Kilmar Armando Ábrego García, originario de El Salvador, fue uno de los 261 inmigrantes salvadoreños y venezolanos deportados por el régimen de Trump el 15 de marzo en tres aviones a El Salvador. Esta medida fue escandalosamente ilegal, basada únicamente en la afirmación del régimen trumpiano de que los deportados pertenecían a bandas criminales. En El Salvador, los deportados fueron ingresados en la infame prisión de máxima seguridad —de hecho, un campo de tortura— conocida como el CECOT, donde los presos sufren un severo hacinamiento, los carceleros los obligan a dormir en literas metálicas sin colchones, los apalean regularmente y los meten a aislamiento, a menudo en total oscuridad, por cualquier presunta mala conducta. El régimen de Trump continuó con esos vuelos de deportación en desafío de la orden de un juez federal de que los aviones regresaran inmediatamente a Estados Unidos con los inmigrantes.
En el caso de Kilmar Armando Ábrego García, hubo una indignación adicional. A los 16 años, se salió de El Salvador y llegó a Estados Unidos para escapar de las amenazas violentas de una pandilla local. En 2019, obtuvo un fallo de un tribunal de inmigración que prohibió al gobierno deportarlo, debido a temores fundados por su vida si se le obligaba regresar a El Salvador. Cuando esto salió a la luz, los funcionarios de Trump admitieron que la deportación de Ábrego García fue un “error administrativo”, pero afirmaron que no podían hacer nada para corregirlo, ya que ¡ahora estaba en manos del gobierno salvadoreño! Y, en cualquier caso, afirmaron que era miembro de la pandilla MS-13 y, por lo tanto, merecía ser expulsado de Estados Unidos.
Estos funcionarios que ahora manejan el gobierno estadounidense son monstruos crueles y despiadados... y son fascistas, que pasan por alto descaradamente los derechos y el estado de derecho y exigen que lo que digan sea lo que lo dicte todo.
Confrontación en los tribunales
El viernes 4 de abril, en una importante decisión judicial, un juez federal en Maryland (donde residen Kilmar y su familia) dictaminó que la deportación de Ábrego García constituía un “acto ilegal” y que el gobierno de Trump debía regresarlo a Estados Unidos antes de la medianoche del lunes 7. El régimen de Trump solicitó a un tribunal de apelaciones que interviniera y detuviera la orden del juez.
El caso de Ábrego García, junto con otros casos en los que los jueces han fallado en contra de diversas medidas de Trump, representan una confrontación con consecuencias potencialmente trascendentales. Hasta el momento, Trump no ha declarado abiertamente que esté desafiando las sentencias judiciales, aunque sí lo ha hecho en varios casos, como al ignorar la orden de devolver los vuelos de deportación a El Salvador del 15 de marzo. Ya sea que se le obligue a Trump a aceptar los fallos judiciales en su contra, al menos por ahora, o él elija desafiar abiertamente a los tribunales, lo que suceda con estos enfrentamientos legales será un avance importante en el esfuerzo del régimen por consolidar el gobierno fascista, con consecuencias impredecibles.
En la audiencia del 4 de abril en el caso de Ábrego García, la jueza Paula Xinis desmintió la afirmación falsa del régimen de Trump de no tener poder para traerlo de regreso de El Salvador. Si los funcionarios de Trump tienen “control funcional” sobre el envío de deportados al CECOT, afirmó, “sin duda tienen el control funcional sobre el retorno”. De hecho, el régimen de Trump le ha dado millones de dólares al presidente fascista de El Salvador, Nayib Bukele, por mantener a los deportados de Estados Unidos en el calabozo del CECOT. La secretaria de Seguridad Nacional de Trump, Kristi Noem, publicó un video de una visita que realizó al CECOT el 26 de marzo, en la que se encuentra frente a una celda hacinada de prisioneros y advierte que si una persona es indocumentada en Estados Unidos, “esta es una de las consecuencias que podría enfrentar”.
En cuanto a la afirmación del régimen de Trump de que Ábrego García era pandillero salvadoreño y que eso justificaba su deportación, la jueza Xinis señaló acertadamente: “No me han presentado ninguna prueba. En un tribunal, cuando un individuo es acusado de pertenecer a una organización tan violenta y depredadora, se presenta mediante un pliego de cargos formal, una denuncia, un procedimiento penal con un proceso robusto que nos permite evaluar los hechos”. Los abogados y la familia de Kilmar han señalado que él no tiene antecedentes penales, ni en Estados Unidos ni en El Salvador, y que las acusaciones de su pertenencia a la MS-13 carecen de fundamento fáctico.
La respuesta despectiva de la Casa Blanca de Trump, por medio de la secretaria de prensa, fue de indicarle a la jueza que “se pusiera en contacto” con el presidente salvadoreño Bukele, “debido a que no sabíamos que la jueza tuviera jurisdicción o autoridad sobre el país de El Salvador”.
Claramente, no se trata de que Trump y su pandilla no puedan traer a Kilmar Armando Ábrego García de regreso a Estados Unidos a su hogar y su familia, pero están dejando claro que no lo harán. Y tienen por objetivo amenazar a muchos otros, diciendo en efecto: “Tenemos el poder de secuestrarlos y desaparecerlos —cuando sea, sin importar su estatus legal o si tienen antecedentes penales— y arrojarlos a cárceles infernales y cosas peores”.
La devastación de la vida de las personas por parte del coloso inexorable fascista — y la necesidad de PARAR esto
La esposa de Kilmar Armando Ábrego García, Jennifer Vásquez Sura, es ciudadana estadounidense, al igual que su hijo de cinco años y los dos hijastros de Kilmar. Jennifer no sabía adónde había desaparecido Kilmar hasta que vio una foto de los inmigrantes deportados a El Salvador el 15 de marzo y reconoció a su esposo entre ellos. Ni ella ni los abogados de Kilmar en Estados Unidos ni en El Salvador han estado en contacto con él.

Jennifer Vásquez Sura, esposa de Kilmar Armando Ábrego García de Maryland, el cual fue deportado por equivocación a El Salvador, en una conferencia de prensa, el 4 de abril de 2025. Foto: AP
Jennifer dijo sobre Kilmar: “Él siempre ha estado ahí para nuestros tres hijos y para todas sus necesidades. Dos de ellos tienen autismo y el tercero tiene epilepsia. Ha sido el principal sostén de nuestro hogar y el amor de mi vida durante más de siete años. Desde su separación de nuestra familia, he estado devastada y confundida. Perdí a mi pareja de la vida, mis hijos perdieron a su padre, y toda nuestra familia, vecinos, compañeros de trabajo y amigos están devastados debido a esta injusta separación familiar”.
Esta es una historia horrorosa que se está multiplicando cientos y miles de veces ahora mismo debido a las acciones del régimen de Trump: hay que PARAR y DERROTAR a este coloso inexorable fascista antes de que lleguen a haber cientos de miles e incluso millones de individuos en esta situación. Las batallas judiciales contra Trump son importantes. Pero no van a derrotar al régimen fascista de Trump en sí y de por sí.
El líder revolucionario Bob Avakian, en su e-mensaje REVOLUCIÓN #112 @BobAvakianOfficial (“El régimen fascista de Trump, como el de Hitler antes que él, es un régimen de horrores — y es completamente ilegítimo”), señaló con claridad lo que se necesita con urgencia:
Antes de que el régimen fascista de Trump pueda consolidarse por completo y llevar a cabo horrores aún peores que los que ya está perpetrando, hay que derrotarlo mediante una poderosa movilización de masas — que venza todos los esquemas de “dividir para conquistar”, unifique a todos los que se pueda unir, desde muchos puntos de vista y perspectivas diferentes, en oponerse, desafiar y resistir activamente a este fascismo, con números de personas que crezcan cada vez más — que avance rápidamente para incorporar a millones de personas, decididas a crear una crisis política tan profunda que Trump no pueda gobernar el país y continuar implementando su programa fascista, con todas sus terribles consecuencias.
Castigan al abogado del Departamento de Justicia de Trump por no ser lo suficientemente fascista
Al día siguiente de la audiencia del 4 de abril en el caso de Kilmar Armando Ábrego García, Erez Reuveni, el abogado del Departamento de “Justicia” que representa al régimen de Trump en el caso, fue notificado de su suspensión por sus superiores de. Se le cortó el acceso al correo electrónico del Departamento, se le impidió realizar cualquier trabajo y podría enfrentar medidas disciplinarias. ¿Por qué? Debido a que en la audiencia, Reuveni no simplemente se limitó a pregonar de manera descerebrada las escandalosas afirmaciones del régimen sobre la deportación de Ábrego García. Al contrario, expresó su pesar por la deportación de Ábrego García y solicitó a la juez “24 horas para persuadir a su ‘cliente’, la administración Trump, para que inicie el proceso de recuperación y repatriación” de Ábrego García de la prisión de El Salvador.
Pam Bondi, procuradora general de Trump y jefa del Departamento de “Justicia”, escribió en una declaración al New York Times: “A mis instrucciones, se requiere que todos los abogados del Departamento de Justicia defiendan con entusiasmo a Estados Unidos. Cualquier abogado que no cumpla con estas instrucciones enfrentará consecuencias”.
Reuveni había sido ascendido hacía un par de semanas, y sus superiores lo elogiaban como un fiscal de “primera categoría”, inclusive por su trabajo en el ataque del régimen de Trump a las ciudades con leyes santuario que otorgan cierto nivel de protección a los inmigrantes.
Pero para aquellos que encabezan el régimen, ¡ni siquiera este abogado era lo suficientemente despiadado, cruel y abiertamente fascista!