angola en 1963, Ruchell se dirigió a Los Ángeles para comenzar la vida de nuevo, pero tan sólo seis meses después, fue atrapado nuevamente en los colmillos sangrientos del sistema de in-justicia racista de Estados Unidos. Fue detenido tras una disputa callejera por una pequeña cantidad de marihuana. La Coalición por la Libertad de Ruchell Magee cuenta: “Cuando lo arrestaron, los policías lo golpearon tan brutalmente que tuvo que ser hospitalizado durante tres días, pero las injusticias apenas comenzaban. El racista Tribunal Superior del condado de Los Ángeles lo metió preso bajo el cargo falso de secuestro para cometer robo. Hubo una negligencia extrema tanto por parte del fiscal como del abogado defensor, lo que llegó a un punto crítico cuando el abogado de Magee lo declaró culpable sin su consentimiento. Ruchell fue encarcelado injustamente con un cargo de siete años a cadena perpetua por este presunto delito”.
En prisión, Magee comenzó a leer y estudiar temas muy amplios, incluido el derecho. Asumió el nombre de Cinqué en honor al líder de la revuelta de 1839 en el barco negrero Amistad. Luchó por su propia libertad, pero también se convirtió en un “abogado del pueblo” que defendió y ayudó a otros presos en sus casos legales y alzó la voz con intrepidez por los derechos de los presos. Dijo sobre sus propias batallas legales: “Esta causa no solo me beneficiará a mí, sino a todos aquellos a los que en este momento, este sistema está oprimiendo o esclavizando criminalmente”. Ruchell Magee continuaba haciendo este trabajo durante sus duros años en prisión.
Uno de los compañeros de prisión que Magee llegó a conocer fue George Jackson, quien fue encarcelado de joven por un pequeño robo y se convirtió en un revolucionario asociado con el Partido Pantera Negra, en medio del auge de lucha que sacudió a Estados Unidos y al mundo entero en la década de 1960. Como señala el líder revolucionario Bob Avakian: Jackson “bregaba a fondo con la cuestión de la posibilidad revolucionaria, antes de ser asesinado por las autoridades”.
George Jackson fue asesinado en la prisión estatal de San Quintín en agosto de 1971, en un momento en que Jackson y otros dos presos (conocidos como los Hermanos Soledad) enfrentaban cargos que conllevaban una posible pena de muerte por presuntamente matar a un guardia de la prisión. Un año antes, en agosto de 1970, Ruchell Magee y otro preso se encontraban en un juzgado en el condado de Marin, al norte de San Francisco, como testigos en un caso de asesinato de un preso. De repente, Jonathan Jackson, el hermano de George Jackson, irrumpió en la sala del tribunal con varias armas, las que distribuyó entre los dos testigos y el preso acusado. Jonathan Jackson y otros tomaron de rehenes al juez, al ayudante del fiscal de distrito y a tres miembros del jurado y exigieron la libertad de George Jackson y los otros Hermanos Soledad. Cuando se subieron a una camioneta estacionada afuera y estaban a punto de irse, la policía y los guardias de la prisión abrieron fuego. Cuando cesaron los disparos de la policía y los guardias, Jonathan Jackson, el prisionero acusado, el testigo compañero de prisión de Magee y el juez yacían muertos. Magee resultó gravemente herido e inconsciente, al igual que el fiscal. Uno de los jurados resultó levemente herido.
Ruchell Magee fue acusado de secuestro simple, secuestro agravado y homicidio. Después de varios giros y vueltas legales en el caso, en enero de 1975, Magee fue declarado culpable del cargo de secuestro agravado y sentenciado a cadena perpetua. Fue trasladado de San Quintín a la prisión estatal de alta seguridad de Folsom. A lo largo de esta batalla, Magee insistió en que, si bien no sabía de antemano lo que iba a suceder en la sala del tribunal del condado de Marin, “el motivo de su participación en la fallida operación de secuestro de 1970 fue el hecho mismo... de que había sido ‘puesto injustamente tras las rejas’ y, por lo tanto, tenía derecho a liberarse”. (De “Addressing the Issue of Political Prisoners in the United States: Mumia Abu-Jamal and Ruchell Magee,” Michael Schiffmann y Linn Washington Jr.)
Durante los siguientes más de 45 años, a Ruchell Magee se le negó repetidamente la libertad condicional, claramente por razones políticas. Un fiscal de distrito del condado de Los Ángeles dijo en una de las primeras audiencias: “Los delitos cometidos por Magee y todo su comportamiento son prueba de un rechazo rotundo a nuestro sistema.… El reo no ha dado la menor señal de que está dispuesto a cambiar su comportamiento o su actitud” (citado en “Addressing the Issue…”).
Hay cosas importantes que aprender del arco de la vida de Ruchell Magee: un joven en el fondo de la sociedad amerikkkana que casi resulta aplastado debido al funcionamiento del sistema que gobierna sobre la población, pero que ante los horrores y la injusticia, se transforma en un luchador inquebrantable contra ese sistema que nunca claudicó a pesar de muchos contratiempos y dificultades. En contraste con la mentalidad del “primero yo, que se jodan los demás” que es tan prevalente en esta sociedad, hasta entre los más oprimidos, adoptó la moralidad de luchar contra la fuente de la opresión y el sufrimiento, no solo para sí mismo sino para otros encadenados por esa opresión, al servicio de los intereses de las masas de personas.
Hoy, de hecho existe una posibilidad más grande de ir mucho más allá de seguir luchando contra la opresión y la injusticia bajo este sistema; existe, como ha analizado científicamente Bob Avakian, una posibilidad más grande que en cualquier momento anterior en Estados Unidos de hacer una revolución real para abolir y desmantelar el sistema capitalista-imperialista que es la fuente de los horrores que enfrenta la gente y de reemplazarlo con un sistema fundamentalmente diferente y una forma de vida completamente nueva. Y para los jóvenes de hoy que no tienen nada que perder, y para los demás que anhelan un cambio radical hacia lo mejor, como dice Bob Avakian: “Hay muchísimo por hacer, y con urgencia, lo que requiere una verdadera valentía y corazón…”.