La semana pasada, Donald Trump fue declarado culpable de 34 delitos mayores en un tribunal de Nueva York. Esto era completamente sin precedentes. Trump no es solo un ex presidente, es uno de los dos principales candidatos para la próxima presidencia, el líder de un movimiento fascista de millones de personas, y es, en las palabras del líder revolucionario Bob Avakian, ¡“un inflado bolo de heces fascistas”!
Esta es la primera vez, en toda la historia de Estados Unidos, que un ex presidente ha sido declarado culpable de un delito en un tribunal de justicia. Vea el recuadro, “Los hechos básicos”, para comprender el caso contra Trump, y los 34 delitos mayores de los que fue declarado culpable.
De inmediato, pusieron el grito en el cielo los fascistas sedientos de sangre que literalmente llamaron a que turbas de linchamiento persiguieran al juez, al jurado y a cualquiera que defendiera este veredicto. Biden respondió con un discurso que celebró “el estado de derecho” (mientras que en el mismo discurso, defendió y respaldó un genocidio del pueblo palestino).
Biden publicó en las redes sociales: “Existe únicamente una forma de mantener a Donald Trump fuera de la Oficina Oval: en las urnas”. Mientras los demócratas intentan limitar a la gente a pensar y actuar dentro del marco electoral, los fascistas están usando toda movida contra Trump, incluso casos judiciales legítimos, para prepararse para una guerra civil en el caso de que pierdan esas elecciones. Trump y los republi-fascistas están trabajando ahora para conseguir que su base social fanática descerebrada de millones de personas crea que es completamente ilegítimo cualquier resultado de las elecciones de 2024 que no resulta en que Trump llegue al poder — que los demócratas están amañando las elecciones y que se justifica cualquier cosa que los fascistas hagan al servicio de meterse en el poder, y que incluso cuenta con la “santificación de Dios”. Según ellos, los resultados de este proceso justifican todo.
Dejado a sí mismo, lo que pase será una pesadilla completa y total para la humanidad. Pero las personas que se preocupan por los intereses de la humanidad no pueden “dejarlo a sí mismo”. Este choque agudo tiene el potencial para una revolución radical para emancipar a la humanidad. Como dice Bob Avakian en su despacho mediático Revolución #8:
La razón básica por la que esta revolución es posible ahora se debe a que aquellos que han gobernado en Estados Unidos durante tanto tiempo están amarga y profundamente divididos entre sí, mientras se está desgarrando el país en su conjunto debido a las divisiones que ya no se pueden tapar, y ya no es posible mantener la articulación de las cosas de la manera en que han estado articuladas durante generaciones.
Es muy probable que todo llegue a un desenlace y todo esté en el aire en el presente año, 2024, siendo las elecciones presidenciales de este año un eje agudo de las riñas entre los dos partidos de la clase dominante imperantes —los demócratas y los republicanos— una lucha que muy probablemente se zafe de todos los límites de la “forma habitual” en que ejercen el poder sobre el pueblo y mantienen en marcha el funcionamiento de todo su sistema mortífero.
Los fascistas llaman a la guerra
Examinémoslo más a fondo.
En los momentos posteriores al veredicto, una ola de partidarios fascistas de Trump posteó una palabra: “Guerra”. En un foro fascista importante, alguien posteó: “Solo hay dos opciones en noviembre, Trump o guerra civil, espero que la primera pero me prepararé para la segunda”.

Una persona posteó: “Encuentren a los jurados. Todos. No tomen presos”. Otro escribió en referencia al linchamiento: “Simplemente sáquenles la soga. La hora de hablar ya pasó hace tiempo. Déjenlos horcados fuera del juzgado”. En un intercambio en un tablero de mensajes fascista, una persona escribió: “Un millón de hombres (armados) necesitan ir a Washington y ahorcarlos a todos. Esa es la única solución”. Otro respondió: “Que Trump ya sepa que tiene un ejército dispuesto a combatir y morir por él si dice las palabras... Empuñaré las armas si él me lo pide”. La campaña de Trump dice que batió un récord, con la recaudación de casi $53 millones en 24 horas.
Pero no fueron simplemente las filas de la base social fascista que se rabiaban. Prácticamente todos los gobernantes republi-fascistas respondieron con indignación — actuando como si todo el proceso penal fuera un ataque político “amañado” de parte de Biden y los demócratas. El fascista teocrático Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes, posteó: “Convertir en arma nuestro sistema de justicia ha sido un rasgo que define la administración Biden, y la decisión de hoy es evidencia adicional de que los demócratas no se detendrán ante nada para silenciar el disentimiento y aplastar a sus oponentes políticos”.
Trump desvarió contra el fallo, tildándolo de ataque político para silenciarlo de parte de personas que “quieren destruir a Estados Unidos”. Argumentó, sin evidencia, que todo lo orquestó un juez corrupto que es “en realdad un demonio”, al que Biden tira de las cuerdas detrás del fiscal. Sin sentido de ironía, Trump, que SÍ es un fascista, fue al extremo como para decir que “estamos viviendo en un estado fascista”.
Pero cuando Trump y estos fascistas hablan sobre el estado de derecho, quieren decir triturarlo completamente y pervertirlo para que les sirva a ellos y a su agenda fascista más grande. Trump ha prometido usar el Departamento de Justicia para perseguir a sus oponentes políticos, y ha dicho explícitamente que él quiere ser un “dictador en el Primer día”, porque “Quiero cerrar la frontera, y quiero excavar, excavar, excavar en busca de petróleo”.
Esta agenda tiene como objetivo “recuperar” a Estados Unidos como una nación cristiana blanca “ordenada por Dios” con una interpretación textual de la Biblia que tiene “dominio” sobre la ley. Se proponen una sociedad gobernada mediante la supremacía blanca abierta y el vil odio hacia los inmigrantes, la subordinación de las mujeres y la purga de personas LGBTQ de la vida pública, todo eso impuesto mediante la violencia, el terror y la leyes que le servirán.

Biden y los demócratas defienden la pesadilla “Normas de la democracia estadounidense”
Ante esto, Biden habló directamente en defensa del veredicto. Dijo: “Se ha vuelto a afirmar el principio estadounidense de que nadie está por encima de la ley”. Sostuvo: “es temerario, es peligroso, y es irresponsable que cualquiera diga que esto fue amañado simplemente debido a que el veredicto no es de su agrado. Nuestro sistema de justicia ha perdurado durante casi 250 años, y literalmente es la piedra angular de Estados Unidos”.
Sí es importante luchar por el estado de derecho. Pero que hablemos claro: cuando Biden y los demócratas hablan sobre el estado de derecho, el contenido de la ley que están defendiendo se subordina y se deriva de lo que sirve a este sistema del capitalismo-imperialismo con toda la explotación, opresión y brutal desigualdad que este sistema de rutina impone1.
Cuando Biden habla sobre el “sistema de justicia [de Estados Unidos que] ha perdurado durante casi 250 años”, se refiere al “sistema de justicia” que legalizó la esclavitud; luego legalizó el sistema de leyes Jim Crow de supremacía blanca abierta y violencia del Ku Klux Klan; y hoy legaliza el nuevo Jim Crow, un sistema de encarcelación en masa y terror policial que continúa imponiendo la supremacía blanca, pero ahora finge estar libre de prejuicios por motivos de color de la tez. Joe “Financiar a la policía “ Biden es uno de los arquitectos de este nuevo Jim Crow que ha llevado a que casi dos millones de personas están en prisión hoy, más de la mitad negros y latinos2.
En este momento, Biden está financiando y respaldando totalmente el genocidio israelí contra el pueblo palestino. Y está pervirtiendo el estado de derecho internacional para lo que le sirva al sistema del capitalismo-imperialismo estadounidense. Así que, cuando Putin, el rival de Estados Unidos, comete crímenes de guerra, Biden defiende la Corte Penal Internacional cuando emite una orden de arresto. Pero cuando el primer ministro israelí Netanyahu, el perro de ataque de Estados Unidos en el Medio Oriente, comete crímenes de guerra genocida ante los ojos del mundo, Biden se indigna cuando la misma Corte Penal Internacional emite una orden de arresto.
Un momento fatídico
Las opciones que nos toca no son los fascistas MAGA y los demócratas criminales de guerra. Existe una forma radicalmente diferente y mucho mejor que el mundo podría ser. Como la Declaración de los Revcom, Necesitamos y Exigimos: Una forma completamente nueva de vivir, un sistema fundamentalmente diferente, dice: “El nuevo sistema socialista basado en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte hará lo que nunca se podrá hacer bajo este sistema del capitalismo-imperialismo: por medio de sus instituciones, las elecciones y de manera omnímoda, este nuevo sistema socialista brindará los medios para darles poder políticamente a las masas de personas, a fin de llevar a cabo la transformación revolucionaria de la sociedad, y contribuir a este proceso en el mundo en su conjunto”.
Pero para alcanzar ese día, necesitamos una revolución y esa revolución es posible... no en un momento lejano, sino en estos tiempos. Para comprender lo que está llegando a un desenlace —el peligro, pero especialmente el potencial positivo para esta revolución— cabe citar extensamente el despacho mediático Revolución #11 de Bob Avakian:
Las elecciones presidenciales de este año, 2024, serán un eje agudo de la lucha entre estos partidos de la clase dominante —demócratas y republicanos—, una lucha que es muy probable que se zafe de los límites de la “manera habitual” en que ejercen el poder sobre el pueblo y mantienen en marcha todo su sistema.
Esto podría conducir a choques armados entre los dos sectores opuestos de la clase dominante, que incluso podrían convertirse en una confrontación militar a gran escala — un nuevo tipo de guerra civil. En todo caso, este tipo de crisis profunda al interior del sistema gobernante seguramente afectará a todas las partes de la sociedad y a todas las instituciones importantes de este sistema, incluidas sus fuerzas armadas — con el verdadero potencial para grandes escisiones en esas instituciones.
Los fascistas en Estados Unidos en su conjunto no son tan numerosos como aquellos que se oponen a los fascistas, pero estos fascistas están impulsados por un fanatismo irracional, azuzado por la noción de que no valdrá la pena vivir en Estados Unidos, si no toman medidas extremas para revertir el sentido en que se encaminan las cosas. También tienen mucha iniciativa porque los fascistas constituyen un sector importante de la clase dominante, quienes dominan instituciones muy importantes, incluida la Corte Suprema, y también están dispuestos a actuar fuera de los “procedimientos normales” de este sistema y movilizar a fanáticos violentos para obtener sus objetivos.
Al mismo tiempo, en la mayoría de las personas que se oponen a este fascismo, demasiadas todavía aceptan “la manera en que siempre han sido las cosas”, aferrándose a la esperanza de que “de alguna manera las cosas se solucionarán como siempre lo han hecho” — mientras que muchos también están abrumados por la creencia de que no se puede hacer nada para cambiar el rumbo tan negativo de las cosas. El Partido Demócrata tiene un bárbaro temor a movilizar a las masas de personas de la manera que sería necesaria para derrotar decisivamente a los fascistas, porque los demócratas temen a que esto podría llevar a que las cosas “se salgan totalmente de control”, amenazando a todo su sistema.
Aquí entran las fuerzas para la revolución: sacar a la luz claramente la realidad de lo que está pasando, y por qué, y explicar vivamente la única solución positiva a todo esto; actuar, urgente y decisivamente, para cambiar todo el alineamiento, toda la “polarización” en la sociedad —repolarizar rápidamente las cosas en un sentido que sea cada vez más favorable para la revolución— ganar a masas de personas, desde todas las partes de la sociedad, para romper con todo este sistema y pasarse al lado de la revolución.
Hace falta que las fuerzas para la revolución se pasen a primer plano en la lucha contra los fascistas — y hacerlo no con el objetivo de conservar, o restaurar, la forma “democrática” de este sistema asesinamente opresivo del capitalismo-imperialismo, sino con el objetivo estratégico de hacer caer este sistema entero y crear algo mucho mejor.
Este es un año fatídico ... una encrucijada para la humanidad. Trabaja y súmate al Cuerpo Revcom Por la Emancipación de la Humanidad para crear ese mundo mucho mejor.
Donald Trump declarado culpable: los hechos básicos
¿Qué pasó? El 30 de mayo de 2024, en un juicio celebrado en la ciudad de Nueva York, Donald Trump fue declarado culpable de 34 delitos mayores* de “falsificación de registros comerciales en primer grado”. Cada uno de los 34 cargos por delitos graves conlleva una multa de hasta 5.000 dólares y una condena de prisión de hasta cuatro años.
El caso legal que se presentó contra Trump abarca varios delitos interrelacionados. Justo antes de las elecciones presidenciales de 2016, diferentes mujeres se presentaron para afirmar que en el pasado habían tenido relaciones sexuales con Donald Trump. En el juicio, se presentaron pruebas de que Trump trabajó con otros —incluido David Pecker, el director del periódico sensacionalista National Enquirer, y el abogado de Trump, Michael Cohen— para elaborar un plan para mantener estas afirmaciones en secreto. Específicamente en este caso, Michael Cohen le pagó dinero a Stormy Daniels, explícitamente para mantener su historia fuera de las noticias antes de las elecciones. Que alguien le haya pagado dinero a Daniels a cambio de su silencio no es un delito y Trump no fue declarado culpable de eso.
¿Cuál fue el delito? Después de las elecciones de 2016, Trump hizo pagos a Michael Cohen que Trump enumeró en documentos oficiales como pagos por honorarios legales, en lugar de enumerarlos como el pago a Cohen por su pago a Stormy Daniels a cambio del silencio de ella. En otras palabras, Trump falsificó registros financieros. Según la ley del estado de Nueva York, eso sí es un delito. Si esto fuera lo único que pasó, se le consideraría un delito menor, no un delito mayor. En este caso se le consideró un delito mayor porque los fiscales demostraron que los registros fueron falsificados con el objetivo de “ayudar u ocultar” otro delito. Ese otro delito fue una violación de una ley electoral de Nueva York que penaliza que “dos o más personas” “conspiren para promover o impedir la elección de cualquier persona a un cargo público por medios ilícitos” (como explicó el juez en sus instrucciones al jurado).
En términos más sencillos: Trump dispuso que Cohen le pagara a Daniels y luego encubrió los pagos para reembolsar a Michael Cohen, todo con la intención específica de influir ilegalmente en las elecciones presidenciales de 2016 que estaban en ciernes. De esto fue declarado culpable: 34 veces.**
¿Qué pasará? El juez fijó el 11 de julio como fecha de dictar la pena contra Trump, cuatro días antes de la Convención Nacional Republicana. Trump quizá intente presentar una apelación antes o poco después de tal fecha. Es evidente que el equipo legal de Trump tomará decisiones y acciones legales en su nombre para tratar de revertir estas condenas por delitos mayores. Y también está claro que es poco probable que esto se resuelva antes de las elecciones presidenciales de noviembre.
Vea también:
LOS PROCESOS CONTRA EL FASCISTA DONALD TRUMP,
Y LA NATURALEZA CRIMINAL DE ESTE SISTEMA ENTERO
O: No se dejen tomar por tontos por los alardes de Trump o por las poses de los demócratas como defensores de la justicia — Necesitamos una revolución y un sistema fundamentalmente diferente y mucho mejor.
Bob Avakian
27 de septiembre de 2023