El derecho al aborto en Estados Unidos se ha convertido ahora en una importante batalla, y la organización De Pie Por el Derecho al Aborto ha tomado posición para asumir esta lucha. Hablaré sobre lo que pasa con la revocación de este derecho básico y nuestro enfoque de esta cuestión en relación a la urgente necesidad de una revolución — pero primero para poner las cosas en perspectiva y dar algo de contexto.
Me activé en la vida política a fines de los años 1960 en Estados Unidos, y uno de los momentos formativos para mí fue participar en reintroducir el Día Internacional de la Mujer en Estados Unidos en los años 1970, después de décadas de represión política en Estados Unidos. Esas décadas también eran famosas por su exaltación de los papeles tradicionales de género en la promoción y los programas televisivos de nuestra infancia, con títulos como Father Knows Best (Papá lo sabe todo) que formaron y reflejaron la vida de nuestras madres. Me considero muy afortunada de haber estado presente cuando Bob Avakian y la organización que él dirigía en aquel tiempo revivieron este día festivo comunista internacional en Estados Unidos.
Era una época en que las mujeres sufrían en grandes números de un problema al cual lo calificó una feminista burguesa de la segunda ola —por lo que le doy crédito— del problema “que no tiene nombre”, hasta que surgió el movimiento de liberación de las mujeres. Queríamos ser mucho más que las criadas domésticas que eran nuestras mamás — el mundo entero se estaba poniendo patas arriba y queríamos ser parte de todo eso. Todo todo, hasta las relaciones sociales íntimas, se ponía en tela de juicio y cambiaba de la noche a la mañana.
Debido a la agitación social de los años 1960 y 1970 —la guerra de Vietnam y la lucha del pueblo negro y otros movimientos sociales como el movimiento de liberación de las mujeres— así como cambios en la ciencia, la tecnología y la economía por los cuales el modo de producción capitalista requería a más mujeres en su expansión — se despenalizó el aborto, las innovaciones contraceptivas se volvieron ampliamente disponibles por primera vez en la historia. La biología ya no marcaba el destino. La mujer podía planear cuándo tener una familia, si es que quería tenerla. Si bien esto no cambió de ninguna manera fundamental el hecho de que los quehaceres domésticos y el cuidado de los hijos aún les tocaban en su inmensa mayoría a la mujeres en la familia, estos cambios no solamente en Estados Unidos sino por todo el mundo han creado, en cosa de cinco décadas, enormes presiones sobre la familia patriarcal con sus miles de años de tradición patriarcal.
Desde los años 1960 en Estados Unidos cuando las mujeres ganaron estos derechos básicos y se salieron de los límites de la familia patriarcal, las fuerzas de la reacción han estado cobrando fuerza y tramando su venganza. Estamos viviendo en un momento en la historia humana en que el futuro para las mujeres se hace saltar al aire y está en una aguda contienda — a escala mundial.
Veamos al mundo. Veamos la furia de las mujeres que se niegan a que el Talibán las saque de la escuela y la vida pública; el desafío en ascenso hacia la imposición obligatoria del hiyab en Irán que amenaza a la legitimidad de la RII [República Islámica de Iran]; las mujeres en la India y México que han estado metidas a las maquiladoras del mundo y la relacionada epidemia de feminicidios — mujeres que en los últimos dos años se apoderaron de las plazas públicas de ciudades y pueblos con danzas desafiantes que condenan al estado violador. En los países históricamente católicos de Irlanda hasta América del Sur, las mujeres están ganando el derecho al aborto — al mismo tiempo que está bajo asalto en lugares donde las mujeres una vez contaban con ese derecho, en países como Polonia y Estados Unidos.
A lo largo y ancho del mundo, la mitad de la humanidad está en estado de rabia hirviente, con brotes cada vez más frecuentes de resistencia y rebelión.
¿Por cuál lado irá? No será inevitable nuestra victoria — ni tampoco es cierto que, como les parece a tantas personas, sea imposible poner alto a todas las fuerzas que están haciendo retroceder a las mujeres siglos atrás. Estamos parados en un precipicio donde de verdad uno alcanza ver al otro lado de este enorme abismo la base para llegar al otro lado — de superar esta forma anticuada, totalmente ridícula e innecesaria de opresión.
De la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte — de la autoría de Bob Avakian:
La opresión de la mujer surgió junto con la aparición de las divisiones explotadoras de clase entre los seres humanos hace miles de años, y en todas las sociedades dominadas por clases explotadoras se ha mantenido y se ha arraigado profundamente, y fue un rasgo pronunciado de los Estados Unidos de América imperialistas y de su dominio e influencia en el mundo. Abolirla y arrancarla de raíz es uno de los objetivos más importantes de la Nueva República Socialista en América del Norte. Eso se concreta en la igualdad legal completa entre la mujer y el hombre, pero más allá de eso, en la declarada orientación y política de esta República de superar todas “las cadenas de la tradición” encarnadas en los papeles y divisiones tradicionales de género y en todas las relaciones opresivas correspondientes, en toda esfera de la sociedad, y de facilitar que las mujeres participen y contribuyan, tan plenamente como los hombres, a todo aspecto de la lucha para transformar la sociedad y el mundo con el fin de arrancar de raíz y abolir todas las relaciones de opresión y explotación y emancipar a toda la humanidad.
Bob Avakian ha abierto nuevas brechas en el ámbito de la teoría comunista — tanto en la dialéctica de su análisis de la relación de la opresión de la mujer y la lucha en su contra, con el modo de producción capitalista subyacente, y el énfasis que él le da a la importancia de esta lucha en la lucha por una revolución socialista; y además en el papel vital que la lucha continua para arrancar de raíz esta opresión puede jugar como una fuerza impulsora para seguir revolucionando a la sociedad y mantener a la sociedad en el camino socialista después de tomar el poder.
Llegar al otro lado de este abismo a un poder estatal nuevo y radicalmente diferente —por medio de una revolución que haya derrotado y desmantelado al viejo poder estatal— no es simplemente un sueño utópico.
La base para la revolución se halla en las propias contradicciones del sistema capitalista-imperialista. La naturaleza anárquica despiadada de la competencia capitalista ha impulsado al capitalismo hasta los extremos de la Tierra en la carrera para sobreexplotar la mano de obra y saquear al planeta. La globalización capitalista no sólo ha cambiado la experiencia, las expectativas y la perspectiva de miles de millones de mujeres de que ahora “se han salido de la caja”, también ha lanzado al caos a todas las relaciones sociales tradicionales. En muchos sentidos, la familia patriarcal tradicional está hecho un desastre. En Estados Unidos en 2017, las mujeres casadas constituían casi el 40 por ciento de las madres cuyos ingresos eran el sostén primario de sus familias1.
Las clases dominantes no tienen ninguna verdadera respuesta a lo que han creado las fuerzas impulsoras de su propio sistema. El modo de producción capitalista necesita a la familia como una unidad social básica y piedra angular de la sociedad capitalista, donde la familia no es solamente el medio con el que las personas se reproducen, se alojan, se alimentan, se visten, se aman y se cuidan — también es donde desde la cuna la sociedad socializa a las personas, donde forma, inculca y reafirma los valores y papeles de género tradicionales.
Desde los mediados de los años 1980, Bob Avakian ha estado llamando atención específicamente al hecho de que, con los cambios en la economía estadounidense y mundial:
La cuestión general de la posición y el papel de la mujer en la sociedad se presenta cada día más agudamente en las extremas circunstancias de hoy — esto es un polvorín en Estados Unidos hoy.
Y
No se puede concebir la resolución de todo esto salvo de la manera más radical y mediante formas extremadamente violentas. La cuestión que pende es: ¿será una resolución radical reaccionaria o una resolución radical revolucionaria, implicará reforzar las cadenas de esclavitud o destruir los eslabones más decisivos de esas cadenas y abrir la posibilidad de realizar la eliminación completa de todas las formas de dicha esclavitud?
Casi 40 años más tarde, podemos ver qué tan prescientes que eran estas predicciones teóricas. En Estados Unidos, los fascistas se han apoderado de uno de los dos partidos importantes de la clase dominante, se han instalado en todo el sistema judicial, y ahora tienen una mayoría en la Corte Suprema.
Los fascistas cristianos, que creen que ya ha ido a demasiado extremos toda esta libertad para las mujeres, están maniobrando a toda velocidad para imponer la maternidad obligatoria en todo Estados Unidos. Gobernadores republicanos se compiten entre sí sobre quién puede aprobar la legislación antiaborto más cruel y más draconiana. Fuerzas poderosas han creado un movimiento fascista azuzado en un frenesí demente y que está dispuesto a llegar a extremos para volver a meter a las mujeres a rastras en su lugar bíblico de obediencia y sumisión.
Para el movimiento teocrático cristiano, el aborto siempre ha sido un eje y un ariete para la tríada fascista de la irrestricta e indisimulada supremacía blanca, supremacía masculina y chovinismo patriótico pro imperialista. Quieren vengarse de las mujeres, pero también vengarse por el patriotismo y la masculinidad al servicio del militarismo, que tanto fue objeto de golpes retrocesivos en los años 1960. Su locura encierra una coherencia.
En Estados Unidos, el aborto se ha convertido en el preludio de una guerra civil, con profundas divisiones en la clase dominante y todo Estados Unidos. Tras la decisión de la Corte Suprema, el aborto está a punto de volverse ilegal en 26 estados, con batallas que se perfilan sobre otros derechos básicos como el derecho a viajar a otro estado para abortar. En las legislaturas estatales se están tramitando proyectos de ley para poder procesar y demandar a las personas de los “estados pro derecho a decidir” que ayuden abortos. La decisión abrió el precedente jurídico para deshacerse de la anticoncepción y del matrimonio entre personas gay y para penalizar las relaciones sexuales entre personas gay. Dieciocho estados han presentado proyectos de ley que pondrían restricciones religiosas al divorcio en lo que se llama “matrimonios irrenunciables”. Intereses muy poderosos en la clase dominante lo ven como su última oportunidad para salvar a Estados Unidos, y una base social fascista fanática tiene muchas ganas de emprender una guerra civil. Se trata de una lucha de muy alto riesgo en la que el país imperialista más poderoso en el mundo está profundamente dividido y se está escindiendo. Los demócratas tienen puntos de vista muy diferentes sobre la forma de mantener y cohesionar al imperio y están tratando de mantener la articulación de Estados Unidos, mientras que los republicanos están redoblando esfuerzos por destrozar las normas, las instituciones y las formas en que Estados Unidos ha sido gobernado durante más de un siglo.
Esto está conduciendo —en caso de que prevalezcan los fascistas— a algo verdaderamente horrendo y no sólo para la gente en Estados Unidos — pero no es la única resolución posible de esta crisis. También es el tipo de situación extraordinaria y poco común a partir de la cual una revolución —algo que no siempre es posible en países poderosos como Estados Unidos— se vuelve más posible. Es con el mundo entero en mente y en nuestros corazones que estamos asumiendo la estrategia y la hoja de ruta para la revolución que Bob Avakian ha desarrollado.
Parte de esa estrategia consta en reconocer no sólo el papel que desempeña la cuestión de las mujeres en la profunda crisis del capitalismo, sino la poderosa fuerza propulsora que supone la furia de las mujeres para el desenlace positivo de las dos posibilidades que tenemos ante nosotros que se captan en el título de una nueva obra: “Algo terrible, o algo verdaderamente emancipador: Crisis profunda, divisiones crecientes, la inminente posibilidad de una guerra civil — y la revolución que se necesita con urgencia, Una base necesaria, una hoja de ruta básica para esta revolución”. Como una aplicación de la estrategia y la hoja de ruta, BA ha estado dando dirección para ver la importancia de esta batalla por el derecho al aborto — si las mujeres van a recibir un trato como seres humanos plenos y cuál rumbo tendrá la resolución radical de esto. Esto incluía la batalla para impedir que se quitaran esos derechos — mientras la mayoría de la llamada “izquierda” y todos aquellos que están entrelazados con el Partido Demócrata y dependientes de él concedieron la derrota incluso antes del hecho.
En el invierno de 2021-2022, Sunsara Taylor, junto con Merle Hoffman, directora de Choices, una clínica de abortos de la ciudad de Nueva York, y Lori Sokol, directora de la plataforma feminista Women’s eNews, iniciaron un llamamiento a que las mujeres llenaran las calles con el fin de crear el tipo de polarización política que impidiera que la Corte Suprema anulara el derecho constitucional al aborto. Plantearon las reivindicaciones específicas de “Aborto a solicitud y sin pedir disculpas”, “Maternidad forzada es esclavización femenina” y “Post Roe, ¡No, maldita sea!”. Tras la decisión de la Corte Suprema, plantearon la exigencia de que el gobierno federal restablezca el derecho al aborto. Hicieron un llamamiento para unir a todos los que se pudiera unir para movilizarse en las calles y en todos los ámbitos públicos para defender el derecho al aborto.
Reconociendo los tiempos poco comunes que estamos viviendo, los Revcom pusieron ante la gente la urgente necesidad de la revolución, al tiempo que movilizaban a las masas para luchar contra este ataque — fuera de los límites establecidos por otras fuerzas y programas que aceptaban la derrota de Roe. Bob Avakian escribió una serie de artículos que libraron una lucha feroz con las líneas y la perspectiva que no hacían frente al rumbo fascista de la sociedad y que contribuyen al control del sistema sobre la forma de pensar y de actuar de demasiada gente2.
A la lucha convocada por Rise Up 4 Abortion Rights no se le unió la amplitud de fuerzas políticas y sectores de la sociedad que se necesitaban para lograr impedir que la corte anulara Roe — pero se le unieron decenas de miles de personas en las calles en semanas de protestas de masas y desobediencia civil no violenta que perturbaron a la sociedad y muchos millones de personas llegaron a enterarse de estas acciones y inspirarse en ellas.
Por eso —Rise Up 4 Abortion Rights, Sunsara Taylor, los Revcom y especialmente Bob Avakian— han sido objeto de ataques. El día después de la escandalosa decisión de la corte, algunos llamados “grupos de derechos reproductivos” apuntaron su ira y sus energías no hacia la Corte o el movimiento fascista, sino hacia aquellos que habían llamado a la gente a ponerse de pie para impedir la anulación de Roe. Han tratado de deslegitimar al movimiento, incluso hacen la acusación infundada de que RU4AR es una fachada de un “culto” y una estafa piramidal para canalizar los fondos recaudados para RU4AR hacia Revcom. Una campaña de desinformación ha migrado de unos pocos sitios web llamados “progresistas” a otros sitios fascistas y policiacos. Se trata de ataques graves en los que existe un historial de este tipo de calumnias colocadas en los medios de comunicación que se convierten en los pretextos utilizados para vigilancia y represión del gobierno.
Rise Up 4 Abortion Rights ha respondido a estos ataques en una serie de declaraciones. Los Revcom, en defensa de la dirección revolucionaria de BA, han tomado la ofensiva para poner al descubierto el propósito de esta calumnia y desafiar los prejuicios y el lavado de cerebro que mantienen a las personas cautivas del sistema que las gobierna. Personas de diferentes perspectivas políticas están constatando con cartas escritas para dar testimonio del importante papel que ha desempeñado Rise Up, y del tipo poco común de líder que es BA — su historia y su obra a lo largo de décadas y los importantes avances cualitativos que ha realizado en la ciencia de la revolución.
Así que animamos a la gente a que escriba y opine sobre esta batalla — que tiene repercusiones más allá de Estados Unidos. Los avances en la teoría comunista que Bob Avakian sigue haciendo, incluso sobre esta cuestión, pertenecen a todo el mundo y son importantes para él.
Mientras continúa esta batalla en defensa de la dirección —de convertir estos esfuerzos por detenernos en que mucha más gente conozca a BA—, los Revcom no se dejarán disuadir de seguir dirigiendo esta lucha por el derecho al aborto y por la emancipación de las mujeres que está lejos de terminar y que bien puede jugar un papel decisivo en la revolución que se necesita profunda y urgentemente.
Volviendo al tema de esta presentación: Contrariamente a la creencia de que la opresión de las mujeres es algo dado por dios—un estado permanente de existencia—, la liberación de la mitad de la humanidad de miles de años de tradiciones opresivas — algo indispensable para la emancipación de toda la humanidad.... está en la balanza para una resolución de manera verdaderamente emancipadora. ¡No se dará en un futuro lejano, sino YA!
De
Seis Resoluciones del Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos
1º de enero de 2016
Como ha dicho BA:
Urge que, en esta sociedad y en el mundo en su conjunto, amplios sectores de la gente hagan suya esta nueva síntesis: dondequiera que las personas cuestionen por qué las cosas están como están, y si un mundo diferente es posible; dondequiera que las personas hablen de la “revolución” pero no entienden en concreto lo que representa una revolución, no tienen un enfoque científico para analizar y lidiar con lo que enfrentan y lo que debe hacerse; dondequiera que las personas se levanten en rebelión pero se encuentran acorraladas, decepcionadas y a la merced de opresores asesinos, o se dejan llevar por caminos que solamente refuerzan, a menudo con una brutalidad despiadada, las cadenas esclavizantes de la tradición; dondequiera que las personas necesiten una salida de sus condiciones desesperadas, pero no ven la fuente de su sufrimiento y el camino para salir de las tinieblas.