Publicado en Facebook el 2 de diciembre de 2025

Como ya he publicado aquí, soy un firme defensor de Rechazar el Fascismo y su campaña para inundar Washington DC con incesantes protestas no violentas con el objetivo explícito de expulsar al régimen de Trump. Han hecho un llamamiento muy amplio a la gente para que reconozca que: 1) nos enfrentamos a un fascismo que no es inminente, sino que lo tenemos encima pero ya; 2) este fascismo no se puede derrotar manteniéndonos dentro de los límites de “la forma en que funcionan las cosas”, en particular confiar en las elecciones de 2026 para cambiar el Congreso (si quieren ver cómo Trump y sus aliados se preparan para evitar tal cambio, consulten los artículos de David A. Graham y J. Michael Luttig en The Atlantic de diciembre); y 3) la única manera de acabar con esta pesadilla es que la propia gente obligue al gobierno a paralizarse, millones de personas poniéndose de pie, como ocurrió en Egipto en 2013.

Estuve en la manifestación inicial en Washington DC el 5 de noviembre, y aunque sabía que la asistencia no se acercaría ni de lejos a los millones de personas que Rechazar el Fascismo dice que son necesarios, la participación de creo que unas 5.000 personas fue impresionante por la amplitud de los participantes, en particular la cantidad de jóvenes (en contraste, en la marcha de Sin Reyes en Nueva York, en la que también participé, predominaba —ejem— gente de mi edad). Parte de la base de su estrategia es reconocer que muchas personas influyentes, incluso en el gobierno, se unirían a este esfuerzo solo si se les impulsara desde abajo, y ese impulso tiene que ser extremadamente amplio y generalizado. Unir a todos los que puedan unirse, reconociendo que existen enormes diferencias de ideología y objetivos dentro de ese grupo: desde liberales de todo tipo hasta anarquistas, desde pacifistas hasta conservadores tradicionales, y sí, incluso comunistas revolucionarios.

Y eso nos lleva al punto de esta publicación. Recientemente, Kristofer Goldsmith, un tipo influyente, un “influencer”, anti-Trump con un gran número de seguidores, publicó una diatriba contra Rechazar el Fascismo, afirmando, como si hubiera descubierto un secreto muy oscuro, que RF era lo que él llamaba una “fachada” del Partido Comunista Revolucionario (los RevCom) y, en particular, de su líder, Bob Avakian. Su propósito era “advertir” a las crecientes filas de la oposición activa a Trump que “se alejaran” de este grupo insidioso, secretamente liderado por comunistas, que solo existía para reclutar a personas inocentes para su siniestro “culto”, mientras fingía unirse a los verdaderos opositores de Trump.

Quiero dejar claro que no soy un RevCom, pero he trabajado con el PCR en muchas ocasiones y tengo un enorme respeto por Bob Avakian y el trabajo que ha realizado durante las últimas décadas desde los 1960, cuando miles de nosotros creímos y luchamos por un mundo nuevo. Nunca ha renunciado al objetivo de una revolución comunista en este país, pero no se ha quedado estancado en el pasado. Todo lo contrario, ha analizado profundamente tanto los logros como los defectos de las revoluciones comunistas anteriores y ha emergido con lo que ha llamado un “Nuevo Comunismo”, que es realmente bastante nuevo y sorprendente. Recomiendo encarecidamente a todos los que lean esto que consulten el “Proyecto de texto de una Constitución para la Nueva República Socialista en Estados Unidos”, que escribió. Estén de acuerdo o no, se deben a sí mismos entender de qué se trata.

Esto es lo que quiero decir sobre la diatriba alarmista de Goldsmith: En primer lugar, los RevCom de ninguna manera se esconden en las sombras. Basta con cinco segundos en la página web de Rechazar el Fascismo para saber que fueron iniciadores clave de ese movimiento. No es ninguna novedad. De hecho, Rechazar el Fascismo se inició (sí, por los RevCom junto con otros) durante el primer mandato de Trump, cuando la mayoría de la gente negaba firmemente que su programa y objetivos fueran fascistas (¿qué hacía Goldsmith en ese entonces?). No solo son muy abiertos sobre su ideología y objetivos, sino que se encuentran entre las personas con más principios con las que jamás he trabajado. No se acercan a otras organizaciones para aprovecharse engañosamente de sus influencias, sino que se acercan a ellas con su programa y con un espíritu de unidad y debate (un espíritu tan críticamente necesario hoy en día). No mienten sobre sus creencias. No intentan engañar a la gente para que los siga. ¿De cuántos políticos demócratas, incluidos los progresistas, se puede decir eso?

Goldsmith, por supuesto, repite el trillado cliché de que los RevCom son un “culto” que adora ciegamente a Bob Avakian, quien los gobierna con engaños e ilusiones. Si bien los cultos exigen obediencia ciega e incondicional al “gran líder”, Avakian ha escrito y sigue escribiendo extensamente sobre muchísimos temas, desde el auge del fascismo en este país hasta el debate sobre quién es el mejor tenista de la historia. No solo eso, sino que no solo fomenta, sino que insiste en un debate abierto sobre sus teorías y su programa (de nuevo, échenle un vistazo a esa Constitución). ¿Obediencia ciega? Todo lo contrario. Y en cuanto a que los cultos sean una forma de que el “gran líder” gane poder y fama, bueno, si ese es su objetivo, hay métodos mucho mejores que abogar por una revolución comunista en este, el país imperialista más poderoso del mundo.

Nosotros, el pueblo no solo de este país sino del mundo entero, nos enfrentamos hoy a la crisis más grave desde el ascenso de Hitler. Combatir esa amenaza con el objetivo genuino de derrotarla por completo exige un nivel de compromiso y unidad no visto desde los 1960. Lo ÚLTIMO que necesitamos es que los aliados ayuden a los fascistas lanzando acusaciones infundadas y mitos trillados que no hacen más que descarrilar el tipo de movimiento que necesitamos. Con eso en mente, mi propia advertencia a todos los que lean esto es que no se dejen influenciar por acusaciones estilo los años 1950. Si tienes preguntas sobre Rechazar el Fascismo y el papel de los RevCom en él, pues por supuesto pregúntales y debate con ellos tan profunda y exhaustivamente como te dé la gana. En ese sentido, voy a enlazar a la respuesta del RevCom a Goldsmith en el primer comentario.

¡Y gracias por leer!