
Un ataque ruso dañó fuertemente un edificio residencial de múltiples pisos en Jersón, Ucrania, el 20 de febrero de 2025. Foto: AP
Hace tres años en febrero, Rusia invadió a Ucrania y lanzó lo que resultó ser una guerra sangrienta y demoledora. Cientos de miles de personas han muerto en esta guerra y muchas han resultado gravemente heridas o mutiladas. Pero con la posible excepción de un breve período al comienzo de la invasión rusa, esta NO ha sido principalmente una lucha por la liberación nacional del pueblo ucraniano. Al contrario, Estados Unidos y Europa vertieron más de 300 mil millones de dólares en armas en Ucrania y la convirtieron en una guerra de sustitutos, un escenario en el que Estados Unidos y Rusia se batieron a duelo por el reparto y el saqueo del mundo. (Para obtener documentación sobre cómo y por qué es así, haga clic aquí y aquí.
En las últimas dos semanas, Donald Trump ha echado por tierra esta política. Trump inició negociaciones directas con Rusia, excluyó a Ucrania de ellas y comenzó a atacar a su líder, Volodímir Zelenski. Este tipo de cambio ha desatado todo tipo de especulaciones sobre el motivo, pero hay tres cosas importantes que hay que conocer al respecto por ahora:
En esta guerra ambos bandos han librado una guerra de sustitutos injusta, en la que las potencias imperialistas rivales de Estados Unidos y Rusia han perseguido objetivos imperialistas. La invasión rusa era imperialista e injusta, pero lo que se ha tapado son las agresivas maniobras de Estados Unidos a lo largo de los años que la precedieron. A principios de los años 1990, Estados Unidos llegó a un acuerdo con Rusia para no incorporar a la OTAN, la alianza militar encabezada por Estados Unidos, a los países de Europa del Este que limitaban con Rusia. En 2014, Estados Unidos conspiró tras bambalinas para derrocar a un gobierno ucraniano electo que era amistoso con Rusia. En ese momento, y cada vez más desde entonces, hubo intentos cada vez mayores de que Ucrania se incorporara a la OTAN. ¡Imagínense lo que haría Estados Unidos si Rusia estuviera haciendo movimientos agresivos para que México, a que Estados Unidos considera como su patio trasero, se uniera a una alianza militar imperialista rival! Cuando Rusia invadió a Ucrania, Estados Unidos aprovechó la situación para armar a Ucrania con suficientes armas como para desangrar a Rusia.
La “ofensiva de paz” de Trump no rompe con los objetivos imperialistas de Estados Unidos de mantener su dominio del planeta… tiene en su mira el mismo objetivo en un sentido diferente. Es necesario investigar y analizar más a fondo cómo encaja esto en el marco de una estrategia más amplia. En este momento, Rusia es un aliado cercano de China, la que es en sí una potencia imperialista global. La guerra en Ucrania, junto con los intentos de la alianza de Estados Unidos y la OTAN de aislar económicamente y quebrar a Rusia, ha obligado aún más a Rusia a acercarse a China. Tanto Biden como Trump ven a China como la principal amenaza a la dominación estadounidense del mundo. Y ambos lados de la clase dominante, demócrata y republicano, aspiran a mantener esa sangrienta dominación.
Pero hay marcadas diferencias sobre cómo perseguir esa rivalidad, como se puede ver en el giro de 180 grados en la forma en que Trump se movió para marginar a Ucrania, acercarse a Putin y dar instrucciones a sus lacayos lame suelas como JD Vance durante la semana pasada para que insultaran a los aliados militares de la OTAN como Francia, Alemania, Gran Bretaña, etc. en su conferencia anual en Múnich. Cabe seguir de manera detenida toda esta situación. Las posibles consecuencias (una guerra global entre las potencias nucleares) son enormes y terribles.
El gobierno ucraniano ha estado despiadadamente marginado en este acuerdo y, como un gánster, Trump ha atacado a su líder Zelenski a la vez que exige la mitad de la riqueza mineral de Ucrania como pago. En los últimos tres años, Biden presentó a Zelenski como un líder democrático heroico y Zelenski habló ante el Congreso en lo que se anunció como una gran muestra de unidad partisana. Pero a pesar de toda esta basura falsa, Estados Unidos siempre ha llevado la batuta en esta guerra y la ha utilizado para sus propios intereses imperialistas. Biden y la OTAN jugaron con Zelenski como una máquina de pinball, calibrando la ayuda para que fuera suficiente para seguir desangrando a Rusia pero no tanto como para provocar una guerra mundial, y sacrificando a cientos de miles de ucranianos en el altar de los objetivos imperialistas de Estados Unidos.
Pero cabe entender que esas calibraciones no eran ni son infalibles, como el propio Biden admitió1; y el hecho de que Estados Unidos estuviera dispuesto a correr el riesgo de una tercera guerra mundial que podría derivarse en una espiral de destrucción de toda la humanidad evidencia una criminalidad increíble.
Fue en parte como respuesta a esta guerra, y a la locura e inhumanidad en sus raíces, que Bob Avakian dijo:
Ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas sigan dominando al mundo y determinando el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes. Y es un hecho científico que no tenemos que vivir así.