Portaaviones USS Gerald Ford Foto del Comando Central Marina de las Fuerzas Navales de los Estados Unidos/Sexta Flota
Estados Unidos ha movilizado al Caribe una fuerza militar sin precedentes, que usa el pretexto de “combatir el narcotráfico”, pero cuyo verdadero objetivo es garantizar a golpe de fuerza que América Latina sea un bloque fascista encabezado por Estados Unidos, y ha empezado apuntando sus cañoneras contra Venezuela. Desde septiembre, el régimen fascista de Trump ha bombardeado 22 embarcaciones en el Pacífico y el Caribe, dejando al menos 87 muertos que han sido presentados como “narcoterroristas”, no solo sin evidencia, sino incluso contra la evidencia de que al menos algunos de ellos eran pescadores, como el colombiano Alejandro Carranza. La disminución de peces cerca de las costas ha empujado a los pescadores caribeños, incluyendo los de San Andrés y Providencia, a tener que pescar en aguas más profundas y a necesitar lanchas más potentes, pero ahora además de la incertidumbre económica de una actividad cada vez más difícil, tienen que enfrentar el miedo a ser bombardeados al ser confundidos con lanchas de narcotráfico1.
Estados Unidos ha convertido al Caribe en uno de los principales teatros de operaciones del mundo hoy, ha apostado en las aguas del Caribe al 20% de toda su fuerza naval, incluyendo al portaaviones más poderoso y letal, el USS Gerald Ford, un submarino nuclear, varios aviones caza y bombarderos y más de 15.500 soldados. Trump se ha arrogado el derecho de “ordenar” el cierre del espacio aéreo venezolano y de amenazar con ataques contra objetivos terrestres en Venezuela, e incluso, Colombia y México.
Imágenes de algunas de las embarcaciones bombardeadas por Estados Unidos.
Esta nueva ofensiva dizque para “combatir el narcotráfico”, en buena parte está en la onda de la “guerra contra las drogas”, que ha sido usada desde hace décadas por Estados Unidos como una excusa para la ofensiva y el despliegue militar por toda la región, pero no es solo una continuación de “más de lo mismo de siempre”, pues en Estados Unidos se está consolidando un régimen fascista y esto tiene graves implicaciones no solo para la gente en Estados Unidos, sino para todo el mundo. Como correctamente señala Bob Avakian: “El fascismo es una forma cualitativamente diferente en que este sistema impone su dominio sobre la gente.
El fascismo de Trump es un régimen que despoja abierta y agresivamente los derechos básicos y declara flagrantemente que no existe ningún estado de derecho ni debido proceso legal más allá de lo que él mismo dicta, y que el poder destructivo puro y duro es lo que tiene que regir en el escenario internacional, sin siquiera la pretensión de adherirse al derecho internacional ni preocuparse por la soberanía, o incluso el derecho de existir, de los pueblos y países menos poderosos.”
Que Trump haya indultado a su derechista aliado, el expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández, condenado a 45 años de cárcel por sus probados vínculos con el narcotráfico, diciendo que fue “injustamente perseguido” y con el fin de favorecer a Nasry Asfura, candidato presidencial en Honduras que promete serle leal, al tiempo que señala sin evidencia a Maduro de ser el líder de un supuesto “Cartel de los Soles”, debería dejar claro por qué su verdadero objetivo no es “combatir el narcotráfico” sino usar esa cínica excusa para atacar a quienes considera enemigos o no le son leales, con el fin de impulsar su estrategia fascista de consolidar en este continente un bloque político, económico y militar encabezado por Estados Unidos.
El pasado viernes 5 de diciembre el régimen de Trump hizo pública su nueva “Estrategia de Seguridad Nacional”, que pone su principal foco geopolítico en el hemisferio occidental, y que expone sus planes para el orden mundial bajo el lema “America First” (Estados Unidos Primero). Explícitamente aboga por reestablecer la doctrina militar estadounidense articulada por el presidente James Monroe a principios del siglo XIX: América Latina es parte clave de la “esfera de influencia” de Estados Unidos, por lo que este país tendría justificación para imponer violentamente su control. La expansión del imperialismo estadounidense con esta justificación condujo a dos siglos de invasiones, golpes de Estado, financiación de escuadrones de la muerte y la extensión de sus tentáculos parasitarios en las economías de todos los países de América Latina. Hoy, La campaña militar contra Venezuela, las amenazas a Colombia y México, y las abiertas presiones en Argentina, Chile, Honduras, y otros países, son actuales expresiones de esta estrategia imperialista.
El régimen de Trump y todo el sector fascista de las clases dominantes estadounidenses, considera tal estrategia como la mejor manera de luchar contra el declive de Estados Unidos como la potencia más poderosa del mundo, que hoy es desafiada por el ascenso de China, que contrario a lo que muchos reformistas creen y promueven, NO es un país socialista, sino una potencia capitalista imperialista. China es en la actualidad el principal socio comercial de Suramérica y una importante fuente tanto de inversión extranjera directa como de préstamos para energía e infraestructura. Ante las duras sanciones de Estados Unidos contra Venezuela, casi la mitad de todos los préstamos chinos a América Latina y el Caribe se han destinado a Venezuela. Además, China compra el 90 % de la producción petrolera de Venezuela (hoy muy disminuida). Pese a la palabrería “antiimperialista” del régimen venezolano, Venezuela está fuertemente integrada dentro del sistema imperialista global, aunque en las últimas décadas haya virado de depender de Estados Unidos a ser cada vez más dependiente de China.
El régimen de Maduro no representa nada liberador ni positivo para el pueblo venezolano, pero esto de ninguna manera legitima un ataque imperialista por parte de Estados Unidos, y es criminal la postura de muchos derechistas, que se pueden considerar afines a la tendencia de “subyugación nacional” que criticara Mao Tse-tung hace más de medio siglo, que ruegan a Estados Unidos que invada y “salve a Venezuela y de paso a Colombia”. Es comprensible el descontento de un amplio sector de venezolanos, incluyendo a muchos que se vieron forzados a emigrar, respecto al régimen de Maduro, pero sus deseos de cambio son manipulados y están siendo utilizados para justificar un cambio de régimen mediante el uso de la fuerza y para instaurar un régimen leal al Estados Unidos de Trump, con el horror que eso también significa para la inmensa mayoría.
Venezuela hoy es el principal blanco en la mira del régimen de Trump, pero sus objetivos van más allá. El núcleo del régimen de Trump considera que forzar la salida del poder del presidente de Venezuela es el primer paso para derrocar a Cuba y Nicaragua, los otros dos regímenes que consideran obstáculos para su estrategia en la región. Trump también ha amenazado con “quizá” atacar objetivos en Colombia y México, y es un error menospreciar la posibilidad de que tales amenazas se hagan realidad y subestimar los distintos métodos de presión que el régimen fascista de Trump utilizará en busca de su objetivo de un hemisferio leal a “MAGA”. Se deben tomar en serio las palabras del Secretario de “Guerra”2 estadounidense Pete Hegseth: “El presidente Trump puede tomar y tomará medidas militares decisivas según lo considere oportuno para defender los intereses de nuestra nación. Que ningún país del mundo lo dude ni por un momento”.
Por mucho que algunos repitan que el antiimperialismo es algo “caduco y trasnochado”, como dijera el Subsecretario de Estado de Estados Unidos a propósito de las protestas pro-Palestina en Bogotá el pasado 7 de octubre, la realidad reafirma que el análisis científico del imperialismo sigue dando cuenta de la forma en que funciona el sistema social en que vivimos, el peligro que éste significa para la humanidad y el planeta, y también la urgencia y vigencia del antiimperialismo, de luchar decididamente con miras a construir un mundo sin imperialismo (… y sin capitalismo de ningún tipo, ni —lo normal— inhumano ni “humano”).
Mural antiimperialista en Cartagena, Colombia, diciembre de 2025.
No existe ningún mecanismo mágico que nos permita “adivinar” cómo se desenvolverá todo esto, hay muchos factores en juego y los posibles desenlaces son diversos, pero sí podemos valernos de un enfoque científico para comprender la dinámica contradictoria de la realidad, las tendencias y la base que existe para revertirlas. Y en ese sentido, sí podemos saber que la inacción y la pasividad del pueblo ante esta escalada harían muchísimo daño.
Es necesario organizar la más amplia, profunda y decidida lucha antiimperialista, urge TRANSFORMAR al pueblo y el estado actual de la gente, porque la realidad no tiene nada que ver con la ficción idealista de quienes repiten ciegamente, quizá como un consuelo tranquilizante, pero falso, que “hoy hay un auge del movimiento revolucionario y de resistencia”. Ese no es el real estado actual de la gente, pero esto no significa que no se pueda llegar a forjar un verdadero movimiento para la revolución y (con ese enfoque) forjar y desarrollar la resistencia contra este sistema imperialista. Y es en esa dirección que se requiere que trabajemos activamente.
Como parte de esto, necesitamos desarrollar un movimiento que se oponga a cualquier agresión de Estados Unidos contra Venezuela, Colombia o cualquier país, y hacer esto sin tomar partido por los intereses imperialistas de ninguna de las potencias imperialistas en contienda, sino oponiéndonos al sistema imperialista de conjunto. Para poder forjar tal movimiento no debemos “prescindir de lo que nos separa”, debemos forcejar con un correcto método y espíritu acerca de las diferencias en los puntos de vista y programas, para que cada vez más gente pueda ser más consciente e identifique programas que sólo pueden conducir de catástrofe en catástrofe a los que tienen como objetivo un futuro totalmente diferente. Es el momento para que le entremos a esa inspiradora lucha que nos permita unirnos en combatir los crímenes en marcha, y contra el sistema que los causa, el sistema capitalista imperialista.
¡NO A UNA GUERRA IMPERIALISTA ESTADOUNIDENSE CONTRA VENEZUELA!
¡A ORGANIZAR LA MÁS AMPLIA, PROFUNDA Y DECIDIDA LUCHA ANTIIMPERIALISTA!