Cuando Rusia declara que está dispuesta a utilizar todas las armas de que dispone (en otras palabras, armas nucleares) en la guerra de Ucrania, los gobernantes estadounidenses gritan: “¡Temerario!” “¡Irresponsable!” Cuando Estados Unidos le amenaza a Irán con la guerra si intenta construir una bomba nuclear, lo justifica declarando que no se puede “confiar” en Irán (u otros regímenes con los que Estados Unidos está en conflicto) con armas nucleares.
Por otra parte, los capitalistas-imperialistas estadounidenses gobernantes y sus portavoces en los medios de comunicación dan por sentado y promueven constantemente la idea de que ellos y sus aliados sí son responsables, sí son dignos de confianza y absolutamente deben tener armas nucleares, ¡por el bien de todos!
1949-1959: Una década de amenazas, envolvimiento y ataques estadounidenses a la China revolucionaria
Cuando las fuerzas revolucionarias bajo la dirección de Mao Zedong llegaron al poder en China en 1949, el Kuomintang contrarrevolucionario proestadounidense huyó a Taiwán, una isla china a 160 kilómetros al este del continente. Allí establecieron su propio gobierno, la República de China (RDC), que Estados Unidos respaldó totalmente y convirtió en una avanzada militar contra China. Estos reaccionarios también se hicieron con el control de Quemoy y Matsu, un grupo de pequeñas islas a pocos kilómetros de la costa china y cerca de importantes puertos chinos. Cuando China era todavía un auténtico país socialista, sostenía que Taiwán formaba legalmente parte de China, posición reconocida por la mayor parte del mundo. Tras el derrocamiento del socialismo en China en 1976, los nuevos gobernantes capitalistas en China han seguido reclamando Taiwán. Taiwán está sumamente militarizado con armas suministradas por Estados Unidos, y su disputado estatus es un peligroso punto de inflamación potencial para una guerra de gran envergadura.
Durante la década de 1950, Estados Unidos amenazó, rodeó y, en ocasiones, atacó agresivamente a la nueva República Popular China (RPC), especialmente durante la Guerra de Corea de 1950-19531.
También hubo varios combates navales y de artillería entre la RPC y las fuerzas de la RDC por Quemoy y Matsu. La RPC consideraba, con razón, que eran parte del territorio chino y que era importante recuperarlos de la RDC que, con el respaldo de Estados Unidos, los utilizaba para amenazar al nuevo estado socialista.
La “crisis del estrecho de Taiwán” de 1958 y lo que demostró
En 1958, la RPC comenzó a bombardear Quemoy y Matsu. Los gobernantes estadounidenses temían que el Ejército Popular de Liberación invadiera y tomara las islas, tal vez como preludio de un movimiento para recuperar la propia Taiwán.
Según un estudio de 1966 incluido en documentos secretos del gobierno estadounidense (que siguen clasificados como secretos), los funcionarios imperialistas estadounidenses no creían que pudieran defender Taiwán en 1958 sólo con armas convencionales (no nucleares). Este estudio lo sacó a la luz el valiente delatador Daniel Ellsberg (que también filtró los Papeles del Pentágono que exponía las mentiras y la ilegitimidad de la guerra de Estados Unidos en Vietnam).
Así que los altos mandos militares estadounidenses empezaron a planear inmediatamente un ataque nuclear contra campos de aviación dentro de China si ella atacara a Quemoy o Matsu con armas convencionales. Y sabían que la propia RPC no iba a responder con armas nucleares, ¡porque China no había desarrollado ningún arma de ese tipo en ese momento! El jefe del Estado Mayor Conjunto declaró (parafraseado en el estudio secreto) que si los ataques nucleares contra campos de aviación chinos no obligaban a la RPC a dejar de luchar, no habría “otra alternativa que llevar a cabo ataques nucleares en lo más profundo de China, tan al norte como Shanghái”.
Escalofriantemente, el jefe del Estado Mayor Conjunto también dijo que un ataque por parte de Estados Unidos “casi con toda seguridad implicaría represalias nucleares por parte de la Unión Soviética (que Estados Unidos consideraba aliada de China en ese entonces) contra Taiwán y posiblemente contra Okinawa (donde las fuerzas de Estados Unidos tenían su base)”. Y los funcionarios estadounidenses calcularon a sangre fría que ¡¡millones de personas morirían si la situación se desarrollara de esa manera!!
La crisis de 1958 sobre Quemoy y Matsu se calmó cuando China suspendió los ataques a las islas. Pero la pregunta sigue en pie: ¿Por qué Estados Unidos se planteó seriamente la enorme apuesta de una guerra nuclear que habría puesto en peligro la vida de millones de personas? Porque, según el estudio del gobierno de Estados Unidos, la opinión del jefe del Estado Mayor Conjunto era que “si la política nacional [de Estados Unidos] es defender las islas de alta mar, había que aceptar las consecuencias”. O como dijo el entonces secretario de Estado John Foster Dulles al Estado Mayor Conjunto (parafraseado en el estudio de 1966): “Nada parece valer la pena de una guerra mundial hasta que se analiza el efecto de no hacer frente a cada desafío planteado”2.
En otras palabras, las medidas necesarias para mantener la posición dominante del imperio depredador capitalista-imperialista estadounidense en la región de Asia-Pacífico y en todo el mundo frente a todas las demás potencias superaron toda preocupación por la vida de millones de personas.
Entonces, ¿quién es la potencia nuclear “temeraria”, “irresponsable” y verdaderamente asesina? ¡Estados Unidos!
La lógica gansteril imperialista de los gobernantes de Estados Unidos hoy sigue en marcha igual como lo estaba en 1958, ahora en un momento en que la contienda mundial entre Estados Unidos y sus rivales imperialistas, China y Rusia, se está intensificando rápida y peligrosamente. Lo que Bob Avakian dijo en sus entrevistas del otoño pasado es aún más crucial y urgente:
Ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas dominen al mundo y determinen el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes.
—Bob Avakian, Las Entrevistas con Bob Avakian