El 11 de septiembre de 2021, Abimael Guzmán, conocido ampliamente como Gonzalo, presidente del Partido Comunista del Perú, murió en una prisión subterránea en una base naval en las afueras de Lima, donde había estado recluido en soledad durante 29 años, privado de cualquier capacidad de hablar en público excepto en procesos judiciales limitados.
Los grandes medios de comunicación internacionales, junto con la prensa local peruana, se apresuraron a caracterizarlo y difamarlo como un cruel “líder de culto” de un movimiento comunista “terrorista”. Eso es falso y forma parte de un esfuerzo por equiparar las luchas revolucionarias en contra del sistema con aquellos movimientos cuyo objetivo es aterrorizar a la gente. Rebasa el ámbito de este artículo proporcionar un análisis a fondo de la vida y el papel de Gonzalo, o del liderazgo que le dio a la lucha revolucionaria en el Perú. Sin embargo, es necesario hacer algunas aclaraciones que orienten a las personas hacia lo que se necesita ahora.
Gonzalo fue el líder del Partido Comunista del Perú (PCP) que lanzó una guerra popular revolucionaria en el altiplano rural del Perú en 1980. Esta lucha armada tenía como objetivo final el establecimiento de una sociedad comunista libre de las fuerzas de clase opresivas que dominaban la sociedad peruana. Se guió por su comprensión del maoísmo, que esta guerra revolucionaria se estaba librando al servicio de la lucha internacional contra el imperialismo y por el comunismo en todo el mundo.
A la vez, existían serias debilidades y deficiencias en su concepción del comunismo. En sentidos importantes, estas tendencias se hicieron eco entre otras fuerzas del entonces movimiento comunista internacional, las que se oponen al comunismo, especialmente en el avance histórico del nuevo comunismo, desarrollado por Bob Avakian (BA).
La guerra popular que Gonzalo lideró desde 1980 hasta su captura en 1992 por las autoridades peruanas —con la ayuda de los organismos de inteligencia del imperialismo de Estados Unidos— se inició en un momento de gran turbulencia. Se inició tras la revocación, después de la muerte de Mao Zedong en 1976, de la sociedad más emancipadora jamás alcanzada en la historia: la sociedad auténticamente socialista de la República Popular China (RPCh) tras la toma revolucionaria del poder en 1949. Después de la muerte de Mao, sus oponentes al interior del Partido Comunista de China (PCCh) llevaron a cabo un golpe de estado y tomaron el poder. Se dispusieron a revocar las hazañas y el rumbo de esa revolución, restaurando y construyendo una sociedad capitalista, mientras conservaban el nombre y las estructuras gobernantes del PCCh y de la República Popular China. Pero esto no quedaba en claro para la mayoría de los revolucionarios, y condujo a una gran desorientación y desmoralización dentro de las filas de los revolucionarios.
En países de todo el mundo, los seguidores y defensores de Mao trabajaron para reagruparse y resumir qué había sucedido con este gran revés en China, y cómo seguir adelante. Bob Avakian tomó la iniciativa al resumir que lo que había ocurrido fue, de hecho, una revocación de la revolución. También sintetizó las tremendas hazañas de la dirección de Mao. Este trabajo de BA fue fundamental para avanzar adelante tras este revés. Como parte de la evaluación científica y continuando con ella, él también comenzó a analizar más a fondo algunas de las deficiencias de las sociedades socialistas anteriores y en algunas de las concepciones teóricas del comunismo hasta el momento1.
En el mismo período, en el Perú, el PCP, liderado por Gonzalo, lanzó una guerra popular de masas oprimidas contra el reaccionario estado peruano en 1980. Gonzalo logró reunir un núcleo de líderes que estaban encendidos con la revolución y, decididos, se pusieron a dirigir a las masas a hacer una revolución, especialmente entre los campesinos y los pueblos indígenas del campo peruano. Las fuerzas armadas del reaccionario estado peruano, apoyadas por Estados Unidos y otros imperialistas, respondieron con una contrarrevolución sanguinaria y represiva, que dejó miles de muertes.
Esta guerra popular creció y se desarrolló. En las “bases de apoyo” de la revolución, las mujeres se rebelaron contra las cadenas patriarcales de la tradición feudal. Los campesinos en la lucha revolucionaria declararon, al servicio de la revolución mundial, su determinación de deshacerse del yugo del imperialismo estadounidense. Todo esto despertó esperanzas en el Perú, en la región y en todo el mundo, y fue apoyado por las fuerzas comunistas a nivel internacional las que defendían y trabajaban para basarse en las contribuciones de Mao Zedong. Cuando Gonzalo fue capturado, aquellos que se habían inspirado en la Guerra Popular en el Perú y que la habían apoyado se unieron internacionalmente para defender su vida y brindar apoyo a aquellos que intentaban seguir adelante con la Guerra Popular.
Al mismo tiempo, es importante señalar que había existido, desde el comienzo, serias e importantes deficiencias en la concepción del comunismo y del maoísmo, tal como lo planteó y forjó Gonzalo. Estas también condujeron y contribuyeron a errores y retrocesos importantes cuando capturaron a Gonzalo en 1992.
Por ejemplo, fue pronunciada la influencia de la idea anticientífica de que la victoria del comunismo es inevitable2. Esta perspectiva errónea se opone a la metodología científica que se necesita para conocer y transformar la realidad objetiva, lo que es necesario para hacer avanzar la revolución hacia la emancipación de toda la humanidad: el comunismo 3. En general, le restaba importancia y se oponía a un enfoque totalmente científico. En el PCP también se manifestaron tendencias dañinas y religiosas: de tratar a Gonzalo como infalible, y en ocasiones decir que él era una garantía de victoria. Estas deficiencias y errores contribuyeron a la desorientación de aquellos que habían estado siguiendo el liderazgo de Gonzalo después de su captura en 1992.
Además, en relación con la transición socialista al comunismo, el PCP expuso la concepción de “la militarización de la sociedad” y la centralidad y necesidad de la “violencia revolucionaria” hasta eliminar todas las formas de explotación en todo el mundo. Esto es muy incorrecto y dañino, y de hecho va en contra del análisis que Mao desarrolló sobre esta cuestión crucial, y aún más en contra de lo que Bob Avakian ha desarrollado cualitativamente con el nuevo comunismo4.
En perspectiva histórica, estas deficiencias se ponen de agudo relieve en el contexto del desarrollo ulterior del nuevo comunismo. Junto con otras cuestiones, algunas de ellas también han estado al centro de las luchas y los deslindes en torno a cuestiones cardinales de línea política e ideológica, incluso entre las antiguas fuerzas comunistas que anteriormente se habían puesto al frente para forjar la unidad tras la derrota en China5.
Hoy, en este sentido, lo más importante es que ha habido un nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian que pone al comunismo sobre una base más completa y coherentemente científica. Este nuevo comunismo resuelve contradicciones críticas en la teoría y la práctica del movimiento comunista, incluida la insistencia del nuevo comunismo en que la revolución que se necesita con urgencia no es para vengarse, y ni para que “los últimos sean los primeros y los primeros, los últimos”, sino es para poner fin a la situación, en todas partes, donde hay quienes son “primeros” y (muchos más) que son “últimos”. El objetivo es la emancipación de la humanidad de toda explotación y opresión, y los medios que se necesitan para luchar por ese objetivo deben ser coherentes con ese objetivo, y una expresión de ese objetivo. Todo esto subraya la urgente necesidad de formar y activar muchas nuevas legiones de personas en todo el mundo basadas en el avance histórico del nuevo comunismo, como emancipadores de la humanidad.
Para obtener más información sobre esto, consulte El Nuevo Comunismo de Bob Avakian; El comunismo: El comienzo de una nueva etapa, Un manifiesto del PCR, Estados Unidos; y otros materiales que están disponibles en revcom.us; y Demarcations [Demarcations-journal.org].