El 14 de diciembre, el parlamento sudcoreano sometió a un juicio político al reaccionario y pro guerra presidente Yoon Suk-yeol del país. Esto sucedió mientras intensificaban su lucha cientos de miles de personas que se habían tomado las calles 12 días antes para exigir que no se impusiera ninguna ley marcial. El juicio político es como un pliego de cargos jurídicos que conducirá a un juicio, que tendrá lugar dentro de los 180 días.
El 3 de diciembre, Yoon (los coreanos ponen su apellido en primer lugar) declaró la ley marcial. Ordenó que el parlamento fuera clausurado, la protesta y la libertad de expresión prohibidas, y que el gobierno pueda apoderarse de todos los medios de comunicación grandes.
Yoon declaró que tenía que imponer la ley marcial a fin de detener “la amenaza de las fuerzas comunistas norcoreanas” y “para erradicar a las despreciables fuerzas anti-estatal coreanas que están saqueando la libertad y la felicidad de nuestro pueblo” (para los antecedentes, vea ¡Sorpresa! Un levantamiento justo en Corea del Sur). Nada de eso es cierto. En primer lugar, Corea del Norte es un país capitalista revestido tenuemente de retórica “socialista”. Y los manifestantes no son fuerzas norcoreanas. Pero las calumnias de Yoon sí reflejan fuertes diferencias en la clase dominante de Corea del Sur sobre la manera de manejar estar en las “primeras líneas” del choque entre el Occidente y Corea del Norte, Rusia y China.
Ante las grandes y desafiantes protestas, al día siguiente, Yoon suspendió la ley marcial. Pero mientras cientos de miles de personas en las calles exigían un fin a la presidencia de Yoon, los partidarios de Yoon en la legislatura bloquearon los esfuerzos para someterlo a un juicio político.
Las protestas cobran impulso cuando el presidente no renunciará
Según las noticias, en el bárbaro frío del invierno coreano, las protestas se intensificaron. Y al intensificarse, se informa que los sectores de la población que habían apoyado a Yoon se estaban volviendo contra él. A medida que la sociedad se volvía más inestable, y el resultado de las protestas se volvía más impredecible, el mercado de valores de Corea del Sur cayó hasta un 7% en unos pocos días. Esta decisión de parte de los manifestantes de continuar quizá hubiera desempeñado un papel crítico en el cambio de la trayectoria.
La situación cada vez más inestable desencadenó preocupaciones en los Estados Unidos, Europa occidental, Japón y Australia. La economía capitalista-imperialista de Corea del Sur es la décima más grande del mundo y un actor clave en el llamado “mundo libre” de maquiladoras y tugurios, explotación y opresión, dominado por Estados Unidos.
Y a medida que las protestas continuaban y se intensificaban, los aliados imperialistas de Corea del Sur expresaron su preocupación por la estabilidad de esta nación en las primeras líneas en el choque global entre el capitalismo-imperialismo de Estados Unidos y sus aliados, y Rusia y China que respaldan a Corea del Norte. Algunos aliados expresaron su preocupación de que al suspender a los oficiales militares de alto nivel que consideraba desleales, Yoon dejaba a Corea del Sur vulnerable a los movimientos militares de Corea del Norte.
Tanto la administración Biden como los voceros de los fascistas MAGA [Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza] intervinieron crudamente en el proceso de juicio político para proteger los intereses del imperio de Estados Unidos. La administración Biden, que se hace pasar por amigos de los manifestantes, “aconsejó” (tal como en “ordenó”) a la oposición para que quite las palabras en el pliego de cargos que acusan a Yoon de “antagonizar a Corea del Norte, China y Rusia, en adhesión a una extraña política exterior Japón-céntrica, y nombrar a las personas pro-Japón para cargos gubernamentales clave, causando así el aislamiento en el noreste de Asia y provocando una crisis de guerra”.
Un editorial en el pro-Trump New York Post, cuya política reaccionaria generalmente se alinea con Yoon, advirtió: “El uso indebido de parte del presidente surcoreano Yoon Suk-yeol de su autoridad para declarar la ley marcial a principios de este mes ha colocado a su nación en una crisis constitucional que tendrá un impacto duradero en los intereses estratégicos de Estados Unidos en Asia, justo cuando Donald Trump regresa a la Casa Blanca”. (énfasis agregado)
La lección para llevar aquí no es que Biden o el New York Post pro-Trump de repente se convirtieran en defensores de la libertad de expresión, el disentimiento y los sentimientos contra la guerra. Es posible que hayan sentido que Yoon tenía que irse ya que las protestas y la inestabilidad representaban una amenaza para el imperio de los Estados Unidos y que la situación tuvo que calmarse, al menos por ahora. Pero aquellos que quieren ver que se detenga el fascismo en Estados Unidos deben mantener una mente abierta y, a medida que salgan a la luz más noticias, esforzarse por comprender todo lo que entró en juego aquí.
Ante la crisis creciente, la mayoría de los partidarios de Yoon en el parlamento de Corea del Sur dejaron de bloquear un voto sobre el juicio político. El parlamento votó de 204 a 85 para procesarlo, en que una docena de los partidarios de Yoon se pasaron al otro lado para votar a favor del juicio político.
Cientos de miles de personas se tomaron las calles para celebrarlo. Yoon permaneció desafiante. Dijo que “iba a detenerse temporalmente por ahora, pero el viaje hacia el futuro que he caminado con la gente durante los últimos dos años no debería detenerse”.
El futuro en Corea del Sur queda por escribirse. Yoon fue reemplazado por ahora por un aliado, un diputado que es casi tan odiado como él. Y Yoon enfrentará un proceso por los cargos de juicio político.
El “genio” de la lucha de masas
Pero lo principal aquí es que la declaración de ley marcial de Yoon trituró lo que durante décadas ha sido la “forma normal en que las cosas supuestamente funcionan” en una democracia capitalista-imperialista como Corea del Sur. Dejó que un genio salga de una botella. Hizo que cientos de miles de personas se tomaran las calles. Y en cosa de 24 horas, en lo que en la superficie era una Corea del Sur “estable”, gobernada por un reaccionario empedernido, ¡las cosas cambiaron literalmente de la noche a la mañana!
Las demandas de la gente quedan por satisfacer. Pero el pueblo surcoreano está estableciendo una norma importante para las personas que se niegan a aceptar el fascismo. Ese “genio” de la lucha de masas permanece fuera de la botella.