Se está desgarrando la sociedad. Eso implica un peligro extremo... pero puede implicar una oportunidad sin precedentes.
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Trump ha presentado una visión para una gran racha de represión multifacética contra los inmigrantes. Un arquitecto de este plan es el supremacista blanco ultrafascista Stephen Miller, una figura importante en el personal de Trump durante su primer mandato, quien había dicho en noviembre: “Trump desatará el vasto arsenal de poderes federales para implementar la racha de represión migratoria más espectacular”.
Su plan incluye poner fin a la ciudadanía por nacimiento, lo que significa que los niños con padres indocumentados también serán indocumentados, aunque nacieran en los Estados Unidos. Esto pondría fin a una norma social y legal que ha existido durante más de 150 años, desde la Guerra Civil y la 14ª Enmienda, que con el tiempo otorgó la ciudadanía a cualquier persona nacida en Estados Unidos.
Miller dijo de forma siniestra que emplearán a hordas de abogados fascistas incondicionales tipo MAGA [Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza] listos y dispuestos a cumplir todas las órdenes de Trump sin ninguna restricción para “abrumar a los abogados de los inmigrantes” mediante ráfagas de acciones arrolladoras. Su plan implica redadas indiscriminadas en hogares y lugares de trabajo, deportaciones en masa, campos de concentración a gran escala en la frontera con Texas y la separación de familias en la frontera como política formal. Están planeando organizar milicias “civiles” en la frontera con más libertad para perseguir a los inmigrantes, a los cuales presentan brutalmente como “criminales, violadores y pedófilos”.
Proyecto 2025: Proyecto de transición presidencial. Propósito: Plan para reconfigurar al gobierno federal de Estados Unidos en apoyo a la agenda de Donald Trump.
Sus preparativos para la “gran toma del control”
En su primer mandato, Trump enfrentó un gran problema. Con cada acción extrema, se enfrentaba a funcionarios que lo bloqueaban desde dentro de la burocracia federal, que es un vasto aparato de funcionarios gubernamentales de carrera que ejecutan las leyes y llevan a cabo las operaciones del gobierno. Se interpusieron en su camino y dijeron: “¡No, usted no puede hacer eso!” Esta vez, los fascistas se están preparando para una toma total del control del gobierno con un ejército de leales detrás de cada maniobra de Trump para llevar las cosas “hasta el final”. Para estos fascistas, se tiene que destruir las funciones gubernamentales “normales” para poder llevar a cabo su agenda completa. Una parte clave para facilitar esto está en el plan de Trump llamado “Programa F”. En la actualidad, el presidente estadounidense puede reemplazar hasta 4.000 funcionarios gubernamentales que trabajan en las diferentes agencias como la Agencia de Protección Ambiental, la Agencia de Alimentos y Medicamentos, el Departamento de Educación, etc. Bajo el “programa F”, Trump podría nombrar hasta a 50.000 leales, reemplazando a funcionarios en todo el gobierno y obligando a los funcionarios de carrera a renunciar.
En su primer mandato, Trump también enfrentó la oposición de algunos de sus aliados más cercanos. Mike Pence, por ejemplo, el vicepresidente fascista teocrático de Trump, estuvo con Trump a cada paso del camino. Pero cuando se trataba de robarse las elecciones, Pence rompió con Trump y se negó a bloquear la certificación por parte del Congreso de los resultados electorales que otorgaban la presidencia a Biden como ganador, a pesar de una insurrección que amenazaba con ahorcarlo (algo que de hecho Trump alentó). En cambio, Pence quería instalar el fascismo “de la manera correcta” vía los canales legales (aunque eso significara pervertirlos), pero no directamente robando una elección.
Mark Milley, el ex general y jefe del Estado Mayor Conjunto en ese momento, fue alguien que rompió más públicamente con Trump. Después de las protestas en Washington, D.C., por el asesinato de George Floyd, Trump ordenó a la Guardia Nacional y a la policía mantener a raya a los manifestantes y brutalizarlos, para poder tomarse una fotografía sosteniendo la Biblia frente a la Iglesia de San Juan. Milley se disculpó poco después y afirmó que no debería haber estado allí. Según se informa, se opuso a Trump cuando éste planteó la idea de invocar la Ley de Insurrección contra los manifestantes.
Nuevamente le dijeron a Trump: “¡No, usted no puede hacer eso!”
Aprendiendo de esto, el Proyecto 2025 tiene como objetivo seleccionar a miles de candidatos potenciales para ocupar la administración y el personal de la Casa Blanca para una toma del control completo del gobierno, y la gente tendrá que jurar de antemano a seguir lealmente hasta el final con esta agenda fascista. Estas personas garantizarán que no haya restricciones a los poderes presidenciales de Trump.
Esta vez, Trump no será parado por personas que lo rodean diciendo: “¡No, usted no puede hacer eso!”.
Desmantelamiento del “estado profundo”: desquite contra los enemigos de Trump
“O el estado profundo destruye a Estados Unidos”, dijo Trump a sus seguidores en Waco, Texas, “o nosotros destruimos al estado profundo”.
Trump sostiene que sus partidarios, así como él mismo, son objeto de la persecución por parte de este “estado profundo”, que supuestamente incluye al FBI, el Partido Demócrata y el gobierno. Sin destruir ese estado profundo, según Trump, sin romper con las “reglas del juego”, eso “destruirá a Estados Unidos”. Trump dejó muy claro su plan a sus seguidores:
Con ustedes a mi lado, demoleremos al estado profundo. Expulsaremos a los belicistas. Expulsaremos a los globalistas. Expulsaremos a los comunistas. Nos desharemos de la clase política que odia a nuestro país... Venceremos a los demócratas. Acabaremos con los medios de noticias falsas. Pondremos al descubierto y trataremos como es debido a los RINO [republicanos sólo de nombre]. Desalojaremos a Joe Biden de la Casa Blanca. Y liberaremos a Estados Unidos de estos villanos y sinvergüenzas de una vez para siempre.
Robert Kagan en el Washington Post escribió que Trump incluye a personas muy específicas en esta amplia categoría:
Trump ya ha nombrado a algunos de aquellos a quienes tiene la intención de perseguir una vez que sea elegido: altos funcionarios de su primer mandato, tales como el general jubilado John F. Kelly, el general Mark A. Milley , el ex procurador general William P. Barr y otros que hablaron en su contra después de las elecciones de 2020; funcionarios del FBI y de la CIA que lo investigaron en la investigación sobre Rusia; funcionarios del Departamento de Justicia que rechazaron sus demandas de anular las elecciones de 2020; miembros del comité investigativo del 6 de enero; oponentes demócratas, entre ellos el representante Adam B. Schiff (California); y republicanos que votaron a favor o apoyaron públicamente a su juicio político y condena.
Cuando Trump dijo a sus seguidores “Yo soy su desquite”, eso fue más que una simple expresión. Como pregonó su ex asesor y actual paladín Steve Bannon, estas son palabras en clave que se remontan a “Venga el desquite”, que sirvieron de palabras en clave para el complot del Servicio Secreto de la Confederación esclavista para secuestrar y asesinar a Lincoln después de la Guerra Civil. “Yo soy su desquite” son palabras en clave para atacar a los oponentes de Trump como enemigos a los cuales hay que destruir y eliminar. En su discurso, Trump agregó que la amenaza proveniente de otros países “es mucho menos siniestra, peligrosa y grave que la amenaza interna. Nuestra amenaza viene desde dentro”. Trump ha prometido utilizar el Departamento de Justicia contra Biden y su familia, además de perseguir a “los comunistas, marxistas, fascistas y golpeadores de la izquierda radical que viven como alimañas dentro de los confines de nuestro país, que mienten, roban y hacen trampa en las elecciones”. Estas “alimañas” a las que se refirió (un término que hace eco a los fascistas como Hitler, que deshumanizaron a sectores enteros de la población como parte de desatar el terror genocida) incluyen a sus oponentes políticos, liberales, comunistas, gente progresista, así como a todas las personas a los que estos fascistas odian: los negros, latinos y otra gente de color, las personas LGBTQ, las mujeres, los migrantes en la frontera y todos aquellos que se oponen al saqueo irrestricto del planeta que podría destruir a la humanidad.