El sábado 19 de febrero, la activista Brandy Knightly fue asesinada a tiros, presuntamente por un pistolero fascista, Benjamin Smith, en una protesta en Portland. Smith también está acusado de disparar y herir a otros cuatro manifestantes cuando estaba a punto de comenzar una marcha de “Justicia para Patrick Kimmons”, un hombre negro de 27 años que fue asesinado por puercos policías de Portland en 2018. Los manifestantes también protestaban por el asesinato de Amir Locke por la policía de Minneapolis el 2 de febrero de 2022 tras una orden de allanamiento “sin tocar a la puerta”.
Un grupo de mujeres estaba trabajando para establecer un plan de seguridad y desviar el tráfico una o dos cuadras por delante de los manifestantes. Dajah Beck, una de estas mujeres, dijo que un hombre se les acercó y les gritó que eran “terroristas violentos”, las llamó repetidamente una vulgaridad misógina y las acusó de ser responsables de la violencia en la ciudad. Según Beck, el hombre dijo: “Si las veo pasar por mi casa, les dispararé”. Entonces Brandy “June” Knightly, quien también formaba parte del equipo de mujeres, le dijo: “No nos vas a asustar. No nos vas a intimidar”. Fue entonces cuando, según Beck, el hombre, Benjamin Smith, de 43 años, le disparó a Knightly en la cara. Ella murió en la escena. Smith también disparó e hirió a otros cuatro.
Brandy Knightly, una mujer blanca de 60 años originaria de Nueva Orleans, se había reunido a las protestas tras el asesinato de George Floyd en mayo de 2020, al igual que decenas de miles de otras personas de todos tipos en todo el país. En su página de Facebook, Knightly había publicado información sobre la alimentación de “personas sin hogar” en Portland y los esfuerzos para obtener ropa de invierno para las personas necesitadas. En octubre, escribió: “No somos mejores que Misisipí, et al. Oregón también está plagado de racismo, en todos los niveles”. Llegó a ser una parte activa de la lucha y era conocida por prestar “especial atención a ayudar a las personas con discapacidades u a otras personas vulnerables” y por calmar las situaciones de confrontación1. Una amiga la describió como “una persona cálida, generosa y amable que pasó tiempo tratando de pensar en cosas que podría hacer para mejorar el mundo y mejorarse ella misma en el mundo”2.
Se ha acusado a Smith de un cargo de asesinato en segundo grado con arma de fuego, cuatro cargos de intento de asesinato en primer grado con arma de fuego, dos cargos de asalto en primer grado con arma de fuego y dos cargos de asalto en segundo grado con arma de fuego.
Beck escribió en Twitter: “Éramos voluntarias de seguridad vial y no estábamos armadas… Cuatro mujeres tratando de calmar la tensión y él nos atacó con una [pistola calibre] 45 porque no le gustaba que le pidiéramos que se largara y dejara de llamarnos putas terroristas. Nosotros y nuestros vestidos estaban en clara visibilidad”.
Beck grabó todo el encuentro con una cámara GoPro adjunta a su casco de motocicleta, y la policía consiguió esa grabación. Un fiscal de la Oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Multnomah le dijo a un tribunal ese mismo día que el video documenta claramente un ataque brutal no provocado.
El video enseña que Smith se acercó a las mujeres y las enfrentó “gritándoles y exigiendo que abandonaran el área”, escribieron los fiscales. Se puede escuchar a las mujeres en la grabación diciéndole a Smith “que las deje en paz y que se regrese a casa”. Smith responde “exigiendo que lo ‘hagan’ largarse, y se acerca de manera agresiva a un participante, quien lo empuja hacia atrás”, según los fiscales. Smith “sigue gritando a los participantes y unos momentos después... saca una pistola y dispara a varias personas, alcanzando a cinco”3.
El tiroteo se detuvo cuando, según se informa, otro manifestante le disparó a Smith en la cadera. Smith ha estado en el hospital en estado grave.
Según una declaración jurada policial, una víctima recibió un disparo en el cuello y se encontraba en estado crítico, paralizada del cuello para abajo; otra persona resultó herida en varios lugares y también fue hospitalizada; y otros dos que también resultaron heridos fueron dados de alta del hospital más tarde.
Las víctimas y otros testigos dijeron que el ataque no fue provocado y que los impactados por Smith no estaban armados. Al día siguiente, la gente se indignó cuando la policía de Portland emitió un comunicado de prensa diciendo que el incidente había “comenzado con un enfrentamiento entre un propietario armado y manifestantes armados”. De hecho, Smith no era “propietario” sino que vivía en un apartamento que alquilaba cerca de la ruta planeada de la marcha de protesta.
La compañera de cuarto de Smith, Kristine Christenson, dijo que había vivido con él durante siete años y que Smith “hablaba de querer disparar contra los comunistas y los antifa todo el maldito tiempo… Estaba enojado por los mandatos de las máscaras, estaba enojado con los malditos liberales… La convivencia con él ha ido empeorando progresivamente… Sinceramente, no me he sentido muy segura a su lado. Su ira ha empeorado”. Christenson dijo que Smith vestía una camiseta que decía “Kyle Rittenhouse verdadero patriota”, en referencia al fascista que disparó y mató a dos hombres e hirió a otros dos en una protesta en Kenosha, Wisconsin, en 2020. Dijo que Smith se había vuelto cada vez más rabioso durante los años del mandato de Trump y que a veces lo escuchaba “gritar insultos raciales en su habitación y burlarse de las mujeres”. Un vecino contó que Smith amenazó con un arma a un hombre sin hogar por hurgar en los contenedores de basura4.
Este ataque asesino de un pistolero fascista contra activistas no armados es otro acto más de terror justiciero fascista, un patrón cada vez más familiar en Portland y en otras ciudades5.
Pero la policía, los medios de comunicación y los líderes políticos de Portland no lo presentan así.
El alcalde demócrata de Portland, Ted Wheeler, describió lo sucedido como “otro acto sin sentido de violencia armada”. Ante la evidencia concreta de lo contrario, la policía lo describió como una “discusión entre manifestantes armados y un propietario armado”. La Associated Press concluyó un artículo sobre el tiroteo con tres párrafos sobre la “plaga de la violencia armada... alimentada por argumentos relacionados con pandillas, negocios de drogas que salieron mal y disputas entre personas sin hogar”. El New York Times en realidad validó y amplificó las “quejas” del pistolero fascista sobre las protestas en la ciudad; después de señalar que incluso los policías de Portland admiten haber usado la violencia contra los manifestantes 6000 veces en 2020, el Times identifica a los manifestantes como el problema al escribir que “los constantes enfrentamientos, especialmente los que se han degenerado en vandalismo, han exasperado a muchos residentes de Portland, incluido al alcalde”6.
Todo este incidente y las secuelas demuestran que no hay límite para la violencia que las fuerzas fascistas desatarán contra quienes defienden la justicia en esta sociedad... y, aparentemente, no hay límite para las contorsiones que los medios de comunicación y políticos liberales harán para negar y encubrir esto.