Llevan a un hospital a palestinos heridos por fuego israelí en un centro de distribución de alimentos, 18 de julio de 2025. Foto: AP
“Soy estudioso del genocidio: Lo reconozco cuando lo veo”, un artículo de opinión del 15 de julio en el New York Times de Omer Bartov, es un análisis muy oportuno e importante de la naturaleza genocida de las acciones de Israel en Gaza.
Bartov, quien nació y creció en Israel, es profesor de la Universidad de Brown en Estados Unidos y uno de los principales académicos del Holocausto y los estudios del genocidio. En su artículo, argumenta con rigor que las intenciones de Israel y sus acciones en Gaza constituyen un intento de destruir, en su totalidad o en parte, al pueblo palestino e imposibilitar su reconstitución como pueblo — la definición de genocidio1.
Omer Bartov Foto: Bildungsstätte Anne Frank
En este sentido, también desmiente la idea de que Israel esté librando una “guerra” en Gaza, como afirman Israel, Estados Unidos y la mayoría de los comentaristas de los grandes medios, incluido el New York Times. “Durante el último año, las FDI [Fuerzas de Defensa Israelíes] no han estado luchando contra un cuerpo militar organizado”, escribe acerca de los devastadores ataques de Israel contra Hamás. “En la actualidad, las FDI se dedican principalmente a una operación de demolición y limpieza étnica”2.
Es muy significativo que su análisis salga ahora, cuando la masacre y la devastación sistemáticas de parte de Israel en Gaza están alcanzando niveles cada vez más bárbaros, y que aparezca en las páginas del New York Times, que ha evitado cuidadosamente denunciar con veracidad los altísimos crímenes de Israel como el genocidio que son.
La aguda división entre los estudiosos del genocidio y los historiadores del Holocausto
Bartov escribe: “Un número cada vez mayor de expertos en estudios sobre genocidio y derecho internacional ha llegado a la conclusión de que las acciones de Israel en Gaza solo pueden definirse como genocidio”. Y advierte: “La negación continua de esta designación por parte de Estados, organizaciones internacionales y expertos jurídicos y académicos causará un daño sin paliativos no solo a la población de Gaza e Israel, sino también al sistema de derecho internacional establecido a raíz de los horrores del Holocausto, concebido para impedir que vuelvan a producirse tales atrocidades”3.
También profundiza en las implicaciones de la aguda división entre los académicos del genocidio y los centrados en el Holocausto, que según él, “No se trata simplemente de una disputa en el mundo académico”, sino que tiene amplias implicaciones en “la política, la educación y la identidad”.
“A día de hoy, solo unos pocos estudiosos del Holocausto —y ninguna institución dedicada a investigarlo y conmemorarlo— han advertido de que Israel podría ser acusado de llevar a cabo crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, limpieza étnica o genocidio”.
Continúa: “Este silencio ha puesto en ridículo el eslogan ‘Nunca más’, transformando su significado de una afirmación de resistencia a la inhumanidad dondequiera que se perpetre en una excusa, una disculpa, de hecho, incluso una carta blanca para destruir a otros invocando el propio victimismo pasado”.
Dr. Zain Al-Abbadi @zainabbadi11
Cientos de disparos, granadas de estruendo y fuego de francotiradores llueven sobre miles de palestinos hambrientos. El video muestra a fuerzas israelíes y fuerzas respaldadas por Estados Unidos que masacran a civiles, matando a 30 personas e hiriendo a 180 más, cerca de un centro de distribución de ayuda en #Gaza, uno de los centros avalados por Estados Unidos.
A Bartov le preocupa que esta negación impida que los museos del Holocausto transmitan las lecciones más amplias y universales del Holocausto, entre ellas “la promoción de la tolerancia, la diversidad, el antirracismo y el apoyo a los migrantes y refugiados, por no hablar de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario... y la urgente necesidad de no permitir nunca que la inhumanidad se apodere de los corazones de las personas y dirija las acciones de las naciones en nombre de la seguridad, el interés nacional y la pura venganza”.
Algunos académicos del Holocausto no solo han negado los crímenes de Israel en Gaza, sino que han acusado a los académicos del genocidio de participar en “retórica incendiaria, exageración salvaje, de envenenar el pozo y de antisemitismo”.
Bartov se preocupa por la posibilidad de que “el estudio del genocidio en su conjunto no sobreviva a las acusaciones de antisemitismo, dejándonos sin la comunidad crucial de académicos y juristas internacionales que se mantengan al pie del cañón en un momento en el que el auge de la intolerancia, el odio racial, el populismo y el autoritarismo amenaza los valores que constituían el núcleo de estos esfuerzos intelectuales, culturales y políticos del siglo XX”.
El profesor Bartov identifica temas y debates muy serios y fundamentales a que todos debemos prestar atención en este momento cuando el genocidio en Gaza se intensifica, el fascismo de Trump se moviliza rápidamente para consolidar su poder aquí en Estados Unidos, y el destino del pueblo palestino pende de un hilo.