Las altas temperaturas que rompieron récords en Texas y en todos los estados del Sur a fines de junio, impulsadas por el cambio climático, obligaron a todos los que pudieran a usar aire acondicionado para evitar el impacto potencialmente mortal del calor. Pero dentro de las prisiones y cárceles estatales en todo el Sur y más allá, sin aire acondicionado, el calor fue ineludible y mortal.
Estados Unidos tiene la población carcelaria más grande del mundo, con una cuarta parte del total mundial de presos. Y el estado de Texas supera a todos los demás estados con 160.000 seres humanos encarcelados. Más de dos tercios de las 100 cárceles y prisiones estatales de Texas no tienen aire acondicionado en la mayoría de los pabellones. Eso quiere decir que más de 100.000 personas en esas prisiones de Texas estaban obligadas a soportar un calor sofocante similar al de una cámara de tortura durante todo el día, sin aire acondicionado en sus celdas1.
“Es inhumano. Estábamos como animales salvajes encerrados en esta jaula gigante”.
¿Qué tan mal estuvo? ¡Durante la ola de calor, las temperaturas dentro de estas prisiones alcanzaron regularmente los 110°F (43°C) o más! Un artículo de la edición del 28 de junio del Texas Tribune describe la manera en que un preso de 35 años de edad en Huntsville se derrumbó mientras trabajaba al aire libre bajo el sol y murió de lo que las autoridades dijeron que era un paro cardíaco. Él “fue uno de al menos cinco presos desde mediados de junio que murieron de un ataque al corazón o un paro cardíaco en prisiones sin clima donde los índices de calor al aire libre de la región estaban por encima de los 100°, según un análisis del Texas Tribune de los informes de muertes en prisiones e informes meteorológicos”.
Los correos electrónicos enviados por los presos a sus familias describían los horrores: “Me está costando muchísimo respirar en este momento”, escribió un preso en Texas. “Es tan húmedo que ni se puede respirar... ayer toda la mañana tuvimos AC [aire acondicionado] cuando nos registraron y cuando volvimos estaba a 118° y de pasar del AC a esto me enfermó al extremo de que vomité mi bebida de electrolitos y me sentí enfermo y con náuseas todo el día... no estoy seguro cuánto tiempo voy a aguantar aquí con el calor”.
Otro escribió: “Todavía no estamos recibiendo agua. No nos dan respiro en absoluto. Hace mucho calor, solo hay un ventilador grande. No nos dan duchas de respiro EN ABSOLUTO”. Una presa que cumplió dos años en una cárcel estatal de Texas por posesión de drogas le dijo a un reportero: “Todas estas mujeres que sufrían conmigo no tenían mucho tiempo [antes de ser liberadas] y temían más bien que recibían una pena de muerte. Varias veces le dije a mi mamá: ‘Espero sobrevivir a esto y salir’”. Dijo:
Es sofocante. Es aterrador sentir como te estuvieras en un horno. Recuerdo haberle preguntado a mi compa de celda: “¿crees que nuestros cerebros se están friendo?” Algunos días, no teníamos agua. Vi a muchas mujeres tener convulsiones por el calor. Es inhumano. Estábamos como animales salvajes encerrados en esta jaula gigante.
Algunos presos inundaron el suelo de sus celdas con agua de los lavados e inodoros y se acostaron en el cemento con la esperanza de tener alivio. Otros en estado de desesperación prendieron fuego a sábanas y colchones para llamar la atención a los guardias. En una prisión, los reclusos se vigilaban unos a otros, luego comenzaron a gritar y golpear las rejas cuando alguien se desmayaba: “¡Hombre caído!”
Una política cruel y consciente
El Departamento de Justicia Penal de Texas (TDCJ, por sus siglas en inglés) negó que hubiera algo de verdad en estos gritos desesperados de ayuda de los prisioneros. Según su portavoz: “Tomamos numerosas precauciones para disminuir los efectos de las altas temperaturas para los encarcelados dentro de nuestras instalaciones. Estos esfuerzos funcionan”. Informaron sobre prisioneros que murieron de ataques cardíacos e insuficiencia cardíaca, pero ninguna de las muertes durante estos períodos insoportables se denominó “relacionada con el calor”.
De hecho, el TDCJ no ha informado de una sola muerte relacionada con el calor desde 2012. No obstante, un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Brown publicado en noviembre de 2022 encontró tasas de mortalidad más altas entre las personas en prisiones sin aire acondicionado en comparación con aquellas en instituciones con aire acondicionado. El estudio encontró que el 13% de las muertes en prisiones de Texas entre 2001 y 2019 “pueden atribuirse al calor extremo durante los meses cálidos en las prisiones de Texas sin aire acondicionado universal”. ¡Un total de 271 muertes!
Un informe de la Iniciativa de Política Penitenciaria de 2019 —Cruel and unusual punishment: When states don’t provide air conditioning in prison (Castigo cruel e inusitado: cuando los estados no proporcionan aire acondicionado en las prisiones)— encontró que “13 estados en las regiones más calurosas del país … se han negado a instalar aire acondicionado en sus prisiones, creando condiciones insoportables y peligrosas para las personas privadas de libertad”2.
Concluyeron que “[n]egarse a instalar aire acondicionado no sólo se trata de reducir costos a corto plazo, sino de dar la apariencia de aplicar medidas duras contra el crimen. Los gobiernos estatales y locales han ido a extremos sorprendentes para evitar la instalación de aire acondicionado en las prisiones”.
Masivas cantidades de reclusos en Estados Unidos son objeto de torturas, y cantidades cada vez más grandes están muriéndose a causa del calor intolerable — debido a las políticas intencionales aplicadas no solo por las fuerzas fascistas en el poder en esos estados del Sur, sino también por aquellos que gobiernan este sistema en general. Las muertes y sufrimientos horrendos e innecesarios son otro ejemplo de que bajo este sistema del capitalista-imperialismo, la vida de los oprimidos no cuenta para nada.