El pasado jueves 6 de enero, poco después del mediodía, unas tres docenas de manifestantes con desbordante espíritu internacionalista se concentraron frente a la embajada de Irán en Bogotá para hacerles saber a los representantes de la reaccionaria República Islámica de Irán que “Los ojos del mundo están puestos sobre Irán” especialmente en cuanto a la situación de los presas y presos políticos que tiene en sus garras.
Portando carteles con las imágenes y una corta historia de algunos de los luchadores en el anverso y diseños de la campaña con textos en inglés o español en el reverso, así como un par de pendones con ampliaciones del anuncio aparecido en el New York Review of Books, los manifestantes corearon insistentemente durante varios minutos: “Los ojos del mundo están puestos sobre Irán…”, “¡Exigimos a la República Islámica de Irán: LIBERTAD PARA TODOS LOS PRISIONEROS POLÍTICOS YA!”, “¡Exigimos al gobierno de Estados Unidos: NO A LAS AMENAZAS O MANIOBRAS BÉLICAS CONTRA IRÁN, LEVANTEN LAS SANCIONES!”, mientras un par de ellos escribía en el pavimento una de estas consignas.
Tras dispersarse en grupos tal como habían llegado, los manifestantes se reagruparon unos tres kilómetros al sur en la Plaza de Lourdes, un parque del sector de Chapinero muy visitado por turistas principalmente extranjeros. Durante más de una hora los manifestantes recorrieron unas doce cuadras del sector mientras cada uno leía del cartel que portaba el caso del preso/a correspondiente. Tras cada tres lecturas hacían una parada mientras una oradora leía extractos del Llamamiento de Emergencia o del comunicado del CIE “Los ojos del mundo están puestos sobre Irán ante la reanudación de conversaciones del PAIC”, denunciando los nefastos “dos sectores históricamente anticuados” en Irán y en el mundo.
En todo el recorrido varios de los manifestantes interactuaban con los transeúntes, con los vendedores ambulantes y con empleados de los comercios, encontrando por lo general acogida, requiriendo en algunos casos abordar cuestionamientos por el compromiso de los manifestantes por una causa “lejana” o “ajena”. Fue una buena oportunidad para dejar en claro cómo y por qué los luchadores de Irán son NUESTRA gente, y la causa de su defensa (y de sus luchas) era NUESTRA causa y debía ser acogida por mucha más gente.
Fue una tarde llena de fervor internacionalista que encendió desde la noche anterior con una sesión de preparación en la que los participantes en la jornada internacionalista vieron el documental Nasrin, leyeron diversos materiales de la Campaña Internacional de Emergencia, se enfurecieron por el asesinado de Heydar y mostraron preocupación por la situación de Baktash1. La muerte de Baktash no muchas horas después de esta jornada, a la vez que golpeó a los participantes al enterarse mientras se encontraban reunidos en un balance de la jornada, elevó el espíritu de urgencia de fortalecer más la Campaña en todo el país.
Sí, nuestros ojos están puestos sobre Irán y nuestros corazones laten al unísono con los de los luchadores en las cárceles iraníes.