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BOB AVAKIAN 
REVOLUCIÓN #62: 
Mi primera experiencia como un agitador

Pronto, seguiré abordando por qué el desarrollo de la situación actual es tácticamente difícil pero estratégicamente más favorable para revolución.

Pero primero, en vista de que he venido enfatizando el peligro del fascismo cristiano —y además la necesidad de un enfoque científico, no religioso, de conocer y cambiar el mundo, en un sentido emancipador— les cuento una historia acerca de la primera vez que di un apasionado discurso ante una multitud. 

Cuando yo tenía catorce años, fui con mi padre en un viaje a Los Ángeles. Un día, durante ese viaje, mientras mi padre estaba reunido con gente en otra parte de la ciudad, como parte de su trabajo como abogado, fui a un parque cerca de dónde nos estábamos quedando. De inmediato me atrajo una multitud que escuchaba a algunas personas que de hecho estaban paradas sobre una caja y hablaban apasionadamente — pero yo me indigné cuando escuché lo qué estaban diciendo.

Me puse en la fila para hablar, y cuando me tocó mi turno, me puse a argumentar apasionadamente contra lo que había estado oyendo: ¡esas personas estaban criticando a la religión y defendiendo el ateísmo

En vista de que yo había crecido en una familia religiosa, estaba decidido a defender la religión cristiana según la que me criaron.

¡Qué viaje ha sido desde esa experiencia hasta convertirme una década más tarde en un revolucionario comunista ateo y luego en el autor y arquitecto del nuevo comunismo: un marco completamente nuevo para la emancipación humana!

(Para tener una idea de cómo este gran cambio pudo ocurrir, vea las entrevistas que di en El Show RNL (¡Revolución, y Nada Menos!), que están disponibles en YouTube, así como mi autobiografía: From Ike To Mao and Beyond, My Journey From Mainstream America To Revolutionary Communist, con pasajes aquí en español).

Y este gran cambio — dedicar la vida a la lucha por la emancipación de toda la humanidad, de las terribles condiciones en las que la inmensa mayoría de la humanidad ahora está obligada a vivir — para llevar a cabo la revolución que pueda conducir a liberar a la gente de este horror: para todos los que tienen corazón y una disposición a ser parte de algo más grande que sí mismos, para el bien mucho mayor, pueden y necesitan dar ese mismo salto para llegar a ser parte de hacer lo siguiente realidad: una revolución real, ahora mismo en estos tiempos en que estamos viviendo, ahora.