Más de 100 personas acudieron a una reciente reunión de masas de Rechazar el Fascismo en Nueva York, entre ellos estudiantes de Columbia, Fordham, CUNY y otras universidades. El público, diverso, incluía a personas activas en el movimiento pro Palestina y en la lucha por los derechos de los inmigrantes.
La gente se enteró por volantes (la semana anterior al programa, repartimos más de 20.000 por toda la ciudad), así como por carteles, correos electrónicos, mensajes de texto y redes sociales. Algunos simplemente buscaban algo similar y lo encontraron en línea. Varios acudieron en grupos y trajeron amigos. Acudieron de toda la ciudad, así como de Nueva Jersey, Connecticut e incluso Rhode Island.
La gente donó generosamente, se llevó montones de materiales, se inscribió para ir a Washington D.C. y 23 nuevas personas se sumaron al canal de transmisión de Signal para el equipo de calle y difusión.
El discurso de Sunsara Taylor, al igual que los de otros oradores, fueron conmovedores y representaron la diversidad de aquellos que se suman a la lucha por el 5 de noviembre.
Después hubo algunas conversaciones informales, pero como era entre semana, la mayoría se fue rápidamente. La mayoría de mis conversaciones posteriores fueron breves porque intentaba asegurarme de que todos se organizaran antes de irse. Pero hablé un poco más con un par de estudiantes y quedamos en organizar una mesa y repartir volantes en su escuela el próximo martes. Un tema recurrente entre ambos fue la sensación de soledad, el hábito compulsivo de consumir noticias y contenido negativos en línea, y la angustia, y que, como dijo uno de ellos, “el antídoto contra la desesperanza es la acción”, y estaban muy emocionados de estar en la reunión, a punto de participar. Otros dos estudiantes comentaron que la reunión los hizo sentir “esperanzados” e “inspirados”.
Quiero señalar el importante papel que desempeñaron los miembros de la sección de Rechazar el Fascismo en la preparación de esta reunión y en el propio acto, poniéndose al frente y consolidando más el papel del “nosotros” para hacer que ocurriera.
Un nuevo ambiente, mayor receptividad
Al preparar la reunión, nos esforzamos mucho por distribuir los volantes en masa. El ambiente ha cambiado desde el asesinato de Charlie Kirk y la forma en que los fascistas aprovecharon ese hecho para reprimir el disentimiento y glorificar la figura de Kirk. Todo esto supuso una gran sacudida para muchos jóvenes (para los que Kirk era un gran referente y sus horribles posturas políticas eran bien conocidas), y ahora hay un ambiente mucho más politizado, con una repulsión generalizada ante la forma en que demasiadas universidades, políticos demócratas (véase el mensaje REVOLUCIÓN #140 de @BobAvakianOfficial) y medios de comunicación han apoyado la represión y la glorificación.
Esto también ha supuesto una gran sacudida para el pueblo negro, con la amplia circulación de numerosos cortos de vídeo del racismo manifiesto de Kirk. Al mismo tiempo, se ha dado el acaparamiento fascista del poder en Washington, D.C. y la ocupación de comunidades negras ahí, la arremetida militarizada del ICE y la humillación de personas negras y latinas en un edificio de apartamentos en Chicago, el llamado de Trump a usar las ciudades como campos de entrenamiento para los militares, y para colmo las nuevas órdenes de Hegseth sobre barbas y cortes de pelo en las fuerzas armadas, lo que se consideraban ampliamente como un ataque contra el pueblo negro. La cancelación de Jimmy Kimmel fue una gran sacudida cultural que afectó a muchas personas que ni siquiera son tan políticas, y envalentonó aún más a la gente cuando Kimmel regresó al aire. Y una cosa tras otra sigue sacudiendo a la gente y gritando a voz en cuello: dictadura fascista abierta, ¿qué vas a hacer al respecto? Y muchos de los argumentos de la gente para confiar en las elecciones básicamente se derrumban en cuanto uno dice “¿en serio?”.
El llamado para el 5 de noviembre es muy fuerte, al igual que el llamado para la reunión (que estábamos propagando en grupo). Así que nos esforzamos mucho la semana pasada por identificar lugares clave donde pudiéramos llegar a mucha gente con esto, sectores clave de la población, así como a grupos politizados clave, y luego nos esforzamos al máximo por movilizar a la gente para estar presente, y contactar a las organizaciones y personalidades destacadas (en lo que, como dije, tuvimos menos éxito). Por supuesto, no se trata tan solo de difundir el mensaje. También hay muchas cuestiones políticas e ideológicas que sí es necesario debatir y zanjar, pero simplemente digo que hay un sector de la gente que busca algo así ahora, lo que incluye a un sector que reconoce que las “protestas periódicas como de costumbre” no son suficientes y que necesitamos hacer algo GRANDE (como puedes ver en la siguiente declaración de un estudiante de Columbia).
Un ambiente potencialmente positivo… EN EL CASO DE QUE luchemos
Entre los estudiantes ha habido mucha desorientación tras la fuerte represión del movimiento pro Palestina, y gran parte de la “izquierda” organizada en las escuelas está suspendida, expulsada, silenciada, o ha abandonado la escuela. Hay un ambiente de miedo y autocensura, especialmente entre los estudiantes internacionales. Mucha gente ha llegado a la conclusión errónea de que protestar no da resultado.
Pero también hay contracorrientes: algunos estudiantes piensan que ya ES el momento de protestar, algunos activistas buscan más unidad y menos sectarismo, y además, algunos estudiantes internacionales se niegan a autocensurarse y a vivir con miedo. En general, diría que ahora mismo hay una calma muy tensa en las escuelas que podría cambiar rápidamente. Aunque se trata de una capa social muy diferente, cabe señalar la velocidad con la que estallaron las protestas de la “Generación Z” contra la corrupción y la desigualdad, primero en Indonesia y Nepal, ahora en Marruecos, Madagascar y Perú. (No comento aquí el contenido de esas protestas, del que no puedo opinar. Simplemente que los estudiantes de acá las han visto por todas las redes sociales). Actualmente, entre los jóvenes en Estados Unidos, hay mucho menos “todos son iguales” (la idea de que Trump es simplemente más de lo mismo) y mucho más reconocimiento del peligro único que enfrentamos ahora (un TikTok viral de un joven negro decía: “Sabía que iba a estar mal, pero no sabía que iba a estar tan mal”).
Pero también es mucho más necesaria la lucha ideológica para sacar a la gente no solo de la desesperanza, sino de su abatimiento en la desesperanza, que es una forma de capitulación y, en última instancia, de complicidad. ¡SÍ que podemos hacer algo! Protestemos el 18 de octubre por el Día Sin Reyes, y, sobre todo, el 5 de noviembre y después. Existe una estrategia, que el líder revolucionario Bob Avakian explica en REVOLUCIÓN #141, “¡La hora ya nos está encima urgentemente — de expulsar al régimen fascista de Trump!”, sobre la manera en que se podría sacar a este régimen. Cabe señalar que en el mundo están ocurriendo cosas más grandes que las clases, las calificaciones y la carrera profesional, y que parar el fascismo es, en realidad, más importante. Varios estudiantes nos han dicho que comprenden la importancia de lo que estamos llamando a hacer, pero que han trabajado muy duro para llegar hasta donde están y tienen mucho en juego en sus carreras académicas, y que están tratando de determinar la manera de encontrar un “equilibrio” entre estas cosas. Pero hay que decirlo sin rodeos: faltar al trabajo o a la escuela el 5 de noviembre y enfrentarse a la posible represión SÍ ES un sacrificio, pero a diario se sacrifica la vida de la gente bajo este régimen fascista, y el sacrificio será muchísimo mayor si nosotros no actuamos-tú no actúas. Y al final, hay que mirarse al espejo y preguntarse: ¿qué habría hecho yo si estuviera en Alemania en 1933?
Entre las personas progresistas (principalmente blancas) en Brooklyn, todavía hay demasiados “me gusta”: “Estoy bien”, “Estoy haciendo mi parte”, pero esto es menos pronunciado que antes, con menos autocomplacencia, y una confrontación más seria con la realidad y la búsqueda de respuestas. Algunos que pasaban por ahí pensando: “Sí, yo también quiero que Trump se largue, ¡me gusta!”, se quedaban atónitos y volvían por el volante cuando les recalcaba que no solo estábamos creando conciencia, sino que estábamos haciendo un plan, que esta era una reunión de organización. Otros volvían por el volante cuando les planteaba la simple moraleja de que no hay neutralidad ante el fascismo. En el parque Washington Square, preguntaba a cualquiera que no quisiera los volantes: “¿Estás a favor o en contra del fascismo?”. La mayoría respondía: “En contra”. Así que yo respondía: “¿Y qué vas a hacer al respecto? Aquí tienes el plan”. En ese momento, la mayoría aceptaba el volante. Pero, repito, creo que la mayoría de las personas que acudieron a la reunión no fueron las que tuvieron que reflexionar mucho sobre esto ni sentirse fuertemente obligadas, sino las que querían el volante.
Probablemente, el grupo demográfico que más se sintió atraído por el mensaje de Rechazar el Fascismo son las mujeres negras, y la gente negra en general es mucho más receptiva ahora. Pero hay una brecha entre eso y tomar acción concreta, algo de lo que debemos aprender más y en torno a lo que debemos trabajar activamente.
No puedes “proteger” tu ciudad contra Trump
Aquí en Nueva York, la campaña electoral para la alcaldía de Zohran Mamdani y la política local tienen un gran poder de atracción. La gente pregunta “¿por qué ir a Washington, D.C.”, otro tema que se aborda en REVOLUCIÓN #141 de Bob Avakian. Hay un aspecto positivo en algunas de las aspiraciones que se desprenden de la forma en que la gente se siente atraída por esta campaña electoral. A medida que esto se desarrolla, la defensa de Mamdani ante las constantes amenazas de Trump y los posibles intentos de apoderarse de Nueva York o incluso de deportarlo podrían convertirse en puntos de inflamación importantes, impulsando a la gente a luchar contra el régimen. Al mismo tiempo, también ha habido algunas ilusiones ligadas a esto, incluida la idea de que podemos “sobrevivir” al fascismo defendiendo a la gente a nivel local, “protegiendo a la ciudad de Nueva York contra Trump” y confiando en los tribunales.
Pero está “protección de la ciudad de Nueva York contra Trump” no va a dar resultado. Observen el terror de los soldados y el ICE que asoló a Los Ángeles. Observen la situación actual en Chicago. El maremoto de fascismo a nivel federal va a tragarse cualquier política local o decisión judicial temporal, con su flagrante desprecio por el estado de derecho y sus fuerzas paramilitares tipo Gestapo que no rinden cuentas, respaldadas por la ilegítima Corte Suprema, que ya ha dictaminado que la etiquetación racial del ICE es perfectamente aceptable. Se trata de una dura realidad para la gente debido a que requiere zafarse de la “política como de costumbre” y de la ilusión de un “progreso indoloro”, pero no obstante es la pura verdad, y por eso la gente puede comprenderla.
Un político local con el que hablé podía reconocer la necesidad de pasar de la defensiva a la ofensiva política para expulsar al régimen. Pero también estaba la duda de si esta persona estaba dispuesta a arriesgarse en apoyo del 5 de noviembre cuando pocas otras organizaciones e individuos prominentes se habían sumado abiertamente a la iniciativa (aunque trabajamos para cambiar esa situación). Nuevamente, mientras aprovechamos la amplitud-unidad que SÍ comienza a perfilarse alrededor del 5 de noviembre, es necesario llevar a la gente de vuelta continuamente a las apuestas de lo que enfrentamos (y al hecho de que si todos adoptan una actitud de esperar a ver, pues estaremos acabados), al hecho de que esta movilización representa la única manera de parar concretamente los horrores de este régimen, al valor que se nos exige en este momento y a la responsabilidad (y oportunidad) especial que tienen las personas con plataformas para ayudar a abrir las compuertas para que las decenas de millones de personas que odian este fascismo puedan alzarse y hacer lo que se necesita urgentemente.
Declaración de estudiantes de la Universidad de Columbia
Nosotros, estudiantes organizados en la Universidad de Columbia, aplaudimos el esfuerzo planificado por desbaratar a la administración Trump por medios no violentos. La administración Trump pierde popularidad día a día, ya sea por los agricultores cuya soja se pudre en los almacenes debido a su guerra comercial con China, por los estudiantes cuyas oportunidades de contribuir a la sociedad por medio de la investigación están recortadas, o simplemente por los que ya no pueden ignorar la crueldad performancera de las redadas del ICE que arrebatan a madres y padres de sus hijos y secuestran a miembros valiosos de nuestras comunidades.
Aplaudimos esta acción debido a que el autoritarismo de Trump que es más evidente que nunca no significa que debamos recurrir de nuevo al electoralismo. Otro neoliberal no nos salvará de los horrores del cambio climático, de la creciente desigualdad ni del genocidio respaldado por Estados Unidos. Hemos visto los resultados de eso tras de la primera administración Trump y entendemos que no podemos construir un país mejor, ni un mundo mejor, sin que la propia gente ejerza su poder sobre él. Necesitamos un movimiento de masas, capaz de parar en seco a la administración fascista en Washington, D.C.
En un mundo de vigilancia masiva y represión de masas, el movimiento estudiantil ha aprendido a las malas que solo con un número masivo de personas cualquiera de nosotros está a salvo. Ningún grupo pequeño puede luchar a solas cuando el autoritarismo de Trump utiliza continuamente medios extrajudiciales para perseguir a activistas. No obstante, también debemos emprender acciones que de verdad desbaraten a este estado fascista. Marchar los fines de semana no cambia nada, a menos que implique la amenaza de que, de ser necesario, las mismas multitudes puedan parar en seco a todo el sistema. Esta escalada busca precisamente eso: afirmar el poder del pueblo y nuestra capacidad de hacer caer a cualquier régimen. Por ello, apoyamos la acción planificada y esperamos que se pueda desarrollar una coalición lo suficientemente grande como para hacerla posible.
En solidaridad,
Gabriel, Columbia SDS