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BOB AVAKIAN 
REVOLUCIÓN #94: 
La revolución, y el nuevo comunismo —no la lealtad degradante a este sistema— es el medio para poner fin a la larga pesadilla para el pueblo negro y la humanidad en su conjunto.

Les habla Bob Avakian — REVOLUCIÓN — número Noventa y Cuatro.

Como he mostrado a lo largo de estos mensajes, todo el infierno al que las personas negras han estado obligadas a vivir, desde el comienzo de Estados Unidos y al día de hoy —al igual que el infierno por el que miles de millones de personas en todo el mundo están obligadas a vivir— tiene sus raíces en el sistema del capitalismo-imperialismo, que ambos partidos de la clase dominante en Estados Unidos (demócratas y republicanos) representan y trabajan para imponer.

Las relaciones dominantes y la cultura pútrida de este sistema han ejercido efectos en el propio ser y en los sentimientos de masas de personas, en muchos diferentes sentidos. En mi anterior mensaje (número 93) me centré particularmente en los efectos de esto en términos de las relaciones sociales y las expresiones culturales entre las personas negras. Aquí, voy a abordar la forma en que esto se relaciona con el proceso político dominante, que refuerza el dominio opresivo de este sistema.

Hablando específicamente de las personas negras, desde hace generaciones ya ha habido una lealtad mal dirigida al Partido Demócrata — el que, en realidad, es un instrumento del mismo sistema que, desde el principio, ha oprimido brutal y asesinamente a las personas negras (así como a millones —a literalmente miles de millones— de otras personas en Estados Unidos y por todo el mundo).

Esta lealtad al Partido Demócrata se deriva en gran parte del hecho de que han sido las administraciones del Partido Demócrata las que han hecho concesiones a la lucha por los derechos civiles — mientras que, especialmente desde los años 1960, el Partido Republicano se ha caracterizado cada vez más por su oposición a los derechos civiles. (Esto ha ido acompañado de cambios importantes al interior de estos partidos de la clase dominante: a lo largo de los años 1960, los “Dixie-crats” —los segregacionistas supremacistas blancos declarados en el Sur del país— se pasaron del Partido Demócrata al Partido Republicano, en concordancia con la “estrategia sureña” de los republicanos, apelando a los racistas blancos sureños, mientras que el Partido Demócrata asumió más bien la postura de “amigo de los negros y de los derechos civiles”).

La lealtad al Partido Demócrata se ha mantenido fuerte, particularmente entre las mujeres negras — mientras que entre algunos hombres negros ha habido un mayor desafecto con los demócratas (por razones que abordaré en un minuto). Pero el hecho general sigue siendo que, a pesar de sus llamamientos deshonestos a las personas negras (y a otras personas que sufren discriminación y opresión bajo este sistema), el Partido Demócrata es responsable —como instrumento político de este sistema del capitalismo-imperialismo— de crímenes horrendos contra la humanidad y crímenes de guerratodo lo cual es parte integral de este sistema. (Varios mensajes míos, empezando por los números 2 y 3, así como artículos míos y otras obras en revcom.us, desenmascaran y analizan de manera extensa la forma en que el Partido Demócrata, al igual que el Partido Republicano, ha sido un perpetrador y ejecutor de la opresión, el saqueo y destrucción más horrorosos —de hecho genocidas— de la gente en Palestina, Vietnam, el Congo, Haití —por todo el mundo—, así como de la opresión despiadada del pueblo negro y otros al interior de Estados Unidos.)

Respecto a por qué ha habido una tendencia a desertar de los demócratas y a atraerse hacia los republicanos —y hacia Trump en particular— entre algunos hombres negros, esto se debe a una combinación de razones. Encierra un sentimiento de traición a manos de los demócratas, y de echar la culpa a los demócratas (en lugar de echar la culpa al sistema en su conjunto, que es el verdadero responsable) por la creciente dificultad en la situación de muchos hombres negros, en particular la enorme pérdida de oportunidades para empleos mejor remunerados y, en muchos casos, ninguna perspectiva de ningún trabajo digno en absoluto (en que muchos de ellos, de hecho, están excluidos de la economía formal). Al mismo tiempo, hay que decir que esto se combina con demasiada frecuencia con el veneno patriarcal supremacista masculino — que incluye el desafecto, o hasta el asco, para con el Partido Demócrata por su postura (o pretensión) de apoyar la igualdad para las mujeres y para las personas LGBT. La misoginia abierta (el odio a las mujeres) de Donald Trump, y su pose como una especie de “hombre cabrón” (pese a que desde el principio ha llevado una existencia mimada), atrae a los hombres de mentalidad atrasada de todas las “razas”, incluidos algunos hombres negros.

Entre algunos, esto ha venido acompañado de la racionalización de que, sí, Trump es un racista, pero también lo son todos estos otros políticos, y al menos Trump lo ha dicho abiertamente, por lo que supuestamente es más fácil hacerle frente. Esto es como argumentar que es mejor que te disparen en la cabeza a que te envenenen lentamente hasta morir. ¡¿Qué tal si no te asesinan de ninguna manera?! — y que en cambio ¡te liberas de todo esto! Entre otras cosas, lo que revela esta forma de pensar es estar atrapado dentro de los límites y confines de este sistema que lleva siglos, y al día de hoy, oprimiendo de manera despiadada y asesina al pueblo negro, junto con tantas otras personas, en Estados Unidos y por todo el mundo.

Como he dicho antes, una de las cosas que más exaspera y parte el corazón hoy es oír a algunas personas negras, que han sufrido tan terriblemente bajo este sistema, sumarse (consciente u objetivamente) a Trump en sus racistas diatribas y ataques contra los inmigrantes. Y este racismo contra los inmigrantes, entre demasiadas personas negras, encabrona y parte el corazón aún más debido a que existe toda una historia de personas negras que han desempeñado un papel crucial en inspirar y unir a personas, provenientes de muchas razas y nacionalidades diferentes, en la lucha contra la injusticia. Esto fue especialmente cierto en la década de 1960.

Para Trump, como representante y fuerza impulsora del fascismo en Estados Unidos hoy, el ataque racista a los inmigrantes juega el mismo papel terrible y conlleva el mismo tipo de efecto terrible que los ataques a los judíos por parte de Hitler y los fascistas nazis en Alemania en la década de 1930. Este ataque a los inmigrantes es parte de toda una ola de fascismo en países de todo el mundo hoy en día — un resultado de la intensificación y agudización de las contradicciones de este sistema moribundo del capitalismo-imperialismo — un sistema que da expresión extrema y altamente destructiva a sus contradicciones básicas, amenazando con arrastrar a la humanidad hacia abajo consigo mismo.

En cuanto al fascismo, el pueblo negro ya ha estado sometido a este tipo de cosas antes — en toda la larga y terrible experiencia de la segregación forzada, el terror masivo y las repetidas masacres de negros, particularmente (aunque no solo) en el Sur de Estados Unidos, durante casi cien años después de la Guerra Civil. (No es accidente que el horrendo tratamiento que recibieron las personas negras en Estados Unidos fuera un “modelo” para Hitler y los fascistas nazis alemanes en sus acciones genocidas, contra los judíos en particular, en el período previo y durante la Segunda Guerra Mundial, en los años 1930 y 1940.)

Ciertamente en la misma medida que en el caso de cualquier otro pueblo sobre la tierra, los intereses fundamentales del pueblo negro no corresponden a este fascismo — ni a ninguna forma de este sistema que, durante tanto tiempo, los ha oprimido y aterrorizado en las formas más indecibles.

Y para las personas negras que buscan una salida a esta locura al alistarse, de una manera seria y disciplinada, en una causa verdaderamente edificante, la respuesta muy definitivamente no es formar parte de las fuerzas armadas cuyas acciones imponen este monstruoso sistema con la muerte y destrucción masiva de personas por todo el mundo. En oposición a eso, la manera de salir adelante, de toda esta pesadilla, es llegar a ser parte de las filas de la revolución —de El Cuerpo Revcom Por la Emancipación de la Humanidad— de crecer a miles, y luego a millones de personas — trabajando por una revolución basada en el nuevo comunismo: un marco completamente nuevo para la emancipación humana, que es el resultado de décadas de trabajo que he llevado a cabo, resumiendo las lecciones positivas y negativas de las revoluciones comunistas anteriores y extrayendo lecciones de una amplia gama de experiencias humanas — una revolución con la orientación y la visión, y la dirección y el enfoque estratégico para barrer con este sistema del capitalismo-imperialismo y abrir el camino hacia la emancipación del pueblo negro y de todos los explotados, oprimidos, deshumanizados y degradados bajo este sistema.

Esto es especialmente crucial ahora — cuando, tal como he mostrado en estos mensajes (en particular los números del 8 al 11), este es un momento poco común en el que esta revolución, para derrocar y abolir todo este monstruoso sistema, no sólo es urgentemente necesaria sino que es posible.

Existe, y debe haber, según este entendimiento, una lucha profunda por el alma del pueblo negro —para que emerja plenamente, no como un pueblo derrotado, sino como un pueblo revolucionario—dando expresión de la manera más poderosa a la siguiente verdad crucial:

Entre las masas de personas negras continúa “el deseo sentido muy profundamente de liberarse de estos largos siglos de opresión [del pueblo negro], un deseo que a veces se expresa abiertamente, a veces parcialmente y a veces de una manera incorrecta”. Y, una vez más:

Existe el potencial de que algo de una hermosura inaudita surja de una incalificable fealdad: de que el pueblo negro juegue un papel crucial para, por fin, deshacerse de este sistema que no sólo lo ha explotado sino que por tanto tiempo y de tantas formas lo ha deshumanizado, aterrorizado y atormentado —deshacerse de todo este sistema de la única manera posible— luchando por emancipar a la humanidad, para poner fin a la larga noche en que la humanidad ha estado dividida en amos y esclavos, y en que las masas de la humanidad han sido azotadas, golpeadas, violadas, masacradas, encadenadas y amortajadas en ignorancia y miseria.