En un artículo de opinión publicado esta semana en el New York Times, el novelista Richard Powers escribió sobre el reciente asesinato del manifestante Manuel Esteban Páez Terán, apodado Tortuguita, en Atlanta.

Tortuguita era un activista ambiental de 26 años de edad asesinado por la policía del estado de Georgia el 18 de enero durante una violenta redada policial en el Parque del Pueblo de Weelaunee de Atlanta, un bosque de 35 hectáreas en el sur de Atlanta. Tortuguita (que se identificaba con el pronombre sin género “ellos”) participaba en una protesta, ya en su segundo año, para detener un proyecto de “centro de formación” policial de 90 millones de dólares, apodado “Cop City” por aquellos los luchan por detenerlo.

En la redada, la policía dice que Tortuguita disparó primero, e hirió a un agente de la policía estatal. Pero hay enormes lagunas en la “historia oficial” de la policía.

La semana pasada, revcom.us escribió: “El GBI [Buró de Investigación de Georgia] no informó de que se hubieran encontrado armas tras registrar los campamentos después de la redada. No obstante, dicen que estaban respondiendo con armas de fuego a Tortuguita después de que un policía estatal recibiera un disparo y resultara herido ‘sin previo aviso’. Dicen que no hay grabaciones corporales de la muerte. Ahora han hecho pública la foto de una pistola que afirman haber encontrado cerca del cuerpo de Tortuguita”. Desde entonces ha salido a relucir que ¡Tortuguita recibió al menos 13 disparos de parte de agentes de policía de múltiples agencias! Esto añade credibilidad a lo que han sostenido otros manifestantes que estaban en el bosque en ese momento. Oyeron una sola serie de disparos y creen que quizá el agente de policía estatal fuera baleado por otro agente o por su propia arma de fuego.

Powers no menciona ninguna de estas cuestiones, acepta la versión oficial del GBI y trata la situación general como un terrible lío para ambas partes, a las que pinta como igualmente responsables. Aunque lamenta la pérdida del bosque, no critica la idea de que lo que se necesita es un centro de entrenamiento multimillonario para más policías asesinos y sanguinarios.

En sus novelas The Overstory y Bewilderment, Powers escribe con belleza y ternura sobre el mundo natural, con amor y humanidad. Pero en esos libros —y en este artículo— está dolorosa y peligrosamente atrapado en pensar y actuar según los limites dentro del mismo sistema que está destruyendo los ecosistemas que él tan claramente ama. Ahora, al participar en una lucha política seria, en lugar de usar su voz para apoyar a los heroicos manifestantes y llamar a otros a unírseles, se ha desviado gravemente del camino.

Powers enmarca todo esto como un complejo marasmo que refleja nuestra “crisis nacional en microcosmos”. Al hacerlo, ofusca por completo la realidad básica y urgente: El capitalismo-imperialismo está destruyendo el planeta. Todos los días y en todas partes hay incendios, inundaciones, derretimiento de glaciares y aumento del nivel del mar, debido al uso ciego impulsado por las ganancias de combustibles fósiles para proporcionar la energía para las fábricas, las minas, las redes mundiales de transporte marítimo y el ejército que este sistema requiere. Y al mismo tiempo, la policía en Estados Unidos está asesinando a la gente a un ritmo cada vez mayor, y Biden respalda a la policía con llamamientos “a financiar a la policía, a financiar a la policía, a financiar a la policía”.

La “solución” de Powers es una ilusión peligrosa

Pero hay un problema aún más fundamental en el enfoque de Powers. Sostiene que la solución a la crisis de Atlanta es someter a votación en todo el municipio la cuestión de si se construye o no este centro de formación policial. “A corto plazo, un referéndum permitiría que ambas partes enfriaran el conflicto. A largo plazo, ofrece la mejor esperanza para restaurar la confianza en el municipio. Aquellos que respiran el aire de Atlanta y se pasean por sus espacios públicos deben decidirse si hace falta que el sureste de su ciudad siga siendo un cinturón verde vivo o se convierta en un centro de entrenamiento policial de última generación.”

Powers dice que “en una ciudad dividida por un enfrentamiento fatal, únicamente la voluntad de las mayorías tiene la fuerza moral para resolver el enfrentamiento”.

Recorramos este argumento: un referéndum es cuando se somete una cuestión o propuesta a una votación directa de todos los habitantes de una región determinada. ¿Qué ocurre en esta sociedad cuando se celebra un referéndum? Los partidos políticos invierten enormes sumas de dinero en publicidad, grupos de presión y prospección. Los republicanos movilizan a su base organizada de fascistas, por medio de iglesias, milicias y el Internet. Difunden desinformación y cuestionan la legitimidad de las propias elecciones. Los demócratas movilizan a la gente de toda la sociedad, al tiempo que se esfuerzan por contener y confinar la resistencia y la ira de aquellos que desean y necesitan desesperadamente un cambio hacia lo que suelen ser los estrechos términos de la iniciativa electoral concreta.

Tomemos el ejemplo reciente de Kansas, donde, en agosto de 2022, tras la anulación del derecho al aborto a nivel federal, se celebró un referéndum en las urnas sobre si la Constitución del estado debía o no debía garantizar el derecho al aborto. Si se aprobara, le habría dado al gobierno del estado de Kansas el poder para procesar a las personas implicadas en abortos: médicos, personas que ayudan a las mujeres o las propias mujeres. En total, ambas partes gastaron 22 millones de dólares y miles de personas preocupadas por el derecho al aborto se movilizaron en torno a esta votación en Kansas. Casi un millón de personas votaron y la iniciativa fue rechazada por una inmensa mayoría en Kansas, lo que protege el derecho al aborto... temporalmente. Esto se celebró en todo Estados Unidos como una gran victoria, y como un modelo en la lucha para proteger el derecho al aborto.

Pero hay que decir dos cosas al respecto:

1. Los fascistas siguen a la ofensiva a nivel nacional y en Kansas. Se están movilizando rápidamente para restringir, prohibir y penalizar el derecho al aborto a nivel federal. Están luchando en los tribunales, las legislaturas y en las calles para detener los abortos con medicamentos, aterrorizar a las farmacias y criminalizar a los médicos. Este referéndum no era una respuesta para DETENER el ataque al derecho al aborto.

2. En lugar de hacer sonar la alarma sobre el hecho de que la maternidad forzada equivale a la esclavización femenina... en lugar de movilizar a la gente para que se negara a aceptar una sociedad en la que cualquier mujer fuera obligada a tener un hijo contra su voluntad... ¡se normalizó el que la gente pensara que los derechos constitucionales fundamentales podían ser anulados por una Corte Suprema fascista y que hacía falta someter a votación la humanidad básica de las mujeres!

O podemos examinar el ejemplo de Florida, donde, en 2018, la gente votó en su inmensa mayoría por restaurar el derecho de votar a las personas condenadas de delitos graves que ya han cumplido su condena, un total de 1,4 millones de personas. Un año después, los legisladores tomaron medidas para restringir esto, con la aprobación de una ley que, a fin de poder votar, las personas que habían sido condenadas en un caso de delito grave tenían que pagar todos los honorarios que debían como parte de su condena original, lo que impidió que casi 775.000 de estos ex presos votaran. La disputa se llevó a los tribunales, hasta la Corte Suprema, y se mantiene esta ley injusta — lo que destripa gran parte de la votación sobre el referéndum original. Pero incluso eso fue el colmo para los fascistas. En las elecciones más recientes, arrestaron a 10 personas —entre ellas ocho hombres negros— en Florida y las acusaron de “votar de manera ilegal”. El gobernador fascista DeSantis hasta creó una “Oficina de Delitos y Seguridad en las Elecciones”, que incluye a 20 agentes de policía jurados, para “investigar, detectar, detener y arrestar a cualquier persona por una presunta violación” de las leyes electorales.

En estos dos recientes referendos, “la fuerza moral” de la “voluntad de las mayorías” no hizo nada en lo fundamental por el aborto o el derecho al voto. Porque “la voluntad de las mayorías” no es la forma en que se deciden, o pueden decidirse, las cosas. Se deciden por los dictados de este sistema, con una dictadura represiva que lo impone. Y esto es especialmente así en ausencia de una lucha decidida de masas de la gente. En lugar de hacerle frente, Powers se aferra a la ilusión de alguna “democracia” imaginaria y sin contenido como solución, que sirve únicamente para reforzar los horrores contra los que la situación impele a Powers a alzar la voz en contra.

Más allá de eso, no tiene nada sagrado la “voluntad de las mayorías”. La “voluntad de las mayorías” habría respaldado la esclavitud durante muchísimos años en Estados Unidos. ¿Los esclavos debieran haber esperado antes de sublevarse, o de huir? La “voluntad de las mayorías” en este momento podría significar que la mayoría de la gente —implacablemente condicionada como está por las escuelas, los medios de comunicación y otras instituciones de la sociedad— probablemente apoyaría a Estados Unidos si inventara algún pretexto para ir a la guerra con China. Así que, ¿eso significa que debamos esperar hasta que haya una mayoría antes de tomar medidas audaces para despertar a la gente ante el peligro de la devastación nuclear? Hitler celebraba referéndum tras referéndum — ¿eso le daba a sus anexiones y a sus leyes algún tipo de “fuerza moral”? La “voluntad de las mayorías” en la sociedad capitalista se configura por las instituciones de esa sociedad y, especialmente en ausencia de una lucha decidida desde abajo, reflejará esa configuración.

¿Cuál es el VERDADERA problema y cuál es la VERDADERA solución?

La destrucción ambiental por la que Tortuguita se arriesgó heroicamente la vida para DETENER está impulsada por este sistema del capitalismo-imperialismo. Un sistema en el que un pequeño puñado de personas posee y controla no sólo la riqueza sino los medios para crear la riqueza —las minas, las fábricas, la tierra y la tecnología— en un competencia por el control de las materias primas y los recursos de la Tierra para obtener las mayores ganancias sobre la base de esa explotación de la humanidad y del planeta. De Honduras a Brasil, de Europa a Atlanta, se impone mediante un aparato estatal represivo de ejércitos, escuadrones de justicieros y redes de vigilancia que llevan a cabo asesinatos, brutalidad y terror contra las personas que se ponen de pie en protesta contra esta destrucción global.

Pregúntese usted a sí mismo: ¿qué clase de “democracia” hace ello... presenta cargos de terrorismo interno contra las personas que protestan con el objetivo de detener el saqueo y el arrasamiento de nuestros bosques, a la vez que considera que es perfectamente legal llevar a cabo ese saqueo y ese arrasamiento? Es una “democracia” que se apoya en el brazo violento de la dictadura, al servicio de este sistema del capitalismo-imperialismo con su inherente afán explotador.

¿Por qué hay un plan para un “Cop City” [Ciudad Policía] en primer lugar? En septiembre de 2021, el Consejo Municipal de Atlanta aprobó el arrendamiento y la financiación necesarios para construir este nuevo gran centro de formación policial. Esto ocurrió un año después de que millones de personas llenaran las calles para exigir un FIN a los asesinatos cometidos por la policía. Las recibieron con detenciones en masa, spray de pimienta, balas de goma y la Guardia Nacional. Y ahora, esta militarización se está intensificando. Porque para mantener este sistema del capitalismo con la supremacía blanca vertida en sus cimientos, requieren que sus fuerzas policiales estén cada vez más militarizadas para imponerlo: asesinando, aterrorizando y brutalizando a los negros, latinos y otra gente de color a los que no les ofrece ningún futuro... y conteniendo violentamente a la protesta y la resistencia.

En un importante artículo de 2022, “Una vez más sobre por qué todas las dictaduras no son malas, y Por qué deberíamos querer una dictadura socialista, y luchar por ella”, el líder revolucionario Bob Avakian cita la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de su autoría: “Cualquier democracia practicada en esa situación es una democracia según los términos de la clase dominante y el ejercicio de su dictadura y en lo fundamental sirve a los intereses de dicha clase y dictadura”. Y agrega:

Por esta razón en Estados Unidos hoy día —en esta supuesta “más grande de todas las democracias”— independientemente de cuáles “derechos” la gente intente ejercer, e independientemente de cuáles políticos reciban el voto de la gente, no cambia nada en lo fundamental — persisten la más horripilante opresión y explotación, y la despiadada violencia del estado contra las masas de personas. Y dondequiera que las personas constituyan una amenaza al dominio —a la dictadura— de la clase capitalista-imperialista (o donde se les considere una amenaza), el poder violento de su dictadura se les cae encima con todo su peso sanguinario. Un ejemplo clarísimo y agudo de esto son los continuos asesinatos de los negros, así como de los latinos y de los indígenas, por la policía — un ejercicio de lo que se declara la “legítima” fuerza armada y violencia de este sistema, asesinatos por los cuales los policías casi nunca reciben un castigo, ya que una y otra vez se dictamina que esta brutal violencia es “justificada”.

La dolorosa, y fácilmente evitable, muerte de Tortuguita es simplemente el ejemplo más reciente de esta verdad.

Lo que hace falta es una verdadera revolución para derrocar este sistema y sustituirlo por otro sistema radicalmente distinto y mucho mejor que tenga por objetivo la emancipación de la humanidad: un estado socialista y un sistema económico y político que no se limite a satisfacer las necesidades básicas de la gente y a erradicar la opresión y la explotación, sino que posibilite que la humanidad se convierta en guardián digno de la Tierra al tiempo que aprecia y nutre la necesidad del asombro y ser maravillado, el espíritu creativo y el pensamiento crítico. Esto requiere una dictadura socialista —y una democracia— ejercidas por las masas de personas con un gobierno que represente sus intereses más elevados de romper todas las cadenas opresivas en todo el mundo. De mucha importancia, en el nuevo comunismo desarrollado por BA, el gobierno y las instituciones políticas no sólo protegerán, sino que alentarán y financiarán el disentimiento y la efervescencia intelectual y cultural. La sociedad en su conjunto tendrá que desencadenar una lucha multifacética que incluya todo tipo de formas para que la gente debata, discuta y determine lo que está bien y lo que está mal, lo que es cierto y lo que no lo es, como parte de lo que se necesita para abolir toda explotación y opresión. La respectiva visión panorámica y plano concreto se exponen en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte.

Como señala BA: “Un gobierno y líderes que adecúan [a las masas de personas] para obtener y aplicar un entendimiento científico de cuáles son las condiciones y relaciones que causan la explotación y opresión de las personas, y para transformar esas condiciones y relaciones para poder crear una sociedad y mundo radicalmente nuevo, derrotando los intentos de restaurar el viejo sistema opresivo, y llevando adelante la lucha para poner fin a toda explotación y opresión, para llegar al momento en que la humanidad ya no esté dividida en amos y esclavos, donde finalmente no exista necesidad ni base para la dictadura —no haya nadie con intereses y poder de dictar sobre los demás, y no hay nadie en una posición en que otros le dicten— el cual es precisamente el propósito y la meta del comunismo”.

Powers termina su artículo así: “Al igual que con Estados Unidos en general, la única forma de avanzar es hacia ese bosque enmarañado que llamamos democracia. Aún está viva. Úsenla”.

Como hemos demostrado en este artículo, esto es totalmente erróneo. Al igual que con Estados Unidos en general, la única manera de avanzar es limpiarse los enredos de los ojos — hacer frente científicamente a la verdadera naturaleza de este sistema, elevar la vista hacia el sistema radicalmente diferente que es urgentemente necesario —y profundamente posible— y formar parte de acumular las fuerzas organizadas para la revolución con el fin de hacer realidad este mundo completamente nuevo.