El fin de semana del 28 y 29 de octubre, colonos judíos en la Cisjordania palestina, ocupada por Israel, asesinaron a Bilal Mohammad Saleh, agricultor y vendedor palestino. ¿Su crimen? Salir con su familia a recoger aceitunas del olivar que su familia había poseído durante generaciones.
El 13 de octubre en una pequeña localidad de Cisjordania, un colono judío apaleó, baleó e hirió a un obrero de la construcción palestino, Zakariya al-Arda que paseaba con unos amigos. “No les hicimos nada a los colonos”, dijo su hermano. “Nos acosan constantemente, destrozan nuestras propiedades y amenazan nuestra seguridad. ¿Qué quieren de nosotros?”1.
El 3 de noviembre, el ejército israelí mató a nueve palestinos durante redadas en Cisjordania. Una de las víctimas tenía 14 años2.
Todos estos incidentes forman parte de un desenfrenado pogromo en contra de los palestinos lanzado por los colonos israelíes racistas y genocidas tras el atentado de Hamas del 7 de octubre. Estos colonos, con el respaldo directo del Estado israelí, en particular de su ejército, se han aprovechado la guerra de Israel contra Gaza y la sed de derramamiento de sangre y venganza generalizada en la sociedad israelí para acelerar sus esfuerzos por apoderarse de tierras palestinas y limpiar étnicamente a los palestinos de la tierra en la que muchas familias han vivido durante más de 1.000 años.
Desde el 7 de octubre, el ejército israelí ha intensificado sus incursiones contra ciudades y barrios palestinos de Cisjordania, deteniendo a unas 1.300 personas. Se ha destrozado o destruido viviendas y negocios palestinos, y se ha atacado y asesinado a palestinos. Los recientes ataques de colonos y militares israelíes en Cisjordania han causado la muerte de al menos 152 palestinos —¡33 de ellos niños!—, han herido a 2.000 personas y han obligado a huir de sus hogares a otras 1.000. Según la ONU, ahora se producen una media de siete incidentes de violencia de los colonos al día, la que antes era una media de uno al día.
El fascista ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, ordenó que su ministerio comprara 10.000 rifles para armar a los civiles israelíes, en particular a los colonos de Cisjordania3. Se han dejado volantes, sin duda de colonos, bajo los limpiaparabrisas de los coches palestinos que advierten: “Pronto descenderá sobre sus cabezas una gran catástrofe... Destruiremos a todos los enemigos y los expulsaremos por la fuerza de nuestra Tierra Santa que Dios ha escrito para nosotros. Dondequiera que estén, lleven inmediatamente sus cargas y marchen por donde han venido. Vamos a por ustedes”4.
El campo de refugiados de Yenín ha sido atacado en repetidas ocasiones por el ejército y los colonos israelíes. Los agricultores y pastores palestinos del valle del Jordán han sufrido abusos y se les ha impedido el acceso a las zonas de pastoreo. El 12 de octubre, en el pueblo de Wadi al-Siq, tres palestinos fueron golpeados, desnudados y maltratados por colonos israelíes, lo que recuerda las torturas y humillaciones de Estados Unidos a los detenidos iraquíes en la prisión de Abu Ghraib tras la invasión y ocupación de Irak en 20035.
El periodista Yuval Abraham describió su reciente estancia en Cisjordania:
Ha sido extremadamente horrible estar allí durante las últimas noches. Hemos tenido incidentes en los que los colonos entraron en un pueblo, se llama Susiya. Cogieron a un niño y a su padre y les dijeron: “Tienen 24 horas para abandonar el pueblo o mataremos a todos los habitantes”. Hubo un incidente en el que un colono bajó al pueblo y disparó a un palestino que estaba junto a la mezquita. Hay incidentes de tortura, de abusos, de humillación. Y ocurre todas las noches. Anoche me quedé despierto con una familia. No duermen. Y todo el mundo está como — pues vemos a los colonos entrar en el pueblo6.
Crímenes y ultrajes que se suman a 56 años de crímenes y ultrajes de la ocupación israelí
Esta reciente oleada de limpieza étnica violenta es tanto más indignante cuanto que se suma a 56 años de violenta ocupación israelí de Cisjordania, una gran extensión de tierra palestina en la que viven 2,7 millones de palestinos.
Israel arrebató estas tierras a Jordania tras lanzar una guerra preventiva en 1967 contra varios Estados árabes, principalmente Egipto, Jordania y Siria (la llamada Guerra de los Seis Días). Desde entonces, Israel se ha negado a poner fin a su ocupación militar, la más prolongada de la historia moderna, y al contrario ha apoyado la extensión generalizada de los asentamientos israelíes. En la actualidad hay unos 700.000 colonos israelíes en 279 asentamientos repartidos por Cisjordania7. Incluso Naciones Unidas ha condenado en repetidas ocasiones los asentamientos israelíes como una “violación flagrante del derecho internacional” que prohíbe los asentamientos en territorios ocupados.
A lo largo de los años, Israel ha ampliado constantemente la extensión y el control de los colonos y asentamientos israelíes mediante la construcción de muros, puestos de control militar y carreteras a las que sólo pueden acceder los israelíes, junto con otras medidas que dividen la tierra palestina y aíslan las ciudades, pueblos y aldeas palestinos. Bajo la ocupación israelí, los palestinos son apátridas, sus movimientos están limitados y son juzgados en tribunales militares israelíes. Ninguna de estas restricciones se aplica a los colonos, a quienes se les permite —o más bien se les anima— a llevar armas, cosa que no se les permite a los palestinos. Los palestinos son objeto de todo tipo de abusos, amenazas y, cada vez más, detenciones, palizas e incluso la muerte. Los ataques de los colonos, respaldados por el ejército israelí, estaban aumentando en Cisjordania aun antes del ataque de Hamas del 7 de octubre.
Un experto en derechos humanos afirma: “En Cisjordania, incluida la Jerusalén ocupada, se confiscan y reasignan viviendas basándose exclusivamente en la raza, y los violentos pogromos de colonos van acompañados de unidades militares israelíes. En todo el territorio impera el apartheid”8.
La ocupación israelí de Cisjordania ha sido un claro ejemplo de que se trata de un Estado de colonos — ilegítimo y colonial. La nueva oleada de colonos israelíes y de violencia militar oficial subraya aún más la realidad de que, desde su fundación hace 75 años, el Estado sionista de Israel se ha basado en el robo de tierras palestinas y en la limpieza étnica genocida de la Palestina histórica. Y todo esto se está acelerando ahora peligrosamente.