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BOB AVAKIAN 
REVOLUCIÓN #96: 
El fascismo puede corresponder a los intereses de una clase dominante opresora — pero nunca a los intereses de los oprimidos.

Les habla Bob Avakian —REVOLUCIÓN— número Noventa y Seis.

Hace poco, Erin Burnett, en su programa de la CNN “Out Front”, presentó un informe en dos partes que elogió muy positivamente al gobierno de mano dura y básicamente fascista de Nayib Bukele, quien ha sido el jefe de gobierno en El Salvador desde 2019.

Con Bukele, El Salvador ha pasado de ser “la capital mundial de asesinatos” al país con la tasa más alta de encarcelamiento en masa en el mundo — hasta supera a Estados Unidos como país encarcelador en masa. Bukele ha permanecido en el cargo en violación de la Constitución del país y ha ejercido poderes represivos extraordinarios, algo que denunciarían fuertemente personas como Burnett si fuera Vladimir Putin, en lugar de Nayib Bukele, quien lo hiciera. Pero, en lugar de condenarlo, elogian con mucho entusiasmo a Bukele, y muchos promueven a su gobierno esencialmente fascista como un “modelo”, no solo en El Salvador sino también en otros países — incluido en la clase dominante de Estados Unidos.

Un artículo en el New York Times, del domingo 1º de septiembre de este año (2024), escrito por Megan K. Stack (“In El Salvador, Peace With a Side of Fear” [En El Salvador, paz con un plato de temores]), también habla de la popularidad de Bukele, aunque este artículo de Stack critica algunos de los métodos que Bukele ha utilizado en su cruzada “antipandillas”.

Stack señala que la “campaña contra el crimen” de Bukele ni siquiera pretende defender los derechos básicos o adherirse al debido proceso legal. Señala que Bukele “ha detenido a unos 81.000 prisioneros para mantenerlos incomunicados” — y además que “entre los detenidos hay miles de niños tan jóvenes como 12 años, y algunos de ellos han sido torturados”. Se refiere al director de una organización de derechos humanos en El Salvador, cuya investigación estima que ¡aproximadamente un tercio de las personas detenidas de esta manera son en realidad inocentes!

Pero, nuevamente, el artículo de Stack expone con cierto detalle que Bukele cuenta con amplia popularidad, al menos por ahora, porque la supresión de las pandillas ha permitido que la gente salga a las calles y, en general, lleve la vida sin el temor constante del terror de parte de las pandillas. (Al mismo tiempo, Stack se refiere a informes de que Bukele de hecho ha hecho tratos con los líderes de las pandillas, al tiempo que reprime sin piedad a los miembros de base).

Hay cierta historia muy importante y muy negativa de la que hay que aprender aquí. En el período posterior a la Primera Guerra Mundial (que terminó en 1918), el fascista italiano Benito Mussolini contaba con popularidad entre importantes sectores de la población de ese país debido a que su gobierno de mano dura brindó algo de “orden” en medio del caos que resultó de esa Guerra Mundial. De manera similar, el régimen nazi de los fascistas alemanes encabezado por Adolf Hitler contó, durante algún tiempo, con popularidad entre importantes sectores de la población de ese país debido a que, bajo el régimen nazi, la economía alemana se recuperó de una crisis devastadora que le siguió a la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial; y Hitler y los nazis hicieron de Alemania una potencia militar temida, que obtuvo importantes victorias al comienzo de la Segunda Guerra Mundial (que se inició en 1939). Pero el régimen de Mussolini —y, a una escala aún más masiva y terrible, el de Hitler— implicó horrorosas atrocidades (y, en última instancia, condujo al desastre para la población en esos países).

Volviendo a la situación actual en El Salvador, con el régimen esencialmente fascista de Nayib Bukele, y mirando el panorama más amplio y fundamental: ¡qué denuncia al sistema capitalista-imperialista —y, sobre todo, a Estados Unidos— que ha dominado y devastado a El Salvador durante generaciones! Es este sistema, y ​​esta dominación estadounidense, el que creó las condiciones que condujeron al crecimiento de las pandillas y su extensísimo terror en El Salvador, en el contexto de la pobreza continua entre las masas de personas ahí. Es este sistema —y ​​sobre todo la dominación y devastación perpetradas por Estados Unidos— el que ha impuesto al atormentado pueblo de El Salvador las terribles “opciones” del terror implacable de las pandillas y del régimen fascista extremadamente represivo de Bukele.

Retomando a este país en sí (al tan cacareado Estados Unidos), además de su responsabilidad por las terribles condiciones y las feas “opciones” impuestas al pueblo de El Salvador, hay un sector de la clase dominante, representado por Donald Trump y el Partido Republicano, que expresa abiertamente su admiración por Bukele, y celebra su racha de represión fascista. Como informa Stack, el congresista republicano Matt Gaetz viajó a El Salvador para aprender de la racha de represión fascista pisoteadora de derechos de Bukele, y Gaetz argumentó que debería ser un modelo para tratar con ciudades como Chicago, en el mismo Estados Unidos.

En el mismo sentido, en un reciente discurso de campaña, Donald Trump continuó su insistencia en que la policía debería ser aún más brutal — específicamente, dijo, se debería desatar a la policía para llevar a cabo una “sola hora muy dura”, como la solución al crimen en Estados Unidos (y, por supuesto, esa “sola hora” no sería solo una hora, en realidad, sino un continuado reino de terror).

En el mismo Estados Unidos, así como en El Salvador —de hecho, en todas partes—, las opciones no deben reducirse a la violencia y el crimen al azar de las pandillas, o al “terror ordenado” de la policía y otras instituciones que imponen con la violencia el dominio de este sistema opresivo. Como ha mostrado una gran cantidad de experiencias terribles, las “guerras” libradas por la clase dominante en este país, en nombre de la lucha contra el crimen y los criminales, implicarán un reino de terror contra las masas de oprimidos en general, en particular contra los jóvenes — y, después de todo, son los jóvenes, especialmente de entre las masas de oprimidos, cuyas opciones están severamente restringidas, debido al funcionamiento y a la imposición de este sistema, el que es fundamentalmente responsable del hecho de que orilla a grandes cantidades de estos jóvenes a dedicarse a la delincuencia.

Como enfaticé en el mensaje número 94, para el pueblo negro —y esto es cierto para las masas de personas en general— en ciudades como Chicago y otras grandes concentraciones de oprimidos, sus intereses fundamentales, y la salida a toda esta locura, no se encuentra en el fascismo — ni en ninguna forma de este sistema que, durante tanto tiempo, ha oprimido y aterrorizado al pueblo negro, y a otros, de las formas más indecibles.

La respuesta es abrirse paso y zafarse de la terrible trampa que este sistema ha tendido a las masas de oprimidos, entre ellas aquellas que están orilladas a la desesperación y a actos desesperados. Como dije claramente en mi mensaje número 93, la respuesta es convertirse en emancipadores revolucionarios — sumarse a El Cuerpo Revcom Por la Emancipación de la Humanidad, trabajar por hacer nacer la solución revolucionaria emancipadora a toda esta locura.

Esto es tanto más profundamente cierto, y urgentemente importante, en estos tiempos en que estamos viviendo ahora, cuando las divisiones al interior de Estados Unidos —y particularmente entre los de arriba— significan que ellos no pueden gobernar sobre la población como una clase dominante unificada de la manera en que han podido hacerlo durante tanto tiempo; y la posibilidad de arrancar una revolución real a esta situación intensa —para derrocar y barrer con este sistema entero, y crear algo mucho mejor— es real, y hay que aprovecharla activamente.

La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, que he escrito, expresa a fondo este “algo mucho mejor”. Esa Constitución proporciona la base, y los principios básicos y los lineamientos prácticos, para un sistema que garantizará la seguridad y la protección del pueblo, al mismo tiempo que protegerá y salvaguardará sus derechos básicos, en lugar de robárseles esos derechos en nombre de “la seguridad y la protección”. El documento Necesitamos y Exigimos: Una forma completamente nueva de vivir, un sistema fundamentalmente diferente habla de los cambios fundamentales que plasmará este sistema radicalmente nuevo, basado en esta nueva Constitución —en la economía, el sistema político y otras dimensiones clave de la vida de las masas de personas— lo que incluiría lo siguiente:

Una dimensión totalmente nueva de la libertad y los derechos de las personas

Como se establece en esta Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, a las personas en esta nueva sociedad no solo se les permitirá sino que se les alentará y habilitará para que digan lo que piensan políticamente, se expresen libremente por el arte y otros medios, disientan y protesten con amparo constitucional e institucionalizado de su derecho a hacerlo. Se les proporcionarán los medios para hacerlo, porque será una parte importante de la creación de una atmósfera en la que las personas puedan “respirar” y sentirse a gusto, y donde se les inspirará para unirse a otros para bregar con lo que contribuirá, y lo que no contribuirá, a la transformación emancipadora de la sociedad y del mundo en su conjunto.

(“Necesitamos/Exigimos”, así como la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, están disponibles en revcom.us).

Es este sistema emancipador por el que vale la pena luchar y al que dedicarse la vida — en oposición al reino de terror del fascismo, y los horrores generales de este sistema del capitalismo-imperialismo, cualquiera que sea la forma en que imponga su dominio sobre el pueblo.