Febrero, ¡Mes de la Historia de los Negros de 2022! Ahora mismo, cuando la gente debería estar insistiendo en que hay que contar más verdades sobre la fea historia de la vida, la explotación y la opresión de los negros en Estados Unidos, hay un gran alboroto y una vil campaña en contra de esto. Los republi-fascistas se proponen impedir la enseñanza de lo que ellos denominan y agrupan bajo la rúbrica (o estandarte) de “Teoría Crítica de la Raza” (para obtener más información sobre esto, véase “La lucha contra el encubrimiento supremacista blanco y la supresión fascista de la verdad histórica”, Primera, Segunda y Tercera partes, de Rafael Kadaris). Lo que realmente está bajo ataque es cualquier enseñanza de la verdadera historia de Estados Unidos, y en particular la verdad de que los negros fueron forzados en una horrenda esclavitud durante siglos, haciendo que su propio ser físico fuera consagrado legalmente como menos que humano, y esto impregna la sociedad estadounidense hasta el presente, de mil maneras diferentes.

Un movimiento muy agresivo está recorriendo el país, lanzado primero por Donald Trump en 2020, y ahora encabezado por gobernadores y políticos en al menos 26 estados (en inglés). Hay múltiples propuestas de nuevas leyes —algunas de las cuales ya se han aprobado— que regulan la forma en que se cuenta cualquiera de estas verdades, y una movilización de masas para aterrorizar a las juntas escolares, a los maestros y profesores y a los alumnos y estudiantes que se interponen en el camino de estas medidas fascistas supremacistas blancas. Esto ha desatado un movimiento de “padres de familia indignados”, en particular padres de familia blancos, que temen que si se permitiera enseñar la verdadera historia de Estados Unidos, eso haría que sus hijos se sintieran “mal” o “culpables”. Para ellos, hay que promover el amor por Estados Unidos y suprimir cualquier “negatividad” o crítica, por muy acertada que sea. Si bien gran parte de la presión que hay detrás de esto se ha azuzado por la ira y la oposición ante la discusión de la historia del racismo y la supremacía blanca institucionalizada contra los negros en Estados Unidos, también está en contra de una discusión más amplia de la historia del racismo en contra de los inmigrantes y los chicanos, el genocidio en contra de los pueblos indígenas, así como la discusión de las orientaciones sexuales que van en contra de las normas tradicionales de género.

El lenguaje de muchas de las leyes y políticas que se están adoptando oculta la verdadera intención, al distorsionar lo que realmente se está enseñando. Pero el verdadero propósito y objetivo salen a la luz en los argumentos que se esgrimen y en las declaraciones que se hacen, que redoblan el reforzamiento de las normas, los “mitos” y las “narrativas” aglutinantes de Estados Unidos y de esta sociedad. Aquí van algunos ejemplos:

Del gobernador de Tennessee, Bill Lee: “Tenemos que asegurarnos de que nuestros hijos reconozcan que este país avanza hacia una unión más perfecta, que deberíamos enseñar el excepcionalismo de nuestra nación y la forma en que las personas pueden vivir juntas y trabajar juntas para hacer una nación con más grandeza, y no enseñar cosas que intrínsecamente dividen o enfrentan a estadounidenses contra estadounidenses o a grupos de personas contra grupos de personas” ¹.

Una ley de Texas aprobada en diciembre de 2021, según el New York Times, “...limitaría las discusiones dirigidas por los profesores sobre actualidades... [y] limitaría la forma en que los profesores de las aulas de Texas pueden discutir las maneras en que el racismo influyó en el sistema legal del estado... y en el resto del país” ².

“¿Quieren que se enseñe a nuestros hijos de Texas que el sistema de gobierno de Estados Unidos y de Texas no es sino una tapadera para la supremacía blanca?”, preguntó Steve Toth, legislador republicano de los suburbios de Houston, cuando presentó el proyecto de ley que prohibiría la enseñanza de que Estados Unidos se define por el racismo³.

Veamos la realidad: en Estados Unidos nunca ha habido una época en la que se haya enseñado algo remotamente cercano a la verdad completa sobre la verdadera historia de este país. No, y la verdad de que desde sus meros inicios, a lo largo de la historia y hasta el presente, la supremacía blanca y la horrenda opresión de los negros han estado entretejidas en todas las instituciones y en la propia trama de esta sociedad —esa verdad— se ha ocultado y se ha mentido sobre ella en los libros de historia, en la cultura y en todas las instituciones.

Pero bajo presiones, se ha hecho frente a parte de la fea verdad de las raíces de Estados Unidos en la esclavitud y el genocidio y se ha mencionado en las escuelas, lugares de trabajo y en la plaza pública. Esto lo vimos más recientemente como resultado de la feroz lucha de millones de personas en la primavera y el verano de 2020 en las protestas que estallaron en todo este país tras el asesinato de George Floyd a manos de la policía. Personas de muchos diversos ámbitos comenzaron a hablar del hecho de que las raíces y la fundación de este país se basaron en la esclavitud y en el genocidio y que el racismo está profundamente integrado en el sistema y en la sociedad en que vivimos hoy.

La situación ha obligado a la gente a hacer frente y a cuestionar el racismo institucionalizado y la legitimidad de la afirmación —una mentira flagrante— de que este país es “la tierra de la libertad y la democracia”. Y la gente que cuestiona ello también puede amenazar seriamente la legitimidad del sistema subyacente que es responsable de todo este sufrimiento, y sus normas aglutinadores que proclaman el llamado excepcionalismo y la “grandeza” de Estados Unidos. El potencial de lo que haga surgir este cuestionamiento es lo que ahora está bajo ataque directo de parte de los fascistas supremacistas blancos, bajo la rúbrica —el estandarte— de “limitar o incluso prohibir la enseñanza de la Teoría Crítica de la Raza”. En un juego de manos, estos fascistas han refundido sus ataques a la propia enseñanza de la Historia de los Negros en su conjunto en el marco de “impedir la enseñanza de la Teoría Crítica de la Raza”. Esto se ha convertido en un grito de batalla de estos fascistas, y parte de la agudización de la polarización y las divisiones en este país.

En primer lugar, enseñar la verdadera historia de los negros en Estados Unidos es absolutamente esencial y fundamental para cualquier comprensión seria de la historia de Estados Unidos, y de hecho del mundo. No es algún “añadido”. Como dice Bob Avakian (BA) en Lo BAsico 1:1: “Sin la esclavitud, Estados Unidos no existiría tal como lo conocemos hoy. Eso es una verdad simple y básica”. No hay manera de entender la naturaleza de esta sociedad o lo que ocurre en este país sin comprender esto firmemente. Algo por lo que se ha luchado, especialmente como resultado de las luchas de los años 1960 y de lo que ahora se enseña en las escuelas y universidades, contribuye a esa comprensión. Gracias a esas luchas, se han realizado importantes investigaciones y estudios que refuerzan una comprensión más profunda de la verdadera historia de Estados Unidos. Si bien se encuentra cierta “demencia concienciada” en la manera de enseñar la historia de los negros —por ejemplo, las nociones de “refrenar el privilegio individual de los blancos” de una manera que desvía a la gente para que no comprenda el carácter sistémico del racismo y la opresión racial—, en general los cursos de historia de los negros son absolutamente necesarios, hacen mucho bien y hay que defenderlos de todo corazón.

Pero, en segundo lugar y de manera más crítica, hay que seguirlo hasta el final y de manera científica, lo suficientemente a fondo como para llegar al corazón del problema: que el racismo y la opresión de los negros están entrelazados con este sistema despiadado del capitalismo-imperialismo y son una parte necesaria de éste, y obran para reforzar este sistema. BA explica a fondo el por qué de esto en el artículo “Es posible eliminar la opresión racial — pero no se puede hacer bajo este sistema” — y la solución. El racismo y el capitalismo — no es posible eliminar el uno sino eliminar el otro. Necesitamos hacer una revolución REAL para derrocar todo este sistema, y hay que buscar esta verdad esencial, difundirla y luchar ferozmente por ella ahora mismo. La gente en el campo de la historia de los negros ha estado haciendo aportes críticamente importantes y hasta pioneros para nuestra comprensión; pero incluso lo mejor de lo que se enseña en la academia como la historia de los negros para nada se acerca a esta comprensión del problema y además de la solución.

En tercer lugar, hay que oponerse enérgicamente a todo esfuerzo por impedir la enseñanza de la verdad real de la historia de Estados Unidos, y a todo esfuerzo por intimidar a los profesores y a los maestros —y a los alumnos y a los estudiantes— para que no discutan y no indaguen en la verdad sobre este país y este sistema, hay que responderle con una feroz resistencia por parte de los profesores y los maestros, los alumnos y los estudiantes y todos los que se niegan a dejarse acobardar por estas fuerzas reaccionarias. ¡Hay que oponerse a los esfuerzos fascistas por aterrorizar a las juntas escolares, a los maestros y a los profesores y a otras personas que se esfuerzan por “hacer lo correcto”, y hay que defender a aquellos que están bajo ataque! Hay muchas personas que están hartas de ver a estos fascistas desmandados, dejando un reguero de intimidación por donde pasan, confundiendo a la gente y difundiendo desinformación. Es importante que una fuerza salga y diga: ¡Al carajo todo esto!

Si la gente sí se pone de pie, la contienda sobre esto puede convertirse en un motor que impulse a la gente a llegar al fondo de por qué las cosas son como son, qué tipo de sistema sigue produciendo un trato tan horrible a pueblos enteros, en Estados Unidos y por todo el mundo, y puede llevar a la gente a desafiar la propia legitimidad de tal sistema. Esto puede y debe formar parte de hacer nacer fuerzas revolucionarias, especialmente de los jóvenes que rechazan que ésta sea el tipo de sociedad que tenemos que aceptar, y que quieren que su vida cuente para algo que realmente pueda hacer que la humanidad se zafe de este sistema.