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BOB AVAKIAN 
REVOLUCIÓN #104: 
¿Cómo puedo hablar con seriedad acerca de una revolución cuando el fascista Trump acaba de ser elegido?

Les habla Bob Avakian —REVOLUCIÓN— número 104.

Inmediatamente después de las elecciones, uno de los revcom escribió los siguientes puntos de orientación muy importantes que abordan esta cuestión:

A aquellos que quizá digan: “Trump acaba de ganar de manera aplastante, ¿cómo van a ganarse a la gente para la revolución?” — la respuesta es: A) Debido a que no es la misma gente; B) Debido a que todavía hay decenas de millones de personas que se oponen vehementemente al fascismo; y C) No necesitamos ganarnos a la mayoría de la gente para que participe activamente en esta revolución.... necesitamos ganarnos a miles a fin de llegar a millones de personas, influenciarlos y dirigirlos.

El primer punto (A) es otra manera de abordar la realidad crucial que enfatizo en mi mensaje #102: existen “dos países” dentro de este llamado “Estados Unidos”. Contrariamente a lo que se declara constantemente, incluido en los medios de comunicación “tradicionales”, el “pueblo estadounidense” no votó por el fascista Trump. Básicamente, de las personas que votaron, la mitad votó por Trump y el fascismo. Al mismo tiempo, la otra mitad votó contra Trump y (como se enfatiza en el citado punto B) hay una enorme cantidad de personas que se “oponen vehementemente” a este fascismo. Una vez más: “dos países” dentro de este llamado “Estados Unidos”.

No es posible tapar y no se puede resolver esta división, de ninguna manera positiva, dentro de los límites de este sistema del capitalismo-imperialismo. Y:

Siempre que se limiten los horizontes de las personas a lo que es posible dentro de los límites de este sistema —siempre que las personas crean que las únicas “opciones realistas”, en cuanto al rumbo de la sociedad, implican apoyar a uno u otro partido de la clase dominante de este sistema (demócrata o republicano)— el resultado será una continuación de los horrores

Volviendo a mi mensaje #101: cuando este sistema nos presenta la “elección” entre un fascista integral, odia-mujeres, racista lunático (Donald Trump) y una criminal de guerra genocida (Kamala Harris), ya es hora de reconocer que se trata de un sistema completamente anticuado, masivamente destructivo, monstruosamente criminal y totalmente podrido — desde hace mucho ya ha pasado la hora en que puede representar algo positivo. (Y por si la gente no está prestando atención, la administración Biden-Harris sigue brindando un apoyo total —surtiendo armas y respaldo— a Israel mientras intensifica aún más su genocidio en Gaza y su matanza y destrucción masivas en El Líbano).

Como enfaticé en el mensaje #102:

Y así es el quid del asunto: las cosas ya no deben permanecer, y seguir siendo circunscritas, bajo los términos y dentro de los límites de este sistema y su clase dominante.

Ya es hora de buscar con seriedad soluciones fuera y más allá de este sistema.

Ya es hora de que una revolución derroque y arranque de raíz este sistema entero y cree un sistema fundamentalmente diferente y mucho mejor.

Es necesario, y existe una base, para que se desarrolle una fuerza incondicional de revolucionarios que hayan roto fundamentalmente con este sistema entero, el que ha engendrado este fascismo, junto con todas sus otras atrocidades. Las personas que haya adquirido la comprensión científica —y, sobre esa base, tengan el corazón y la determinación— de hacer los sacrificios que son necesarios no sólo para dar dirección y orientación a la decidida resistencia que hay que desarrollar contra este fascismo, sino también para ganarse a números cada vez mayores de personas para que trabajen activamente por la revolución que se necesita con urgencia para por fin deshacerse de este monstruoso sistema entero.

Esto está relacionado con el importante punto C. Las revoluciones no ocurren cuando todos aquellos que quieren un cambio radical positivo participen activamente en la lucha por esa revolución, mientras que todos aquellos que se oponen a ese cambio radical positivo luchan activamente en el otro bando.

En cambio, en cada bando se encuentran las fuerzas vertebrales que participan directamente en la lucha, mientras que cantidades mayores de personas apoyan a uno u otro bando, o tienen una posición de “neutralidad amistosa” hacia uno u otro bando (mientras que algunos tratan de “mantenerse al margen” o van y vienen de un lado a otro).

En Estados Unidos eso implicaría (como se indica en el punto C) ganarse a miles de personas para que se conecten con millones de personas, las influencien y las dirijan a participar activamente en la revolución — y que muchos millones de personas adicionales apoyen o al menos simpaticen con la revolución. (Sí, eso incluye ganarse a algunas personas desde el otro bando, en el transcurso de la revolución — ganárselas a partir de la fortaleza, la determinación y la resolución de las fuerzas revolucionarias).

En el contexto de esta lucha revolucionaria sin cuartel, es probable que lo que han sido las instituciones dominantes de este sistema se agrieten y se desintegren en sentidos importantes, con la perspectiva de ganarse a números importantes de personas hacia la revolución.

Para tener una verdadera oportunidad de conseguir que esto ocurra, es necesario poner al descubierto con agudeza y oponerse activamente no sólo al fascismo encabezado por Trump, sino a todo el sistema pútrido de cuyo suelo putrefacto ha crecido este fascismo. Como también enfaticé en el mensaje #102, esto implica “derrotando final y decisivamente” a este fascismo — “y además hacerlo como parte de poner fin a este sistema entero que ha engendrado este fascismo, junto con todas sus otras atrocidades” (atrocidades que son una parte integral de este sistema; atrocidades que he sacado a la luz por medio de estos mensajes en su conjunto, y que se analizan extensamente y a fondo en la serie Crimen Yanqui en revcom.us).

Concluiré, por ahora, con el siguiente punto básico, aprendido de la historia crucial de Estados Unidos:

En el período previo a la Guerra Civil en la década de 1860, la elección de Lincoln como Presidente fue la “gota que colmó el vaso” que impulsó a los propietarios de los esclavos en el Sur a romper con “Estados Unidos” y a librar una guerra para mantener su Confederación basada en la esclavitud. Hoy, para aquellos que se oponen a la esclavitud y a la opresión en todas sus formas, esta elección del fascista Trump debe ser la “gota que colme el vaso” que impulse una lucha revolucionaria para romper con todo este sistema, y hacerlo caer, sistema que, tal como he mostrado una y otra vez, se basa en la explotación despiadada y la opresión asesina, y que ahora ha engendrado este fascismo, como descendiente político directo de la Confederación de los propietarios de los esclavos.