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El parasitismo imperialista y la recomposición social y de clases en Estados Unidos de los años 1970 al presente: Una exploración de las tendencias y los cambios

Nota del autor: El siguiente trabajo es producto de una investigación inspirada y guiada por preguntas y contradicciones planteadas por Bob Avakian sobre el funcionamiento de la economía mundial imperialista y la pos ición dominante de Estados Unidos en ella, y los efectos críticos de ello en la estructura social y de clases de la sociedad de Estados Unidos.

En Breakthroughs (Abriendo Brechas), El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, Bob Avakian escribe que en un capitalismo cada vez más globalizado:

se basa en un muy alto grado, para la producción y para mantener la tasa de ganancia, en una vasta red de maquiladoras, en particular en el tercer mundo de América Latina, África, el Medio Oriente y Asia, mientras que la actividad capitalista en los “países de base” capitalista-imperialistas se ubica cada vez más en la esfera de las finanzas y la especulación financiera, y la tecnología de punta de “alta gama” (y no la producción de los materiales físicos básicos para dicha tecnología), así como el sector servicios y la esfera comercial (con el creciente papel de la comercialización en línea). Como señalara Lenin, esto les pone “el sello del parasitismo” a la totalidad de las sociedades como Estados Unidos…

Respeto a ese “sello de parasitismo”, Bob Avakian pone dos preguntas entrelazadas para investigar y con las cuales bregar: ¿Hasta qué punto es definitiva y operativa la conexión entre el aumento de la globalización y la intensificación de la explotación por parte del imperialismo, en particular el imperialismo estadounidense, en los países oprimidos del tercer mundo, por un lado, y la cambiante composición social y de clases de Estados Unidos, por otro? ¿Pueden entenderse estos cambios como una expresión que define el parasitismo imperialista?

La respuesta a estas dos preguntas es que , de hecho, existe una conexión muy fuerte y, , los cambios sociales y de clases que se han operado en Estados Unidos durante las últimas pocas décadas en gran medida expresan lo que define el parasitismo imperialista.

Lo que sigue son las principales conclusiones y la síntesis de la investigación. Un corto Balance de los principales temas de este trabajo está disponible en revcom.us.

 

INTRODUCCIÓN: SOBRE EL SIGNIFICADO DEL PARASITISMO Y LA SOCIEDAD ESTADOUNIDENSE

Para entender por qué nos enfrentamos a la situación en la que nos encontramos, es necesario no solo responder a lo que está pasando en la superficie en un momento dado —y de hecho dejar que semejante situación nos zarandee de un lado para otro—, sino explorar debajo de la superficie, para descubrir los resortes principales subyacentes y causas de las cosas, y llegar a entender el problema fundamental y la solución real.

DECLARACIÓN DE AÑO NUEVO DE BOB AVAKIAN

 

El parasitismo es un concepto con el que V.I. Lenin, el gran teórico y líder comunista de la Revolución Rusa de 1917, trabajó extensamente en sus análisis del imperialismo — el sistema que domina el mundo. El parasitismo se refiere a las formas en que los países imperialistas se benefician de la superexplotación de la mano de obra —de las horrorosas condiciones de empleo en que los trabajadores reciben una remuneración mínima o inferior a la subsistencia— en los países pobres de Asia, América Latina y África (el tercer mundo o el Sur global). Esta situación genera una fuente crítica de ganancias y estímulo para la rentabilidad del capital.

La subyugación de los países oprimidos por el imperialismo no solo distorsiona las economías y sociedades de dichos países — tal como en las formas en que la agroindustria imperialista devasta la agricultura de subsistencia (alimentos cultivados en pequeñas parcelas familiares para satisfacer las necesidades básicas de supervivencia) y expulsa a la población de las zonas rurales hacia las ciudades cada vez más en expansión. Esta subyugación también ejerce “efectos retroactivos” en toda la estructura social de los países imperialistas. Con las ganancias, o “el botín”, del imperio los imperialistas tienen posibilidades de mantener una cierta estabilidad social relativa en el corazón del imperio en tiempos normales. El parasitismo produce una concentración más grande de riqueza entre las capas burguesas-financieras cuya actividad está cada vez más divorciada de la esfera de la producción.

El carácter del empleo y el hogar familiar típico en Estados Unidos son muy diferentes hoy que en 1970 o 1980:

  • En los últimos 50 años se ha producido una profunda transformación de la estructura ocupacional (los tipos de trabajos que obtienen las personas). En la actualidad, la economía estadounidense está dominada de forma abrumadora por los empleos en el sector servicios —en la medicina y salud, otras profesiones, la informática, las finanzas, el sector técnico, el gobierno—, en contraposición a la producción. El empleo en la industria manufacturera ha disminuido considerablemente. La categoría profesional más grande en Estados Unidos es el comercio minorista.
  • Se han producido grandes cambios demográficos en la población laboral, especialmente en lo que respecta a las mujeres y los inmigrantes. A principios de 2020, las mujeres eran la mayoría (algo más del 50%) de los empleados en la economía estadounidense; y los inmigrantes del tercer mundo son esenciales para el funcionamiento rentable de segmentos clave de la economía estadounidense.
  • Se ha producido una continua desintegración del hogar patriarcal tradicional (pareja casada-familia con hijos y un único sostén masculino). Esto está ligado a estos cambios económicos, especialmente la disminución de los empleos manufactureros mejor pagados y las consiguientes presiones financieras sobre las familias, así como a las luchas de las mujeres por la igualdad y el acceso a empleos y carreras, junto con otros cambios sociales.
  • La clase obrera posterior a la Segunda Guerra Mundial, basada en la industria de gran escala, con protecciones sindicales, se ha disminuido masivamente en Estados Unidos como proporción de la fuerza laboral — aunque todavía hay millones de trabajadores industriales- manufactureros. Esto ocurrió mientras las empresas reubicaban sus operaciones en países de bajos salarios para hacer frente a la intensificación de la competencia y maximizar las ganancias y además introdujeron nuevas tecnologías que desplazan empleos en sus esfuerzos por aumentar la eficiencia y la competitividad.
  • La “clase media estadounidense” posterior a la Segunda Guerra Mundial, formada por trabajadores mejor pagados que podían alcanzar un “nivel de vida de clase media” y pequeños propietarios, ya no define tanto la clase media estadounidense contemporánea. Una clase media superior de profesionales (“con credenciales” de títulos universitarios de cuatro años y de posgrado avanzado) y de capas financiero-administrativo-técnicas ha cobrado mucho más peso e influencia económica y social.

Diferentes factores han condicionado los virajes que se han producido en la configuración social y de clase del Estados Unidos “imperial tardío”. Entre ellos figuran la geopolítica, como la rivalidad entre las grandes potencias, incluida la “carrera espacial”, entre Estados Unidos y la Unión Soviética... y la posterior desaparición de la Unión Soviética y su bloque imperialista en 1989-1991, lo que le dio a Estados Unidos un margen de maniobra más grande a nivel internacional. La necesidad que tuvo el imperialismo estadounidense de mantener, reforzar y extender su imperio ha exigido gastos militares e inversiones en tecnología e informática que se extendían a lo largo de la economía. Se tiene el impacto de las luchas políticas y sociales, especialmente de los negros y las mujeres — y las maneras en que han afectado los patrones de empleo (como la expansión de los empleos en el gobierno para las mujeres y los negros).

Pero el factor más decisivo que operaba —no en sí, sino en interpenetración con estos y otros factores— ha sido la penetración imperialista más profunda en el tercer mundo, y la integración más completa de las economías oprimidas en la economía capitalista mundial. La derrota de la revolución socialista y la restauración del capitalismo en China en 1976 fue un acontecimiento crítico: los nuevos gobernantes de China abrieron las compuertas a las inversiones de capital extranjero y China se convirtió en el epicentro de una nueva ola masiva de globalización imperialista en el Sur global.

El parasitismo imperialista —la superexplotación de las fuerzas laborales de los países oprimidos y el saqueo de materias primas— y la feroz competencia entre las potencias imperialistas por los mercados han contribuido a una creciente polarización laboral. La economía estadounidense necesita ingenieros, “administradores de dinero” y trabajadores de la tecnología de la informática. También necesita cajeros de baja paga, ordenanzas de hospital, trabajadores de logística y reparto, y trabajadores de procesamiento de alimentos de baja paga.

Las transformaciones económicas de las últimas pocas décadas... los giros dramáticos de la economía, muy llamativamente la “gran recesión” de 2007-2009... y los trastornos económicos y el sufrimiento generalizado relacionados con la pandemia de la Covid-19 de 2020-2021 a medida que ésta se haya desenvuelto dentro de las estructuras y los límites del capitalismo mundial... estos grandes acontecimientos NO han conducido a una “gran nivelación” dentro de Estados Unidos.

Esto subraya una característica importante de la sociedad estadounidense:

La globalización imperialista ha contribuido a una sociedad cada vez más fracturada, polarizada y “enclavada” — no sólo en términos raciales sino también en términos de diferentes grupos sociales. La sociedad estadounidense se caracteriza por privaciones extremas entre los de abajo... avances en ingresos y empleo para las capas profesionales-técnicas... y la obscena y grotesca redistribución y concentración de la riqueza hacia una pequeña fracción superior de la sociedad.

Para cualquiera que anhele un mundo radicalmente diferente y mucho mejor, es importante obtener una comprensión científica de la naturaleza y el alcance de los cambios sociales y de clase que se han operado en la sociedad estadounidense desde 1970: sus raíces materiales y sus manifestaciones político-ideológicas. Esto está afectando profundamente la vida de las personas. Es parte del terreno en el que ha crecido y se ha afianzado el fascismo en Estados Unidos. Estas tendencias y cambios tienen profundas implicaciones para la revolución socialista-comunista en esta época — para poder identificar sus fuerzas más sólidas y sus fuerzas más amplias y además para poder reconocer y actuar en torno al potencial y los obstáculos para la realización de esa revolución.

Por último, es esta sociedad altamente parásita la que una revolución verdaderamente radical y liberadora debe transformar... como parte de hacer avanzar la revolución mundial para emancipar a toda la humanidad. En este contexto, la Declaración de Año Nuevo de Bob Avakian, Un año nuevo, la necesidad urgente de un mundo radicalmente nuevo — Para la emancipación de toda la humanidad es de lectura esencial — para entender las dinámicas que han conducido a la nefanda situación que la humanidad está enfrentando ahora y además por qué la revolución, guiada por el nuevo comunismo que Avakian ha desarrollado, es la única verdadera alternativa a este sistema del capitalismo-imperialismo y todos sus horrores.

Este trabajo de investigación está dividido en nueve secciones organizadas en torno a estos temas:

  1. Sentar las bases: el aumento de la globalización imperialista, los cambios en la fuerza laboral global y la superexplotación en el tercer mundo
  2. La globalización imperialista y la financiarización de la economía estadounidense
  3. La disminución masiva del empleo manufacturero en la economía estadounidense... pero no su desaparición; el ataque a los sindicatos y su declive
  4. Más en relación a los cambios en la estructura ocupacional y la creciente desigualdad en Estados Unidos
  5. Cuando el trabajo desaparece, el dolor es grande... pero es mucho más grande para los trabajadores negros que para el trabajador blanco “descuidado” de Trump; las tendencias más amplias de empleo y desempleo, especialmente para los negros
  6. Una economía cambiante y la lucha de las mujeres por la igualdad: las normas de género cambiantes que chocan con el patriarcado y su brutal reafirmación
  7. Los trabajadores nacidos en otros países que viven en Estados Unidos, y la “fuga de cerebros” desde el Sur global
  8. No hay una clase media que “va desapareciendo”... sino una clase media reconfigurada cuyo núcleo tradicional ha sido “vaciado”
  9. La creciente divergencia regional en Estados Unidos y las crecientes desigualdades

I. SENTAR LAS BASES: EL AUMENTO DE LA GLOBALIZACIÓN IMPERIALISTA, LOS CAMBIOS EN LA FUERZA LABORAL GLOBAL Y LA SUPEREXPLOTACIÓN EN EL TERCER MUNDO

Manufacturing factory in El Salvador

 

Entre 1970 y 2012, la participación de los países del tercer mundo en el total de las exportaciones mundiales de productos manufacturados pasó del 20% al 60%. (Foto: Tegra)    Foto: Tegra

La intensificación de la globalización imperialista de la producción se refiere al hecho de que una proporción cualitativamente más grande de la producción industrial que sirve a los requisitos de generar ganancias del capital imperialista se lleva a cabo en partes más amplias del mundo, fuera del mercado “base” (nacional) de las economías imperialistas — aunque el mercado base nacional sigue siendo el mercado más grande único y es la base del capital nacional-imperialista de países como Estados Unidos, Japón, Alemania, Rusia, etc. Esta intensificación de la globalización es una expresión de la lógica de expandirse o morir del capitalismo-imperialismo y de la rivalidad entre las potencias imperiales. La globalización imperialista abarca el crecimiento de la capacidad manufacturera (fábricas y equipos) y del relacionado transporte, generación de electricidad y comunicaciones en los países oprimidos del tercer mundo. Abarca la integración de las actividades de producción en todo el mundo bajo el dominio del imperialismo.

En particular, una proporción más grande de las manufacturas —sea que hablemos de la producción de equipo automotriz, ropa, electrodomésticos, etc.— se lleva a cabo en los países del tercer mundo por las empresas imperialistas. Esto se hace con inversiones extranjeras directas, como cuando una General Motors establece fábricas, centros de distribución, etc. O la inversión adopta la forma de “externalización”, como cuando Walmart, Target o Apple subcontratan la producción con empresas locales en Asia, América Latina y África. En todos estos casos, los elementos necesarios para la producción (como los componentes necesarios para los televisores de Best Buy producidos por empresas locales en China) pueden ser subcontratados con otros proveedores locales.

Syrian refugees including children in Turkey sweatshop.

 

Refugiados sirios, entre ellos niños, cosen y acarrean fardos de ropa en talleres subcontratados en Turquía.    Foto: AP

Alrededor del 30 al 35 por ciento de todas las exportaciones que salen de Estados Unidos y alrededor del 30 al 35 por ciento de todas las importaciones que entran a Estados Unidos en realidad son productos que se transfieren al interior de empresas trasnacionales estadounidenses (como General Motors, General Electric, Boeing, etc.) que recorren todo el mundo. Por ejemplo, alrededor del 40% del valor de los productos que Estados Unidos importa desde México en realidad forma parte de un proceso parecido a un circuito en el que, por ejemplo, las piezas de los automóviles fabricadas en Estados Unidos podrían enviarse a México para su ensamblaje, y luego exportarse de regreso a las mismas empresas en Estados Unidos. Boeing anima a sus proveedores estadounidenses de equipos a subcontratar la producción en México.

Esto reduce los costos para el capital estadounidense. Se abarata el costo de las refacciones e insumos. Y abarata los costos generales de la mano de obra. Nuevamente, tomando el caso de México, en 2016 el promedio de los costos de compensación por hora de manufacturas (los salarios y las prestaciones recibidos por los trabajadores) fue de 3.91 dólares; en Estados Unidos fue de 39.03 dólares — en otras palabras, los trabajadores en México estaban recibiendo una décima parte del salario de los trabajadores en manufacturas en Estados Unidos1. Todo esto realza la rentabilidad y es esencial para reforzar la competitividad del capital estadounidense en el mercado mundial.

► Un gran porcentaje de la ropa, los electrodomésticos y otros bienes de consumo del mundo —y una proporción creciente de los componentes y equipos, y otros elementos que se integran en la producción de productos manufacturados más avanzados en los países imperialistas— se están produciendo en los países del Sur global. Entre 1970 y 2012, la participación de los países del tercer mundo en el total de las exportaciones mundiales de productos manufacturados pasó del 20% al 60%.

Antes de 1980, la gran mayoría de los productos manufacturados que los países capitalistas e imperialistas desarrollados importaban hacia sus economías procedían de otros países capitalistas avanzados. Pero esto también ha cambiado: la proporción de bienes manufacturados importados por los países capitalistas avanzados que provienen de los países del tercer mundo aumentó del 10 por ciento en 1970 al 57 por ciento en 20122.

La economía mundial imperialista se caracteriza por una situación en que el proceso de producción (realizado cada vez más en el tercer mundo) y el consumo final de bienes (centrado en los países imperialistas ricos) están cada vez más desconectados entre sí. Esta es una manifestación importante del parasitismo imperialista de hoy día.

Veamos algunos ejemplos:

— Si su camisa o su iPhone pudiera hablar...

En 1990, el 56 por ciento de toda la ropa que se compraba en Estados Unidos se fabricaba en Estados Unidos. En 2012, tan sólo un 2 por ciento de esta ropa se producía en Estados Unidos. La mayoría de los trabajadores que producen estas prendas y textiles están empleados en los países pobres del Sur global. En su mayoría son mujeres, algunos son niños y niñas. Menos del 2% de los trabajadores de la confección y el textil perciben un “salario digno”. En 2016, se descubrió que las gigantes empresas occidentales de la confección como H&M, Next y Esprit tenían a niños refugiados sirios cosiendo y acarreando fardos de ropa en talleres subcontratados en Turquía. El Banco Mundial ha calculado que, en la industria mundial de la confección, el costo salarial por prenda producida es tan sólo del 1 al 3 por ciento del precio de venta final3.

Al iniciarse la década de 2010, la mayoría de los iPhones de Apple se ensamblaban en un complejo fabril en China manejado por la empresa con sede en Taiwán, Foxconn. Con 450.000 trabajadores, se trataba de la mayor aglomeración de trabajadores fabriles del mundo. Estos trabajadores estaban sometidos a un ritmo de trabajo implacable y a crueles sistemas de control, que incluían la humillación pública y castigos por hablar. Fuera de las rejas de este complejo fabril, en 2010, los trabajadores de la cadena de montaje se arrojaron desde los tejados de los dormitorios de 10 y 12 pisos en los que viven muchos de ellos — suicidándose en protesta por tales condiciones4. Obsérvese que Amazon, Microsoft y Sony también subcontratan su producción con Foxconn.

Making IPhones in China Foxconn factory

 

La mayoría de los iPhones de Apple se ensamblaban en esta fábrica de Foxconn en el sur de China. Foxconn empleaba a 450.000 trabajadores. (Foto: AP)    Foto: AP

— Productos farmacéuticos y médicos

Estados Unidos controla la proporción dominante del mercado farmacéutico mundial muy rentable. Se beneficia más que cualquier otro país imperialista del uso de los “derechos de propiedad intelectual” (las patentes de nuevos medicamentos que mantienen los precios altos e inasequibles para grandes cantidades de personas en los países oprimidos y que, durante períodos extendidos, impiden que se produzcan versiones genéricas más baratas). Al mismo tiempo, se fabrica en otros países un 80 por ciento de los ingredientes que se integran en muchos de estos medicamentos patentados que se venden en Estados Unidos. China es el proveedor más grande de ultramar de compuestos que se utilizan en la fabricación de medicamentos. Y entre el 40 y el 50 porciento de los medicamentos genéricos que se consumen en Estados Unidos se fabrican en la India5.

O veamos el caso del equipo protector personal. Un producto esencial para proteger la vida del personal médico que salva vidas se produce en las maquiladoras de la cadena de suministro del imperialismo las que ponen en peligro vidas. Consideremos las condiciones de la empresa malaya Top Glove. Surte el 25% del mercado mundial de guantes de caucho.

Esta es una empresa la que ha sido demandada por trabajos forzados. Sus trabajadores viven en dormitorios, de a 20 en una sola habitación, producen hasta 220 millones de guantes desechables al día, y los trabajadores ganan unos 300 dólares al mes. Con mascarillas faciales “empapadas de sudor” puestas, trabajan semana tras semana de horas extras, sin practicar ningún distanciamiento social, y nunca reciben los resultados de las pruebas por la Covid que se les exigen. De los 11.215 empleados, 5.700 en un solo complejo han dado positivo desde noviembre. Despidieron rápidamente a un denunciante que dio el pitazo sobre las condiciones inseguras y los peligros6.

Garment factory workers in Bangladesh

 

En la fábrica de Top Glove en Malasia, los trabajadores viven en dormitorios, de a 20 en una sola habitación, producen hasta 220 millones de guantes desechables al día, por “aproximadamente 300 dólares de salario al mes”. En este caso, un producto esencial para proteger la vida del personal médico que salva vidas se produce en las maquiladoras que ponen en peligro vidas. (Foto: AP)    Foto: AP

► Veamos las cosas desde una perspectiva más amplia... las cadenas de suministro y la lucha competitiva por rentabilidad imperialista.

Este es el funcionamiento de las “cadenas de suministro” las que empezaron a imponerse a partir de los años 1970. Una cadena de suministro es una red integrada de unidades de producción, transporte y distribución las que conforman el proceso de producción de una mercancía final para su venta: de ropa, a automóviles, pasando por productos farmacéuticos, electrónicos y motores a reacción. El capital imperialista subcontrata con diferentes proveedores que son eslabones de segmentos de producción interrelacionados. Las cadenas de suministro abarcan la minería de materiales, la fabricación de piezas y componentes, el montaje de productos y el transporte.

Las cadenas de suministro (a veces llamadas cadenas de “valor” o de “mercancías”) constituyen lo que algunos estudiosos llaman el “nuevo sistema nervioso central” de la economía mundial (imperialista). Para la década de 2010, el 80% del comercio mundial ya fluía por medio de las cadenas de suministro dominadas y controladas por empresas trasnacionales occidentales. Uno de cada cinco empleos en el mundo está vinculado a la producción en estas cadenas7.

La producción de bajo costo en los países oprimidos es fundamental para la rentabilidad de estas cadenas de suministro.

Ahora bien, una misma fábrica en China quizá produzca productos para diferentes corporaciones occidentales. Pero las cadenas de suministro no son un solo monolito único al servicio de un solo y único capital “superimperialista”. Están controladas de manera privada por empresas, bancos y grupos de inversionistas que se compiten entre sí. Son armas en la batalla competitiva del capital imperialista por ganar participaciones del mercado. Las corporaciones imperialistas que rigen estas cadenas de suministro, que compran productos a proveedores de bajo costo, presionan continuamente a los proveedores para que abaraten aún más los costos y trasladen las operaciones de, digamos, Indonesia a Vietnam. Y a medida que se intensifica la rivalidad entre los imperialistas, las cadenas de suministro se reconfiguran geográficamente para reducir los costos, minimizar los trastornos y apuntalar nuevas bases de fuerza competitiva o reforzar las bases existentes. Este ha sido un fenómeno de la pandemia de 2020-2021, a medida que aumentaban las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China.

Las cadenas de suministro imperialistas combinan una coordinación global de alta tecnología del siglo 21 de la producción y el transporte, con las condiciones de talleres de superexplotación tipo siglo 19 en los países oprimidos, como en las fábricas de prendas de vestir de Bangla Desh que emplean a 3.6 millones de trabajadores, muchos de los cuales viven en tugurios anegados de lodo. Los proveedores de bajo costo en Honduras, en China, en Vietnam y en otros lugares compiten con otros proveedores para cumplir los objetivos de producción y las normas establecidas por una empresa como Target, por ejemplo. Si eso implica fábricas sin cableado con tierra o sin salidas en caso de incendios... si implica edificios improvisados que se derrumban, que simplemente se reemplazan rápidamente por otros... que así sea. Esa es la lógica del capital para reducir costos y maximizar ganancias.

Piénselo: Apple, el emblema icónico del llamado “ingenio estadounidense” y de la “proeza tecnológica”, no sería la primera empresa estadounidense con un valor de 2 millones de millones de dólares (un récord alcanzado ignominiosamente durante la pandemia de la Covid) sin los 40.000 niños que cavan túneles y acarrean piedras desde las minas de cobalto en la República Democrática del Congo — lo que proporciona un mineral esencial para las turbinas de gas y los motores a reacción, así como para potenciar los teléfonos inteligentes, los computadores portátiles, los coches eléctricos y otros “dispositivos de nuestros tiempos”8.

Las cadenas de suministro imperialistas combinan una coordinación global de alta tecnología del siglo 21 de la producción y el transporte, con las condiciones de talleres de superexplotación tipo siglo 19 en los países oprimidos.

► Bajo el dominio del capital imperialista, se ha forjado una economía manufacturera globalmente integrada basada en mano de obra barata. Las siguientes cifras muestran que la fuerza laboral industrial mundial está concentrada cada vez más en los países oprimidos del Sur global.

— 1950: el 34% de los trabajadores industriales del mundo vivían en el Sur global
— 1980: el 53% de los trabajadores industriales del mundo vivían en el Sur global
— 2010: El 79% de los trabajadores industriales del mundo vivían en el Sur global9.

Por un lado, más de la producción industrial mundial se lleva a cabo, y más de los trabajadores del mundo se encuentran, en el tercer mundo. Por otro lado, la fuerza laboral del mundo de hecho se duplicó entre 1980 y 2000, pasando de 1.500 millones de trabajadores a 2.900 millones10.

Un factor importante que impulsó la enorme ampliación de la fuerza laboral explotable que estuviera a la disposición del capital imperialista a partir de la década de 1980 fue la derrota de la revolución socialista china y la restauración del capitalismo en China en 1976. A medida que la globalización imperialista se intensificó en los años 1980 y 1990, una China ahora capitalista se incorporó a la economía imperialista mundial, con sus maquiladoras y fábricas de bajo costo integradas en las cadenas de suministro globales. Durante los últimos 20 años, China ha sido el segundo receptor más grande de inversiones extranjeras, y la superexplotación de la fuerza laboral de China se convirtió en un estímulo vital para la rentabilidad imperialista*.

Dicho de otro modo: no habría ningún “precio Walmart” sin el “precio China”... basado en la explotación despiadada. Y téngase en cuenta que Walmart es el minorista más grande del mundo (más grande que Amazon) y que trabajadores en unas 30.000 fábricas en China fabrican el 70 por ciento de la mercancía de Walmart11.

En ese período de los años 1980 y 1990, la India también se estaba integrando más completamente en la economía imperialista mundial. En 2008, China representaba el 43% de todos los empleos de la cadena de suministro mundial, seguida de la India con el 16% de todos los empleos de la cadena de suministro mundial. Para ambos países, el principal destino de los bienes que producían y vendían en el mercado mundial era Estados Unidos12.

 

Young miners haul cobalt

 

40.000 niños cavan túneles y acarrean piedras desde las minas de cobalto en la República Democrática del Congo, lo que proporciona un mineral esencial para las turbinas de gas y los motores a reacción, así como para teléfonos inteligentes, computadores portátiles, etc.     Foto: AP

► El inmenso crecimiento de una reserva mundial de mano de obra, una buena parte de la cual está empleada con baja paga, subempleada (por horas o eventual) y desempleada, ejerce una presión a la baja sobre los salarios en todo el mundo, incluso en Estados Unidos.

¿Cómo ocurre esto? Con una aceleración a partir de la década de 1980, las empresas estadounidenses estaban reubicando cada vez más empleos de la industria manufacturera fuera de Estados Unidos en los países con salarios bajos (y en Europa Occidental se produjeron procesos similares). En esos países con salarios bajos, la abundancia de mano de obra ha creado condiciones favorables para la superexplotación, es decir las personas cuyo sustento rural tradicional se había arruinado... las personas que emigraban a raudales a las ciudades debido a la pobreza, las guerras, la violencia y las calamidades ecológicas... las personas con una necesidad desesperada de conseguir trabajo. Ejerce una presión a la baja sobre los salarios medios en los países imperialistas el hecho de que los trabajadores de los países oprimidos sometidos a crueles condiciones de trabajo y bajos salarios, y además las amenazas de “externalizar” más empleos, están produciendo más de lo que se fabrica en el mundo.

► Al mismo tiempo, el inmenso aumento de los bienes de consumo importados basados en la mano de obra altamente productiva y de baja paga (intensamente explotada) en el tercer mundo ha contribuido a sostener el poder adquisitivo de las masas de consumidores en Estados Unidos (y en otros países imperialistas). La producción de bajo costo en otros países también ha contribuido a reducir el costo de la contratación de trabajadores en los países imperialistas.

¿Cómo ocurre esto? Se permite pagar salarios menores a los trabajadores menos calificados de Estados Unidos y a la vez seguir manteniendo un cierto nivel de consumo, aunque los salarios se han estancado y aunque la gente se esfuerza por sobrevivir, por ejemplo, teniendo más de un empleo. Esto se debe a que la producción de bajo costo en los países oprimidos ha hecho posible que bajen los precios de ciertos bienes de consumo, como la ropa y los productos electrónicos. Así que ha bajado el costo de un televisor de pantalla plana, que es estándar en la inmensa mayoría de los hogares en Estados Unidos, y esto implica que también ha bajado la cantidad de tiempo de trabajo que el trabajador asalariado promedio en Estados Unidos debe gastar para comprar ese televisor.

Rohinga refugees in camp in Bangladesh

 

Las personas, cuyo sustento tradicional se había arruinado debido a la pobreza, las guerras, la violencia y las calamidades ecológicas, huyen a las ciudades. En la imagen: algunos de los 3.5 millones de niños que han abandonado las condiciones opresivas en Myanmar.     Foto: UNCHR

Algo importante a entender: la economía mundial imperialista se caracteriza por una situación en que el proceso de producción (realizado cada vez más en el tercer mundo) y el consumo final de bienes (centrado en los países imperialistas ricos) están cada vez más desconectados entre sí. Esta es una manifestación importante del parasitismo imperialista de hoy día.


II. LA GLOBALIZACIÓN IMPERIALISTA Y LA FINANCIARIZACIÓN DE LA ECONOMÍA ESTADOUNIDENSE

Financial graphic showing complexity of finance

 

La financiarización se refiere a la importancia y peso mucho más grandes de la actividad bancaria-financiera, inversiones en acciones y la administración de fondos financieros, el aumento de nuevos tipos de instrumentos financieros cada vez más especulativos (en los que existe un gran riesgo de pérdidas, pero también expectativas de grandes ingresos); y el aumento general de las ganancias financieras en el conjunto de la economía.   

La intensificación de la globalización de la producción, con China al epicentro de la producción manufacturera de bajo costo, también ha ido de la mano con la creciente financiarización en los países imperialistas ricos, con Estados Unidos al epicentro de este proceso.

La financiarización se refiere a la importancia y peso mucho más grandes de la actividad bancaria-financiera, inversiones en acciones y la administración de fondos financieros, el aumento de nuevos tipos de instrumentos financieros cada vez más especulativos (en los que existe un gran riesgo de pérdidas, pero también expectativas de grandes ingresos); y el aumento general de las ganancias financieras en el conjunto de la economía.

A principios de la década de 1990, el sector de finanzas, seguros y bienes raíces (FIRE, por sus siglas en inglés) rebasó al sector manufacturero como el sector más grande de la economía estadounidense13.

El extraordinario crecimiento y tamaño de este sector FIRE se mide por su proporción de “producción”, o el “valor agregado” de su actividad: como proveer “servicios financieros”, obtener comisiones por “administrar riesgos”, facilitar adquisiciones y fusiones de empresas, organizar “ofertas públicas iniciales” de venta de acciones de nuevas empresas a punto de amarrar una participación en el mercado, y obtener ganancias de los períodos de alzas bruscas del “valor” de las acciones y explotar las “diferencias de precio” momentáneas entre las divisas (el euro, el dólar, el yen, etc. ), lucrando con la “revalorización” (el aumento del valor de mercado) de los inmuebles comerciales, etc.

El propósito de las comillas (“ ”) en el párrafo anterior es llamar la atención sobre el hecho de que esta actividad financiera no está produciendo un nuevo valor real en la economíaPero estas ganancias en el sector FIRE no surgen de la nada. En última instancia, se apoyan en la producción real, en una base de producción globalizada, en una cadena de alimentación de explotación y superexplotación global de la que el capital imperialista y las instituciones financieras extraen ganancias.

Aquí va una útil caracterización (expresada en términos algo técnicos) de algunos de los mecanismos en operación:

“Las tasas de explotación extremadamente altas, arraigadas en los bajos salarios de la periferia orientada a la exportación [los países oprimidos del Sur global que producen materia prima, refacciones y productos acabados para su venta en el mercado mundial] han generado excedentes globales [ingresos de la venta de exportaciones] que para nada es posible absorber de forma rentable en ninguna parte de la producción [en estos países menos desarrollados]. Las exportaciones de estas economías dependen del consumo de las economías ricas, especialmente de Estados Unidos.... Al mismo tiempo, los inmensos excedentes provenientes de las exportaciones generados en estas economías exportadoras ‘emergentes’ son atraídos por los mercados de capitales del Norte global, donde dichos excedentes globales sirven para reforzar la financiarización del proceso de acumulación”14.

Pongamos este parasitismo y el funcionamiento más amplio del imperialismo y el sufrimiento que causa en términos más gráficos:

El trabajo y la agonía de la fuerza laboral superexplotada en los infiernos de las zonas de procesamiento de exportaciones de China en las décadas de 1990 y 2000 estaban surtiendo a las empresas estadounidenses productos acabados y refacciones e insumos fabricados a bajo costo, y enormes ganancias... al tiempo que se generaban ingresos en dólares para estos fabricantes chinos que exportaban mercancías y otros inversionistas... que luego intercambian estos dólares con el Banco Central chino... el que invierte estos dólares en bonos emitidos por el Tesoro de Estados Unidos. Esta entrada de fondos a Estados Unidos, basada en la mano de obra de las maquiladoras, contribuyó a financiar el gasto del gobierno estadounidense y estimuló la economía de Estados Unidos a principios de la década de 2000.

Esta entrada de fondos también alimentó una burbuja inmobiliaria especulativa (recuerden el término FIRE: finanzas, seguros y bienes raíces)... una burbuja inmobiliaria que más tarde se transformó en la crisis de las hipotecas de alto riesgo... una crisis hipotecaria que desencadenó la crisis financiera global de 2008-2009... que llevó a que la gente perdiera sus casas y sus ahorros en Estados Unidos.... y a que se agotaran muchos de los préstamos bancarios imperialistas a muchos países pobres del tercer mundo, lo que llevó a recortes en el ya mínimo presupuesto sanitario en estos países... y a más sufrimiento innecesario.

Sortin piles of world currency

 

El dólar estadounidense es la principal moneda del mundo: para llevar a cabo el comercio; para pedir préstamos y pagar deudas (cuando los gobiernos del tercer mundo piden dinero prestado, deben exportar mercancías para obtener dólares con los que pagan lo que deben a los bancos y gobiernos imperialistas)   

► El papel “privilegiado” del dólar en las finanzas y el comercio internacionales facilita y apuntala el parasitismo de la economía estadounidense. ¿Qué implica eso? El dólar estadounidense es la principal moneda del mundo: para llevar a cabo el comercio (el petróleo, por ejemplo, se cotiza en dólares); para una buena parte de los préstamos bancarios y pagos de la deuda en el mundo (cuando los gobiernos del tercer mundo piden dinero prestado, deben exportar mercancías para obtener dólares con los que pagan lo que deben a los bancos y gobiernos imperialistas). El dólar y el mercado estadounidense también sirven de “refugio seguro” para los bancos, las corporaciones, las grandes instituciones privadas inversionistas y los gobiernos de ultramar. Invierten en los mercados financieros y de propiedad de Estados Unidos para proteger sus tenencias contra la inestabilidad política y económica en otras partes del mundo. Este “papel especial” del dólar le da a Estados Unidos un apalancamiento competitivo en la economía mundial; y posibilita que el gobierno estadounidense acumule enormes déficit de maneras que otros países no pueden.

La financiarización no es sólo una característica del sector bancario en sí; abarca las operaciones cada vez más financiarizadas de empresas como GE y GM (por ejemplo, el comercio en los mercados financieros y de divisas mundiales; el establecimiento de entidades relacionadas de préstamos financieros). Al mismo tiempo, en el lado del sector financiero, empresas como Master Card y Visa son “innovadores de alta tecnología” en inteligencia artificial y comercio digital.

En ciudades como Nueva York y Los Ángeles, hay mucho empleo en el sector FIRE. En la Ciudad de Nueva York, uno de cada 12 trabajadores está empleado tan sólo en finanzas y seguros15. Este sector genera una demanda de todo tipo de servicios, de tecnología de la informática, de infraestructura de comunicaciones. Las inversiones en el sector inmobiliario comercial y de lujo, en los estadios deportivos, en los distritos comerciales de alta gama y en la gentrificación impulsada por las ganancias en zonas cada vez más grandes de las ciudades estadounidenses han tenido un enorme impacto en el paisaje urbano del “Estados Unidos imperial tardío”.

El sector financiero contiene una alta concentración de personas con altos ingresos. Esto ha contribuido a aumentar la desigualdad social y la polarización social en la sociedad estadounidense: la existencia tipo enclave de diferentes segmentos de la población que se manifiesta en la vivienda, el acceso a la atención médica, la escolarización y la educación superior.

Gated community in the U.S.

 

El sector financiero contiene una alta concentración de personas con altos ingresos. Esto ha contribuido a aumentar la desigualdad social y la polarización social en la sociedad estadounidense: la existencia tipo enclave de diferentes segmentos de la población que se manifiesta en la vivienda [en esta imagen de una comunidad cerrada], también se refleja en el acceso a la atención médica, la escolarización y la educación superior.   

La intensificación de la financiarización de la economía estadounidense es a la vez un producto y además un elemento esencial para el funcionamiento rentable de un capitalismo mundial cada vez más globalizado, en el que el capital imperialista y los países imperialistas se benefician (al obtener valor) de las redes de producción globalizadas con mano de obra barata. Desde el ángulo de la forma en que funcionaría una economía socialista conscientemente planificada al servicio de las necesidades sociales, eso es cruel y absurdo. Desde el ángulo de los requisitos de este sistema del capitalismo-imperialismo globalizado competitivo basado en las ganancias... eso es preeminentemente racional.

NOTA SOBRE LA OBSCENA CONCENTRACIÓN DE RIQUEZA EN UN MUNDO DOMINADO POR EL CAPITALISMO-IMPERIALISMO

En 2019, ¡unas 2.150 personas con fortunas de mil millones de dólares o más en el mundo, con Estados Unidos a la cabeza, tenían más riqueza que los 4.6 mil millones de personas que constituyen el 60 por ciento de la población del planeta! Este parasitismo constituye una gran brecha. (Oxfam, Tiempo para el cuidado: El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad, Oxford, 2020.)


III. LA DISMINUCIÓN MASIVA DEL EMPLEO MANUFACTURERO EN LA ECONOMÍA ESTADOUNIDENSE... PERO NO SU DESAPARICIÓN; EL ATAQUE A LOS SINDICATOS Y SU DECLIVE

Detroit Packard Plant shut down

 

Planta automotriz clausurada, Detroit   

► El empleo en la industria manufacturera como proporción del empleo total en Estados Unidos disminuyó del 28 por ciento de todos los trabajadores empleados en 1960 al 8 por ciento en 2017. En cuanto al número real de trabajadores, el empleo en el sector manufacturero cayó de un pico de 19 millones de trabajadores en 1978 a 12.4 millones en 2017, un descenso de un tercio16. Entre 2001 y 2016, unas 18.000 fábricas cerraron sus puertas en Estados Unidos17.

Durante los 25 años que siguieron al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, Estados Unidos disfrutó de una supremacía económica mundial sin igual y de una competencia limitada de parte de otras potencias imperialistas. Pero eso cambió a principios de la década de 1970, con la creciente fuerza económica de los imperialismos japonés y alemán. En la década de 1980, en particular, un gran número de empleos manufactureros en la electrónica de consumo, los automóviles, las máquinas-herramienta, el acero y la microelectrónica se perdieron ante la competencia japonesa. Empresas como Toyota hicieron enormes incursiones en mercados que las empresas estadounidenses habían dominado anteriormente, incluido el mercado de Estados Unidos. Esta competencia fue un acicate para los tipos de intensificación de la globalización de la producción de los que ya hemos hablado: inversiones directas de ultramar, la subcontratación. Y el desarrollo de cadenas de suministro globales ha sido esencial en la batalla por amarrar participaciones en el mercado mundial.

► En 2010, China rebasó a Estados Unidos como manufacturero más grande del mundo. Hoy, Estados Unidos es el segundo manufacturero más grande del mundo, y Japón es el tercero.

La globalización imperialista de la producción, en particular el traslado de las manufacturas a los países oprimidos, no es la única razón de la disminución del empleo en el sector manufacturero en Estados Unidos y otros países imperialistas.

► La automatización y cambios tecnológicos es el otro factor decisivo, en realidad, el factor principal, que ha contribuido a la disminución de los empleos en el sector manufacturero en Estados Unidos. La automatización implica que las máquinas sustituyen al trabajo humano, como la robótica. Entre 1997 y 2016, la producción manufacturera real (los bienes realmente producidos) en Estados Unidos aumentó en un 40%, mientras que el empleo en el sector manufacturero cayó en un 30%. Es una cifra asombrosa18.

Las nuevas tecnologías han conducido a un aumento de la productividad del trabajo: menos trabajadores producen más bienes. La innovación y transformación tecnológica, y el consiguiente aumento de la productividad y la disminución de la fuerza laboral manufacturera mejor pagada, se han impulsado por la necesidad capitalista competitiva de aumentar la eficiencia, con el fin de conservar y ampliar participaciones de mercado y ganancias.

Expansive warehouse at Amazon fulfillment center

 

Los empleados en los almacenes deben acostumbrarse a trabajar con robots llamados “drives”, que son pequeños transportadores robóticos que mueven mercancías por los centros de entrega y cumplimiento. Los robots aceleran la productividad y reducen los costos. Mantener el ritmo de esta tecnología de inteligencia artificial perjudica la salud, seguridad y moral de los trabajadores humanos. Foto: Amazon-YouTube-captura de pantalla    Foto: Amazon-YouTube-screencapture

► Ese impulso por eficiencia y reducción de costos para maximizar las ganancias también ha convocado a nuevas estrategias corporativas de reorganización del lugar de trabajo. La intensificación de la competencia internacional, en particular proveniente del imperialismo japonés en los años 1980, estimuló nuevas prácticas gerenciales como la “producción ajustada” y la “reducción de personal”: la eliminación de empleos que se consideraban inútiles o que podían combinarse con otros, un uso más amplio de mano de obra eventual y por horas, y el mantenimiento de inventarios de productos y materiales a niveles flexibles para responder a los cambios volátiles de la demanda mundial. En la década de 1990 se dio un aumento del uso de las nuevas tecnologías de monitoreo (y vigilancia) para intensificar el ritmo de trabajo. Estos nuevos modos de organización del lugar de trabajo ponen el énfasis en que un menor número de trabajadores produzcan más productos.

Electronic device for surveillance of office workers

 

En los años 1990 se dio un aumento del uso de las nuevas tecnologías de monitoreo (y vigilancia) para intensificar el ritmo de trabajo. Estos nuevos modos de organización del lugar de trabajo ponen el énfasis en que un menor número de trabajadores produzcan más productos.   

► En la economía estadounidense de hoy, los segmentos más grandes de la industria manufacturera, medidos según ingresos por concepto de ventas, incluyen a sectores como los productos electrónicos y computadores; vehículos de motor y sus piezas; el sector aeroespacial; la maquinaria; productos refinados del petróleo (combustibles para el transporte, la industria, etc., los productos petroquímicos que se utilizan en los plásticos, los fertilizantes, etc.); los productos farmacéuticos. Estados Unidos es ahora el productor más grande de petróleo del mundo (algo que “se logró” durante los años de Obama). Es el fabricante líder de aviones comerciales y domina otros aspectos del sector aeroespacial. Según criterios de empleo, los automóviles y las autopartes constituyen el sector individual más grande de las manufacturas estadounidenses, con alrededor de un millón de empleos en 2019.

Al examinar esa categoría de “productos de computadora”, tenga en cuenta que Apple está clasificada como una “empresa manufacturera” en este sector. Pero aunque el iPhone, como dice la etiqueta, está “diseñado en California”, el producto se fabrica casi en su totalidad en otros países, en países con bajos salarios, principalmente en China.

El sector manufacturero en Estados Unidos exige una fuerza laboral, y se ha operado un cambio hacia una fuerza laboral, que cuente con un “conjunto de habilidades” y un “nivel educativo” más altos que la de hace 40 años. Al mismo tiempo, y dado que las cadenas de suministro operan dentro de Estados Unidos, hay sectores de trabajadores de baja paga y menos calificados que producen refacciones y componentes, junto con sectores de baja paga como el procesamiento de alimentos. Los trabajadores eventuales, que en su mayoría reciben salarios más bajos que los trabajadores a tiempo completo, representan alrededor del 10% de la fuerza laboral de la industria manufacturera estadounidense.

► Las cinco regiones manufactureras más grandes en Estados Unidos en cuanto al número de trabajadores son, según esta secuencia: 1) la zona metropolitana de Los Ángeles; 2) la zona metropolitana de Chicago; 3) la zona metropolitana de Dallas-Fort Worth; 4) la zona metropolitana de Houston; 5) la zona metropolitana de Detroit. El eje manufacturero de Los Ángeles engloba al sector de alta tecnología, el aeroespacial, de trabajadores mejor pagados, y el sector automotriz. También incluye la industria de la confección intensiva en mano de obra, que depende en gran medida de los trabajadores inmigrantes (e indocumentados), y otros sectores, como los instrumentos electrónicos, el equipo médico y los suministros19.

Boeing airplane assembly line

 

Estados Unidos es el fabricante líder de aviones comerciales y domina otros aspectos del sector aeroespacial. Pero Boeing ha reducido la producción de aviones a reacción comerciales a fin de reducir costos a medida que se ralenticen los pedidos. Planta de Boeing, Renton, Washington, 2013. Foto: Cortesía de Boeing    Foto: Courtesy of Boeing

► El embate contra los sindicatos por parte del gobierno y de la industria ha sido parte integral de la “reorganización del lugar de trabajo” en el sector manufacturero y en la economía en general. En 1980, uno de cada cinco trabajadores estaba sindicalizado (una gran parte de ellos en la minería, las manufacturas y el transporte). En 2019, tan sólo uno de cada 10 trabajadores estadounidenses estaba representado por sindicatos, un mínimo histórico desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Un punto de viraje/inflexión histórico se produjo en 1981, cuando el entonces presidente Ronald Reagan tomó medidas para aplastar una huelga nacional de controladores aéreos. En las décadas siguientes, han sucedido dos cosas: un ataque concertado a los sindicatos por parte de las empresas y el crecimiento de empleos que no eran el objetivo tradicional de las campañas de sindicalización en masa. En la década de 1970 se daban al año, en promedio, unas 300 grandes huelgas, o sea, en las que participaban al menos mil trabajadores. A lo largo de la década de 1990 ese número se desplomó a menos de 60 grandes huelgas al año; ¡en los 10 años que van de 2008 a 2018, el número promedio de grandes huelgas al año fue de tan sólo 13!

La desindicalización ha sido un factor importante que ha contribuido a la creciente desigualdad salarial en Estados Unidos: las crecientes brechas salariales entre los distintos sectores de la fuerza laboral. Se calcula que un tercio del crecimiento de la desigualdad salarial entre los hombres, y un quinto entre las mujeres, en los años 1973-2007 se debió a que menos trabajadores estaban representados por sindicatos. Para aclarar lo que esto implica: los salarios o ingresos de sectores importantes de trabajadores habrían sido sustancialmente más altos si esos trabajadores hubieran estado cubiertos por contratos sindicales, que en un caso típico conllevan salarios y prestaciones más altos, y los salarios de estos trabajadores están cayendo cada vez más en relación a los de los trabajadores mejor pagados (tanto sindicalizados como no sindicalizados) y de los profesionales20.

 

Haga clic sobre la imagen para ampliarla. [Es más probable que los trabajadores negros permanezcan sindicalizados aunque los índices están cayendo en todas las categorías.]   

► El fuerte descenso del empleo en el sector manufacturero como porcentaje del empleo total es una característica clara que define la cambiante combinación de empleos en Estados Unidos. Una de las consecuencias es la enorme presión de las limitadas oportunidades que esto supone para los trabajadores jóvenes sin título universitario que buscan trabajo. Por lo general, se necesitan dos o incluso tres empleos en el sector servicios para compensar la pérdida de ingresos de un empleo manufacturero bien remunerado o para percibir el equivalente.

UNA NOTA SOBRE LAS MENTIRAS FASCISTAS ACERCA DE LA PÉRDIDA DE TRABAJOS MANUFACTUREROS.

El debate sobre el declive de los trabajos en el sector manufacturero no estaría completo sin una réplica explícita y científica a la narrativa racista-fascista de Donald Trump de que los trabajadores mexicanos, chinos o de otros países del tercer mundo están “robándose trabajos” a los trabajadores estadounidenses. Esto no tiene ninguna base empírica:

— En primer lugar, muchos de esos empleos manufactureros estadounidenses “perdidos” se han ido “para siempre” debido a la tecnología, como los trabajos agrícolas que ya no existen ni existirán. De hecho, como se ha comentado, la automatización ha sido el principal impulsor de la pérdida de trabajos en estos últimos 50 años.

— En segundo lugar, los trabajadores del Sur global están sometidos a las mismas dinámicas globales de reducción de costos de la acumulación capitalista competitiva y a la consiguiente pérdida y reubicación de trabajos: los trabajos se trasladan de México a China, de China a Indonesia, Vietnam, Camboya... de China de vuelta a México. No se trata de que los trabajadores de un país “se roben” trabajos, sino de que el capital “se apresure a conseguir trabajadores de los peldaños inferiores” de las escalas salariales.

— Finalmente, nadie es “dueño” de su trabajo asalariado. La clase capitalista posee y controla los grandes medios de producción, y los trabajadores, para sobrevivir, deben vender su fuerza de trabajo al capitalista. Ese control capitalista privado sobre los medios de producción y además las condiciones generales de rentabilidad establecen las condiciones para la contratación o el despido de los trabajadores.

Lo que ha cambiado en los últimos 30 años es que la fuerza laboral explotable-superexplotable del mundo ha crecido inmensamente y se ha integrado más completamente en las redes globales de producción al mando del capital imperialista-monopólico. Y la mano de obra de baja paga y alta productividad en el tercer mundo juega un papel crítico en la producción y acumulación de ganancias imperialistas. Es decir... los trabajadores de otros países no están echando al basurero a sectores de trabajadores industriales estadounidenses sino que el fenómeno se debe al funcionamiento del capital para maximizar las ganancias.


IV. MÁS EN RELACIÓN A LOS CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA OCUPACIONAL Y LA CRECIENTE DESIGUALDAD EN ESTADOS UNIDOS

Expansive hillside slum in Mumbai

 

La urbanización rápida y caótica del tercer mundo, o sea, la expansión de la población de las ciudades sin el correspondiente crecimiento del empleo industrial y no industrial y sin ordenamiento urbano racional, ha conducido al auge de las ciudades miseria y tugurios a una escala nunca vista en la historia de la humanidad. En la imagen: Mumbai, India, 2020.     Foto: AP

► Para 1970, Estados Unidos ya había completado la transición de una sociedad en la que la mayoría de los trabajadores se dedicaban predominantemente a los sectores de producción de bienes de la economía (manufacturas, agricultura, minería) a otra sociedad en la que la mayoría de los trabajadores estaban empleados en sectores de producción de servicios (como el comercio minorista, finanzas, atención sanitaria, educación, etc.).

El libro de Dennis Gilbert The American Class Structure in an Age of Growing Inequality21 es una valiosa referencia que ofrece esta visión general de la manera en que se ha desenvuelto esta tendencia de empleo en bienes a servicios en Estados Unidos durante las últimas cuatro décadas, utilizando datos de mediados de la década de 2010:

La economía postindustrial tiende hacia la polarización ocupacional. Requiere ingenieros, administradores de dinero y médicos, pero también necesita cajeros y ordenanzas de hospital. Se disminuye la demanda para obreros manuales y oficinistas comunes... lo que reduce las oportunidades para los trabajadores sin calificaciones educacionales sustanciales.... La tendencia hacia la desigualdad salarial es notablemente generalizada. La desigualdad ha aumentado entre los que tienen estudios universitarios y los que tiene estudios de secundaria, entre los trabajadores calificados y los trabajadores no calificados, entre los trabajadores más jóvenes y los trabajadores de más edad, pero también entre los que tienen estudios universitarios, entre los que tienen estudios de secundaria, entre los médicos, entre los carpinteros, entre los empleados del sector manufacturero, entre los empleados del sector servicios... incluso entre los ejecutivos de las empresas.... La única excepción notable a este patrón: se ha disminuido la brecha de ingresos entre hombres y mujeres. Pero al mismo tiempo, las disparidades de ingresos han aumentado entre las mujeres y entre los hombres”22.

► Según la Oficina de Estadística Laboral de Estados Unidos, la categoría ocupacional más grande única es la de los vendedores al por menor, seguida de la de los trabajadores que preparan o sirven comida (incluida la comida rápida) y de la de los cajeros. Walmart y Amazon son los dos empleadores privados más grandes de Estados Unidos. Es emblemático que el inmenso almacén de Amazon (“centro de cumplimiento”) en la zona de Baltimore ocupe el antiguo complejo de lo que fue el más grande complejo siderúrgico del mundo.

► La expansión de lo que se denomina trabajo “informal” o trabajo no estándar es un fenómeno importante de una economía mundial imperialista globalizada turbo-propulsada y altamente competitiva. El empleo “informal” se refiere a los trabajos que son muy precarios: sin horarios regulares (o sin siquiera un salario fijo); con pocas protecciones o ninguna en seguridad y salud; y con pocas prestaciones o ninguna, como el pago de seguro de desempleo o el apoyo para la jubilación.

— A pesar del crecimiento de la industria manufacturera y de otras industrias en las regiones del tercer mundo, casi el 70% del empleo en las regiones de ingresos bajos a medianos del mundo corresponde a la “economía informal”. Esto se refiere a los vendedores ambulantes, los puestos de comida, los traperos y los recicladores, los trabajadores domésticos, los jornaleros de la construcción y otras personas que trabajan sin horarios ni salarios regulares. Al mismo tiempo, otros trabajadores informales forman parte de los acuerdos de subcontratación de las grandes empresas en industrias como la de los juguetes, el calzado y la ropa23.

Esto está muy ligado a la dinámica de la urbanización rápida y caótica del tercer mundo: la expansión de la población de las ciudades sin el correspondiente crecimiento del empleo industrial y no industrial... y sin ningún tipo de ordenamiento urbano racional y asignación de recursos para el tratamiento sano de aguas residuales, para los sistemas educativos y de salud para estos nuevos migrantes hacia las ciudades. Y así ocurre el surgimiento de las ciudades miseria y tugurios a una escala nunca vista en la historia de la humanidad.

— En los países imperialistas desde la década de 1980, y siguiendo con la intensificación de la globalización de la producción, el empleo no estándar como proporción del empleo total ha aumentado muchísimo. El centro de investigación imperialista Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos estima que el 60% de las nuevas ofertas de empleo en los años 1990 y 2000 tenían estas características no estándares de empleos sin horarios y salarios regulares y con pocas prestaciones. Se ha producido un aumento de la brecha entre los trabajadores con empleos más “estándares” y que tienen alguna pequeña y limitada medida de seguridad laboral, por un lado, y por otro, los que tienen empleos no estándares. Los trabajadores más jóvenes se agrupan más en estos empleos menos seguros24.

Whole Foods delivery people lined up on their bikes

 

En Estados Unidos, entre el 25% y el 30% de la fuerza laboral participa en cierta capacidad en lo que ahora se denomina la “economía gig”, y 1 de cada 10 trabajadores depende del “trabajo gig” como fuente primaria de ingresos. En la imagen: trabajadores de reparto de alimentos de Whole Foods.    Foto: revcom.us

► En Estados Unidos, entre el 25% y el 30% de la fuerza laboral participa en cierta capacidad en lo que ahora se denomina la “economía gig”, y 1 de cada 10 trabajadores depende del “trabajo gig” como fuente primaria de ingresos. Esta “economía gig” se refiere a los trabajos temporales o freelanceros, en los que los trabajadores suelen conectarse con clientes y consumidores de forma independiente y principalmente vía plataformas en línea.

Como en toda la economía estadounidense, el “trabajo gig” (o “trabajo por encargo”) está profundamente segmentado. Una parte de este trabajo está muy bien pagado y es autónomo en servicios técnicos, profesionales y financieros. Una buena parte del “trabajo gig” que se realiza complementa otros trabajos, otros empleos, que la gente pueda tener. Es una forma nueva y no tradicional en que la gente está trabajando. Algunos de estos trabajos de la “economía gig” están ocupados por personas crónicamente subempleadas (personas con trabajos por horas o temporales que quieren trabajar a tiempo completo), y que a menudo dependen de este trabajo como su medio primario de vida25.

Los escalones más bajos de los trabajadores de logística “justo a tiempo”, entre ellos los llamados trabajadores de entrega de “última milla” para el comercio digital, surgieron como un componente importante de la “economía gig” durante la pandemia de la Covid-19 (muchos conductores de Amazon están bajo contratos de forma independiente y trabajan bajo grandes presiones).

► La pandemia y las desigualdades laborales. El acceso a las situaciones de trabajo “con distanciamiento sano” está polarizado económica y socialmente. En los sectores de bajos salarios con “trabajadores esenciales”, como las empacadoras de carne, los trabajadores se han enfrentado durante mucho tiempo a condiciones de trabajo extremadamente peligrosas, con altas tasas de lesiones industriales, etc. Cuando azotó la pandemia, las grandes empacadoras de carne se resistieron a introducir el distanciamiento sano y otras medidas de protección; no se implementaron las pruebas regulares por la Covid; y las tasas de infección fueron altas, especialmente en los primeros meses de la crisis.

Respecto a quiénes pueden “teletrabajar” (trabajo remotamente desde casa): a medida que se desenvolvía la pandemia, tan sólo un 9 por ciento de los trabajadores en el 25 por ciento inferior de los asalariados pueden “teletrabajar” desde casa, en comparación con más de 60 por ciento de aquellos en el 25 por ciento superior de los asalariados26.

► Un gran sector de trabajadores de baja paga es una característica de la fuerza laboral estadounidense: 53 millones de trabajadores, es decir el 44% de todos los trabajadores de entre 18 y 64 años de edad, tienen empleos de baja paga, con un salario promedio por hora de 10.22 dólares (y unos ingresos anuales de unos 18 mil dólares). Casi dos tercios de los trabajadores de baja paga están en su mejor edad laboral, entre los 25 y los 54 años, y el 40% de este grupo mantiene hijos27. Cerca de la mitad de los trabajadores que perciben menos de 15 dólares por hora están empleados en lo que se designó al comienzo de la pandemia como “ocupaciones esenciales”, entre las que se encuentran los auxiliares de enfermería, los asistentes de cuidado personal y los trabajadores de mantenimiento28.


V. CUANDO EL TRABAJO DESAPARECE, EL DOLOR ES GRANDE... PERO ES MUCHO MÁS GRANDE PARA LOS TRABAJADORES NEGROS QUE PARA EL TRABAJADOR BLANCO “DESCUIDADO” DE TRUMP; LAS TENDENCIAS MÁS AMPLIAS DE EMPLEO Y DESEMPLEO, ESPECIALMENTE LAS QUE AFECTAN AL PUEBLO NEGRO

 

El desempleo de los negros ha estado, constantemente, al doble del nivel de desempleo de los trabajadores blancos. Tabla: Lance Lambert. Source: Bureau of Labor Statistics. Haga clic sobre la imagen para ampliarla. [Brecha de tasas de desmpleo entre negros y blancos.]    Chart: Lance Lambert Source: Bureau of Labor Statistics

Históricamente, el sector manufacturero era la fuente de empleos relativamente bien pagados para los hombres con una educación de secundaria o menosEl declive del sector manufacturero ha tenido efectos disruptivos en la vida de los trabajadores de todas las razas y grupos nacionales/étnicos, pero de forma desproporcionada y masiva para los trabajadores y familias negros.

Algunos documentos relevantes:

► Importantes trastornos del empleo en ciudades con grandes poblaciones de negros. En Detroit, las familias negras de ingresos medianos dependían más de los empleos en el sector manufacturero que las familias blancas de ingresos medianos: un poco menos de un tercio de todos los individuos negros empleados trabajaban en empresas manufactureras, que es una tasa que casi duplica la de los trabajadores blancos, lo que hace que la pérdida de estos trabajos sea más devastadora para las familias negras. Desde 1970 hasta 2013, el número de trabajadores negros con empleo en la industria manufacturera, el transporte, los servicios públicos y la construcción en Detroit se disminuyó casi a la mitad: de 102.000 a 53.000. Los ingresos anuales medios de estos trabajadores se redujeron en casi 7.000 dólares en el mismo período. En Chicago en 1960, un tercio de los trabajadores negros estaban empleados en la industria manufacturera; en 2017, tan sólo el 5% de los trabajadores negros tenían empleos en ese sector29.

► Históricamente, los trabajadores negros han tenido un patrimonio familiar menor que los trabajadores blancos. Esto se refiere al valor de los vehículos que son de su propiedad, el valor de una casa propia que se ha amortizado, ahorros para la jubilación, acciones, etc. Cuando se dio la recesión del sector manufacturero, las familias blancas tenían algunos recursos y movilidad para poder dejar las “comunidades desindustrializadas” y buscar nuevas perspectivas de trabajo. Las familias negras no disponían de las mismas capacidades, debido a la persistente y creciente “brecha de riqueza racial” (menos “patrimonio familiar”) y a las dinámicas de la segregación en la vivienda residencial: estar “atrapados en el lugar” y no tener la misma capacidad de mudarse a los vecindarios de su elección debido a las prácticas discriminatorias de los préstamos bancarios y otras barreras institucionales racistas. Además, tras los grandes cierres de plantas y la evaporación general de los trabajos en las fábricas, los trabajadores negros tuvieron un acceso considerablemente menor, y para muchos de ellos ningún acceso, a los programas gubernamentales de reciclaje laboral.

Woman holds two bottles of contaminated Flint water.

 

El sistema de suministro de agua envenenada de Flint es un horroroso caso de estudio del declive del sector manufacturo, la crisis fiscal urbana y el intolerable peligro para la salud.    Foto: AP

► El sistema de suministro de agua envenenada de Flint es un horroroso caso de estudio del declive del sector manufacturo, la crisis fiscal urbana y el intolerable peligro para la salud.

La ciudad de Flint, cuya población es 60% negra, perdió 70.000 trabajos en el sector manufacturero, principalmente como resultado del declive de la producción de automóviles desde finales de los años 1970 hasta 2006. La ciudad perdió casi la mitad de su población (con la salida de muchos blancos) entre 1960 y 2010. El estrés financiero que esto supuso para la ciudad fue inmenso. Como las fábricas cerraron, cayeron los ingresos fiscales; como se contrajo esa base impositiva, al gobierno municipal le resultó más difícil pedir préstamos. Esto supuso una gran presión financiera para la ciudad, lo que llevó a recortar el gasto y a tomar medidas para reducir costos.

Una de esas medidas fue la decisión tomada en abril de 2014 de cambiar la fuente de agua del municipio, pasando del agua tratada del Departamento de Agua y Alcantarillado de Detroit, que se abastece del lago Hurón y del río Detroit, al agua que se abastecía del río Flint contaminado. Entre 6.000 y 12.000 niños estuvieron expuestos a agua potable con altos niveles de plomo, lo que puede provocar un deterioro del desarrollo cognitivo30.

► Pérdida de trabajos en el sector manufacturero y aumento de las desigualdades entre blancos y negros.

Como ya se ha dicho, históricamente el sector manufacturero proporcionaba trabajos bien remunerados a los hombres con menos educación. En los últimos 50 años, el declive de este tipo de empleos mejor pagados no sólo ha tenido un amplio impacto adverso en los hombres con menos educación en general (incluidos los hombres blancos), sino que también ha tenido un efecto más grande en los negros en comparación con los blancos. En una sociedad y una economía en las que el capitalismo y la supremacía blanca están entrelazados, las penurias no se distribuyen de forma igual. El declive de la industria manufacturera intensificó las desigualdades económicas y sociales entre blancos y negros.

 

El declive de la industria manufacturera intensificó las desigualdades económicas y sociales entre blancos y negros, 1980-2018. Haga clic sobre la imagen para ampliarla. [Familias negras perciben ingresos mucho menores que familias blancas y todas las familias a nivel nacional.]   

Las conclusiones resumidas en el estudio “¿Torn Apart? The Impact of Manufacturing Employment Decline on Black and White Americans”31 son reveladoras.

En términos de efectos, el declive del empleo manufacturero en la comunidad negra:

  • El declive de la industria manufacturera en el período 1960-2010 llevó a un descenso de un 13% en los salarios de los hombres negros.
  • Este declive supuso un tercio del aumento de la desigualdad salarial entre los hombres negros (en otras palabras, más ingresos que van a parar a los hombres negros mejor pagados).
  • Este descenso del empleo en la industria manufacturera se asoció con índices de pobreza más altos para las mujeres negras y los niños negros.

Al mismo tiempo, ha aumentado la diferencia en las condiciones económicas y sociales entre los negros y los blancos:

  • El declive de la industria manufacturera aumentó la brecha de salarios entre los hombres blancos y los hombres negros.
  • El declive de la industria manufacturera también contribuyó a ampliar la ya considerable brecha entre los niños negros que viven en la pobreza y los niños blancos que viven en la pobreza.
  • Hay resultados similares durante esos 50 años en otras dimensiones también, como el aumento de las brechas en la propiedad de casa propia por parte de los negros en relación con los blancos, y las tasas de mortalidad de los niños negros en relación con la de los niños blancos.

Así pues, el declive del empleo en la industria manufacturera ha supuesto una carga desproporcionada para la comunidad negra.

► Sobre las tendencias del empleo afroamericano en general. Aquí va una imagen concisa a partir de mediados de la década de 2010:

“En comparación con los blancos, los negros siguen estando infrarrepresentados en la parte superior de la estructura ocupacional y sobrerrepresentados en la parte inferior, sobre todo entre los trabajadores del sector servicios, el que sigue siendo, por mucho, la categoría ocupacional más grande para los negros.... Los negros siguen teniendo muchas más probabilidades que los blancos de no tener ningún trabajo en absoluto, especialmente en períodos de recesión....

“Un resultado de estas tendencias ha sido la creciente diferenciación de clases entre los afroamericanos. Aunque grandes cantidades de jóvenes hombres y mujeres negros con mucha educación han pasado a ocupar trabajos a los que pocos de sus padres podían acceder, persiste la subclase negra de trabajadores de baja paga o desempleados.

“La brecha salarial entre negros y blancos, que había estado disminuyéndose durante mucho tiempo, comenzó a aumentar después de 1980. De 1980 a 2016, el salario medio por hora de los hombres negros (se refiere a una especie de promedio) cayó del 76 al 69 por ciento del de los hombres blancos. En el caso de las mujeres negras, que estaban cerca de la paridad con las mujeres blancas en 1980, el retroceso fue aún más grande: del 90% al 80%. (Los salarios de las mujeres negras aumentaron en este período, pero los salarios de las mujeres blancas lo hicieron más rápidamente). En parte, estas tendencias reflejan cambios más grandes en la economía estadounidense, que han afectado especialmente a los niveles inferiores en el mercado laboral, donde los negros todavía están concentrados de forma desproporcionada: la caída del empleo en el sector manufacturero, el declive de los sindicatos, el aumento de la brecha salarial entre los trabajadores con estudios universitarios y los trabajadores con menos estudios”32.

El tipo de desigualdad ocupacional que existe entre blancos y negros (especialmente la alta concentración de trabajadores negros en trabajos de servicios de baja paga) queda plasmada en esta cifra escueta: en la fuerza laboral de Estados Unidos a mediados de la década de 2010, había aproximadamente 2 auxiliares sanitarios por cada médico en ejercicio, pero 15 auxiliares de salud afroamericanos por cada médico negro33.

► El desempleo de los negros en los últimos 50 años ha sido, en promedio, el doble del nivel de desempleo de los trabajadores blancos. Y esta tasa oficial no incluye a los individuos que no están buscando trabajo activamente.

De hecho, una proporción más grande de aspirantes a trabajadores entre los negros son trabajadores “desanimados”. Han renunciado a la búsqueda de trabajo durante largos períodos, debido a la discriminación y a la falta de trabajos cerca de los vecindarios. Una vez más, se tiene el impacto de la pérdida de trabajos en la industria manufacturera en las ciudades donde han vivido los negros y además el traslado de los trabajos a los suburbios a los que los sectores inferiores de la fuerza laboral negra no tienen fácil acceso, a menudo debido a la falta de transporte público conveniente, así como la discriminación en la vivienda.

Muchos trabajadores “desanimados” “se desconectan” de la economía formal.

► El racismo sistémico y el subempleo entre los negros. El subempleo se refiere al fenómeno en que una parte importante de la población trabajadora se ve obligada a trabajar a tiempo parcial o en empleos temporales, pero realmente quiere trabajar a tiempo completo. Y así, esta sombría realidad: en 2019, en un período de crecimiento económico previo a la pandemia, la tasa de subempleo de los negros era del 12%, es decir, 1 de cada 8 trabajadores negros, lo que es el doble del nivel del subempleo de los blancos.

► Muchos afroamericanos están trabajando en empleos que no reflejan las habilidades y el nivel educativo que han alcanzado... no pueden conseguir empleo en el campo que han elegido. Y así, esta sombría realidad: en 2019, en un período de crecimiento económico previo a la pandemia, casi el 40% de los trabajadores negros con un título universitario o avanzado (de posgrado) que estaban empleados... trabajaban en un empleo que no requiere un título universitario. Para decirlo de otro modo, están trabajando en empleos que no dan expresión a sus habilidades, creatividad y aspiraciones34.

De forma cruel, el sistema penitenciario estadounidense actúa como un “regulador” sistemático de los empleos y los mercados laborales para los hombres negros y latinos en particular, conduciendo a los individuos anteriormente encarcelados hacia empleos de baja paga y excluyéndolos de los empleos mejor pagados.

► El “crimen de la encarcelación en masa” perpetrado en contra del pueblo negro y sus consecuencias para el empleo. Como es bien sabido, Estados Unidos tiene la tasa de encarcelamiento más alta del mundo. Como está bien documentado, los afroamericanos tienen más probabilidades de que resulten encarcelados tras una detención que los blancos (los estados encarcelan a los negros a un ritmo cinco veces superior al de los blancos).

Los individuos que anteriormente estuvieron encarcelados se topan con muchas más dificultades para conseguir un empleo que la población general. Los estudios muestran que tener “antecedentes penales” reduce las tasas a las cuales los empleadores vuelven a comunicarse por teléfono con el solicitante de empleo (después de que un individuo anteriormente encarcelado presente una solicitud para un empleo o se entreviste para un trabajo) en un 50%. Los trabajos que sí consiguen muchos individuos anteriormente encarcelados suelen ser precarios y de baja paga. Y precisamente debido a la inestabilidad de estos empleos, las personas que entran y salen de ellos suelen abandonar por completo la fuerza laboral, o se meten en la “economía sumergida” del trabajo semilegal35.

Los individuos anteriormente encarcelados de color regresan a los vecindarios empobrecidos con alto desempleo (de nuevo, la desaparición de los trabajos manufactureros que antes eran un sostén de las economías locales). A muchos de los individuos que tienen “antecedentes” penitenciarios se les niega todos los derechos de acceso a la vivienda pública, a los cupones de alimentos, a la asistencia financiera para estudiantes y a la capacitación laboral. Se enfrentan a grandes obstáculos para conseguir ciertos trabajos que requieren licencias profesionales y aprendizajes (y al mismo tiempo pasan por programas de capacitación y certificación que no llevan a ninguna parte). En algunas de las comunidades negras más pobres, los individuos anteriormente encarcelados se enfrentan a una ausencia casi total o exclusión de un empleo regular y remunerado y a la omnipresencia de la economía de la droga.

De forma cruel, el sistema penitenciario estadounidense actúa como un “regulador” sistemático de los empleos y los mercados laborales para los hombres negros y latinos en particular, conduciendo a los individuos anteriormente encarcelados hacia empleos de baja paga y excluyéndolos de los empleos mejor pagados36.

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UNA NOTA SOBRE ALGUNOS CAMBIOS EN LOS PATRONES DE EMPLEO DE LOS HOMBRES... Y LA BASE DE TRUMP DE “TRABAJADORES BLANCOS ENOJADOS”

► Ha habido un descenso significativo en la tasa de participación de los hombres de 23 a 54 años de edad en la fuerza laboral. En las décadas de 1950 y 1960, el 97% de los hombres de entre 25 y 54 años de edad trabajaban o buscaban trabajo; en 2018, esa cifra cayó al 89%, y cayó mucho más en las regiones manufactureras deprimidas.

► Se han producido cambios en qué tanto tiempo que la gente trabaja para un mismo empleador, y esto tiene una dimensión de género. Desde principios de la década de 1970, a medida que el empleo en el sector manufacturero ha ido disminuyendo, millones de mujeres han entrado en la fuerza laboral. A medida que estas mujeres envejecen, aumenta su “permanencia en el empleo”, es decir, qué tanto tiempo en promedio que permanecen con un mismo empleador. Pero para los hombres de ciertas categorías de edad, se han operado cambios en la permanencia en el empleo. En la década de 1980, alrededor del 40% de los hombres de entre 50 y 59 años de edad llevaban 20 años o más en su trabajo actual. Sin embargo, para mediados de la década de 2010, este porcentaje había caído fuertemente al 26%. Esto fue especialmente pronunciado en el sector manufacturero, pero se produjo en una amplia gama de industrias, como la construcción, el comercio minorista y la agricultura37.

► Los “hombres blancos enojados” encuentran “voz y reivindicación” fascista en el trumpismo.

Como se ha demostrado en este análisis, las tensiones y penurias económicas de los últimos 50 años no han golpeado más duro a los trabajadores blancos que a los trabajadores negros. Pero hay que señalar dos cosas:

— Primero, el tejido y las expectativas del “mundo social de larga data” de los sectores de trabajadores blancos masculinos privilegiados se han ido deshilachando desde finales de la década de 1970, especialmente desde principios de la década de 1990, cuando la globalización de la producción centrada en China se aceleró enormemente. Se perdieron empleos manufactureros estables, bien pagados y “dominados por los hombres”. Los nuevos empleos que estaban disponibles estaban, por un lado, en el sector servicios, cada vez más de baja paga, y, por otro, los que requerían más educación. Y ambas categorías de empleos han estado y están cada vez más pobladas por mujeres y minorías.

— Segundo, algunos sectores de estas capas estaban y siguen estando encendidos por una sensación de “despojo como miembros de la clase media baja, antes autónoma e independiente, de agricultores independientes, pequeños tenderos y trabajadores calificados”38. La respuesta fascista ha sido de movilizar el “privilegio masculino (blanco) agraviado”: el grito de haber sido “robado y emasculado” de un “derecho de nacimiento” por parte de “otros que no se lo merecen” (llene el espacio en blanco que se quiera). Esto está muy vinculado a las dinámicas de la globalización imperialista, al declive del empleo en la industria manufacturera y a la erosión de las condiciones anteriores de relativa estabilidad y de cierta medida de movilidad social ascendente (la capacidad de ascender las escaleras laborales y obtener más ingresos). Al mismo tiempo, se han operado cambios dramáticos en la posición y el papel de las mujeres en la economía y en la sociedad que se han convertido en combustible para la política del resentimiento fascista.


VI. UNA ECONOMÍA CAMBIANTE Y LA LUCHA DE LAS MUJERES POR LA IGUALDAD: LAS NORMAS DE GÉNERO CAMBIANTES QUE CHOCAN CON EL PATRIARCADO Y SU BRUTAL REAFIRMACIÓN.

1970s women march for equality

 

La lucha de las mujeres de los años 1960 y 1970 por la igualdad socavó las expectativas laborales y trayectorias de vida tradicionales.   

La cuestión general de la posición y el papel de la mujer en la sociedad se presenta cada día más agudamente en las extremas circunstancias de hoy — esto es un polvorín en Estados Unidos hoy.

Bob Avakian

Las dinámicas asociadas con la transformación “postindustrial” de la economía estadounidense, que depende de una producción cada vez más globalizada centrada en el tercer mundo, han interactuado en sentidos profundos con la lucha de las mujeres. Esto ha tenido efectos importantes en la representación de las mujeres en la fuerza laboral así como en la familia patriarcal tradicional (el patriarcado se refiere a la posición dominante de los hombres en la sociedad y en la economía).

Las filas de las mujeres trabajadoras aumentaron notablemente en las décadas de 1950 y 1960. Esto dio un nuevo salto en los 50 años posteriores. En 1968, el 40% de las mujeres en edad de trabajar participaban en la fuerza laboral, es decir, tenían un empleo o lo buscaban; en 2018, el 60% de las mujeres en edad de trabajar formaban parte de la fuerza laboral. En enero de 2020, justo antes de que azotara la pandemia, las mujeres eran la mayoría (un poco más del 50%) de los empleados en Estados Unidos39.

► La incorporación masiva de las mujeres a la fuerza laboral ha sido impulsada tanto por la necesidad económica como por la lucha político-social. A medida que desaparecían los empleos manufactureros “bien pagados” con prestaciones, y estos empleos eran predominantemente ocupados por hombres, el salario del “sostén de la familia” masculino (la persona cuyos ingresos mantienen a una familia) ya no podía mantener económicamente a esa familia.

Esta presión económica impelió a más mujeres casadas a buscar trabajo. Al mismo tiempo, se produjo una gran expansión de la economía de servicios, en gran medida de baja paga y dominada por las mujeres. Algunos de los sectores clave son el comercio minorista, la atención a la salud y la educación. Gran parte de esos empleos, tal como en el comercio minorista en rápida expansión como Walmart, “ofrecían” horas de trabajo muy variables con salarios bajos y con pocas prestaciones. Cantidades cada vez más grandes de mujeres casadas se incorporaron a la fuerza laboral, predominantemente en este tipo de empleos, y ello contribuyó a amortiguar la pérdida de ingresos familiares debido a la disminución del empleo masculino en el sector manufacturero.

Al mismo tiempo, la lucha de las mujeres de los años 1960 y 1970 por la igualdad estaba socavando las expectativas laborales y trayectorias de vida tradicionales. Las barreras ocupacionales se iban cayendo a medida que las mujeres casadas y solteras, a menudo con el uso de leyes como el Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 (que prohíbe la discriminación por parte de los empleadores en función de la raza, el color de la tez, la religión, el género y el origen nacional), luchaban por la oportunidad de tomar decisiones de empleo para sí mismas y de perseguir una carrera fuera del hogar.

Las medidas antidiscriminatorias y de acción afirmativa tuvieron un importante efecto en impulsar el empleo de las mujeres, así como de los trabajadores negros, en determinados sectores, especialmente en los empleos públicos. Durante décadas, las mujeres han constituido la mayoría de la fuerza laboral de los gobiernos estatales y locales, y en 2019, las mujeres representaban el 60% de todos los trabajadores del sector público estatal y local40.

En los últimos 50 años, el trabajo se ha convertido en una parte fundamental de la identidad de las mujeres, una identidad que ya no está estrictamente definida y circunscrita como “ama de casa” o “sistema de apoyo” para los hombres. Pero esto ocurría y está ocurriendo en una sociedad supremacista masculina y supremacista blanca.

A principios de la década de 2000, tan sólo 1 de cada 14 hogares en Estados Unidos estaba formado por una pareja casada con hijos en la que sólo trabajaba el esposo.

► Cambios sociales y culturales y la “familia tradicional” que se vaya desapareciendo.

Importantes cambios socioculturales han facilitado la entrada de las mujeres en la fuerza laboral y su incorporación a la misma. Entre ellos figuran una disponibilidad más amplia de anticonceptivos y el descenso de la tasa de natalidad; el aumento de la tasa de divorcios; y la creciente proporción de nacimientos de parte de mujeres solteras. Actualmente en Estados Unidos, las madres son el sostén de casi la mitad de las familias con hijos menores de 18 años de edad. El 45% de las madres blancas son el sostén de la familia, el 47% de las madres latinas y el 74% de las madres negras41.

Para 1970, se estaba desintegrando la familia tradicional estadounidense de una pareja casada con hijos “encabezada” por un solo sostén masculino de la familia (el tema de los viejos programas de televisión). A principios de la década de 2000, tan sólo 1 de cada 14 hogares en Estados Unidos estaba formado por una pareja casada con hijos en la que sólo trabajaba el esposo42.

Para 2015, el 20% de todos los hogares familiares estaban encabezados por mujeres, frente al 10% de 1970. En el caso de las familias con hijos, más del 25 por ciento están encabezadas por mujeres (es decir, no hay un “sostén masculino” ni ingresos biparentales). Estas familias experimentan altos niveles de pobreza43.

► El enorme aumento de mujeres que obtienen títulos universitarios y la creciente presencia de mujeres en las profesiones.

A medida que Estados Unidos ampliaba la educación superior a finales de los años 1950 y en los años 60 (esto estaba muy ligado a la competencia mundial con la Unión Soviética), más mujeres empezaron a ingresar y a graduarse en universidades y escuelas de posgrado. Esta tendencia se aceleró a partir de la década de 1970. Desde 1982, las mujeres han obtenido más títulos universitarios de cuatro años que los hombres. En las escuelas de posgrado, en 1971 las mujeres obtuvieron un poco más del 10% de los títulos de doctorado, y en 2014 superaron el 50%; en 1970, las mujeres representaban un poco más del 5% de los graduados de las escuelas de medicina; en la actualidad, alrededor del 50% de los graduados de las escuelas de medicina son mujeres44.

 

Haga clic sobre la imagen para ampliarla. [Es más probable que las madres negras sean el sostén de la familia que en cualquier otro grupo racial o étnico.]    Chart: cps.ipums.org/cps/

► Desigualdad entre las mujeres en la fuerza laboral

Aunque grandes cantidades de mujeres de todos los grupos económicos y raciales/étnicos se incorporaron a la fuerza laboral, esto también ocurrió junto con una importante división entre las profesiones abiertas a las mujeres de clase media con títulos universitarios y de posgrado, y los tipos de trabajo generalmente disponibles para las mujeres con menos estudios, especialmente las mujeres de color.

De hecho, una parte de las condiciones que han hecho que sea más “factible” que las mujeres profesionales accedan a ocupaciones mejor pagadas ha sido la expansión de servicios como la limpieza doméstica, las guarderías infantiles, la atención médica domiciliaria y la preparación de alimentos. Estos trabajos en gran medida son de baja paga y se realizan en su inmensa mayoría por mujeres, y muchos de los trabajos domésticos y de atención médica los realizan mujeres inmigrantes de México, América Central y el Caribe, y otras partes del tercer mundo.

Al mismo tiempo, los hogares encabezados por mujeres, especialmente por las mujeres de color, se enfrentan a enormes presiones y penurias financieras. Estas mujeres luchan por mantener a sus familias, generalmente sin acceso a guarderías infantiles asequibles ni a licencias por razones familiares y médicas las cuales cuentan con remuneración.

Así que existen estos “jalones en diferentes direcciones”, en términos de ingresos familiares. Las parejas heterosexuales casadas en las que ambos cónyuges trabajan en las profesiones han percibido un gran aumento de sus ingresos familiares combinados. Y los ingresos de las esposas en estos hogares han sido un elemento central de la creciente proporción de los ingresos totales del 20 por ciento superior de las familias en Estados Unidos. Mientras tanto, las circunstancias precarias que enfrentan las familias encabezadas por mujeres con hijos han ejercido una presión a la baja sobre los ingresos de los individuos que se encuentran en los escalones más bajos de la sociedad.

El patriarcado sigue haciendo recaer sobre las mujeres la carga de elegir entre “la carrera o la familia”. La división patriarcal desigual en los empleos que sigue imponiéndose, y la falta de lineamientos sociales y gubernamentales para apoyar a las personas que proveen cuidados en el hogar pero que también trabajan, significa que la norma para las madres trabajadoras es que vuelvan a casa a encargarse de un “segundo turno” de tareas domésticas y de cuidados no remuneradas.

“Al fin del día”, aunque la norma de hoy día sea que el padre y la madre trabajan, las mujeres siguen dedicando mucho más tiempo al cuidado de los niños y a las tareas del hogar que los hombres con la misma situación parental y laboral. Y a lo largo de la pandemia de la Covid de 2020-2021, grandes cantidades de mujeres han tenido que dejar sus empleos debido al cierre de lasCo escuelas y a las responsabilidades de dar cuidados, y varios estudios han mostrado que las mujeres están realizando una cantidad significativamente más grande de las tareas adicionales de cuidado de los hijos, educación y tareas domésticas durante la pandemia45.

 

Haga clic sobre la imagen para ampliarla. [Desde 1967, se ha duplicado más la proporción de madres que son el único sostén o co-sostén de la familia.]    Chart: PEW

► Los cambios en la economía y en los roles de género... y de los hombres. Los hombres siguen beneficiándose de los privilegios estructural-institucionales masculinos en el acceso al empleo, la remuneración y la autoridad en el lugar de trabajo. Pero se ha producido una tendencia a la baja para los sectores de trabajadores masculinos en comparación con la situación anterior a 1970, en relación con: a) la adquisición de competencias; b) las tasas de empleo; c) el “estatus” ocupacional (la desaparición de los empleos manufactureros bien remunerados); y d) los niveles salariales reales (especialmente para los que no tienen educación universitaria).

A medida que se aceleran la globalización, la transformación tecnológica y el declive de los sindicatos, la economía, como ya se ha comentado, venía cambiando de las ocupaciones tradicionalmente dominadas por los hombres hacia los trabajos de servicios de baja paga con una creciente dominación de las mujeres, muchos de los cuales llevan el “estigma” del “trabajo de mujeres”: como el de cuidadoras, que está profundamente devaluado en esta sociedad. (Hay más hombres que se están incorporando a algunos de estos trabajos, pero no lo hacen al ritmo que lo hacen las mujeres).

A medida que la economía estadounidense ha experimentado los cambios económico-sociales descritos, impulsados principalmente por los saltos en la globalización imperialista, existe esta nueva realidad del “Estados Unidos imperial tardío”: más mujeres trabajan... más ingresos del hogar provienen de las mujeres, y en crecientes cantidades de los hogares con dos asalariados, las mujeres ganan más que los esposos... y más hombres se quedan en casa sin disposición a aceptar ciertos trabajos, o que están excluidos de empleos (como es la situación que enfrentan los hombres negros y latinos actualmente encarcelados y anteriormente encarcelados). Todo ello junto a la continua desintegración de la familia “tradicional”.

► La incorporación masiva de las mujeres a la fuerza laboral no ha superado la “segregación de empleos por género”. En los últimos 50 años más hombres y mujeres han empezado a entrar en ocupaciones “no tradicionales”: por ejemplo, más mujeres se convierten en médicos y más hombres se convierten en enfermeros. Pero el trueque de mujeres y hombres en las ocupaciones se ralentizó después de la década de 1990 y se detuvo en la década de 2000. Más del 40% de los trabajadores están en ocupaciones en las que más del 75% de los trabajadores son de un solo género.

Una de cada tres mujeres trabajadoras está empleada en dos industrias: la atención médica y la asistencia social, y la llamada industria del esparcimiento y hospitalidad (alimentos y bebidas, hoteles y otros alojamientos, viáticos, etc.). Pero aun cuando hombres y mujeres trabajen en la misma ocupación, como peluquer@s, cosmetólog@s, enfermer@s, profesor@s y maestr@s, ingenier@s informátic@s, ingenier@s mecánic@s o trabajador@s de la construcción, los hombres ganan más, en promedio, que las mujeres.

La concentración de mujeres, sobre todo las mujeres de color, en los sectores de la hospitalidad y los servicios las ha hecho especialmente vulnerables a los trastornos económicos de la pandemia: éstos fueron los empleos que se cerraron pronto. En relación con sus niveles de empleo previos a la pandemia, las mujeres negras y latinas sufrieron los reveses más grandes en el empleo durante el primer año de la pandemia en relación con cualquier grupo demográfico de la fuerza laboral46.

Las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en ciertas industrias y ocupaciones y perciben un salario inferior al de los hombres en todos los sectores. Hoy, una mujer empleada a tiempo completo durante todo el año percibe unos 80 centavos por cada dólar que percibe un hombre con un empleo similar. En relación con los hombres blancos no hispanos, las mujeres blancas perciben 79 centavos, las mujeres negras 63 centavos y las mujeres latinas tan sólo 55 centavos47.

► Y a lo largo de todas las ocupaciones, la plaga del acoso sexual

Lo que se ha llamado el “problema de trabajos ‘varoniles’” se refiere a un conjunto cada vez menor de trabajos y a una relacionada cultura en el lugar de trabajo en que ser “adepto” se define en términos agresivos y masculinos de fuerza física. Una vez más, se da esa sensación de privilegios masculinos bajo “amenaza” debido a la contracción del empleo en la industria manufacturera así como debido a la entrada, a partir de los años 1970, de las mujeres en estos trabajos (así como en la construcción y la minería). Así se percibía a las mujeres como “no merecedoras” y “no calificadas”; a las mujeres como objetos de la reafirmación vil y violenta de la hegemonía masculina.

El brote de #YoTambién/#MeToo de 2017-2018 contra el abuso sexual, el acoso y la degradación por parte de los hombres estalló inicialmente en las empresas de medios de comunicación, las empresas tecnológicas de nueva creación y la industria del entretenimiento. El cáncer es generalizado. Lo siguiente es de una historia de una batalla legal de 25 años para remediar el acoso sexual de las mujeres que habían trabajado en una planta de Ford en Chicago. Muchas de estas mujeres habían obtenido por fin un empleo que pagaba un salario digno. Levantaron la cabeza sólo para descubrir que:

Los jefes y los compañeros de trabajo las trataban como propiedad o presa. Los hombres hacían comentarios groseros sobre sus senos y nalgas; tallaban grafitis de penes en las mesas.... Manoseaban a las mujeres, con sus cuerpos presionaban contra ellas, simulaban actos sexuales.... Los supervisores traficaban con mejores tareas a cambio de favores sexuales y castigaban a las mujeres que se negaban a aceptar.

En su último año ahí, [una de las demandantes afroamericanas que dejó su trabajo en Ford] dijo que ganaba 23 dólares por hora; en Bed Bath & Beyond, sólo recibía un tercio de esa paga. [Desde que dejó la Ford], trabajó como asistente de atención a la salud en el hogar por la noche y cortó el césped durante el día..... “Tengo 61 años y me gano la vida cortando césped”48.

Numerosas investigaciones muestran que entornos laborales hostiles obligan a las mujeres a abandonar ocupaciones no tradicionales. Alrededor del 60% de las mujeres que trabajan en empleos en las ciencias, la tecnología y la ingeniería sufren acoso sexual. Con el paso del tiempo, alrededor de la mitad de las mujeres que trabajan en estas ocupaciones abandonan sus empleos y la mitad de ellas terminan por dejar estos campos por completo49.


VII. LOS TRABAJADORES NACIDOS EN OTROS PAÍSES QUE VIVEN EN ESTADOS UNIDOS, Y LA “FUGA DE CEREBROS” DESDE EL SUR GLOBAL

Thousands of migrants traveling north to U.S. Mexico border

 

En 2015, 150 millones de migrantes, en su inmensa mayoría procedentes del Sur global, formaban parte de la fuerza laboral mundial. Casi la mitad de estos trabajadores están concentrados en dos regiones: Europa Occidental y Estados Unidos. En la imagen: unos migrantes de América Central en camino hacia el norte, se detienen en Chiapas, México.    Foto: IOM (International Organization of Migration)

La globalización imperialista ha intensificado el flujo de jornaleros migrantes y trabajadores inmigrantes desde los países del tercer mundo hacia los países ricos.

Un trabajador migrante es una persona que emigra de un país (o región) a otro para buscar trabajo, pero no lo hace con la intención de quedarse permanentemente en ese país. En 2015, 150 millones de migrantes, en su inmensa mayoría procedentes del Sur global, formaban parte de la fuerza laboral mundial. Casi la mitad de estos trabajadores están concentrados en dos regiones: Europa Occidental y Estados Unidos. La inmensa mayoría de estos migrantes (el 70%) están empleados en el sector servicios, un número importante de ellos son trabajadores domésticos y el 73% de todos los trabajadores domésticos migrantes son mujeres. Los inmigrantes son aquellos individuos que dejan un país con el fin de establecerse permanentemente en otro, y que tienen la opción de volver a su país de origen50.

En total, el número de personas en el mundo que viven fuera de su país de nacimiento ha aumentado de 153 millones en 1990 a 272 millones en 201951. Crecientes cantidades de refugiados forman parte de la población migrante del mundo, las decenas de millones de personas que las circunstancias han obligado a abandonar sus países en busca de seguridad y asilo, pero que a menudo acaban en empobrecidos campos de refugiados y brutales centros de detención.

Los crecientes flujos de trabajadores migrantes e inmigrantes hacia los países imperialistas están vinculados a las condiciones de dominación, saqueo y desarrollo distorsionado a manos del imperialismo en los países oprimidos. La agroindustria imperialista está socavando la agricultura tradicional, con la pobreza y la dislocación resultantes; los efectos ruinosos largoplacistas de las guerras patrocinadas por Estados Unidos en las economías de países como El Salvador y Guatemala; y los efectos destructivos del calentamiento global en la agricultura y la vida rural.

Al mismo tiempo, la profundización de la integración de las economías del Sur global en el sistema imperialista mundial ha estimulado el crecimiento de la clase media y de las capas profesionales en esos países, y los países imperialistas ejercen una atracción sobre estas capas sociales. Existe el imán de los empleos técnicos y profesionales mejor pagados/altamente remunerados y más seguros, junto con centros avanzados de investigación y hospitalarios, etc., y un entorno político-social relativamente más estable. Así que, los países capitalistas ricos atraen a los de abajo y además a las capas sociales medias con formación profesional (y toman medidas para atraer a los inmigrantes altamente calificados).

Women farmworkers harvesting corn

 

Los inmigrantes y los trabajadores migrantes representan el 17 por ciento de la fuerza laboral de Estados Unidos, o sea aproximadamente 1 de cada 6 trabajadores. Se estima que 1 de cada 3 inmigrantes en la fuerza laboral es un inmigrante indocumentado. Debido a su precaria situación, los 8 millones de inmigrantes indocumentados que forman parte de la fuerza laboral de Estados Unidos no cuentan con todas las protecciones de las leyes laborales de Estados Unidos.    Foto: Courtesy of USDA

A) Inmigrantes en la fuerza laboral estadounidense

Estados Unidos tiene más inmigrantes que cualquier otro país del mundo. En 2017, unos 44 millones de personas que viven en Estados Unidos habían nacido en otro país. Se trata de una cifra récord en la historia de Estados Unidos. Los inmigrantes representan el 13,6% de la población total de Estados Unidos, frente al 4,7% de la población en 1970, lo que supone un aumento de casi el triple. La década de 1990 presenció un enorme aumento del número de inmigrantes que entraban a Estados Unidos. El número de inmigrantes adultos que entran a Estados Unidos y de los hijos adultos de los inmigrantes es ahora una fuente importante y crítica del aumento de la fuerza laboral potencial de Estados Unidos, o sea las personas que estarían trabajando o buscando trabajo52.

► La mayoría de los inmigrantes en Estados Unidos provienen de tres países, en este orden: México, China e India. Hay 11 millones de inmigrantes de México, frente a unos 3 millones de China y 2.6 millones de India. Así que México es de lejos la mayor fuente de inmigrantes en Estados Unidos. Esto está estrechamente relacionado con la profunda pobreza en México, intensificada por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que entró en vigor en 1994, y el que abrió una parte más grande de la economía de México al capital imperialista estadounidense. A partir de la década de 2010, el segmento de inmigrantes que más crece en Estados Unidos es el de Asia53.

► Los inmigrantes y los trabajadores migrantes representan el 17 por ciento de la fuerza laboral de Estados Unidos, aproximadamente 1 de cada 6 trabajadores, y se estima que 1 de cada 3 inmigrantes en la fuerza laboral es un inmigrante indocumentado. Los inmigrantes representan el 25 por ciento de todos los trabajadores de la construcción y el 40 por ciento de todos los trabajadores en las empacadoras de carne. Y entre el 50% y el 75% de los trabajadores del campo que cultivan, cosechan y procesan los alimentos que consumen los estadounidenses son inmigrantes indocumentados, en su inmensa mayoría procedentes de México. Los trabajadores indocumentados representan el 25 por ciento de todas las sirvientas y trabajadores de limpieza en Estados Unidos54.

Debido a su precaria situación, los 8 millones de inmigrantes indocumentados que se estima que forman parte de la fuerza laboral de Estados Unidos no cuentan con todas las protecciones de las leyes laborales de Estados Unidos. Los empleadores los someten a condiciones de trabajo deficientes y a salarios impagados. La espada de la deportación pende sobre sus cabezas, y la realidad y la amenaza de la deportación forman parte de las condiciones en las que los trabajadores indocumentados están integrados de manera rentable como un sector superexplotable de la fuerza laboral estadounidense... que vive en las sombras.

Migrants from Turkey arrive by boat at Lesbos, Greece.

 

La globalización imperialista ha intensificado el flujo de jornaleros migrantes y trabajadores inmigrantes desde los países del tercer mundo hacia los países ricos. En la imagen: la llegada de unos migrantes provenientes de Turquía a Lesbos, Grecia, marzo 2020.    Foto: AP

► Un rasgo que define las relaciones entre los países capitalistas ricos y los países oprimidos del Sur global es la creciente importancia de las remesas que los trabajadores migrantes e inmigrantes que viven y trabajan en los países ricos envían a casa para mantener a sus familias. Aunque en promedio esto quizá represente tan sólo el 15% de los ingresos de estos trabajadores inmigrantes en Estados Unidos, a menudo este dinero es un salvavidas para las familias pobres de estos trabajadores inmigrantes en sus países de origen: el dinero en efectivo que necesitan para cubrir sus necesidades básicas.

El dinero que los trabajadores de ultramar envían a sus familias en sus países de origen se llama “remesas”. Estos flujos financieros han crecido tan enormemente en las últimas cuatro décadas que su monto anual ya supera el monto anual de la ayuda exterior imperialista que se envía a los países oprimidos y la inversión extranjera directa privada imperialista (por ejemplo, cuando Ford abre una fábrica) en los países oprimidos55. A su vez, las clases dominantes explotadoras de los países oprimidos cuentan con las remesas de los trabajadores migrantes para servir de cierto alivio financiero a favor de la estabilidad económica y social en las condiciones de alto desempleo y pobreza.

El dinero enviado a casa por los trabajadores inmigrantes mexicanos que viven en Estados Unidos juega un papel integral en las relaciones económicas actuales y estratégicas de la dominación por parte de Estados Unidos sobre México.

Existe una cruel dinámica ligada al funcionamiento de la expansión global imperialista. La profundización de la penetración del imperialismo y la transformación anárquica de los países oprimidos obligan a la gente a salir de sus países de origen hacia los países imperialistas para encontrar trabajo. Los trabajadores inmigrantes de México suelen trabajar en los escalones más bajos de la fuerza laboral estadounidense, donde están sometidos a severas condiciones de empleo y salario.

México es ahora el socio comercial más grande de Estados Unidos, pues reemplazó a China en 2019. A medida que se intensifica la rivalidad con la China capitalista-imperialista por controlar los mercados globales, las cadenas de suministro de manufacturas en México adquieren una importancia magnificada para el imperialismo estadounidense y la competitividad global. Y las remesas enviadas a casa por los inmigrantes mexicanos que trabajan en Estados Unidos ayudan a mantener a los hogares empobrecidos que forman parte de la reserva de mano de obra superexplotable que sirve a los requisitos de maximización de ganancias del capital imperialista estadounidense.

 

El número de estudiantes internacionales en programas de maestría y doctorado STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) ya representa más de la mitad de todos los títulos conferidos. Las empresas que patrocinan a trabajadores técnicos internacionales han sido parte integral del crecimiento de las empresas de alta tecnología. La forma más conocida en que las empresas contratan a trabajadores de otros países es la visa H1-B, una visa de trabajo de tres años para una “ocupación especializada”. Fuente: One Zero. Haga clic sobre la imagen para ampliarla. [Aumento del número de visas H1-B para trabajadores en las empresas de alta tecnología.]    Source: One Zero

B) El parasitismo imperialista y la “fuga de cerebros” desde el tercer mundo hacia los países imperialistas

► La alta tecnología y los trabajadores nacidos en otros países

La contratación de trabajadores calificados provenientes de los países del tercer mundo ha desempeñado, y sigue desempeñando, un papel esencial en el sector de alta tecnología de Estados Unidos.

La alta tecnología se refiere a aquellas industrias y empresas con una alta concentración de trabajadores en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Incluye a empresas de informática, desarrollo de software y tecnologías de la informática, la robótica, la biotecnología y la inteligencia artificial. Incluye a empresas como Microsoft, Facebook, Apple, Alphabet-Google, Oracle, y nuevas empresas “de nueva creación” en estos campos. El eje histórico de la alta tecnología ha sido el Silicon Valley, la zona al sur de San Francisco, California.

La alta tecnología ha sido una fuente importante de la fuerza competitiva del imperialismo estadounidense en la economía mundial. Los avances tecnológicos de Estados Unidos hoy dependen en gran medida de inversiones en el sector de alta tecnología, incluidas las de Apple, Alphabet-Google y Microsoft. Las cadenas de suministro de las que se habla en este documento requieren sofisticadas tecnologías de la informática, comunicaciones, control de costos y logística. La maquinaria militar genocida del imperialismo estadounidense requiere esta tecnología. De hecho, no habría alta tecnología y el Silicon Valley sin las inversiones, los contratos y la financiación del gobierno estadounidense y del Pentágono para la ciencia, el espacio y la informática moderna.

En este contexto, pensemos en la siguiente versión imperial-chovinista del ex secretario de Energía de Estados Unidos, Spencer Abraham, en cuanto al importante papel de los trabajadores calificados provenientes de otros países en el surgimiento del Silicon Valley:

“El Silicon Valley es un catalizador vital para la ventaja económica de Estados Unidos. Es el centro global de la revolución digital.... El país recoge los beneficios económicos de tener algunas de las más grandes y más innovadoras empresas tecnológicas y centros de investigación establecidos dentro de nuestras fronteras.

“Pero a fines de los años 1970, no había garantías de que el centro de la revolución tecnológica se diera en Estados Unidos.

“En aquella época, los mejores talentos informáticos estaban dispersos por todo el globo, y la industria necesitaba un lugar donde las personas mejores y más brillantes pudieran reunirse para colaborar e innovar. Podría haber ocurrido en cualquier parte, pero el Silicon Valley acabó por estar en Estados Unidos.

“¿Por qué?

“La respuesta, en gran parte, es porque Estados Unidos abrió sus puertas a los trabajadores calificados provenientes de otros países”56.

En 1965, la “puerta se abrió” con la derogación de la Ley de Inmigración de 1924, lo que facilitó la entrada de muchos trabajadores calificados, procedentes en su gran mayoría de países del tercer mundo, especialmente de la India. Muchos fueron reclutados y contratados hacia los florecientes centros tecnológicos de Estados Unidos, especialmente en el Silicon Valley. Se trata de una “fuga de cerebros” de los países pobres a los países ricos. Es un “subsidio” para el imperialismo: el costo de la formación de estos trabajadores calificados corre a cargo de sus países de origen. El antiguo secretario de Energía de Estados Unidos cuenta alegremente que, entre 1973 y 1977, más del 60% de los mejores graduados con las más altas calificaciones en ingeniería eléctrica del Instituto de Tecnología de la India acudieron a Estados Unidos.

La puerta para los trabajadores calificados se abrió aún más en 1990, cuando Estados Unidos introdujo un visado especial (H-1B) que permitía que los empresarios estadounidenses contrataran de manera temporal a trabajadores altamente calificados provenientes de otros países. A mediados de la década de 2010, el 70% de estos visados se concedieron a ingenieros y otros trabajadores de alta tecnología procedentes de la India.

► Más del 70% de los empleados en las tecnologías de la informática en el Silicon Valley a mediados de la década de 2010 habían nacido en otros países. En Seattle, otro eje de alta tecnología, la proporción de trabajadores de alta tecnología nacidos en otros países aumentó del 11% en 1990 al 40% en 2016, y más del 40% de estos trabajadores de alta tecnología proceden de la India57.

Un sector estratégico de la economía estadounidense se nutre de la “fuga de cerebros”.

C) El “robo” de profesionales de la atención de salud al tercer mundo.

En 2015, el número de graduados en medicina formados en África que ejercían en Estados Unidos era de unos 14.000, un aumento del 27% respecto a 2005. Esto equivale a que un médico formado en África emigró a Estados Unidos cada día durante esos 10 años, de 2005 a 2015.

A mediados de la década de 2010, había más de 247.000 médicos titulados provenientes de otros países que ejercían en Estados Unidos, lo que supone más de uno de cada cuatro médicos en Estados Unidos. Un 23 por ciento de los auxiliares de enfermería, psiquiatría y cuidados de salud domiciliarios nacieron en otros países. ¡Uno de cada 10 de esos auxiliares procede tan sólo del Caribe y de América Central!58 Ha habido una relación colonial/neocolonial de un siglo de duración entre el sistema sanitario estadounidense y las facultades de medicina y las escuelas de enfermería de las Filipinas, las que en esencia han capacitado a enormes cantidades de enfermer@s para que trabajen en Estados Unidos. Y en tiempos de crisis sanitaria en Estados Unidos, como ocurrió con el SIDA en los años 1980 y 1990, más enfermer@s de las Filipinas fueron canalizad@s hacia Estados Unidos.

A medida que un número más grande de graduados de las facultades de medicina de Estados Unidos se dedican a la medicina especializada bien remunerada, se están cubriendo más posiciones de atención primaria en Estados Unidos, o sea, se están satisfaciendo más necesidades básicas de atención sanitaria de los estadounidenses, con médicos y trabajadores de la salud provenientes de los países del tercer mundo. Esta situación agrava las escaseces de atención de la salud en el tercer mundo. Entre los países que son los principales “proveedores” de médicos para Estados Unidos y otros países imperialistas figuran la India, Nigeria, Pakistán y Sudáfrica, todos ellos países que padecen una escasez de médicos59.

Many medical professionals are born abroad.

 

El sistema de atención médica estadounidense depende en gran medida de los profesionales nacidos en otros países, según muestra un análisis de los datos del censo de Estados Unidos. En marzo de 2020, había poco más de un millón de médicos profesionalmente activos en Estados Unidos, y aproximadamente 1 de cada 4 son de otros países.   

La forma en que esto se desenvuelve en África en general es criminal. Según la Organización Mundial de la Salud, África tiene más del 24 por ciento de la carga mundial de enfermedades, pero sólo tiene acceso al 3 por ciento de los trabajadores de la salud y a menos de un por ciento de los recursos financieros del mundo erogados para la salud. África tiene una necesidad crónica (crisis) de atención sanitaria para las madres y sus hijos. Sin embargo, África ha experimentado una enorme fuga de profesionales médicos calificados hacia los países imperialistas, en particular hacia Gran Bretaña y Estados Unidos.

En 2015, el número de graduados en medicina formados en África que ejercían en Estados Unidos era de unos 14.000, un aumento del 27% respecto a 2005. Esto equivale a que un médico formado en África emigró a Estados Unidos cada día durante esos 10 años, de 2005 a 2015. Se calcula que África pierde 2.000 millones de dólares al año por la fuga de cerebros del sector sanitario, en términos de los costos no reembolsados por la formación del personal médico en los países africanos que luego emigra al Occidente, y de las respectivas pérdidas relacionadas60.

Pero el “costo” va mucho más allá de las formas en que los países pobres subsidian económicamente a los países ricos al surtirles personal médico. Se tiene la pérdida de vidas que podrían haber salvado los médicos que emigran, especialmente niños menores de cinco añosPara ponerlo en una perspectiva contundente: en el punto álgido del brote de ébola de 2014-2016 en África occidental, había un promedio de 2 médicos por cada 100.000 personas en Sierra Leona, y 45 por cada 100.000 en Nigeria, en comparación con unos 250 médicos por cada 100.000 personas en Estados Unidos61.

La “fuga de cerebros” del tercer mundo es una manifestación salvaje del parasitismo imperialista.


VIII. NO HAY UNA CLASE MEDIA QUE “VA DESAPARECIENDO”... SINO UNA CLASE MEDIA RECONFIGURADA CUYO NÚCLEO TRADICIONAL HA SIDO “VACIADO”

La globalización y la desindustrialización no han llevado a una “gran nivelación”. Estados Unidos es una sociedad mucho más polarizada, fracturada y segmentada que en 1970. Esto es cierto en los ámbitos económico, social, regional y político.

Se ha disminuido una cierta configuración histórica de la clase media estadounidense. Esta clase media crecía y en cierta medida prosperó económicamente entre 1945 y 1975. Abarcaba y se centraba en sectores de trabajadores mejor pagados y sindicalizados de la industria de gran escala, los trabajadores de oficios calificados, los propietarios de pequeñas empresas, los gerentes de bajo nivel, los trabajadores asalariados del sector público, como los profesores, y los individuos que ejercían profesiones que no requerían títulos universitarios o avanzados.

Esta clase media era la base social del “sueño americano”, con su atractivo ideológico de seguridad material, la capacidad de una familia para comprar una casa propia y “acumular algo de riqueza” y la promesa de cierta movilidad social ascendente (la capacidad de ganar más) para sí misma y sus hijos. Esta clase media ha padecido el deterioro de sus condiciones. Tiene efectos contradictorios que se ha aflojado el control del mito cohesionador del sueño americano. Se han reventado las expectativas tradicionales. Esto también es parte del terreno del que se ceba el fascismo de Trump.

Este declive del núcleo de la clase media tradicional está muy relacionado con lo que ya se ha analizado, sobre todo con las olas de globalización, cambios tecnológicos y la reducción de la fuerza laboral manufacturera. Las empresas automotrices y siderúrgicas ya no ofrecían la gama de empleos bien pagados con pocas calificaciones que habían ofrecido en el pasado, con acuerdos sindicales que ofrecían pensiones y prestaciones. Los grandes almacenes (Target, Home Depot, etc.) ejercían una inmensa presión sobre las pequeñas empresas para que reduzcan sus costos. Desde los años 1970, los maestros han sido muy golpeados, con grandes pérdidas de ingresos cuando los gobiernos de los estados recortaron los presupuestos en las últimas décadas. El sector de la atención de salud sigue siendo uno de los pocos sectores en los que se están generando trabajos “remunerados para la clase media” con calificaciones de niveles bajo y medio.

Al mismo tiempo, las fuerzas económicas que obran en este sentido también contribuyen al crecimiento de un extremo superior de la clase media estadounidense. Concretamente, la globalización imperialista, los cambios tecnológicos y el aumento de la financiarización, y con ello la evolución de muchas empresas estadounidenses como la IBM y Dell desde la producción hasta los servicios en las últimas décadas, estimularon la expansión de los empleos de altos ingresos en servicios de la “cadena de suministro nacional” de altos ingresos. Esto se refiere a los trabajos como gerentes de operaciones, programadores informáticos, etc. El promedio de sus ingresos a mediados de la década de 2010 era de 63.000 dólares. En el extremo superior de estos servicios, como la ingeniería, el diseño, la edición de software, los servicios de logística, etc., los ingresos promediaban 89.000 dólares.

Así que con el declive de la clase media tradicional, se ha producido el crecimiento de un extremo superior de la pequeña burguesía profesional y “empresarial nueva”. Se encuentra en las finanzas, la tecnología de la informatica, la biotecnología, las profesiones jurídicas y médicas, la consultoría y otros sectores similares. La gente trabaja como asalariados y contratistas independientes, y como propietarios de empresas. En 1970, el 18% de la clase media trabajaba en servicios empresariales y profesionales; en 2015, el 33% de la clase media trabajaba en estos sectores.

Este cambio en la composición de la clase media también ha sido un factor que ha contribuido a la creciente desigualdad en la sociedad estadounidense. Por un lado, se tiene el deterioro de la situación de la tradicional “clase media de cuello azul” (aquellos trabajadores mejor pagados de las industrias altamente sindicalizadas que aspiraban y alcanzaban a un cierto estilo de vida de clase media). En 1971, el 28% de los adultos de los hogares con ingresos medios trabajaban en las manufacturas; en 2015, esa cifra era del 11%. Por otro lado, se tiene el aumento de los hogares que ganan más de 126.000 dólares al año, que en 2015 representaban 1 de cada 5 hogares en Estados Unidos. Estos hogares a menudo constan de parejas casadas con altos ingresos y una educación superior en las profesiones.

Así que la clase media ha disminuido de un 60% de la población adulta a principios de los años 1970 a un 50% y pico en 2015, en gran parte debido al declive de su núcleo “tradicional”. Mientras tanto, un “extremo superior” de la clase media ha crecido y ha obtenido sustanciales aumentos de sus ingresos.

Para volver a un análisis básico de este documento: las profesiones del extremo superior en expansión existen sobre la base de la producción globalizada parásita (pensemos en Apple) y se sitúan en los eslabones más altos de la cadena de alimentación imperialista, pero aquellos que trabajan en estas profesiones también están sometidos a las presiones de intensidad laboral y a las presiones de la competencia global y del capital que maximiza ganancias.

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Nota técnica complementaria: Los datos y las categorías de ingresos de esta sección se han extraído de Sam Fleming y Shawn Donnan, “America’s Middle-Class Meltdown: Core shrinks to half of US homes”, Financial Times, 9 de diciembre de 2015. Trabajan con la base de datos del Pew Research Center. La medida de la clase media tradicional que se utiliza es la de un hogar con ingresos que oscilan entre dos tercios de los ingresos medianos y dos veces esos ingresos. “Medianos” es una especie de promedio de ingresos, en que la mitad de los que trabajan por un sueldo o salario perciben más y la otra mitad menos. El hogar de clase media alta es aquel cuyos ingresos son de 2 a 3 veces los ingresos familiares promedio en general.


IX. LA CRECIENTE DIVERGENCIA REGIONAL EN ESTADOS UNIDOS Y LAS CRECIENTES DESIGUALDADES

[E]s una marcada característica de esta sociedad ahora… en comparación con, digamos, hace 50 años, [que] esta sociedad está mucho más rígidamente dividida entre diferentes capas y mucho más enclaves…. [L]as divisiones sociales y de clase se han ensanchado y endurecido más, no solo por “diferencias raciales” o en términos de la opresión nacional, sino de manera más amplia en términos de los diferentes grupos sociales en la sociedad.

—Bob Avakian

Varios economistas tradicionales han señalado una creciente divergencia (una brecha cada vez más grande) de ingresos entre las regiones de Estados Unidos. Algunos de ellos expresan preocupaciones por la falta de una solución previsible (o sea: burguesa) para esta situación y sus implicaciones social y políticamente polarizantes62.

Durante la mayor parte del siglo 20, los ingresos convergían entre las regiones de Estados Unidos. Pero desde 1980, los ingresos han estado divergiéndose por regiones. Esto se aceleró en la década de 1990; una buena parte de esta situación estaba relacionada con la pérdida de trabajos en la industria manufacturera en Estados Unidos y el ascenso de la China capitalista como el centro manufacturero de la economía imperialista mundial.

La cuestión es que no se trata simplemente de que la pérdida de trabajos e ingresos como consecuencia de la externalización imperialista, la intensificación de la competencia imperialista global y de que los cambios tecnológicos hayan golpeado más fuertemente a ciertos sectores de la fuerza laboral estadounidense. Tampoco se trata simplemente de que otros sectores de la fuerza laboral hayan salido mucho mejor librados en términos de empleo e ingresos. También ocurre que estas tendencias ascendentes y descendentes están más concentradas en ciertas regiones; por ejemplo, las fuertes pérdidas de trabajos en el sector manufacturero en los estados centrales y el crecimiento de nuevas profesiones de clase media con altos ingresos en el Noreste, Los Ángeles y San Francisco, el Noroeste del Pacífico, etc.

La llamada “economía del conocimiento” de altos ingresos, la que emplea una fuerza laboral altamente educada, orienta los descubrimientos y investigación científicos hacia aplicaciones que generan ganancias, y está ligada a los complejos de investigación universitaria y de hospitales y medicina, está agrupada a nivel local en determinadas ciudades y regiones (como ya se mencionó).

Además, la enorme concentración de capital en empresas como Amazon, que domina tan completamente el comercio digital, es otro motor de la desigualdad regional, tanto en el extremo inferior de los agotadores empleos a 10 dólares la hora (Amazon contrató a 425.000 trabajadores no estacionales durante los primeros 10 meses de 2020) como en la forma en que canaliza el dinero hacia las partes más adineradas de Estados Unidos, como Seattle y Washington, D.C.63

Al mismo tiempo, crece la divergencia regional al interior de los estados: entre las ciudades de las costas, y las ciudades y pueblos al interior de los estados.

► En Nueva York en particular, pero también en San Francisco, Los Ángeles y algunas otras ciudades que sirven de centros de mando y control financiero-administrativo del imperio, las divisiones sociales y de clase son extremas, se amplían y se endurecen. Con el aumento de la riqueza en el extremo superior se ha dado un aumento del “wealth work” [trabajo para los ricos] en el extremo inferior: una categoría cada vez más grande de “sirvientes urbanos” de baja paga, que cuidan a las personas adineradas, les ayudan a hacer ejercicio, los llevan en sus autos y hacen entregas para ellos. Las mujeres y los inmigrantes realizan gran parte de este trabajo. Muchos de estos trabajadores recorren largas distancias desde los vecindarios de bajo costo para realizar este trabajo.

► Como hemos visto, una proporción cada vez más grande de los hombres en edad de trabajar (de 25 a 54 años de edad) no trabajan ni buscan trabajo. Entre los hombres blancos de esta categoría en las zonas no metropolitanas, en los últimos 20 años se ha producido un aumento de la tasa de mortalidad, especialmente entre los individuos de 25 a 44 años de edad, debido al suicidio, los opioides, etc. Lugares como Kentucky y Virginia del Oeste tenían la misma esperanza de vida que Nueva York en fecha tan reciente como 1990; hoy su respectiva tasa ha caído cinco años64.

Los trabajadores sin estudios universitarios siguen siendo la mayoría de la fuerza laboral en Estados Unidos. Pero hoy hay muy poca “movilidad ascendente”, es decir, mejoras de ingresos y salarios con el paso del tiempo, para los trabajadores sin estudios universitarios. Han aumentado las diferencias de ingresos entre los trabajadores sin estudios universitarios y los trabajadores que sí los tienen. La “movilidad ascendente” es casi exclusiva de los individuos que tienen estudios universitarios, especialmente en las regiones y ciudades donde están concentradas la alta tecnología, la “economía del conocimiento” y las finanzas. Pero como también hemos visto, en los mercados laborales racializados y de género del capitalismo-imperialismo estadounidense, cunde una desigualdad generalizada, incluso entre los individuos que tienen títulos universitarios y avanzados.

► La globalización y la desindustrialización no han llevado a una “gran nivelación”. Estados Unidos es una sociedad mucho más polarizada, fracturada y segmentada que en 1970. Esto es cierto en los ámbitos económico, social, regional y político.

Aquí va un discernimiento crucial de Bob Avakian que ha contribuido a guiar este análisis, y que se confirma vía este análisis: “es una marcada característica de esta sociedad ahora… en comparación con, digamos, hace 50 años, [que] esta sociedad está mucho más rígidamente dividida entre diferentes capas y mucho más enclaves…. [L]as divisiones sociales y de clase se han ensanchado y endurecido más, no solo por ‘diferencias raciales’ o en términos de la opresión nacional, sino de manera más amplia en términos de los diferentes grupos sociales en la sociedad65.

Este sistema aplasta y apaga el espíritu humano, además de ir pulverizando la vida —o de plano ir robándose la vida— de miles de millones de personas en todas partes del mundo.

Piense en el enorme desperdicio —y en la destrucción franca— del potencial humano que resulta de todo esto. Todo esto es consecuencia del hecho de que el mundo, y las masas de la humanidad, están obligados a vivir bajo la dominación de este sistema del capitalismo-imperialismo.

Todo esto es la base sobre la cual una parte relativamente pequeña de las personas en Estados Unidos, y una parte muy pequeña de la humanidad en su conjunto, tienen las condiciones y la “libertad” para desarrollar y aplicar su iniciativa y creatividad — pero, bajo este sistema, el resultado es servir a reforzar las condiciones “desequilibradas”, altamente desiguales y profundamente opresivas en el mundo en su conjunto y para las masas de personas en el mundo.

Y todo esto es completamente innecesario.

 

—Bob Avakian

CONCLUSIÓN

Al principio de este documento, se preguntó: ¿Hasta qué punto es definitiva y operativa la conexión entre el aumento de la globalización y la intensificación de la explotación por parte del imperialismo, en particular el imperialismo estadounidense, en los países oprimidos del tercer mundo, por un lado, y la cambiante composición social y de clases de Estados Unidos, por otro? ¿Pueden entenderse estos cambios como una expresión que define el parasitismo imperialista?

Este documento demuestra que la respuesta es un  definitivo...

Pero no lo hace de forma simple y mecánica. La intensificación de la globalización no es la única causa de los cambios en la composición social y de clase; tampoco existe una conexión unívoca entre, por ejemplo, el aumento de los trabajos en las cadenas de suministro globales y la pérdida de empleos en Estados Unidos. Este documento también ha demostrado las maneras en que otros factores importantes, como las transformaciones tecnológicas y las luchas sociales, han estado influenciando “la cambiante composición social y de clases de Estados Unidos”. Estos factores han interactuado con la intensificación de la explotación en los países oprimidos del Sur global por parte del imperialismo.

A la hora de comprender las tendencias y los cambios, también es necesario reconocer el papel de la contingencia, es decir, los grandes acontecimientos y las circunstancias configuradoras que no iban a darse con certeza y que no pudieron preverse en toda su extensión. En este sentido, fueron de gran importancia el colapso de la Unión Soviética social-imperialista y de su bloque en 1989-1991, y la derrota del socialismo y la restauración del capitalismo en la China maoísta en 1976. La trayectoria de China desde 1976 hasta el presente, desde un “taller/maquiladora” capitalista y subordinado para el imperialismo occidental, hasta una potencia imperialista en ascenso, ha tenido enormes impactos y consecuencias para la economía imperialista mundial y la rivalidad entre las grandes potencias imperialistas.

El parasitismo imperialista, de Estados Unidos en particular, se ha intensificado por medio de una nueva ola masiva de globalización y una penetración más profunda en el tercer mundo, especialmente desde 1990. Y los cambios en la composición social y de clase en Estados Unidos durante estos últimos 50 años son de hecho, en formas ilustradas en este documento, “una expresión que define el parasitismo imperialista”.

Bob Avakian revela la realidad subyacente de este sistema capitalista-imperialista:

Este sistema aplasta y apaga el espíritu humano, además de ir pulverizando la vida —o de plano ir robándose la vida— de miles de millones de personas en todas partes del mundo.

Piense en el enorme desperdicio —y en la destrucción franca— del potencial humano que resulta de todo esto. Todo esto es consecuencia del hecho de que el mundo, y las masas de la humanidad, están obligados a vivir bajo la dominación de este sistema del capitalismo-imperialismo.

Todo esto es la base sobre la cual una parte relativamente pequeña de las personas en Estados Unidos, y una parte muy pequeña de la humanidad en su conjunto, tienen las condiciones y la “libertad” para desarrollar y aplicar su iniciativa y creatividad — pero, bajo este sistema, el resultado es servir a reforzar las condiciones “desequilibradas”, altamente desiguales y profundamente opresivas en el mundo en su conjunto y para las masas de personas en el mundo.

Y todo esto es completamente innecesario66.

Esperanza para la humanidad sobre una base científica

 


* Rebasa el ámbito de este documento analizar las complejas dinámicas de la emergencia de China como una gran potencia imperialista, la cual ahora contiende a nivel global con el imperialismo estadounidense. Durante los 25 años que van de 1980 a 2005, y especialmente durante la década de 1990, cuando el capital extranjero inundó a China, ésta funcionó principalmente como una “maquiladora para el imperialismo occidental”, que ofrecía enormes reservas de mano de obra. Las empresas extranjeras obtenían enormes ganancias brutas de las diferencias entre el costo de producción y el precio de venta al público (y una empresa como Apple ha tenido las ventajas monopólicas adicionales de las tecnologías patentadas, marcas y ventas al público). Y sigue ocurriendo que se producen inmensas transferencias de valor, a la vez que la clase dominante de China ha construido, y está acelerando rápidamente la construcción, de una base poderosa e independiente de acumulación nacional-imperialista. [volver]

1. Congressional Research Service, U.S. Manufacturing in International Perspective, 2018. [volver]

2. Datos de John Smith, Imperialism in the Twenty-First Century: Globalization, Super-Exploitation, and Capitalism’s Final Crisis, Nueva York: Monthly Review Press, 2016, p. 53. [volver]

3. Datos de Dana Thomas, Fashionopolis: The Price of Fast Fashion and the Future of Clothes, Nueva York: Penguin, 2019, Introducción. [volver]

4. Vea Brian Merchant, The One Device: The Secret History of the iPhone, Nueva York: Back Bay, 2018; y Keith A. Spencer, A People’s History of Silicon Valley: How the Tech Industry Exploits Workers, Erodes Privacy, and Undermines Democracy, Londres: London Publishing, 2018. [volver]

5. CNBC, “Fears of US drug shortages grow as India locks down to curb the coronavirus”, 19 de marzo de 2020. [volver]

6. Vea “A Company Made P.P.E. for the World, Now Its Workers Have the Virus”, New York Times, 20 de diciembre de 2020. [volver]

7. United Nations Conference on Trade and Development, World Investment Report, 2013; International Labor Organization, World Employment and Social Outlook 2015: The Changing Nature of Jobs, 2015. [volver]

8. Vea “Apple and Google named in US lawsuit over Congolese child cobalt mining deaths”, The Guardian, 16 de diciembre de 2019. [volver]

9. Smith, Imperialism in the Twenty-First Century, p. 100. [volver]

10. Vea el estudio ampliamente citado de Richard Freeman, The Great Doubling: The Challenge of the New Global Labor Market, Nueva York: The New Press: 2006. [volver]

11. Oscar Quine, “Walmart Triples India Exports as Major U.S. Companies Pivot From China”, Newsweek, 15 de diciembre de 2020. [volver]

12. Vea Intan Suwandi, et al., “Global Commodity Chains and the New Imperialism”, Monthly Review, marzo 2019. [volver]

13. Datos del Bureau of Economic Analysis, citados en“America’s Path To A Fire Economy”, Global Macro Monitor, 5 de junio de 2019. [volver]

14. John Bellamy Foster y Robert McChesney, The Endless Crisis, Nueva York: Monthly Review Press, 2012, p. 63. [volver]

15. “Recent trends in employment and wages in New York City’s finance and insurance sector”, Monthly Labor Review, abril 2019. [volver]

16. U.S. Bureau of Labor Statistics. [volver]

17. Alan S. Brown, “State of American Manufacturing 2019”, American Society of Mechanical Engineers, 30 de abril de 2019. [volver]

18. “Most Americans unaware that as U.S. manufacturing jobs have disappeared, output has grown”, Pew Research Center, 25 de julio de 2017. [volver]

19. Datos del Bureau of Labor Statistics, citados en “What Gets Made in LA Is Way More Than Movies”, National Public Radio, 30 de noviembre de 2015. [volver]

20. Los datos sobre los sindicatos y huelgas son de Steven Greenhouse, Beaten Down, Worked Up: The Past, Present, and Future of American Labor, Nueva York: Knopf, 2019. [volver]

21. Dennis Gilbert, The American Class Structure in an Age of Growing Inequality, Thousand Oaks, California.: SAGE Publications, 2018. [volver]

22. Gilbert, pp. 251-252. [volver]

23. Banco Mundial, “Challenges of Informality”, en Global Economic Prospects, enero 2019; y J.J. Thomas, Surviving in the City: The Urban Informal Sector in Latin America, Londres: Pluto, 1995. [volver]

24, Vea Aaron Benanav, “Automation and the Future of Work”, New Left Review, noviembre-dicembre 2019. [volver]

25. Vea Gig Economy Data Hub, “How many gig workers are there?” y “Who participates in the gig economy?”, 15 de marzo de 2020. [volver]

26. Economic Policy Institute, “Not everybody can work from home: Black and Hispanic workers are much less likely to be able to telework”, 19 de marzo de 2020. [volver]

27. Martha Ross y Nicole Bateman, Meet the low-wage work force, Brookings Institution, noviembre 2019. [volver]

28. “Essential workers comprise about half of all workers in low-paid occupations”, Brookings Institution, 15 de noviembre de 2020. [volver]

29. Datos del Center for American Progress, “Trade and Race”, 18 de julio de 2019; The Atlantic, “Chicago’s Awful Divide”, marzo 2018. [volver]

30. Vea los antecedentes en Anna Clark, The Poisoned City: Flint’s Water, and the American Urban Tragedy, Nueva York: Metropolitan Books, 2018; y en Peter Hammer, “The Flint Water Crisis, the Karegnondi Water Authority and Strategic-Structural Racism”, testimonio ante la Michigan Civil Rights Commission, 18 de julio de 2016. [volver]

31. Eric Gould, VOX, Center for Economic Policy Research, 19 de diciembre de 2018. [volver]

32. Gilbert, p. 58. [volver]

33. Gilbert, p. 58. [volver]

34. Datos de Elise Gould y Valerie Wilson, Black workers face two of the most lethal preexisting conditions for coronavirus—racism and economic inequality, Economic Policy Institute, junio 2020. [volver]

35. Vea Lucius Coulotte y Daniel Kopf, Out of Prison & Out of Work: Unemployment among formerly incarcerated people, Prison Policy Initiative, julio 2018. [volver]

36. Vea una detallada documentación de las formas en que esto se plasma en los vecindarios negros de Chicago en Jamie Peck y Nik Theodore, “Carceral Chicago: Making the Ex-offender Employability Crisis”, International Journal of Urban and Regional Research, mayo 2008; y también en: Reuben Jonathan Miller, Halfway Home: Race, Punishment, and the Afterlife of Mass Incarceration, Nueva York: Little, Brown, and Company, 2021. [volver]

37. Los datos para esta sección son de Raven Molly, et al., Changing Stability in U.S. Employment Relationships, National Bureau of Economic Research, 2020. [volver]

38. Michael Kimmel, Angry White Men: American Masculinity at the End of an Era, Nueva York: Nation Books, 2017, p. 277. [volver]

39. Bureau of Labor Statistics; y Tara Law, “Women Are Now the Majority of the U.S. Workforce—But Working Women Still Face Serious Challenges”, Time, 16 de enero de 2020. [volver]

40. David Cooper y Julia Wolfe, “Cuts to the state and local public sector will disproportionately harm women and Black workers”, Brookings Blog, 9 de julio de 2020. [volver]

41. Sarah Jane Glyn, “Breadwinning Mothers Continue To Be the U.S. Norm”, Center for American Progress, 10 de mayo de 2019. [volver]

42. “Traditional Families Account for Only 7 Percent of U.S. Households”, Population Reference Bureau, 2 de marzo de 2003. [volver]

43. Gilbert, Growing Inequality, p. 84. [volver]

44. Datos de “Professional Women: A Gendered Look at Inequality in the U.S. Workforce”, Department for Professional Employees, AFL-CIO, 2017; base de datos, Association of American Medical Colleges. [volver]

45. Claire Cain Miller, “Mothers Return to Work While Handling Covid Burdens at Home”, New York Times, 5 de marzo de 2021. [volver]

46. Ella Koeze, “The Job Recovery Is Slowest for the Disadvantaged”, New York Times, 10 de marzo de 2021. [volver]

47. Los datos en la anterior sección son de Valerie Wilson, Exposed and underpaid: Women still make less than men, including in sectors especially affected by the coronavirus, Economic Policy Institute, 30 de marzo de 2020. [volver]

48. Susan Chira, “How Tough Is It to Change a Culture of Harassment? Ask Women at Ford”, New York Times, 19 de diciembre de 2017. [volver]

49. Wilson, “Exposed and underpaid”. [volver]

50. International Labor Organization, ILO Estimates on Migrant Workers, diciembre 2015. [volver]

51. United Nations Department of Economic and Social Affairs, International Migration 2019. [volver]

52. Jynnah Radford, Key findings about U.S. immigrants, Pew Research Center, 17 de junio de 2019; Jeffrey Passel y D’Vera Cohn, Immigration projected to drive growth in U.S. working-age population through at least 2035, Pew Research Center, marzo 2017. [volver]

53. Radford, Key findings about U.S. immigrants. [volver]

54 Vea Radford, Key Findings; Stephen Groves y Sophia Tareen, “U.S. meatpacking industry relies on immigrant workers. But a shortage looms”, Los Angeles Times, 26 de mayo de 2020; Miriam Jordan, “Farmworkers, Mostly Undocumented, Become ‘Essential’”, New York Times, 2 de abril de 2020. [volver]

55. United Nations Department of Economic and Social Affairs, Remittances matter: 8 facts you don’t know about the money migrants send home, 17 de junio de 2019. [volver]

56. Spencer Abraham, “The U.S. is only a leader in tech because of foreign workers”, Business Insider, 29 de noviembre de 2018. Énfasis agregado. [volver]

57. Adrian Otoiu y Emilia Titan, “Trends among native- and foreign-origin workers in U.S. computer industries”, Monthly Labor Review, U.S. Bureau of Labor Statistics, diciembre 2017; Gene Balk, “More than half of Seattle’s software developers were born outside the U.S.”, Seattle Times, 17 de enero de 2018. [volver]

58. American Immigration Council, Foreign-Trained Doctors are Critical to Serving Many US Communities, enero 2018; Journal of American Medical Association, “Proportion of Non-US-Born and Noncitizen Health Care Professionals in the United States in 2016”, 4 de diciembre de 2018. [volver]

59. Vea Matt McAllester, “America Is Stealing the World’s Doctors”, New York Times, 7 de marzo de 2012. [volver]

60. Mo Ibrahim Foundation News, Brain drain: a bane to Africa’s potential, 9 de agosto de 2018. [volver]

61. Statista, Physician density in West African countries suffering from the 2014 Ebola outbreak. [volver]

62. Vea Paul Krugman, Regional Economics: Understanding the Third Great Transition, Memo de septiembre de 2019 para una conferencia patrocinada por el Banco de la Reserva Federal de Boston. [volver]

63. Vea Alec MacGillis, Fulfillment: Winning and Losing in One-Click America, Nueva York: Farrar, Straus & Giroux. [volver]

64. Krugman, Regional Economics. [volver]

65. Bob Avakian, El Nuevo Comunismo, 2018, p. 235. [volver]

66. Bob Avakian, “El capitalismo-imperialismo — la sofocación de siete miles de millones de personas — y la profunda necesidad de un mundo con nuevos cimientos”. [volver]

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Bob Avakian (BA), líder revolucionario y autor del nuevo comunismo, ha desarrollado una estrategia para hacer los preparativos para la revolución y para hacerla. Ha analizado científicamente que el presente es un momento poco común en el que una revolución real se ha vuelto más posible, y ha expuesto la visión panorámica, la base sólida y el plano concreto para “lo que sigue” en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte.

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