Esas no fueron las palabras exactas de Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) la semana pasada cuando “pidió disculpas” por no haber votado en contra de más fondos para un elemento importante del sistema de armas masivo de Israel, el “Domo de Hierro” — pero más bien pudieran haberlo sido. Este sistema de armas supuestamente “defensivo”1 se le dio a un país conocido por sus guerras no provocadas, por matanzas escandalosamente desproporcionadas contra cualquier fuerza que se les oponga, por armarse con entre 100 y 200 armas nucleares, por un genocidio pulverizador de décadas contra Palestina y los palestinos en particular, por asesinato, sabotaje y tortura y... bueno, ya te haces una idea. Y si no, e incluso si crees que sí, ve aquí, aquí, y aquí.
La Cámara de Representantes aprobó esta financiación en su inmensa mayoría, por 420 a 9. Ocasio-Cortez se sentó “firmemente” en los márgenes al votar “presente”. “Presente” significa que fue demasiado cobarde como para tomar una posición de una forma u otra sobre si el gobierno de Estados Unidos debería prodigar con aún más armas a su perro de ataque en el Medio Oriente. Luego escribió una carta en la que decía que tenía que votar de esta manera porque no le habían dado tiempo para explicar su posición ante sus electores de modo que impidiera que hiciera pedazos su comunidad creando una “verdadera sensación de pánico y horror”. (Vaya aquí para leer su declaración).
Y luego agrega: “Lloré a raudales.... Sí, lloré a raudales”. Quizás ella incluye esas palabras para que todos puedan entender qué tan “profundamente conflictuada” se sintió acerca de dejar sin oposición esta nueva ronda de financiamiento del terror y opresión de Israel en el Medio Oriente, qué tanto le preocupa su claudicación sin principios. Y luego pide disculpas ante aquellos que se sienten decepcionados. Bla bla bla.
Para aquellos de ustedes que se sienten “traicionados” o “vendidos” por AOC, lo que importa aquí definitivamente NO es el acto individual de cobardía política de AOC. Y la lección que hay que sacar solemnemente tampoco es “nunca confiar en AOC”. Si eso es lo único que haces, volverás a dejarte manipular por el próximo oportunista que se presente2.
La lección que hay que sacar de esta repugnante exhibición de claudicación llorona es de donde surge: de la línea política del “socialismo democrático”. Este “socialismo democrático” de hecho se reduce a un reparto más equitativo del botín y saqueo llevado a cabo por el imperialismo3. De hecho, el “socialismo democrático” es ANTI-revolucionario4. Y la verdadera claudicación de esta tendencia ante una potencia imperialista tampoco tiene nada de nuevo5.
Si de veras TE preocupas por la gente del mundo y por lo que el sistema en Estados Unidos le hace, y le hará, hasta que sus instrumentos de fuerza y violencia y sus estructuras institucionales integradas de explotación y opresión mundial sean desmanteladas a la fuerza por medio de una revolución real..., pues de hecho tienes que estudiar y explorar la obra y línea revolucionario-internacionalista de Bob Avakian, y afiliarte con los Revcom que lo siguen.
Quizá AOC adopte una pose y, a veces, suene muy “radical”. Pero a la hora de la verdad, ella y la tendencia que representa se rendirán ante los intereses de los capitalistas imperialistas. Como dijo Lenin hace más de 100 años: “Las personas han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase. Los que abogan por reformas y mejoras se verán siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan que toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de determinadas clases dominantes”.