Durante todo el verano, el régimen de Trump ha tomado medidas impactantes, una tras otra, para instaurar a martillazos un estado policial fascista. El 26 de agosto, Trump y sus secuaces se reunieron en una sesión de gabinete de tres horas de duración, transmitida en vivo, para alardear públicamente de lo que ya han hecho y prepararse para una nueva y más horrorosa etapa.
Trataron y celebraron muchos elementos del programa fascista. Afirmaciones de que causaban autismo las vacunas seguras y vitales contra el sarampión, la polio, la COVID-19 y otras enfermedades mortales. Una declaración descarada de que los países que intentan usar energías limpias están “destruyéndose a sí mismos” y que “los combustibles fósiles son lo que funciona...” Jactarse de los éxitos del régimen en someter a control fascista las universidades privadas — sus currículos, contrataciones, admisiones y procesos disciplinarios.
En estas discusiones, Trump calificó a sus oponentes en la clase dominante de subhumanos y una plaga para la sociedad. Se refirió al gobernador de California como “Gavin Newscum” (en inglés, “scum” quiere decir escoria). Afirmó que el personal de la MSNBC es “peor que el Tren de Aragua [una pandilla callejera venezolana con la que Trump está obsesionado], escoria de verdad, escoria de verdad, escoria de verdad”.
Muchos comentaristas decían que los demás miembros del gabinete se arrastraban y le lamían las botas, y era cierto. Otros comentaron la egolatría descontrolada de Trump. De nuevo, cierto. Pero demasiados no dijeron otra cosa. Lo que más llamó la atención fue su obsesión descarada, de colmillos pelados y ávida de sangre con el objetivo de un estado policial fascista para aplastar y aterrorizar a las masas ya oprimidas, en nombre de la “lucha contra la delincuencia”. Como lo expresó Trump:
“No soy un dictador”.
La idea es que soy un dictador, pero detengo la delincuencia. Así que mucha gente dice: “Si eso es cierto, preferiría tener a un dictador”. Pero no soy un dictador.
Y siguió repitiendo el mismo tema:
La mayoría de la gente dice: “Si usted va con un dictador, si él detiene la delincuencia, él puede serlo, puede ser lo que quiera” — yo no soy un dictador, por cierto.
Trump dejó claro que tiene la intención de enviar a fuerzas militares a Chicago (y a otras ciudades con grandes poblaciones negras y latinas), a pesar de que tanto el alcalde de Chicago como el gobernador de Illinois le han insistido y advertido que no lo haga. El plan de Trump es flagrantemente ilegal, pero según él:
(Tengo) derecho de hacer lo que yo quiera. Soy el presidente de Estados Unidos. Si creo que nuestro país está en peligro —y está en peligro en estas ciudades—, puedo hacerlo.
Lo que son particularmente escalofriantes son sus amenazas de usar la violencia sin ley e incluso el asesinato contra personas negras y latinas, entre ellas niños. Trump dijo que el gobierno federal iba a solicitar la pena de muerte para cualquier persona acusada de asesinato en Washington, D.C., una ciudad mayoritariamente negra y latina. Nótese que la pena capital en Washington, D.C. fue anulada por la Corte Suprema en 1972, derogada por el consejo municipal en 1981 y derrotada en referéndum por un margen de 2 a 1 en 1991, por lo que este plan de Trump viola totalmente la ley, por no mencionar los derechos humanos fundamentales y la justicia.
Luego, sobre este tema, Trump dijo que planeaban tratar a los jóvenes de 14 años de edad como adultos:
Otra de las leyes que estamos intentando aprobar se debe a que los niños de 14 años de edad son tan duros como un chamaco de 25 años de edad... tenemos que incluir una disposición que los trate como personas mayores, porque son realmente duros, malos — son niños, pero son criminales, y son criminales muy malos... tenemos a niños de 14 años de edad que están malvados, enfermizos y hay que encerrarlos. [Énfasis añadido]
Este es el mismo Donald Trump que en 1989 pagó anuncios de plana entera en periódicos en los que llamaba a ejecutar a cinco adolescentes negros y latinos en la ciudad de Nueva York acusados injustamente de la brutal violación de una mujer blanca en el parque Central (conocidos primero como los Cinco del Parque Central, ahora como los Cinco Exonerados). Aun después de que pruebas irrefutables de ADN y el testimonio del autor material demostraron que estos jóvenes habían pasado años en prisión por un delito que no cometieron, Trump se negó a retractar su petición de ejecución.
Soldados armados de la Guardia Nacional de Virginia Occidental bajo órdenes de Trump de patrullar a Washington, D.C., 26 de agosto de 2025. Foto: AP
Ahora imaginemos que este lunático racista ávido de sangre ocupe grandes ciudades con el poder “de hacer lo que quiera”.
Una vez más, la egolatría y el lameculos fueron repugnantes — pero no deben ocultar lo fundamental: Donald Trump es un lunático fascista desquiciado, desbocado y sin restricciones de nadie, rodeado de aduladores, facilitadores y un puñado de monstruos astutos y sádicos como Stephen Miller. No hay forma de contenerlo dentro de los mecanismos de este sistema. ¡NO SE PUEDE VIVIR CON ESTO! Y hay que hacerle la pregunta a cada persona que se sienta asqueada por este espectáculo: ¿qué vas a hacer para contribuir a que literalmente millones de personas acudan a Washington, D.C. el 5 de noviembre para expulsar del poder a este régimen fascista?
Ha llegado la hora de…
LA CAÍDA del RÉGIMEN FASCISTA DE TRUMP.
A partir del miércoles 5 de noviembre de 2025
Washington, D.C.
RefuseFascism.org (Rechazar el Fascismo)
(En español)