El futuro de las fuerzas armadas —y el futuro para el que se están preparando los fascistas— quedó claramente de manifiesto en dos incidentes la semana pasada: el retiro de un cartel y el “derribo” de dos miembros del Estado Mayor Conjunto. Las fuerzas armadas de este sistema son una herramienta de este sistema del capitalismo-imperialismo y, como tales, son responsables de horror tras horror, durante cientos de años, incluidos ataques genocidas contra pueblos enteros. Pero su transformación en un instrumento abierto de este sector fascista de la clase dominante, con su programa de supremacía blanca absolutamente irrestricta, misoginia, xenofobia e ignorancia forzada, y su destripamiento incluso de los derechos más básicos y del estado de derecho, empeoraría mucho las cosas para las masas de personas. Al mismo tiempo, hay formas en que estos cambios podrían desestabilizar estos instrumentos cruciales del sistema, en el caso de que millones de personas se tomen las calles contra este fascismo.

No hay lugar para un luchador por la libertad en los Estados Unidos de Trump

Harriet Tubman es una de las grandes personalidades de la historia de Estados Unidos. Se liberó de la esclavitud, huyó de su plantación y arriesgó la vida, en lugar de seguir viviendo esclavizada.

Pero hizo más. Volvió a tierras de los esclavistas 13 veces más para liberar a unos 70 esclavos más, arriesgándose cada vez a volver a ser esclavizada, torturada y asesinada. Se manifestó constantemente contra la esclavitud y prestó apoyo político y moral a John Brown, quien lideró con valentía una incursión contra el arsenal estadounidense de Harpers Ferry en un intento fallido pero heroico de asegurar armas para los esclavos y desencadenar una guerra para acabar con la esclavitud para siempre¹.

Pero cuando Jennifer Hegseth, la esposa del secretario de Defensa Pete “Puerco de la Muerte” Hegseth visitó una base militar estadounidense en Alemania, los oficiales cobardes de la base se apresuraron a quitar los carteles de Harriet Tubman para el Mes de la Historia de los Negros, como parte de su campaña contra la “DEI” (“Diversidad, Equidad e Inclusión”). Trump y sus lacayos fascistas como Pete Hegseth han estado usando ataques a la “DEI” (con lo que se refieren a cualquier intento de reformar la segregación flagrante, la discriminación brutal, excluir y borrar a las personas oprimidas que recorrían cada rincón de la vida estadounidense hasta hace 75 años) para restaurar ese racismo abierto y cosas mucho peores. Así que cae la heroica guerrera antiesclavista Harriet Tubman. Esto ocurrió solo unos días después de que Hegseth cambiara el nombre de una importante base del ejército estadounidense de “Fuerte Libertad” a “Fort Bragg” (originalmente llamado así por el brutal general de la Confederación esclavista Braxton Bragg).

Preparando un instrumento de supremacía blanca abierta

Pero dejemos de lado el tema de Harriet Tubman y la historia. El viernes por la noche de esa misma semana, Trump despidió al jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Charles Q. Brown, Jr., que es —¿adivinen qué?— negro. Trump no dio ninguna razón para despedir a Brown, pero según el New York Times, “los asesores de Trump señalan un video que el general Brown grabó en los furiosos días posteriores a que George Floyd, un hombre negro, fuera asesinado por un oficial de policía de Minneapolis en mayo de 2020”. Puedes (y deberías) ver el video a continuación. Este video no es Harriet Tubman llamando a la gente a la libertad; es alguien que sirve en el brazo represivo del estado y que reflexiona con seriedad y honestidad sobre la discriminación constante a la que ha estado sometido a lo largo de su vida y su carrera.

Pero incluso esto, en palabras del New York Times, “electrificó a las bases militares”. Y claramente, con unas fuerzas armadas en las que el 43 por ciento de los que sirven son personas de color, eso fue el colmo para Trump. Sin estar satisfecho con eso, Trump también despidió a la almirante Lisa Franchetti, la primera mujer en dirigir a la Marina (el porcentaje de mujeres en las fuerzas armadas es del 17,5 por ciento) y al general James Slife, el vicejefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, quien instó a los aviadores a pensar en el racismo institucional después del asesinato de George Floyd. (Slife es blanco).

Brown fue reemplazado por el general retirado de tres estrellas James Caine. La principal distinción y calificación de Caine parece ser que, al menos según el notoriamente mentiroso y ególatra Trump, Caine una vez le dijo a Trump: “Lo amo, señor, creo que usted tiene grandeza, señor, mataría por usted, señor”².

El dúo Trump-Hegseth no había terminado. Hegseth luego despidió a todos los abogados de alto rango del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea para poder contratar a personas que fueran más indulgentes con los crímenes de guerra. (Si bien los crímenes de guerra dentro de las fuerzas armadas de rutina quedan impunes, para Hegseth incluso el pequeño porcentaje de los que son juzgados es demasiado).

Una vez más, las fuerzas armadas de este sistema han llevado a cabo monumentales crímenes en su defensa de los intereses centrales del capitalismo-imperialismo. No obstante, la intención de todas estas acciones de parte de Trump debería ser clara: la transformación de las fuerzas armadas en una fuerza cualitativamente más supremacista blanca, misógina, anti-gay, sin trabas y, sobre todo, leal a Trump.

Puede ser una calle de doble sentido… EN EL CASO DE QUE

Pero esta historia tiene otro aspecto. El 11 de febrero , mientras Hegseth visitaba el cuartel militar de Patch en Stuttgart, Alemania, alrededor de 55 niños de la escuela intermedia Patch abandonaron las clases y protestaron en el campus durante aproximadamente una hora. Esta protesta fue organizada por una niña de 13 años que (según el Washington Post ) “decidió actuar después de ver cómo las órdenes ejecutivas de Trump pondría en la mira a eventos de diversidad, incluida una actuación del club de teatro que celebró el Mes de la Historia de los Negros con canciones de Motown... [y] ... también estaban preocupados por la forma en que las directivas de la administración Trump afectarían a las personas de la comunidad LGBTQ+”.

Ella describió lo emocionante que fue dar ese paso: “Había una gran sensación de comunidad y pertenencia. Como si no estuviéramos solos, porque tantos niños salieron a la calle”. Y por separado, un grupo de adultos se acercó a la delegación de Hegseth, abucheando y coreando “¡DEI!”. También es digno de mención que los administradores de la escuela intermedia Patch enviaron una carta en defensa del derecho de sus estudiantes a alzar la voz y protestar.

La cuestión no es si hay gente que odia este fascismo y que incluso se le opondrá. La resistencia en la base misma es significativa e inspiradora. La cuestión que tenemos ante nosotros es si la resistencia a este fascismo en toda la sociedad puede crecer lo suficientemente rápido y lo suficientemente amplia como para romper realmente el control de Trump sobre el poder y expulsarlo. Harán falta miles de personas que den ahora mismo el paso que dio esta niña de 13 años, pero si ella pudo arriesgarse así en una base militar, ¡tú también puedes hacerlo!

Un movimiento de millones de personas en las calles, que se niegan a dar marcha atrás en su postura justa de que “nos negamos a aceptar un Estados Unidos fascista”, puede tener un poderoso impacto en todas las instituciones de la sociedad. Volvamos a C.Q. Brown: ¿qué lo impulsó a hacer el video que finalmente lo llevó a la caída? ¿Qué, en realidad, impulsó a Mark Milley, el jefe del Estado Mayor Conjunto en ese momento, a disculparse públicamente por su vergonzosa participación en la maniobra de Trump de marchar a una iglesia para denunciar a los manifestantes, y qué lo llevó a él y al secretario de Defensa en ese momento a argumentar enérgicamente contra el deseo de Trump de usar al ejército para reprimir a las manifestaciones? ¿Por qué algunos otros generales en ese mismo tiempo defendieron enérgicamente la neutralidad del ejército y, al hacerlo, evocaron los días de la guerra de Vietnam, cuando las divisiones sociales sobre la guerra y el racismo hicieron del ejército una fuerza de combate poco confiable (vea aquí la descripción que Bob Avakian hace de este proceso en su reciente entrevista en inglés)

Se sintieron impelidos debido a que millones de personas se tomaban las calles para apoyar a George Floyd y Breonna Taylor, día tras día, lo que hizo surgir grandes preguntas sobre toda la historia de Estados Unidos. Personas como Milley se preocupaban que utilizar el ejército en una disputa política pudiera dividir a las fuerzas armadas y afectar gravemente la estabilidad y legitimidad general de su sistema. Esto no solo reflejaba la profunda división que se extendía hasta las instituciones gobernantes en ese momento; da una idea de cómo las acciones de millones de personas en protestas decididas y sostenidas contra el fascismo podrían tener repercusiones aún más poderosas en todas las instituciones importantes³.

Esta es también una de las razones por las que Trump está actuando tan rápidamente para “blanquear y masculinizar” a los altos mandos y al cuerpo de oficiales en su conjunto. No sólo es una locura, sino también muy peligroso, confiar en los mecanismos “normales” que ofrece este sistema cuando Trump los está desafiando, triturándolos y/o rehaciéndolos radicalmente ante nuestros propios ojos. Los cambios vertiginosos de la última semana ponen de manifiesto la necesidad de que quienes se oponen a esto respondan con rapidez, determinación y valor. Hay personas con las que es posible conectarse… pero el momento realmente es AHORA.