El 20 de julio, Celeste Burgess —una joven acusada de hacerse un aborto ilegal cuando tenía 17 años— fue sentenciada a 90 días de cárcel. La declararon culpable de “quitar, esconder o abandonar un cadáver humano”. También acusaron a su mamá, Jessica Burgess, de un cargo grave de “practicar un aborto más allá de las 20 semanas” (del embarazo). Jessica sigue a la espera de la sentencia, que podría condenarla a cinco años de cárcel. En ese entonces, se prohibía provocar un aborto en Nebraska después de las 20 semanas. Ahora se prohíbe después de las 12 semanas.

Cuando Celeste descubrió que estaba embarazada, sentía terror. Estaba en una relación abusiva y no quería tener un hijo. Buscó ayuda de parte de su mamá, y juntas encontraron una forma de pedir píldoras para el aborto médico por correo postal. Su procura tardó varias semanas; al tomarlas, ella provocó un aborto a las 29 semanas del embarazo. Temerosas, sin saber qué más hacer, ellas quemaron y enterraron los restos.

El juez declaró culpables a Celeste y su madre, sobre la base, al menos en parte, de opiniones acientíficas y anti-mujer. Durante el juicio, se negó a llamar el feto un feto, y usaba la palabra “bebé”. Al rendir su veredicto, dijo: “Lo que usted hizo con los restos de ese bebé estuvo mal. Fue una decisión equivocada que se trataba de una vida humana, o al menos una vida que vivía dentro de usted un tiempo”. Semejante lógica peligrosa reduce a las mujeres —que sí son seres humanos plenos— al estatus de incubadoras, por ley.

Este caso también sentó un precedente peligroso de espiar a las mujeres sospechadas de hacerse un aborto. Los policías consiguieron un orden para revisar los mensajes privados de Celeste con su madre en Facebook en los que platicaban de conseguir píldoras abortivas.

Imagínense el terror que Celeste sentía — de tener algo creciendo dentro del cuerpo, algo lo cual ella sabía que no podría cuidar y que no lo quería. Imagínense el alivio de poder hablar con su mamá y contar con su ayuda. E imagínense la crueldad del estado al criminalizar a esta joven por tomar una decisión sobre su propio cuerpo, su vida y su futuro; y criminalizar a su madre por apoyar y ayudarla.

Ahora, multipliquen este terror por miles y millones por todo Estados Unidos.

Es difícil cuantificar cuántas otras mujeres están dando a luz desde que se revocó el derecho al aborto, pero un estudio encontró que Texas, que ha prohibido practicar abortos después de las seis semanas del embarazo desde 2021, ha visto casi 10 mil más nacimientos de lo que se hubiera esperado sin estas restricciones severas al aborto, y eso fue tan solo en los últimos nueve meses de 2022. Diez mil mujeres jóvenes que han vivido con el terror de que algo que no eligieron se ha apoderado de su cuerpo. Mujeres aún más sumidas en la pobreza y amarradas de más permanente a parejas abusivas. Mujeres que tenían planes y sueños para sus vidas — de ir a la universidad, de crear música, de salir en el mundo y descubrir quiénes son… todas están chocándose con la dura verdad de que el estado ahora las ha obligado a ser madres, sin importar los otros rumbos que también pueden emprender. Pongámoslo en claro: tener un hijo puede ser hermoso y dar mucha alegría — en caso de que te decidas a hacerlo. Pero hacerlo por la fuerza —del estado— es la esclavización femenina.

La inmoralidad idiota de “Píldoras Abortivas Para Siempre”

Cuando era claro que Roe contra Wade —el derecho nacional al aborto— estaba a punto de ser revocado, muchas personas del movimiento “pro derecho a decidir” minimizaron el impacto extremo que esto tendría. Promovieron consignas como, “Que se joda la Corte Suprema de Estados Unidos. Vamos a hacerlo de todos modos. Píldoras Abortivas Para Siempre”. Se negaron a convocar a las personas a las calles en una resistencia de masas a fin de librar un lucha para impedir que la Corte Suprema anulara el derecho al aborto en primer lugar. Librar semejante batalla no hubiera sido fácil y hubiera requerido una enorme lucha, pero pudiera haber tenido éxito y es la única manera de que se pudiera haber evitado el horror que se está desenvolviendo ahora — y muchos otros horrores semejantes por venir. Al contrario, estas fuerzas claudicaron por adelantado, restando importancia al peligro concreto que se enfrentaba, y muchas personas se le oponían y atacaban a la organización De Pie Por el Derecho al Aborto, la que SÍ convocó y de hecho dirigió a esa resistencia*.

Una de las lideresas de ese esfuerzo sostenía que iba a construir “un sistema mosaico funcional de apoyo para el acceso, sin importar la legalidad”. Establecieron sitios web y redes telefónicas para dar acceso al aborto médico sin tener que acudir a una clínica del aborto.

Por vital que sea este trabajo —de tener la capacidad de ayudar a algunas mujeres a acceder a abortos salva-vidas—, semejantes esfuerzos solamente será para siempre, según ellas, un “mosaico”. Y es mortífero proponerlo como una estrategia, en lugar de una decidida e implacable resistencia en lucha a nivel nacional por el Aborto a Solicitud y Sin Pedir Disculpas.

Aparte del problema fundamental de claudicar ante una situación en la que las mujeres —a nivel nacional— han perdido un derecho fundamental, se tiene la inmoralidad de dejar, a sabiendas, a tantas mujeres atrás. ¿Y qué de las muchas pero muchas mujeres en las cárceles y centros de detención migratoria que no tienen acceso al internet ni a un teléfono? ¿Y qué de las mujeres sin techo que no cuentan con una dirección postal estable para recibir este medicamento abortivo?

Al día de hoy, los grupos como Shout Your Abortion están promoviendo el uso de letreros para colocar en el pasto delante de las casas con las palabras: “Que se joda la Corte Suprema. Tendremos el aborto para siempre. Ellos nunca nos detendrán. En serio, que se jodan esos mensos”.

¡Dile eso a Celeste Burgess y a su mamá! Esa clase de triunfalismo hueco está tapando un gran peligro.

Además de un caso judicial en Texas que podría penalizar el aborto médico por completo, este caso en Nebraska es un presagio (una señal del futuro) de las maniobras de los fascistas para penalizar el aborto y encarcelar a mujeres y a aquellos que les ayudan. El argumento de que no debemos ocuparnos en luchar por el aborto legal a nivel federal era —y sigue siendo— un argumento a favor de la claudicación. Es un argumento a favor de trabajar dentro de los márgenes de la derrota, y para tratar de apartar espacios seguros elusivos mientras el inexorable monstruo fascista sigue cobrando fuerza. Y es una fachada cobarde para la negativa a realmente enfrentarse a esto.

Lo perjudicial de pensar que estás “a salvo”

Casi no ha surgido indignación ni protesta con respecto a este caso en Nebraska porque la mayoría de las personas están tratando de cerrarse los ojos ante lo que está ocurriendo. Algunas hasta sostienen que si vives en un estado donde el aborto es legal, estarás a salvo. E incluso si no lo dicen en voz alta, esa manera de pensar subyace a una enorme pasividad.

Esta manera de pensar tiene tres problemas:

Primero, es profundamente inmoral. Si alguna mujer es objeto de la subordinación, humillación y degradación, esto afecta a todas las mujeres y a la sociedad entera. Durante el período del apartheid en Sudáfrica, donde los sudafricanos negros eran objeto de la violenta segregación, control y represión policial, los Neville Brothers cantaban con mucha justeza: “Esa es mi sangre por allá”. Se necesitan semejante espíritu y semejante determinación ahora.

Segundo, en este momento, van en ascenso los ataques contra los proveedores y clínicas del aborto en los estados donde el aborto es legal. Un informe reciente de la National Abortion Federation (NAF; Federación Nacional del Aborto) dice que se han aumentado en un 200 por ciento los ataques, los que incluyen incendios premeditados, acechar a los proveedores, robos, amenazas de muerte e invasiones de clínicas. Dijo Melissa Fowler de la NAF: “Los datos comprueban lo que hemos sabido que es cierto: que los extremistas antiaborto se han envalentado por la decisión de la Corte Suprema de revocar Roe contra Wade y por la cascada de prohibiciones del aborto que le siguió. Al cerrarse clínicas en los estados con prohibiciones, los extremistas simplemente han cambiado su atención a los estados donde el aborto sigue legal y protegido…”.

Y, tercero y último, los movimientos fascistas no se han conformado —ni se conformarán— con un mosaico de algunos estados que prohíben el aborto, y otros que lo permiten. Están maniobrando implacablemente para prohibir el aborto a nivel nacional. En los estados que han prohibido el aborto en gran parte, están trabajando para endurecer esas prohibiciones. Están aprobando leyes para penalizar y castigar a los proveedores del aborto, a los amigos y a las familiares que les ayudan, y a las mujeres embarazadas que tratan de obtener abortos. Y han declarado su intención de aprobar una prohibición federal contra el aborto. La más “suave” de las prohibiciones que se promueven sería una prohibición del aborto después de las 15 semanas de gestación, pero algunos insisten en que sea una prohibición después de las seis semanas de gestación — antes de que la mayoría de las mujeres tan siquiera sepan que están embarazadas.

¡Romper las cadenas! ¡Desencadenar la furia de las mujeres como una fuerza poderosa para la revolución

Estos fascistas —con millones de golpeadores armados en capacidades oficiales y no oficiales, que llegan hasta los niveles más altos del gobierno— están maniobrando rápidamente hacia un gobierno teocrático total por medio de la supremacía blanca abierta, sacar a la gente LGBTQ de la vida pública y la total subordinación de las mujeres. La prohibición del aborto es un eje importante.

Mientras los fascistas ya están en marcha, el movimiento “pro derecho a decidir” bajo la batuta del Partido Demócrata se centra en luchar contra estos ataques estado por estado, confiando en casos judiciales y canalizando a las personas por completo a prepararse para las elecciones y a confiar en éstas. Al mismo tiempo minimizan el peligro real que enfrentamos y tratan de aferrarse desesperadamente a lo que han sido las normas de este sistema patriarcal.

¡Pero estas no son nuestras únicas opciones! Lo que se necesita —y lo que es más posible ahora— es una revolución para derrocar este sistema y crear una sociedad socialista, “una forma completamente nueva de vivir, un sistema fundamentalmente diferente”.

Esta escisión que se intensifica entre los poderes gobernantes y en toda la sociedad es irreconciliable — y se precipita hacia un enfrentamiento decisivo. La Proclama SOMOS LOS REVCOM dice: “Ahora se perfilan ante nosotros dos futuros fundamentalmente opuestos: Algo terrible, O algo verdaderamente emancipador. Y esta verdad resuena ahora con más fuerza que nunca: el futuro que obtengamos depende en gran medida de lo que hagamos”.

Si usted no quiere ver una sociedad en que se reduce a las mujeres a procreadoras e incubadoras, ya es hora de despertarse, carajo, y luchar. De tomarse las calles y de poner el grito en el cielo, uniéndonos ampliamente con todos y cada uno de aquellos que no quieren ver un mundo en el que se obliga a las mujeres y las niñas a tener hijos en contra de su voluntad... o en el que se les meta en la cárcel por desafiar esto. Y de hacer de esta resistencia una parte de crear un mundo completamente nuevo. De propagar la demanda en masa: “Es necesario abolir y desmantelar el sistema capitalista-imperialista y las instituciones de gobierno existentes en Estados Unidos — y reemplazarlos por un nuevo sistema socialista basado en la CONSTITUCIÓN PARA LA NUEVA REPÚBLICA SOCIALISTA EN AMÉRICA DEL NORTE”.

Esta Declaración de los revcom pone en claro que: “En la nueva sociedad socialista, la eliminación de todas las divisiones opresivas que caracterizaron a la vieja sociedad —incluida la opresión por motivos de nacionalidad y raza, sexo y género— será una meta fundamental y de la más alta prioridad”.

Deje de aferrarse desesperadamente a las falsas ilusiones de que estos fascistas de alguna manera desaparecerán, de que usted estará a salvo en un “estado azul” [con gobierno demócrata] mientras millones de mujeres y muchachas sufren y se está triturando el propio suelo en que usted se para. Deje de limitar sus aspiraciones, deje de sufrir la derrota a manos de dinosaurios odia-mujeres de la Edad de Tinieblas que consideran a las mujeres como una máquina para hacer bebés y nada más. Deje de tragarse la rabia y amansarla, de apuntarla hacia sus adentros y de sumirse en la depresión y el temor, mientras cada día la pesadilla se intensifica.

Únase a los revcom —la fuerza para una revolución real— de mujeres, hombres y personas de diferentes géneros que luchan por un mundo totalmente nuevo. Únase a aquellos que están decididos a hacer frente a estos fascistas, y a hacerlo como una parte de organizarse para una revolución para derrocar este sistema que ha engendrado a estos fascistas.

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NOTA:

* De Pie Por el Derecho al Aborto es una organización constituida por personas de diversas perspectivas que se unieron, primero, para impedir que la Corte Suprema anulara el derecho al aborto y luego luchaban para que se restableciera el aborto legal a nivel nacional. El día después de la anulación de Roe contra Wade, se lanzó una serie de viles ataques contra la organización, a la vez que se atacaba y calumniaba específicamente a la co iniciadora, Sunsara Taylor (co anfitriona de El Show RNL — ¡Revolución, y Nada Menos) y al líder revolucionario al que ella sigue, Bob Avakian. [volver]