
El USS Gerald R. Ford navega dentro del Círculo Polar Ártico bajo el mando de la OTAN. Foto: NATO
12 de junio de 2023. La semana pasada, una flotilla de buques de guerra, submarinos y cazas de combate de la OTAN, anclada por una flota de portaaviones estadounidense, navegó hacia el norte desde una base naval noruega hacia el mar de Barents, ubicada cerca de la costa de Noruega y Rusia. Según un informe del Barents Observer, “actualmente hay más cazas de combate de la OTAN sobre el Círculo Polar Ártico que en cualquier otro momento [desde] la desintegración de la Unión Soviética [en 1991]”. Esto ocurrió mientras el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken se reunía con otros dirigentes de la OTAN en Oslo, la capital de Noruega. Durante su estancia en Oslo, Blinken también anunció que Estados Unidos abrirá una nueva misión diplomática en Tromsoe, Noruega, 349 km al norte del Círculo Polar Ártico.
La rivalidad imperialista sobre y bajo los mares al norte del Círculo Polar Ártico lleva años gestándose. Rusia tiene un enorme poderío militar en el extremo norte del mundo, incluida la mayoría de sus submarinos con armamento nuclear. Un documento de estrategia de la OTAN del verano pasado afirmaba que la OTAN está trabajando para crear una “burbuja septentrional” que le permita contener a Rusia y vigilar a China en los confines septentrionales del mundo. Mientras se desarrollaban las maniobras de Estados Unidos y la OTAN, la Flota del Norte rusa inició un ejercicio antisubmarino con una armada de sus buques de guerra, también en el mar de Barents. Todas estas maniobras y preparativos militares están muy relacionados en estos momentos con la guerra en Ucrania y los esfuerzos de cada bando por obtener ventajas sobre una vasta zona de tierra, agua y aire.
Pero hay compulsiones aún más grandes que impulsan la acumulación militar febril y cada vez más peligrosa. La compulsión básica del capitalismo es “comer o dejarse comer” en la competencia entre los imperialistas. La vida de las masas de la humanidad, en todo el mundo, no entra en esos cálculos. Ni tampoco el bienestar de la propia tierra. Todas las potencias imperialistas ven en el cambio climático global una oportunidad de obtener ganancias. Vastas zonas de la tierra, antes inaccesibles por estar cubiertas de hielo, se están abriendo a la explotación por parte de las distintas potencias imperialistas. Los imperialistas se apresuran a “llegar primero”, antes que sus rivales, y reclamar los recursos del planeta enterrados desde hace mucho tiempo. Y acuden armados hasta el cogote, incluso con armas nucleares. El New York Times escribió que en el mundo actual, “hay una atmósfera de nueva Guerra Fría, mezclada con el deshielo, que afecta a la planificación militar y abre nuevas posibilidades económicas y de acceso a los recursos naturales”.
Piense en lo que todo esto nos enseña sobre lo completamente inservible que es el sistema capitalista-imperialista. Los monstruos que lo dirigen aprovechan el desastroso cambio climático1 como una oportunidad de saquear de manera aún más perjudicial los recursos que quedan en la tierra. Lo aprovechan para aventajarse a sus rivales imperialistas en obtener nuevas fuentes de enriquecimiento. Merodean por los mares más remotos armados con armas nucleares.
Hace falta derrocar, cuanto antes, a este asqueroso sistema imperialista.