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FILOSOFÍA Y REVOLUCIÓN 
Primera parte 

La realidad objetiva y la verdad, en oposición al oportunismo mezquino pero venenoso — perversiones de la teoría comunista en nombre de la revolución comunista-proletaria.

Por estos días muchas personas insisten en que no existe la verdad objetiva, sino en que la verdad es “subjetiva” — que la “verdad” depende de la raza, el género, etc., de las personas, y que existen diferentes “verdades” para diferentes “identidades”. Como enfaticé en el mensaje número Veintitrés:

No existe tal cosa como diferentes “verdades” para diferentes personas. Quizá las personas tengan diferentes experiencias, pero la verdad sobre todo eso es lo mismo para todos. Repito: La verdad es… la verdad.

No obstante, incluso entre algunas personas que se llaman a sí mismas “comunistas”, existe la insistencia en la “verdad” subjetiva —afirmando en particular que existe algo llamado “verdad de clase”— la supuesta “verdad de clase” de la clase trabajadora explotada, el proletariado. Esta noción está totalmente mal — y tiene implicaciones muy peligrosas.

Lo que se opera aquí es la cuestión muy importante de la relación entre el marxismo (comunismo) como una ciencia y su carácter de ser partidario de la causa de la revolución que representa los intereses fundamentales del proletariado. La comprensión correcta es lo siguiente: el marxismo es un método científico para conocer y transformar la realidad, de una manera emancipadora — y sobre esa base es partidario de la causa de la revolución comunista-proletaria. El marxismo es partidario de la causa de la revolución comunista-proletaria porque la verdad objetiva que el marxismo saca a la luz es que el comunismo es necesario para poner fin a todas las relaciones de explotación y opresión, en todas partes, y que esto representa los intereses fundamentales del proletariado.

(Una extensa discusión al respecto está contenida en un importante artículo que pone al descubierto cabalmente y refuta los argumentos de uno de los “teóricos” de esta noción errónea de la “verdad de clase” y otras tergiversaciones del comunismo. Este artículo, “Ajith — Un retrato del residuo del pasado”, de Ishak Baran y KJA, se encuentra en la e-revista teórica del nuevo comunismo, Demarcations: demarcations-journal.org, número 4. Aquí voy a examinar algunas de las cuestiones clave de método y principio que operan aquí, y que son de importancia decisiva.)

El verdadero método y enfoque del comunismo abarca, tal como corresponda, un análisis y síntesis científico no sólo de los grandes logros, sino también de los problemas y errores serios, en la experiencia de la revolución comunista. Esta es una aplicación del principio crucial del nuevo comunismo que he desarrollado: “Todo que es realmente verdad es bueno para el proletariado; toda verdad nos ayuda a llegar al comunismo”. (Esto es lo opuesto a la noción muy equivocada, y muy dañina, de que “todo lo que es bueno para el proletariado es verdad”, que es una expresión de la “verdad de clase”).

Un hecho muy importante es que las personas que no son partidarias de la revolución comunista-proletaria pueden descubrir, y sí descubren, muchas verdades importantes — no sólo sobre la naturaleza, el cosmos, etc., sino también sobre la sociedad humana (incluida la experiencia de la revolución comunista). Y es necesario aprender de esas verdades. Esta es una expresión del principio crucial de que todo lo que es realmente cierto —sin importar quién o qué sea la fuente de esa verdad— es bueno para el proletariado, todas las verdades pueden ayudarnos a llegar al comunismo.

Una de las formas en que ciertos oportunistas “ajithistas” defienden el concepto erróneo de la “verdad de clase” es hacer tretas facilonas con el hecho de que si algo es cierto o no depende de si es un reflejo acertado de la realidad, o no. Estos oportunistas tergiversan este concepto correcto para dar a entender que significa que el proceso de adquirir conocimientos acertados (veraces) implica meramente reflejar pasivamente (a la manera de un espejo) los fenómenos en la mente (reflejo en ese sentido).

Como he enfatizado muchas veces, especialmente cuando se trata de algo más allá de los fenómenos más simples, para llegar a conocer la verdad, se requiere ir más allá de la apariencia superficial para analizar y sintetizar la realidad más amplia y más profunda (examinando los patrones y las fuerzas y causas subyacentes e impulsoras en las cosas). Pero el que de veras hayas llegado a conocer la verdad se determina por si tu comprensión corresponde o no corresponde a la realidad objetiva — si es un reflejo acertado de ésta. (Para tomar un ejemplo sencillo: si alguien dice que está lloviendo, pero no hay lluvia, pues su afirmación no es cierta — porque no es un reflejo correcto de la realidad objetiva. O, si alguien dice que la enfermedad de la rabia afecta a las personas porque éstas están poseídas del diablo, o que la Covid en realidad no existe sino que la han inventado las empresas farmacéuticas para sacar dinero — esas declaraciones tampoco son un reflejo correcto de la realidad. Pero, si alguien dice que un virus causa la rabia, y que es posible combatir la rabia eficazmente con una vacuna —y la Covid es un virus diferente cuyos efectos se pueden minimizar con una vacuna diferente—, esas afirmaciones son un reflejo correcto de la realidad objetiva y, por lo tanto, son ciertas).

Por supuesto, la determinación de que algo es cierto —que es en realidad un reflejo correcto de la realidad objetiva— no se trata simplemente de declarar que así sea. El criterio de la verdad es la realidad misma. Para establecer firmemente la verdad de algo (una idea, una teoría, etc.), es necesario llevar a cabo un proceso basado en la evidencia, explorar la realidad, identificar los patrones y las fuerzas y causas subyacentes e impulsoras en la realidad que se investiga, hacer proyecciones sobre el rumbo al cual conducirían ciertas acciones y transformaciones de esta realidad, y proceder a interactuar conscientemente con la realidad para comprobar —verificar, o refutar— las proyecciones que se han hecho.

En última instancia, el criterio de cualquier teoría, etc., es si lo que proyecta sobre la realidad se confirma (o no). Al mismo tiempo, una teoría científica, en su aplicación correcta, puede proyectar de manera acertada —sobre la base de la experiencia y el conocimiento históricos acumulados— lo que probablemente resulte de una trayectoria en desarrollo de las cosas. Ésta, por ejemplo, es la base sobre la cual los climatólogos pueden hacer proyecciones esencialmente correctas sobre lo que se desarrollará a partir de las tendencias históricas y actuales. Y es por eso que se puede afirmar científicamente que el derrocamiento del capitalismo, y su reemplazo por el comunismo, corresponden a los intereses fundamentales de las masas de la humanidad y, en última instancia, de la humanidad en su conjunto.

¿Cuál es, pues, la razón y el propósito en la tergiversación de la “teoría del reflejo” marxista por parte de los oportunistas que argumentan a favor de la “verdad de clase”? Bueno, afirmar que la “teoría del reflejo” marxista significa simplemente reflejar (a la manera de un espejo) los fenómenos en la mente, allana el camino para insistir en que es necesario ir más allá de tal supuesto “reflejo” (a la manera de un espejo), “interpretando” los fenómenos con la perspectiva y el método del proletariado, el materialismo dialéctico y —¡voilá!— al hacerlo, supuestamente se llega a la “verdad de clase” del proletariado.

Pero, para expresar una vez más la cuestión decisiva, en términos básicos y esenciales: el materialismo dialéctico es válido no porque sea la perspectiva y el método del proletariado (del comunismo), sino porque es un método y enfoque científico que hace que sea posible comprender correctamente (reflejarse correctamente en la propia conciencia) cómo es de hecho el mundo-el universo: el mundo-el universo consta de una realidad material objetivamente existente (esa es la parte materialista) y esa realidad material no es uniforme ni estática, sino que está llena de contradicciones, movimientos y cambios (esa es la parte dialéctica).

El argumento de estos oportunistas a favor de la “verdad de clase” —en contraposición a la verdad objetiva— refleja el hecho de que no están tratando el materialismo dialéctico como una herramienta científica sino como la “herramienta partidaria” del proletariado (o de aquellos que se dicen representar los intereses del proletariado). Pero, si la conclusión del materialismo dialéctico de que la revolución comunista es necesaria, es posible y es emancipadora no fuera una verdad objetiva, sino que al contrario simplemente fuera una “verdad proletaria” partidaria, pues, ¿por qué esta “verdad de clase” sería más válida que cualquier otra “verdad de clase”, incluida la supuesta “verdad” de la burguesía (clase capitalista) de que el capitalismo es el mejor sistema posible, y que la revolución comunista no es necesaria y conducirá al desastre? Declarar que las conclusiones de la teoría comunista son una “verdad proletaria” pervierte y socava su verdadero carácter e importancia como verdad objetiva basada en la ciencia.

Por supuesto, para reconocer a fondo las verdades fundamentales sobre el capitalismo, por un lado, y el comunismo, por el otro, y actuar en consecuencia, se requiere una orientación y una voluntad de estar abierto a esa verdad, en contraposición a aferrarse a ilusiones sobre el capitalismo y mentiras sobre el comunismo. Pero, una vez más, el comunismo no es simplemente una supuesta “verdad” que es “útil” para oponerse al capitalismo: el comunismo es un método y enfoque científico para conocer y transformar la realidad, de una manera emancipadora.

Aquí va una cuestión crucial en relación con todo esto: una vez que se descarte la realidad objetiva como criterio de la verdad —una vez que la realidad objetiva ya no sea el criterio contra el cual se sopesan todas las afirmaciones, ideas, etc., para determinar si son ciertas o no—, pues se puede declarar que todo tipo de cosas son “ciertas”, con consecuencias a menudo terribles.

Atacar el principio del “reflejo” de la teoría marxista-comunista —que, una vez más, es la base de su método y enfoque científico— conducirá a todo tipo de problemas serios. Para enfatizar una vez más esta cuestión crucial: una vez que cualquier intento declarado de transformar el mundo se aparta de una fundamentación científica, y da expresión a inclinaciones subjetivas, se abre la puerta a serias tergiversaciones de la realidad y a actos verdaderamente terribles, incluso en nombre de fines supuestamente edificantes. ¡Y es una ironía particularmente grande, y hace mucho daño, cuando los oportunistas, quienes se dicen comunistas, llevan a cabo los ataques y las tergiversaciones!

En la Segunda parte de este artículo, me adentraré en otras dimensiones de la “teoría del reflejo” marxista correcta y refutaré los ataques en su contra por parte de los falsos “comunistas” oportunistas.