Aunque aún no es “oficial”, se anticipa ampliamente que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, se postule a la presidencia. En su primer mandato como gobernador, se convirtió en el consentido del partido republi-fascista oponiéndose a las medidas de salud pública para combatir la pandemia de la Covid, arrestando a negros por votar (a algunos encañonados), con diatribas contra enseñar a los niños sobre los fundamentos supremacistas blancos de Estados Unidos y promulgando la ley “No Digas Gay”. Fue reelegido con un margen enorme de victoria (el 19 por ciento) en 2022.

Por tanto muchas personas lo consideran el fascista con la mejor posibilidad de destituir al rey fascista, Trump, para la candidatura presidencial republicana. El tiempo lo dirá. Pero en su segundo mandato De Santis ha estado implementando una medida fascista chocante tras otra, con tal de demostrar que tiene lo que se requiere para dirigir la transformación fascista de Estados Unidos en conjunto. Conviértase o no en el candidato, lo que DeSantis está haciendo nos dice mucho sobre el futuro que visualizan los republi-fascistas. Lo siguiente es una lista corta de estas medidas:

• Ampliar la ley “No Digas Gay” de abarcar los grados 1-3, a abarcar todos los grados desde el kínder hasta el 12.

• Promulgar una prohibición total del aborto después de seis semanas de gestación (antes de que la mayoría de las mujeres se den cuenta de que están embarazadas), con excepciones para la violación o el incesto — ¡si es posible documentarlo! Esta ley “hace que Florida sea uno de los estados más restrictivos del país” para obtener un aborto”.
• Promover un proyecto de ley que despojaría de sus licencias a los profesionales de salud y/o los acusaría de delitos graves por proveer tratamientos médicos que afirman el género (como hormonas) a los menores de edad transgéneros. En algunos casos, esa ley permite que el estado prive a los padres de la custodia de sus hijos por ayudarles a recibir esta atención.
• Tomar represalias contra la Corporación Disney por expresar públicamente su oposición a la ley “No Digas Gay”. DeSantis aprovechó su control de la legislatura para quitarle a Disney World los beneficios tributarios y de zonificación los que se le había concedido desde hace mucho, y le ha proferido más amenazas desde ese entonces¹.
• Promulgar una ley que facilita que los jurados decidan a favor de una pena de muerte. Ahora Florida requiere que solamente ocho jurados voten por la ejecución, el número menor en todo Estados Unidos. Incluso Alabama requiere 10 votos, y 23 de los 27 estados en que el gobierno estatal puede matar legalmente a presos requieren un voto unánime del jurado.
• Destituir al fiscal de Tampa Andrew Warren, un funcionario electo, porque juró públicamente no procesar a las personas que buscan o proveen abortos.
• La “adquisición hostil” del New College en Sarasota. Esta pequeña universidad manejada por el estado tiene fama de fomentar el pensamiento crítico y un ambiente en que personas LGBTQ, discapacitadas, “sesudas” y otros “fuereños” pueden “caber” y florecer. En enero, DeSantis y sus aliados restructuraron el consejo directivo de la escuela para tener una mayoría de fascistas, uno de los cuales tuiteó que “El alumnado se reconstituirá”, “optando por salir” los estudiantes progresistas mientras los reemplazarán “nuevos estudiantes orientados a la misión”. Despidieron al presidente del colegio (y varios otros administradores) y lo reemplazaron con un político republicano. Están redactando el nuevo currículo para que sea más “conservador”. Informa AP: “Estudiantes y profesores dicen que Estados Unidos debe tomar nota porque la transformación del New College podría convertirse en un modelo con implicaciones nacionales al prepararse DeSantis para probablemente postularse a la presidencia.

• Y, de hecho, DeSantis viene librando una amplia embestida contra cualquier institución o actividad educativa en Florida que reconozca siquiera la opresión histórica y actual de la gente negra y de color, de mujeres y de gente LGBTQ. Un extenso artículo en VOX documenta el alcance y la profundidad de esta embestida.
• Un elemento importante es la prohibición de la “teoría crítica de la raza” (CRT por sus siglas en inglés) en las aulas y hasta en las actividades de los campus. DeSantis y otros fascistas usan la “CRT” —que es una teoría académica específica respecto al racismo en Estados Unidos— como representativa de cualquier discusión de las profundas venas de la supremacía blanca que caracterizan la historia estadounidense y las formas en que está incrustada en las instituciones sociales, políticas y económicas y que éstas reproducen. En cambio exigen una “precisión histórica” — su término hipócrita para encubrir los verdaderos crímenes y carácter de Estados Unidos a favor de fantasías racistas sobre “lo bueno” que era la esclavitud para el pueblo negro, el Sr. Policía Amigo y “la igualdad y la justicia para todos”.

• Como parte de imponer esa prohibición, DeSantis llama a eliminar todos los programas de Diversidad, Igualdad e Inclusión (DEI) en colegios y universidades estatales de Florida, y prohíbe que instituciones de educación superior financien o apoyen cualquier actividad que “promueve la diversidad, igualdad e inclusión o la retórica de la teoría crítica de la raza”. Algunos profesores, personal y estudiantes miembros de comités de DEI reportan que su correo electrónico ha sido registrado; otros dicen que ¡se les ha cancelado todos sus programas y actividades!
• En un ataque descarado contra la prensa y los derechos de libertad de expresión, un aliado de DeSantis en el senado estatal propuso un proyecto de ley en febrero que “obligaría a los ‘blogueros’ que critican al gobernador, otros oficiales de la rama ejecutiva o miembros de la legislatura a que se registren con el estado de Florida. Bajo ese proyecto de ley, toda persona que reciba remuneración por escribir en el internet tendría que presentar un informe mensual cada vez que mencione el nombre de un funcionario del gobierno de manera crítica. Si no lo hace, se le podría multar miles de dólares.