Irvo Otieno
Irvo Otieno era un hombre negro de 28 años que llegó a Estados Unidos desde Kenia cuando tenía cuatro años, su familia fue atraída por el “sueño americano”. Ese “sueño” chocó con la realidad, como se muestra en un video de vigilancia tomado dentro de un hospital psiquiátrico en Virginia el 6 de marzo. En este video, se ve a unos puercos policías arrastrando a Irvo, con las manos esposadas y los pies en grilletes, en la sala de admisiones, donde lo tienden en el suelo y lo inmovilizan — “desde las trenzas hasta los pies”, de acuerdo a una declaración ante el juez por parte de Ann Cabell Baskervill, procuradora del condado de Dinwiddie. En cierto momento, siete agentes del condado de Henrico y tres miembros del personal médico se amontonan sobre Irvo, hasta que deje de moverse. Varios otros se quedan al margen mirando, sin hacer nada para detener la brutalidad mortal.
Tres días antes, un vecino había llamado a los alguaciles cuando Irvo, que padecía una angustia mental grave, fue al patio del vecino, recogió algunas luces y llamó a su puerta. La mamá de Irvo, Caroline Ouko, llamó al psiquiatra de él para que le ayudara a obtener un tratamiento especializado para su hijo que podría incluir la hospitalización. Cuando escuchó un golpe en la puerta, pensó que era en respuesta a su llamada al médico. Sin embargo, cuando abrió la puerta vio entre 10 y 12 agentes, unos armados con pistolas de choque eléctrica en la mano que habían acudido a arrestarlo. Caroline Ouko les dijo que su hijo estaba teniendo una crisis de salud mental y les rogó que no usaran violencia contra él.
Irvo fue llevado de su casa bajo una orden de custodia de emergencia a un hospital cercano para ser evaluado. Pero cuando llegó al hospital, fue arrestado rápidamente por múltiples cargos de un supuesto “comportamiento agresivo” hacia los puercos policías, quienes lo llevaron a la cárcel del condado donde estuvo detenido por tres días y le negaron los medicamentos que necesitaba de urgencia.
En la mañana de su asesinato, un video de la celda muestra cuando lo rocían con gas pimienta y lo golpearon repetidamente dentro de la celda. Sin notificar a su familia, los puercos policías lo llevan, con las manos esposadas y los pies en grilletes, al Hospital psiquiátrico Central State de Virginia en otro condado. Allí es donde lo mataron, apenas tres horas después de llegar, durante el proceso de admisión.
Siete alguaciles y tres empleados hospitalarios inmovilizan a Irvo Otieno en el piso de un hospital psiquiátrico de Virginia por 20 minutos, y lo asfixian. Screenshot: Central State Hospital/Dinwiddie County, Va. Attorney via AP)
Después de que mostraron el vídeo a la familia, Caroline Ouko dijo: “Lo que le hicieron a mi hijo fue horrible. Horrible... Lo trataron peor que a un perro”. Se refirió a sus asesinos: “esos 10 monstruos, esos 10 criminales”. Consciente de que el video pronto iba a salir en público, el fiscal del condado se apresuró a acusar a los 10 (siete agentes del alguacil y tres miembros del personal del hospital) de asesinato en segundo grado y los impugnó en tiempo récord.
Irvo Otieno había jugado baloncesto y fútbol en la secundaria Douglas Freeman cerca de Richmond, Virginia, y se graduó como estudiante de honores en 2012. Luchó con problemas de salud mental en su adolescencia, lo que resultó en una crisis nerviosa cuando jugaba fútbol universitario en California. Lo regresaron a Virginia, le diagnosticaron con trastornos bipolares y de ansiedad. Irvo tuvo hospitalizaciones previas, pero con la medicación adecuada, su madre pudo ayudarlo a controlar el mal. También había desarrollado una pasión por la música y estaba trabajando para convertirse en rapero: “El Joven Vo”. El 7 de enero de 2021 escribió en Facebook: hay “dos justicias en Estados Unidos, una para nosotros y otra para los blancos”.
Muchos de los que vieron el video del asesinato de Irvo Otieno sienten visceralmente los paralelos con lo que le pasó a George Floyd en 2020, cuando fue asesinado por un policía que se arrodilló sobre su cuello por más de nueve minutos. Irvo no está amenazando a los puercos policías, no está buscando una confrontación ni se ve agresivo. Lo tienen esposado y engrilletado, boca abajo. Pero aun así pusieron todo su peso sobre él, y algunos pusieron sus rodillas sobre su cuello.
El asesinato de George Floyd a manos de la policía despertó a millones en Estados Unidos y por el mundo ante la interminable brutalidad, opresión y degradación de los negros y otros oprimidos a manos de los ejecutores de este sistema. Y condujo al hermoso levantamiento presenciado y sentido en todo el mundo.
El asesinato de Tyre Nichols hace tan solo dos meses a manos de cinco puercos policías de Memphis hizo que la gente se preguntara, una vez más, ¿por qué diablos continúan estos asesinatos por parte de los puercos policías gánsteres? ¿Cómo es posible detenerlos?
Los cinco puercos policías de Memphis acusados de matar a Tyre Nichols son negros. En el caso del asesinato de Irvo Otieno, cinco de los siete alguaciles acusados son negros y un agente es mujer. Lo que muestran estos ejemplos y otros es que tal brutalidad y asesinato provienen de un sistema que utiliza este nivel de fuerza asesina contra los negros y otras personas oprimidas como una cuestión de procedimiento operativo estándar. Y no importa la nacionalidad, “raza” o género de la persona encargada de llevar a cabo esto, él o ella ejecutará los dictados de ese sistema.
¡Ya basta! Es este monstruoso sistema el que engendra el terror y asesinatos diarios llevados a cabo por la policía, especialmente contra los negros, latinos, indígenas y otra gente de color... un sistema al hay que derrocar y ponerle fin, por medio de una revolución real.