Durante mucho tiempo las personas se han autoinmolado, es decir, se ha prendido fuego a sí misma como forma de protesta. El año pasado, con motivo del Día de la Tierra, el activista climático Wynn Bruce se prendió fuego, probablemente por la desesperanza total que le producía la aceleración de nuestra extinción y como demostración de la gravedad de la crisis. Este acto me conmovió profundamente, a que no me rindiera y llorara por la humanidad, la Tierra y toda la vida tal y como la conocemos, sino para tener una verdadera esperanza sobre una base científica. Una revolución es posible, y necesaria, para empezar a revertir esta crisis. No hay otro camino, y el momento de actuar es ahora. Es este sistema, no la humanidad, el que tiene que volverse extinto.
El Día de la Tierra, un par de simpatizantes revcom en Austin acudieron a un concurrido distrito comercial para llamar la atención sobre la grave emergencia a la que se enfrenta la humanidad a causa del cambio climático, y elevar vistas hacia la única solución: ¡la revolución! Desde el altavoz se proyectaron dos clips de audio de El Show RNL, uno sobre el informe del IPCC del año pasado y otro sobre los niños y el cambio climático. La combinación de elementos visuales y de audio, junto con una persona que repartía volantes, interrumpió la actividad habitual, puede reproducirse en todas partes y revela el potencial para captar la atención de la gente y poner la revolución en el mapa.
Nos instalamos en la Avenida Congress, una importante calle del centro de Austin. Se estaba celebrando una exposición de coches y por lo general la gente no se daba cuenta de que era el Día de la Tierra. Pero nuestra imagen de una autoinmolación simbólica llamó la atención a algunas personas.
Texto del folleto:
Nos encontramos ante una crisis de dimensiones existenciales e inauditas — que amenaza a los ecosistemas del planeta y a la vida misma. No obstante, a seis años de adoptar el acuerdo de París de la ONU de 2016, ni una de las grandes potencias industriales capitalistas está en camino a cumplir sus (obscenamente inadecuadas) metas. Sigue aumentando la cantidad de carbono en la atmósfera el que impulsa el cambio climático.
La muy cacareada ley climática de Biden de 2022 es una patraña —no pone límites a la extracción de combustibles fósiles— y de hecho agrava la crisis climática. Mientras tanto, Estados Unidos retiene su título como el mayor productor de petróleo y gas natural del mundo. ¡Mientras que se calienta el planeta!
¿Qué está detrás de esta crisis y qué hay que hacer?
El capitalismo-imperialismo está destruyendo el planeta. Ante esta amenazante catástrofe, solo una revolución puede darle a la humanidad una posibilidad real de salvarse. Necesitamos una sociedad radicalmente diferente que valore a la naturaleza y construya una economía ecológicamente sostenible, que valore a los miles de millones de oprimidos en el planeta y que desate su creatividad e iniciativa, una que obre por un mundo comunista libre de todas las relaciones de explotación y opresión.
¿Cómo lidiaría una sociedad socialista revolucionaria con la emergencia ambiental?
De la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian:
- Una economía socialista opera según los principios del “desarrollo sustentable socialista”. Asume “la perspectiva de largo plazo” de lo que se necesita para beneficiar a la humanidad y el planeta. Organiza y regula la producción y el crecimiento a partir de un conocimiento de los límites naturales y la red interconectada de ecosistemas. Hace hincapié en las fuentes renovables y seguras de energéticos. Hace hincapié en las fuentes de energía seguras y renovables.
- El estado de la Nueva República Socialista en América del Norte reconoce responsabilidades internacionalistas especiales de compartir conocimientos y tecnología, asignar recursos y promover iniciativas para proteger el medio ambiente global, y ayudar a las personas en otras partes del mundo, sobre todo el tercer mundo, a lidiar con los daños causados por la expoliación y saqueo ambiental del imperialismo.
¡Nos negamos a aceptar el futuro que ofrece este sistema!
¡Ya es hora de organizarnos para una revolución real!