El 29 de julio, el FBI allanó la casa de Omali Yeshitela en San Luis, Misuri, líder del Partido Socialista del Pueblo Africano (PSPA) y el movimiento Uhuru. El PSPA y el movimiento Uhuru son organizaciones nacionalistas negras con una historia de oposición al imperialismo de los Estados Unidos y a la opresión al pueblo negro, que se remonta a principios de la década de los 1970.

La cobertura de noticias locales dijo que la redada tuvo lugar a las 5 a.m. y que el FBI usó granadas aturdidoras para asustar a los ocupantes de la casa. Yeshitela y su esposa fueron detenidos esposados durante el allanamiento. Según Yeshitela, decenas de agentes y policías locales con equipo de combate y armas automáticas derribaron su puerta, rompieron ventanas y enviaron un dron [avión no tripulado] a su casa que casi golpea a su esposa.

Al mismo tiempo, el FBI realizó redadas en diferentes oficinas del Movimiento Uhuru en San Luis, [Misuri] y St. Petersburg, Florida, incluida la oficina de la emisora radiofónica y el periódico del PSPA, Burning Spear (Lanza ardiente).

El FBI afirma que estas redadas fueron para reunir pruebas en un caso penal contra un ciudadano ruso, Aleksandr Viktorovich Lonov, que se encuentra en Rusia. La acusación a Lonov no nombra al PSPA ni a Uhuru, pero se refiere a los “co conspiradores no acusados” (CNA) cuya ubicación, descripción y actividades, según se establece en la impugnación y en un comunicado de prensa corresponde al PSPA y Uhuru (por ejemplo, identifica fechas y lugares donde el PSPA se postuló o apoyó a candidatos para cargos públicos locales en 2017 y 2019 sin nombrar explícitamente a la organización). Entre otros cargos, la impugnación afirma que Lonov financió a los candidatos en las elecciones en Estados Unidos, y las descripciones coinciden con los candidatos del PSPA y Uhuru para alcalde y concejal de la ciudad de St. Petersburg¹.

Incluir a los CNA en las impugnaciones es un recurso legal que el FBI ha utilizado para justificar la “investigación” (hostigamiento, intimidación, espionaje y aislamiento) contra personas que no han sido acusadas de delitos². En este caso, la impugnación contra Lonov por parte del Departamento de “Justicia” tiene todos los sellos distintivos de ser una tenue tapadera “legal” para perseguir al PSPA y a Uhuru por sus puntos de vista políticos, y específicamente en este momento la justificación y apoyo político del PSPA y Uhuru para la invasión rusa a Ucrania³.

Se está librando una guerra de sustitutos en Ucrania entre las potencias imperialistas rivales de Rusia y el bloque imperialista occidental de Estados Unidos y la OTAN. Rusia invadió a Ucrania, y Estados Unidos-la OTAN están armando al ejército ucraniano y a la resistencia contra esta invasión. Desde el punto de vista de la humanidad, no se debe apoyar a ninguna de estas potencias imperialistas, ni sus actos y retórica. Al mismo tiempo, la redada al PSPA y Uhuru debe ser rechazado por todos los que consideren inaceptable que el FBI y el gobierno de los Estados Unidos tomen medidas para silenciar puntos de vista que son distintos a la propaganda estadounidense emitida por sus órganos de los medios de comunicación tradicionales, especialmente aquellos que critican al papel de Estados Unidos en el mundo.

Un pretexto “legal”, un “mensaje” intimidante para imponer la lealtad en tiempos de guerra.

En St. Louis, St. Petersburg y a nivel nacional, las noticias de televisión regurgitaron y amplificaron las afirmaciones del FBI de que las redadas fueron una “racha de represión” contra la “propaganda rusa”. Esto en un momento en Estados Unidos en que la población es objeto de una inundación de propaganda la que la condiciona para vitorear a su “propia” clase dominante estadounidense (en realidad, a sus propios opresores), inculcando el chovinismo pro estadounidense y el odio contra cualquier persona asociada con Rusia. Una semana después de las redadas y la cobertura sensacionalista, un hombre con un lanzallamas incendió una bandera roja, negra y verde del nacionalismo negro que ondeaba frente a la casa allanada. La policía dice que el tipo les dijo que no le agradaban los “socialistas” o la “fea bandera” que veía todos los días de ida y vuelta del trabajo.

La supuesta “evidencia” en la impugnación que vincula a los CNA —supuestamente en referencia al PSPA y a Uhuru— con una operación del gobierno ruso incluye declaraciones distribuidas por PSPSA y Uhuru de que “la guerra [en Ucrania] se inició hace 8 años, cuando Estados Unidos y la UE [Unión Europea] montaron a un nuevo liderazgo en el poder en Kiev”; y que “los neofascistas prooccidentales… dispararon contra miles de civiles en Donbás”.

Invocar tales declaraciones como “pruebas” en un caso penal es un ataque muy peligroso no solo contra la oposición al papel de Estados Unidos en la guerra en Ucrania, sino contra el pensamiento crítico básico basado en la evidencia y el disentimiento en general.

• Es un hecho, independientemente de la posición que se adopte sobre la naturaleza de la invasión rusa a Ucrania, que en 2014 (hace 8 años), Estados Unidos sí orquestó un cambio de régimen en Ucrania, al reemplazar a un presidente electo que se inclinaba por Rusia, por un régimen pro estadounidense (vea, por ejemplo, “What You Should Really Know About Ukraine” [Lo que realmente debe saber sobre Ucrania], de Fairness & Accuracy in Reporting).
• Rusia miente cuando afirma que uno de sus objetivos al invadir a Ucrania era “desnazificar” a ese país. Pero la naturaleza fascista del Batallón Azov que se ha integrado en las fuerzas armadas ucranianas y que es un factor importante dentro del ejército ucraniano, particularmente en los combates en la región de Donbás en el este de Ucrania (que históricamente tiene una gran cantidad de personas étnicamente rusas) no es propaganda rusa mentirosa. Esto ha sido reconocido incluso por la CNN y otras fuentes mediáticas tradicionales.
• Las acusaciones de que Ucrania ha cometido crímenes de guerra que han provocado la muerte de civiles en la guerra no son simplemente propaganda rusa. Un informe reciente de Amnistía Internacional (AI) le echa la culpa por la muerte de civiles en la región de Donbás tanto a las fuerzas rusas como a las fuerzas ucranianas. Y el informe de AI documenta específicamente que los ucranianos “violan el derecho internacional humanitario y ponen en peligro a los civiles, ya que convierten objetos civiles en objetivos militares” al organizar ataques contra vecindarios rusos y prorrusos desde distritos residenciales, hospitales y escuelas en “clara violación del derecho internacional humanitario”.

Siguiendo la lógica de la lógica de esta impugnación, y las incursiones militarizadas masivas y de alto perfil contra el PSPA y Uhuru, se está enviando potencialmente un “mensaje” a todos aquellos que cuestionan, ponen al descubierto o critican la “historia oficial” presentada por los gobernantes de los Estados Unidos para justificar e idealizar su brutal y sangrienta guerra de sustitutos con Rusia en Ucrania.

Es importante tener en cuenta que todas las guerras criminales por el imperio emprendidas por Estados Unidos, incluida la guerra de sustitutos en Ucrania, han ido acompañadas de una represión violenta del disentimiento, el evisceramiento de las libertades civiles y la incitación a la ira ciega contra sectores de la población que preocupan a los gobernantes estadounidenses porque podrían serles desleales⁴. Todo ello para imponer una nube tóxica de ignorancia sobre la verdadera naturaleza de lo que Estados Unidos le hace a la gente en Estados Unidos y en todo el mundo por medio de sus guerras por el imperio. Y hay que condenar y rechazar todos los esfuerzos por suprimir las diferencias y el disentimiento, protesta y debate sobre lo que hace Estados Unidos en todo el mundo, incluida la guerra de sustitutos en Ucrania.