El siguiente mensaje es de Bob Avakian Oficial en Substack, y la traducción del inglés al español hecha por revcom.us. Escuche en inglés y lea en español los despachos mediáticos de @BobAvakianOfficial
Lo que realmente está pasando es que el capitalismo-imperialismo estadounidense sigue “perfeccionando” la explotación parásita, la opresión asesina y la destrucción masiva, de la gente y del medio ambiente.
Examinemos este tema.
Muchas personas que no niegan que se han hecho cosas terribles a lo largo de la historia de Estados Unidos, tratan de disculparlo haciendo el argumento de que “se está creando una unión más perfecta” — y que “a pesar de tener muchos problemas, seguimos mejorando las cosas”. Señalan cosas como “el crecimiento de la clase media negra” y la ampliación de los derechos a las personas a las cuales les habían negado esos derechos durante mucho tiempo: el pueblo negro y otras personas de color, las mujeres y la gente LGBT. Pero este argumento pasa por alto unas realidades muy feas. Como he mostrado anteriormente (en mi mensaje Número Tres así como en el Número Dos):
Estados Unidos es un país en el que una mujer es agredida-golpeada cada 9 segundos. Es un país en que cada año grandes cantidades de mujeres son objeto de violaciones y agresiones sexuales; un país donde se ha arrebatado a las mujeres el derecho al aborto, se ha impuesto un control supremacista masculino sobre sus cuerpos y su ser mismo, en un sentido muy concreto una forma de esclavización femenina. Este es un país en que las personas LGBT son objeto de discriminación, persecución, intimidación, vilipendio y abusos, brutalización y asesinato directo.
Al mismo tiempo, en esta supuesta “gran democracia”:
La policía mata a mil personas cada año, especialmente gente de color, y en los 60 años desde que se aprobaron las Leyes de Derechos Civiles, la segregación y discriminación siguen siendo tan malas, o peores, como nunca jamás, y la policía ha asesinado a miles de negros — ¡un número aún más grande que todos los que fueron linchados durante todos los años de terror del Ku Klux Klan después de la Guerra Civil!
Sí, ha crecido la “clase media negra”, pero la otra cara de la moneda es la encarcelación en masa especialmente de hombres negros y latinos los que son pobres, y un creciente número de mujeres, que han sido excluidos de la vida clasemediera: Estados Unidos tiene ¡el número más grande de personas encarceladas y el índice más alto de encarcelación que ningún otro país en el mundo! Al mismo tiempo, millones de personas negras pobres, y otras personas pobres, en particular las mujeres, que no forman parte de ninguna clase media, se parten el lomo en trabajos mal remunerados en un intento desesperado de mantener a la familia unida, mientras están obligados a vivir en comunidades segregadas y abandonadas y son objeto de la discriminación en cada parte de la sociedad. Además, ni las personas negras de la “clase media” se escapan al racismo, la discriminación, la brutalidad y el asesinato a manos de la policía, de que son objeto los negros en su conjunto en Estados Unidos (de hecho, ninguna personas negra, sin importar qué tan “alto” llegue en la sociedad, puede escaparse a eso completamente).
Lo que subyace a toda esta situación es el gran aumento del parasitismo de Estados Unidos: que se alimenta de la explotación despiadada de miles de millones de personas por todo el mundo, entre ellas cientos de millones de mujeres y más de 150 millones de niños. Durante los últimos 50 años, se ha dado un cambio masivo en la economía estadounidense: se han “exportado a ultramar” grandes cantidades de empleos en el sector de producción básica, especialmente a los países pobres, y la superexplotación de las personas en aquellos países va de la mano con el crecimiento del protagonismo de los sectores económicos de alta tecnología y de finanzas, y las ocupaciones profesionales, en Estados Unidos. La riqueza que este parasitismo ha creado ha posibilitado una existencia “clasemediera” para muchas personas, al mismo tiempo que grandes cantidades de personas están excluidas de eso, especialmente aquellas que tienen trabajos de baja paga o están desempleadas.
Como un ejemplo de este parasitismo, hace unas décadas la mayoría de las prendas de vestir que las personas en Estados Unidos usaban se fabricaba en Estados Unidos, pero hoy únicamente un minúsculo por ciento de dicha ropa se fabrica en Estados Unidos, y la mayoría se produce en lugares como el país sudasiático de Bangla Desh, sobre la base de la explotación cruel y literalmente asesina de masas de mujeres ahí. Al mismo tiempo, como resultado de la dominación del mundo por este sistema del capitalismo-imperialismo, en los países pobres millones de niños mueren cada año de inanición y enfermedades prevenibles, y más de 40 millones de mujeres están esclavizadas en la trata sexual internacional.
En revcom.us se encuentran dos artículos de Raymond Lotta que examinan todo eso muy a fondo (en revcom.us, busque “Lotta,” “Parasitismo imperialista” y “La industrialización de la explotación sexual, la globalización imperialista”).
Todo esto ocurre al tiempo que el imperialismo estadounidense ha sido durante décadas el destructor número uno del medio ambiente, y tan sólo desde la Segunda Guerra Mundial ha masacrado a millones de personas en guerras injustas, golpes de estado y otras acciones violentas, en lugares tales como Corea, Vietnam, Indonesia, Irán, Irak, Guatemala y el Congo. Estados Unidos sigue siendo el único país que jamás haya usado armas nucleares, al lanzar bombas atómicas sobre dos ciudades japonesas al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945 — un nefando acto de exterminio en masa de civiles, por el cual el gobierno estadounidense, a la fecha, nunca ha pedido disculpas, nunca ha admitido que estuvo mal, mientras los imperialistas estadounidenses continúan desarrollando armas de destrucción masiva aún más horrendas y se niegan a prometer que no serán los que “asesten el primer golpe” con armas nucleares (¡otra vez!).
Lo que he señalado aquí es la realidad fundamental —y verdaderamente horrorosa— detrás de las afirmaciones de que Estados Unidos “sigue avanzando hacia ‘una unión más perfecta’”. Como dije al principio: La verdad es que el capitalismo-imperialismo estadounidense sigue “perfeccionando” la explotación parásita, la opresión asesina y la destrucción masiva, de la gente y del medio ambiente. Y la verdad aún más grande es que todo esto es totalmente innecesario: es posible una forma fundamentalmente diferente y verdaderamente emancipadora de organizar la sociedad y las relaciones entre los seres humanos, en todo el mundo.
Eso es lo que voy a abordar, en mi próximo mensaje.