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Ideas sobre el papel social del arte
Parte 1: El arte y la historia humana

Nota de los editores:

A principios de los 80, en nuestro partido se planteó la línea de que el arte es simplemente "diversión"; eso suscitó un proceso de discusión y debate que nos llevó a criticar y rechazar esa línea. Desde entonces hemos seguido debatiendo el papel social del arte, dentro y fuera del partido. A continuación publicamos los aportes de Ardea Skybreak, la autora de Of Primeval Steps and Future Leaps (De pasos primitivos y saltos futuros), a ese proceso.

En estos comentarios de hace unos años, Skybreak critica la noción de que "el arte es diversión", toca cuestiones relacionadas al tema y explora el papel social del arte. Examina estos temas de manera preliminar, casi como reflexiones informales, que evidentemente no tenía la intención de publicar. Sin embargo, consideramos que sus comentarios pueden estimular debate sobre estos y otros temas importantes, en el contexto de la distribución y discusión del nuevo Borrador del Programa del PCR y en general. Por esa razón, le pedimos permiso para publicarlos. Esperamos que su publicación estimule y provoque (en el mejor sentido) más análisis, debate y diálogo sobre estas cuestiones e instamos a los que quieran aportar a enviarnos sus comentarios.

En las próximas semanas publicaremos estas ideas para discusión en varias entregas. Esta semana, les brindamos la Parte 1: El arte y la historia humana.

Aunque la vida social del hombre es la única fuente del arte y la literatura, y es incomparablemente más rica y más viva que estos en contenido, el pueblo no se contenta solamente con la vida y pide arte y literatura. ¿Por qué? Porque, si bien tanto la vida como el arte y la literatura son bellos, la vida reflejada en las obras artísticas y literarias puede y debe estar en un plano más alto, ser más intensa, más concentrada, más típica, puede y debe estar más cercana del ideal y resultar, por lo tanto, más universal que la realidad de la vida cotidiana.

Mao Tsetung, "Intervenciones en el foro de Yenán",
Obras escogidas, tomo 3, pp. 80-81

Aquí Mao sintetiza magistralmente las características que definen el arte. Hace unos años, en el contexto de una lucha muy necesaria del PCR contra la tendencia de confundir el arte con la agitación y propaganda política, se examinó a fondo la función social del arte. Ya que he tenido la oportunidad de estudiar nuevamente los documentos que circularon en el partido en ese tiempo, quisiera esbozar algunas ideas preliminares con el afán de estimular más discusión y debate.

En ese entonces se planteó la idea (que a fin de cuentas rechazamos) de que "el papel de la cultura en la sociedad en las circunstancias actuales y previsibles, e incluso durante la transición al comunismo es, en una palabra, diversión".

Se afirmó que esa descripción de la función social del arte concordaba con la concepción de Mao y profundizaba nuestra comprensión de sus planteamientos. Se señaló que la cita de Mao (arriba) "implica que la gente desea escapar de la vida cotidiana (aun cuando se trate de la vida cotidiana en medio de un levantamiento revolucionario, un `festival de los oprimidos') y que el arte le permite hacerlo. Eso es todo". Así se buscaba acomodar la concepción de Mao a la posición de que "el arte es diversión". Pero al criticar esa posición se señaló que "para comprender correctamente la relación entre el arte y la política, es necesario comprender correctamente la función social del arte" y que la palabra "diversión", aun en el sentido más amplio, "no abarca completamente la función social del arte: no es suficiente para describir esa función social y si la reducimos a diversión, caeremos en errores muy graves (por lo general, el otro polo del error de tratar el arte como agitación y propaganda)".

Eso me parece muy cierto. A continuación, quisiera elaborar esta posición y dar una idea de mis investigaciones sobre el papel social del arte, un proceso que me ha llevado a concluir con más firmeza que el planteamiento de que "el arte es diversión" de ninguna manera sintetiza correctamente el papel social del arte. Al contrario, se opone a la amplitud de criterio y la visión del arte concentradas en la cita de Mao (arriba).

*****

Sería importante reflexionar sobre el arte y la historia; es decir, ¿cuál ha sido el papel del arte en la sociedad a lo largo de los siglos?

El arte siempre ha sido una actividad social de seres sociales en un contexto social y por eso siempre ha tenido un significado social. Pero en el curso de la historia humana se han operado grandes cambios en el contexto social (el modo de producción predominante y las formas correspondientes de organización social de la sociedad), cambios que indudablemente se expresan en cambios del papel y significado social del arte como actividad social que, a su vez, ha afectado esos cambios. Desde luego, un estudio de dichos cambios, y de los aspectos del proceso artístico que no han cambiado, sería útil para captar el papel social del arte en el mundo de hoy. Evidentemente un estudio exhaustivo está fuera del alcance de este trabajo, pero un vistazo a la historia nos permitirá señalar algunas cosas.

¿Es cierto que los seres humanos siempre hemos creado arte? Creo que sí. A mi juicio los artistas profesionales (que tienen un papel social altamente especializado) surgieron con las divisiones de clase y de jerarquías rígidas, pero el arte como actividad social se remonta mucho más atrás. El socialista ruso Plejánov criticó a Bucher por afirmar que "lo lúdico (el juego) es más antiguo que el trabajo" y "el arte es más antiguo que la producción de objetos útiles". Plejánov contrapuso que hay que reconocer que a fin de cuentas "el arte depende de la economía", y no al revés*. Si bien es correcto señalar que a fin de cuentas toda actividad humana de la superestructura descansa sobre la base de la actividad productiva humana, y no sería posible sin esa base, la respuesta de Plejánov está muy influenciada por el materialismo mecanicista y acaba oscureciendo nuestra comprensión del papel social del arte como actividad social desde los comienzos.

Creo que los seres humanos han creado alguna forma de arte desde los comienzos de la sociedad humana, repito, mucho tiempo antes de las divisiones de clase o inclusive de las primeras jerarquías sociales. ¿Por qué? Porque tan pronto como se acumulaba un excedente material (quizás simplemente la posibilidad de almacenar alimentos) existía la base material para actividades humanas que no tenían como fin, en un sentido inmediato, satisfacer las necesidades elementales de mantenerse y reproducirse. Es decir, la acumulación de un excedente material (más de lo que se necesitaba para el consumo inmediato), por pequeño que fuera, proporcionaba la base para los primeros experimentos de división del trabajo, y una base cualitativamente diferente para la exploración y transformación del mundo externo.

¡Seguramente eso tuvo un impacto fenomenal en el desarrollo de la organización y conciencia sociales! O sea, en un momento se da la base para realizar actividades productivas no ligadas directamente a la subsistencia; era posible emprender una amplia gama de experimentos e investigaciones que no prometían resultados palpables (como largos viajes de caza sin saber si darían resultado o experimentar con nuevas herramientas, etc.).

A medida que nuestros antepasados rebasaban los estrechos horizontes de la lucha por la supervivencia, surgía la base para experimentar con nuevas formas de interpretar y analizar la información más compleja que les llegaba del mundo externo (y de la misma sociedad humana) al manipular ese mundo, repito, de una forma que no se regía estrictamente por la supervivencia. Por eso, existía la base para el arte, de una forma u otra.

No sabemos con certeza si el arte como actividad social surgió tan pronto como se presentó la base para hacerlo, pero una vez que aparecen el habla y el idioma, ¿no aparecen pronto relatos y canciones? Como la vida social no produce fósiles (¡no como los fósiles arqueológicos!), jamás será posible recrear las primeras actividades artísticas, sobre todo dado que muchos de los productos de dicha actividad eran perecederos y no duraban mucho tiempo.

Sin embargo, podemos estudiar las pocas sociedades de cazadores-recolectores que existen actualmente en varias partes del mundo. Examinar la actividad artística de esas sociedades (que tienen fuerzas productivas poco desarrolladas y que no tienen divisiones de clase ni rígidas jerarquías sociales) da vislumbres de la actividad artística y su función social antes de las divisiones de clase. Por lo general esas sociedades no tienen "artistas" especializados, ni tampoco "jefes" militares ni "sacerdotes", etc. Históricamente, las funciones sociales especializadas surgieron con el desarrollo y mayor complejidad de las actividades productivas, que requieren una división del trabajo más compleja y rígida, como es evidente en toda sociedad pastoral, agrícola o industrial. Pero eso de ninguna manera implica que no exista "arte" en las sociedades de cazadores-recolectores.

Algunos dirán: ¿a poco podemos hablar de "arte" cuando esas sociedades ni siquiera tienen una palabra que denota el arte? ¿Y qué? Que yo sepa, el pueblo inuit, de Alaska y otras partes, no tiene una palabra que denote la "nieve" pero, ¿acaso no la conocen? De hecho tienen muchas palabras para identificar las muchas clases de nieve que ellos distinguen, y que tienen diferentes implicaciones sociales para sus actividades.

Tal vez la analogía no sea perfecta, pero se me hace que en muchos casos las sociedades de cazadores-recolectores no tienen la palabra "arte" (como una actividad social altamente especializada y circunscrita), pero sí realizan actividades artísticas y tienen palabras muy variadas para referirse a los resultados de esas actividades. Para explorar esa idea (que a lo mejor otros conocen mucho mejor, pero que fue nuevo para mí) examiné los estudios sobre el pueblo !kung san, una sociedad tradicional de cazadores-recolectores muy estudiada (y que en este momento está próxima a desaparecer).

Las narrativas del pueblo !kung san

Las posesiones y herramientas de los cazadores-recolectores !kung no son más que simples palos para sacar raíces. No tienen jerarquías rígidas ni jefes, pues viven en pequeños grupos móviles y toman las decisiones sociales por medio de lucha informal y consenso. Pero tienen una rica tradición narrativa: relatos y mitos que pasan de una generación a otra, y que indudablemente cumplen una importante función social.

Bien se podría decir que todos los !kung son narradores porque todos cuentan cuentos. Pero, el idioma de ellos distingue entre clases de narrativa, que varían en cuanto a su importancia social. Por ejemplo n=wasi se refiere a "narrativas comunes" (de caza, historia general, etc.), pero n=wasi o n!osimasi se refiere a "narrativas de los ancianos", una recopilación de relatos y mitos de mayor importancia que pasan de generación a generación. Todo mundo las conoce, pero los ancianos son prácticamente los únicos que las cuentan; es común que los jóvenes digan que no tienen la experiencia necesaria para hacerlo.

Existen muchas palabras para nombrar esas "narrativas de los ancianos", como por ejemplo "narrativas del pasado", "narrativas de los comienzos", etc. Y, repito, si bien muchos !kung "cuentan cuentos bien", los jóvenes sienten que les corresponde a los ancianos relatar las narrativas especiales y "prácticamente todo anciano puede y generalmente está dispuesto" a hacerlo. Por consiguiente, "si bien no hay sacerdotes ni ningún otro grupo especial encargado de contar las narrativas de la cultura san, se podría decir que los ancianos tienen un monopolio" en esa esfera. (Fuentes: Megan Biesele, "Aspectos of !Kung Folklore" en Kalahari Hunter-Gatherers, Richard B. Lee e Irven DeVore, editores, Harvard University Press, 1976, especialmente pp. 306-308).

No está del todo claro por qué eso les corresponde casi exclusivamente a los ancianos, pero al parecer tiene que ver con el hecho de que han acumulado suficiente experiencia social en el curso de los años para estar bien informados y transmitir esas narrativas (¿y quizás a veces modificarlas?), que juegan un papel importante en la preservación de la continuidad social de los !kung. En palabras de una anciana: "No hay anciano que no cuente historias. Nuestros antepasados nos relataron las actividades de los del pasado y cualquiera que no las conozca ha perdido el seso. ¡Y todos los que no hayan perdido el seso, las conocen!".

"No todo puede ser trabajo"

Todo eso me hace pensar que si la expresión artística siempre ha sido una forma de diversión (¡y aparentemente las narrativas tradicionales de los !kung son muy divertidas y las cuentan con mucho entusiasmo!), también ha sido un medio para captar, concentrar y comunicar aspectos cruciales de la experiencia social: el asombro ante lo desconocido, la preservación de las tradiciones y conocimientos, las expectativas del futuro. Eso no ocurre únicamente con las narrativas, sino con las canciones, la música, la decoración y pintura del cuerpo, y la decoración de recipientes, herramientas, viviendas, etc.... Pensemos en los bailes que se crean en todas las sociedades que tienen fuerzas productivas poco desarrolladas. ¿Acaso todo eso es simplemente "diversión"?

Aun si nos propusiéramos "rescatar" la palabra diversión, o sea, descartar el significado común de algo frívolo que adormece la mente (la definición que le dan los filisteos pragmáticos de toda laya, y que la burguesía estadounidense cultiva y fomenta), la posición de que "el arte es diversión" seguiría siendo problemática.

Es cierto que la palabra diversión en sí, además de placer o gracia, significa distracción de lo cotidiano (al igual que la palabra francesa "divertissement"). Sin embargo, históricamente el aspecto de distraerse, aparte de distraerse de lo cotidiano (〈ue quizás ayuda a contrarrestar la influencia de la espontaneidad y la monotonía, y a elevar las miras!), implica distraerse de cuestiones cardinales, ︸e las cuales debemos ocuparnos! El filósofo Pascal (del siglo 17) afirmó que "le divertissement nous amuse et nous fait arriver insensiblement a la mort" (la diversión nos distrae y nos conduce paulatinamente y sin dolor a la muerte). Aunque sería erróneo adoptar una posición dogmática y ascética hacia la diversión (que de hecho cumple una función social muy importante), hay que reconocer que la palabra diversión implica distraerse de las cuestiones cardinales de la vida.

Claro, la diversión no tiene nada de malo. Al contrario, la necesitamos; tenemos que distraernos momentáneamente de los asuntos de todos los días, tanto de lo cotidiano como de cuestiones cardinales. Es necesario descansar, relajarse, dedicar tiempo a la recreación, precisamente para poder volver a crear, para poder volver a nuestra labor descansados y, a lo mejor, con nuevas perspectivas. El dicho "no todo puede ser trabajo" es muy cierto e inclusive los revolucionarios de dedicación y energías aparentemente ilimitadas e inagotables deben tomarlo en cuenta, especialmente en los momentos más intensos de lucha y actividad.

La necesidad de diversión no es un síntoma de decadencia social ni de falta de compromiso, como sostienen los dogmáticos. Toda forma de diversión, al igual que toda actividad social, ocurre en un contexto social y tiene un impacto social. Por eso, tanto el contenido como la forma de toda clase de diversión tiene un significado social, relativamente positivo o negativo (o quizás relativamente sin importancia) con relación a ciertos intereses y objetivos sociales. Y se puede decir lo mismo de cualquier obra de arte.

Ahora bien, el arte es una forma de diversión muy importante (tanto para el artista como para el "público", en un sentido amplio), pero el arte y la diversión no son lo mismo. Desde luego, crear, y disfrutar, de una obra de arte puede ser una forma muy buena de "divertissement", de distraerse de actividades e ideas cotidianas, aun cuando el tema no sea agradable ni gracioso. Indudablemente, si una obra de arte nos conmueve, reta y hace reflexionar es "diversión" en el sentido amplio de la palabra, precisamente por esas cualidades. A fin de cuentas, el "éxito" de una obra de arte depende de si nos parece diversión (en el sentido más amplio) y eso, a su vez, depende de los criterios tanto del artista como del "público", y de la relación dinámica entre los dos. Una obra de arte tendrá muy poco valor como diversión si el artista no se apega a los criterios esbozados en la cita de Mao (que el arte debe concentrar, tipificar y elevar a un plano más alto ciertos aspectos de la vida) o si, independientemente de que se apegue a esos criterios o no, el nivel del público no corresponde al nivel de la obra (o a la inversa) y no se encuentra la forma de rectificar esa situación.

En todo caso, el aspecto de "diversión" de una obra de arte (o del proceso creativo) de ninguna manera abarca sus características esenciales como arte ni mucho menos su función social.

No se me ocurre ningún ejemplo histórico de una sociedad en que el planteamiento de que el "arte es diversión" se aplique en un sentido fundamental. La función social del arte es compleja: se ha empleado para estimular la producción, para representar el mundo externo, para apuntar y transmitir la historia social, para prever y "prepararse" para el futuro (por ejemplo, los bailes "para la renovación de la vida" de tantas culturas).

Es evidente que el arte como actividad social está íntimamente ligado a captar, e influenciar, contradicciones que se perciben en la naturaleza o la sociedad. ¿Acaso eso es esencialmente "diversión"? ¿Acaso por simple "diversión" tantas sociedades crearon narrativas, pinturas, canciones y bailes que interpretan y afirman los orígenes de un pueblo y su lugar en el universo, o los orígenes e historias de las plantas y animales, de diversos "mundos espirituales" o de las relaciones sociales existentes? Con el desarrollo de las divisiones sociales, el arte también se emplea para definir el "lugar" del individuo en la sociedad, para proclamar su identidad social y distinguir el rango y posición de grupos sociales (los primeros ejemplos fueron "estilos" de decoración del cuerpo, herramientas, armas, etc.), para proclamar intenciones sociales (pintura de guerra o símbolos de paz), y para llevar registros de genealogía y posición social (tótems, etc.). ¿Acaso esas cosas no son creaciones artísticas? Y, ¿a poco se reducen a simple "diversión"?

Desde luego, a lo largo de la historia (y hasta hoy, ¡a pesar de los avances de la concepción materialista!) la mayoría de la gente ha confundido la fantasía y la realidad material. Por eso el arte se ha ligado íntimamente a los ritos y las religiones de una forma u otra. Por medio de canciones, bailes, recitaciones, etc., se ha buscado exhortar, desatar, apaciguar y pedir consejos del mundo espiritual imaginado, ¡ya sea poblado por plantas y animales, o por ancianos barbudos y angelitos! Muchas de las obras artísticas magistrales de la historia son el producto de esfuerzos por influenciar o defenderse de esas supuestas fuerzas espirituales, de modo similar a la forma en que se emplea el arte para examinar e influenciar fuerzas materiales reales, como las relaciones sociales.

El arte expresa una concepción del mundo

No toda obra de arte se desprende de una concepción del mundo completamente desarrollada ni tiene como propósito fomentarla; sin embargo, es inevitable que lo haga. Inclusive lo hace el arte que tiene una conexión muy estrecha con la esfera de producción, como la decoración de una olla para cereales. ¿Acaso hay otra forma de entender los complejos y bellos diseños de barro pintado de los anasazi (antiguos indígenas pueblo) y sus descendientes? ¿O las cestas de los indígenas pomono con diseños muy elaborados de chaquiras, juncos y otros materiales naturales de colores? He admirado la foto de una, cuyo diseño horizontal se repite múltiples veces con un solo espacio en blanco "¡para que el tejedor no se volviera ciego!". Otra tiene 10.000 puntadas que forman un patrón de figuras estilizadas con el título: "Nos reunimos para hablar de la vida alegre de nuestros antepasados". ¿Acaso la palabra "diversión" explica todo eso? En esas obras se registran, concentran y transmiten aspectos de un modo de vivir, de una concepción del mundo.

Veamos el caso de las famosas pinturas de las cuevas de Lascaux. Algunos dicen que se trata de un mecanismo de contabilidad --para llevar la cuenta de la cantidad de animales que mataron, o que iban a matar, en la caza-- y que naturalmente no debe considerarse "arte". ¡Qué absurdo! Y no lo digo simplemente por la increíble belleza de las pinturas (obviamente desde mi perspectiva moderna) ni porque sería mucha molestia hacer todo eso --diseños de personas y animales muy estilizados con una compleja mezcla de pigmentos que les dan una coloración variada-- con el único propósito de preparar una lista. Hay algo más.

Esas antiguas pinturas de gente y animales expresan algo del modo de pensar y la concepción del mundo de esos pueblos primitivos, algo que ellos comunicaban a otros, a personas o espíritus o lo que sea, y que hoy no logramos captar. Así es, independientemente de si fueran una lista de animales de caza, el relato de una expedición de caza, un poco de diversión en un día lluvioso, una invocación para el futuro, una representación de un mito muy complejo o cualquier combinación de esos elementos. Las pinturas concentran algo sobre la concepción del mundo de aquella época, de cómo esos pueblos interpretaban y buscaban cambiar el mundo que los rodeaba. Y eso, tanto lo que queda de sus esfuerzos como lo que se ha perdido para siempre, es lo que nos emociona hoy.

El papel del arte en la sociedad humana

¿Y el arte hoy? Precisamente es lo que nos interesa, y espero que estas reflexiones sobre la historia del arte (por breves y superficiales que sean) nos ayuden a desechar las viejas formas de concebir el arte, que son tan comunes y que tanto fomenta la sociedad burguesa.

Muchos artistas contemporáneos (¡quienes desafortunadamente muestran muy poco interés en la historia, incluso del arte!) han perdido de vista el hecho de que el arte es un fenómeno social que ocurre en un contexto social, que lo condiciona y que este, a su vez, afecta. Muchos artistas tienen un concepto cuasimístico y muy individualizado del proceso artístico, rinden culto a la espontaneidad y creen que la razón de ser de su actividad artística se encuentra exclusivamente en la obra y su relación con ella. Eso se debe en gran medida a un problema señalado por Engels: en respuesta a la oposición tenaz de sus contemporáneos a la teoría de que "el trabajo es la primera condición fundamental de toda la vida humana", señaló que muchos ignoran la íntima conexión entre el arte, la ciencia, la organización social compleja, las leyes, la religión, etc., y su base material en la esfera de la actividad productiva humana. Agregó que eso se debe en gran medida al hecho de que la creciente complejidad de la división social del trabajo oculta esa conexión:

"Ante estas creaciones, que empezaron presentándose como productos de la cabeza y que parecían dominar las sociedades huamanas, fueron pasando a segundo plano los productos más modestos de la mano trabajadora, tanto más cuanto que la cabeza encargada de planear el trabajo pudo, ya en una fase muy temprana de desarrollo de la sociedad (por ejemplo, ya en el seno de la simple familia), hacer que el trabajo planeado fuese ejecutado por otras manos que las suyas. Todos los méritos del rápido progreso de la civilización se atribuyeron a la cabeza, al desarrollo y a la actividad del cerebro; los hombres se acostumbraron a explicar sus actos por sus pensamientos en vez de explicárselos partiendo de sus necesidades (las cuales, ciertamente, se reflejan en la cabeza, se revelan a la conciencia), y así fue como surgió, con el tiempo, aquella concepción idealista del mundo que se ha adueñado de las mentes, sobre todo desde la caída del mundo antiguo".

Desafortunadamente, el materialismo mecanicista ha tenido mucha influencia en la historia del movimiento comunista internacional. A ella no se escapa la relación entre el arte y otras esferas de actividad social, como se ve en la tendencia a buscar una correspondencia exacta entre el arte y la producción, o entre el arte y la política, perdiendo de vista las peculiaridades del arte en sí, como una actividad social con su propio papel. Irónicamente el planteamiento de que "el arte es diversión" tiene mucho en común con esa tendencia materialista mecanicista, pues le resta a la actividad social del arte toda su riqueza y profundidad, y la reduce al "mínimo común denominador": el potencial de distraernos.

Por otro lado, los defensores del "arte por el arte" proclaman que el arte tiene monumental importancia (¡aunque a veces solo entre sí!) pero plantean la noción idealista de que el arte y los artistas existen en un vacío social (con poca influencia y ningún deber social). El planteamiento de que "el arte es diversión" sí coloca al arte y los artistas en un contexto social, pero subvalora totalmente la importancia e influencia social del arte en sí (y a fin de cuentas el deber social de los artistas como artistas) debido a su concepción mecanicista de la función del arte, que reduce principal y esencialmente a diversión. Curiosamente, ¡termina fomentando el punto de vista de que el arte es muy social, pero a fin de cuentas, no es muy importante!

La posición de que el "arte es diversión" incluso puede fomentar la línea del "arte por el arte", en parte porque no reconoce el gran alcance de la importancia objetiva del arte. Eso allana el camino para los que (correctamente) creen que el arte es mucho más que diversión, pero que tienden a negar las implicaciones sociales y políticas del arte como actividad social y el correspondiente deber social de los artistas como artistas. Además, la posición de que "el arte es diversión" fomenta la idea de que "todo vale" en la esfera artística, dado que a fin de cuentas su importancia social es muy limitada (ya que su propósito principal es meramente la diversión). Eso atiza el individualismo pequeñoburgués de muchos artistas en esta sociedad burguesa y frena la labor de abrir nuevos horizontes en la esfera del arte**.

En fin, este breve resumen de la historia nos hace ver que la función esencial del arte como actividad social abarca mucho más que la diversión momentánea, mucho más que la recreación o incluso que la muy saludable "limpieza de las telarañas" de nuestro pensar cotidiano, lo cual estimula nuevos pensamientos y acciones en otras esferas. El arte abarca mucho más que todo eso, aunque también sirve para todo eso (lo cual exploro más adelante).

* Plekhanov, "Selections from Letters Without Address", de Marxism and Art, editado con comentarios críticos e históricos de Maynard Solomon, Wayne State University Press, 1979, p. 142. Publicado por Alfred Knopf, 1973. Plejánov fue un "ilustre teórico" del marxismo en Rusia en la época de Lenin, pero terminó en el campo de los socialistas reformistas (mencheviques).

** Curiosamente, al criticar la contraoposición del "arte por el arte y el utilitarismo", que se ha planteado en el debate en el movimiento comunista internacional, se afirmó que "Plejánov hubiera preguntado: si no existe el arte por el arte, ¿por qué se plantea el debate en esos términos?". Obviamente, aunque no existe el arte por el arte, la línea del arte por el arte es muy real, y muy común, y es una fuerza material en la sociedad. El problema no fue tratarla como cuestión cardinal sino contraponerle un materialismo mecanicista estrecho y economicista que solo veía la importancia de las fuerzas productivas, es decir, el más estrecho "utilitarismo". Pero como señalamos arriba, la posición de que "el arte es diversión" no es la alternativa correcta al materialismo mecanicista.

Próximamente: Parte 2: El arte y la ciencia

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