De la redacción: El pueblo de Irán clama por libertad, vida, el fin de la opresión de las mujeres. Millones no solo se han lanzado a las calles, sino que también han levantado la cabeza para soñar con un mundo completamente diferente. Mientras lo hacen, surgen preguntas: ¿Cuál es el camino a seguir para alcanzar esos objetivos? ¿Qué representan los diferentes grupos y adónde conducirían sus respuestas? ¿Y Estados Unidos y sus aliados europeos pueden desempeñar un papel positivo en la situación actual?
Un abanico de fuerzas —desde organizaciones liberales de derechos humanos hasta monárquicos de derecha— que se oponen a la República Islámica de Irán están llamando cada vez más a que Estados Unidos y sus aliados “hagan más” para presionar, aislar, debilitar e incluso derrocar a la República Islámica de Irán, con el argumento de que Estados Unidos y otras potencias “democráticas” occidentales pueden desempeñar un papel positivo y ser una fuerza para el bien en esta situación.
Para ser francos, pero acertados —en un momento en que la verdad es lo más vital que existe, involucrar a Estados Unidos y otras potencias imperialistas es una trampa mortal para la gente.
La siguiente selección de artículos sobre el verdadero historial de Estados Unidos en Irán (así como en Irak y Libia) después de la Segunda Guerra Mundial, muestra por qué eso es cierto y por qué es de crucial importancia que no vuelva a pasar el mismo tipo de tragedias, acompañadas de actores con diferentes máscaras.
EL CRIMEN: A las 9:53 de la mañana el 3 de julio de 1988, el Capitán Mohsen Rezaian piloteaba el vuelo 655 de Iran Air, un avión civil de pasajeros en un vuelo rutinario desde Bandar Abbas, 225 km por el Golfo Pérsico a Dubái, un vuelo que normalmente duraba 28 minutos. A bordo estaban 290 personas.
De repente, sin ningún aviso, dos misiles tierra-aire lanzados desde el buque de guerra estadounidense Vincennes, a una distancia de 29 km, chocaron con su avión, que luego se estrelló en el Golfo. Murieron todos los que estaban a bordo, aunque se podía recoger solamente 200 cadáveres.
EL CRIMEN: A las 10:15 pm del 19 de marzo de 2003, George W. Bush anunció al mundo: “A esta hora, las fuerzas estadounidenses y de la coalición están en las primeras etapas de las operaciones militares para desarmar a Irak, liberar a su pueblo y defender al mundo del peligro grave”.
Mientras Bush hablaba, bombas y misiles estadounidenses llovían sobre Irak. Unas 160.000 tropas —la gran mayoría tropas yanquis— estaban preparadas para asaltar el país por tierra. Veintiún días después, tras una invasión tipo blitzkrieg y unas 27.000 bombas, los Estados Unidos habían tomado el control de las principales ciudades de Irak. Bagdad, capital de Irak, cayó el 9 de abril. El régimen baathista de Saddam Hussein fue depuesto y los Estados Unidos tomaron el control del país. El 1 de mayo, de pie sobre la cubierta del portaaviones U.S.S. Abraham Lincoln frente a una gigantesca bandera “Misión Cumplida”, Bush declaró que “las operaciones de combate más importantes” habían terminado.
EL CRIMEN: En febrero de 2011, en el contexto de los levantamientos de la Primavera Árabe en Túnez y Egipto, unos sectores de la sociedad libia se sublevaron contra el reino opresivo de 42 años de Muamar Gadafi, cuyo régimen respondió con una feroz represión de las protestas. Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña respondieron impulsando una resolución que le diera a la ONU la autoridad de intervenir en el frente militar en Libia, en un “esfuerzo humanitario”. En los siguientes siete meses, 19 países de la OTAN llevaron a cabo masivas operaciones militares por toda Libia. Desplegaron portaaviones con aviones de guerra, buques de guerra anfibios, jets con torpedos, aviones de vigilancia, submarinos y aviones no tripulados estadounidenses Predator armados con misiles. El resultado: Gadafi fue derrocado y asesinado, y Libia se volvió un campo de batalla para los reaccionarios y fundamentalistas islámicos, y una pesadilla para su pueblo que continúa al día de hoy.