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Los acontecimientos de hoy día, y en particular los acontecimientos relacionados con la guerra en Ucrania, hacen recordar a un amigo mío de antaño, Billy Carr. Billy se enmarañó en “la vida loca” y como resultado terminó asesinado a los veinte y tantos años. Pero tenía una mente aguda, y una vez, cuando yo describí lo que estaban haciendo los imperialistas que gobiernan Estados Unidos, no solamente a la gente aquí sino por todo el mundo, él luego luego capturó la esencia de eso: “Gánsteres legítimos”, dijo.
Hoy oímos a Biden y otros “gánsteres legítimos” que gobiernan este país, y sus portavoces mediáticos, coreando en coro constante de que Putin es un “criminal de guerra” por la destrucción y carnicería de la cual Rusia es responsable en Ucrania. Esto es como si el jefe mafioso de mayor peso (o el capo de un cartel criminal) condenara, todo santurrón, los crímenes de un gánster rival, pero menos poderoso.
Que no se nos olvide: Estados Unidos, un país fundado en la esclavitud y el genocidio, ostenta con mucho el récord de invasiones, golpes de estado y otras formas de intervenir violentamente en países cuyos gobiernos no son de su agrado — masacrando a enormes números de personas en el proceso, mucho más allá de lo que Rusia ha hecho en Ucrania.
En una palabra, lo que ocurre en torno a Ucrania no se trata de algún tipo de guerra sagrada de “democracia versus autocracia” como lo proclama constantemente Biden y los demás. La meta de los imperialistas estadounidenses, en relación con esta guerra y en general, es fortalecer y expandir su imperio de explotación, y hacer retroceder los desafíos a su dominación.
La motivación, de parte de Estados Unidos-la OTAN así como de Rusia, se parece mucho a la de unos gánsteres — gánsteres que proclaman su “legitimidad” por ser jefes de gobiernos, gobernantes de países. Pero estos gánsteres no sólo están peleándose entre sí por territorio en una sola ciudad — el “territorio” por el que están peleándose es el mundo entero. Y estos son gánsteres que controlan arsenales poderosos de destrucción masiva, incluidas armas nucleares capaces de exterminar a toda la humanidad.
Estos imperialistas “gánsteres legítimos” cometen crímenes monstruosos a una escala masiva, mucho más allá de lo que podría imaginar alguien como Don Corleone, el capo de la película El padrino. Como dije en Lo BAsico, “Estos imperialistas hacen que el Padrino se parezca a Mary Poppins”1.
Lo que necesitamos es una transformación radical para que sea la revolución, y no el gansterismo, la que establezca el tono y los términos — no solamente en una manzana o un vecindario sino en Estados Unidos en general y en última instancia en el mundo en su conjunto.