El vídeo de Steve Bannon en la reciente “Conferencia de Acción Política Conservadora” (en la que Trump también habló). Escuche todo el rollo que echa previo a su saludo nazi.

Ah, y aquí va el saludo de Musk (el rival de Bannon y actual  número uno de Trump) en las festividades inaugurales de Trump.

Musk respondió a la controversia con juegos de palabras “ligeras”: juegos de palabras nazis: en X, publicó: “¡No digas Hess a las acusaciones nazis!”¹ y “Apuesto a que sí lo hiciste”. Hess, miembro del régimen nazi de Hitler, rima con “yes” o sea , “sí” en inglés. Nazi suena a “did not see” o sea, “no viste” en inglés.

¿A qué están saludando? A un movimiento que tomó el poder por “medios legítimos” y luego procedió a aplastar el disentimiento y a echar por tierra el estado de derecho. Un régimen que lanzó una guerra que mató entre 40 y 60 millones de personas, incluidas 27 millones (!) de personas en la entonces socialista Unión Soviética. Un régimen que prohibió el disentimiento y quemó libros… un régimen que obligó a todos los alemanes a saludarse unos a otros con el mismo gesto que hacen Bannon y Musk en la imagen de arriba y decir, en lugar de “hola”, “¡Heil Hitler!”… un régimen que asesinó a seis millones de judíos en campos de concentración, así como a miles de personas romaníes (conocidas como gitanos), personas gay y otros.

Eso es lo que están saludando. Eso es lo que Musk menciona con tanta picardía y bromas.

Respaldando a un partido “neonazi”

A principios de la semana, los jefes de estado europeos se reunieron con el vicepresidente J. D. Vance en Múnich, en una “conferencia de seguridad”. Pero lo más notable de la conferencia —aparte del brusco cambio de política de Trump respecto a Ucrania— fue el respaldo de Vance al partido político Alternativa para Alemania (AfD). Otros partidos alemanes tradicionales consideran que AfD es intocable debido a lo que parece ser una fuerte afinidad con el nazismo emperrado. Las leyes alemanas actuales prohíben que AfD exprese abiertamente este sentimiento, por lo que en este momento prefieren operar mediante mensajes en clave, y “referencias privilegiadas” —una especie de “si sabes, sabes”, salvo que casi todas las personas  en Alemania sí lo sabe.

Por poner un ejemplo, en una reunión reciente en Halle, AfD elogió a su lideresa, Alice Weidel. Weidel es una lesbiana casada con un inmigrante de Sri Lanka, así que con certeza no puede ser nazi, ¿no? Cuando Weidel salió en el escenario, miles de personas corearon con mucha inocencia “Alice für Deutschland” [Alicia para Alemania]. ¡A menos que se conozca la frase “Alles für Deutschland” (“Todo para Alemania”), un lema nazi que estaba grabado en los cuchillos de la SS!

Elon Musk también habló (de manera virtual) en esta reunión. Musk defendió el nacionalismo alemán (“Es bueno tener orgullo de la cultura alemana, de los valores alemanes, y no perderlos debido a una especie de multiculturalismo que lo diluye todo”), y dijo que Alemania “se centra demasiado en culpas del pasado”. Dijo que AfD cuenta con el apoyo de la “administración Trump” y dijo que “el destino del mundo, me parece, depende de esta elección en Alemania”. Palabras muy fuertes de un individuo que en este momento está ejerciendo una cantidad extraordinaria de poder e influencia.

Dos semanas después, Vance pronunció un discurso en la conferencia de Múnich. Parecía decidido a abrirle el camino al poder para AfD. Dijo que “no hay lugar para cortafuegos”, es decir, que AfD debería ser admitida en el gobierno y que los grandes partidos deberían abandonar su acuerdo de no permitir que AfD entrara en ningún gobierno de coalición². Vance azuzó temores contra los inmigrantes, haciendo referencia a algunos cuantos ataques terroristas recientes: “A lo largo de una década, vimos los horrores provocados por estas decisiones ayer en esta misma ciudad”.

Luego, Vance dijo que el principal enemigo de Alemania no era Rusia ni China, sino “el enemigo adentro”. Vance atacó específicamente las leyes que supuestamente limitaban la “libertad de expresión” (incluidas las órdenes de distanciamiento social para las protestas contra clínicas de abortos, pero también las limitaciones y sanciones por el negacionismo del Holocausto, el uso de consignas nazis, etc.). Refiriéndose a estas restricciones a la libertad de expresión, Vance dijo: “Si se postulan a las elecciones temerosos a sus  propios votantes, no hay nada que Estados Unidos pueda hacer por ustedes”.

Después de terminar el discurso, Vance se reunió con Alice Weidel al margen, normalizando y legitimando aún más su partido y su candidatura, al tiempo que se esforzaba por desairar al actual canciller Olaf Scholz. (También cabe señalar que el codirector de AfD, Tino Chrupalla, fue el único líder de un partido alemán invitado a la toma de posesión del presidente estadounidense Donald Trump).

Piensen en lo que esto significa: un vicepresidente de Estados Unidos asiste a una conferencia de casi todos los 32 países de la OTAN y se concentra en atacar a los partidos tradicionales en Alemania, ¡mientras brinda todo el apoyo que puede al partido neonazi!

No finge no ver

Esto es real, tan real como puede serlo.

La gente que gobierna Estados Unidos… que concentran cada vez más poder en sus manos… estos individuos dejan en claro una y otra vez —mientras conservan un barniz cada vez más tenue de “negacionismo”— que son nazis. Al hacerlo de una manera cada vez más abierta, están inflando a su base social y dándoles señales para que pasen a la ofensiva, para que se pavoneen, intimiden y amenacen dejando en claro su mentalidad y lo que están dispuestos a hacer.

El fascismo tiene rumbo e impulso. Puede llegar a ser demasiado tarde para detenerlo. Todavía hay tiempo ahora, pero no tiempo infinito. Hizo falta una guerra mundial para detener a los nazis originales, una vez que el fascismo se había consolidado en Alemania. Al recordar el terrible saldo que resultó de esperar a que algo más los rescatara de alguna manera para los nazis, Martin Niemöller, un pastor protestante alemán encarcelado por Hitler entre 1937 y 1945, señaló lo siguiente:

“Podemos convencernos de que no necesitamos expiación con la excusa de que ‘me habría costado la cabeza si hubiera hablado’”, dijo Niemöller. Luego continuó:

Nosotros preferimos callar. No estamos libres de culpa y no tenemos ninguna culpa, y me pregunto una y otra vez: ¿qué habría pasado si en el año 1933 o 1934, 14.000 pastores protestantes y todas las comunidades protestantes de Alemania hubieran defendido la verdad hasta la muerte? Si entonces hubiéramos dicho: “No está bien que Hermann Göring simplemente meta a 100.000 comunistas en campos de concentración para dejarlos morir”. Puedo imaginar que tal vez entre 30.000 y 40.000 cristianos protestantes hubieran sido decapitados, pero también puedo imaginar que habríamos salvado a 30 o 40 millones de personas, porque eso es lo que nos costó.

Nadie puede decir de antemano qué exigirá de la gente la lucha en este momento, pero Bob Avakian ha dicho lo siguiente, lo que puede servir de consigna para abordar el desafío que enfrentamos:

Ya no es hora de la desmoralización y la desesperación. Ya no es hora de aceptar este fascismo de Trump y MAGA como “legítimo”, y permanecer dentro de los confines de “la manera en que funcionan las cosas” bajo este sistema, tal como los dirigentes del Partido Demócrata y otros representantes “tradicionales” de la clase dominante están instando a la gente a hacer. Ya no es hora de encerrarse en sí mismo e intentar “cuidarse de sí mismo” mientras el coloso inexorable del fascismo de Trump y MAGA cobra impulso y aplasta a las masas de personas. Ya es hora de conectarnos con todos los demás que sienten la misma indignación por el fascismo de Trump y MAGA — ya es hora de la acción colectiva y de la lucha abnegada para un bien mayor: el bien mayor de derrotar a este fascismo”.