Personas de todo el mundo están siguiendo el poderoso levantamiento en Irán prendido por el indignante asesinato de Mahsa Amini, 22, a manos de la “policía de la moralidad” de la República Islámica.
Muchos se preguntan cómo ha llegado el pueblo iraní a ser gobernado por unos opresores tan violentos y qué papel ha desempeñado Estados Unidos, si es que ha desempeñado alguno, en la creación de la pesadilla a la que se enfrentan.
Irán: víctima temprana del Imperio Británico
Irán (hasta 1935 llamado Persia) está situado en el corazón del Medio Oriente, en la intersección de Asia, África y Europa. Irán tiene una historia y una cultura muy largas y ricas.
A principios del siglo 19, era una sociedad feudal pobre. La gran mayoría de los iraníes eran campesinos que vivían en zonas rurales, gobernados por señores feudales, jefes tribales y un rey.
A mediados del siglo 19, Rusia y Gran Bretaña, ambas potencias imperialistas, se disputaban el control de Irán y el dominio del Medio Oriente y Asia central. Gran Bretaña se impuso a principios del siglo 20 y se hizo con el control de los inmensos recursos petrolíferos de Irán. Los saqueó durante décadas, cosechando el 84% de las ganancias, utilizándolas para sus propios intereses, no para los de Irán.
Los británicos a menudo afirmaron ser “civilizadores”, pero en Irán y en otros lugares se apoyaron en los gobernantes opresores de la nación y los apuntalaron, y dejaron sin tocar casi todas las relaciones feudales tradicionales de Irán, el patriarcado y el establecimiento religioso islámico.
1953: Se inicia el horror del dominio imperialista de Estados Unidos
Después de la Segunda Guerra Mundial, surgió en Irán un movimiento nacionalista de amplia base en oposición a la monarquía y al dominio y al control británico del petróleo de Irán. Un nuevo gobierno encabezado por el primer ministro Mohámmad Mosáddeq pronto nacionalizó la Anglo-Iranian Oil Company de Gran Bretaña.
En esa época, el imperialismo estadounidense se había convertido en la potencia mundial dominante y pretendía hacerse con el control en Irán y el Medio Oriente. En 1953, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), respaldada por los británicos, orquestó un violento golpe de estado que derrocó a Mosáddeq. Estados Unidos y Gran Bretaña aplastaron el movimiento nacionalista de Irán y volvieron a colocar en el trono al tirano rey Mohammad Reza Pahleví, el Cha. Con el golpe de estado, los imperialistas estadounidenses, y no los británicos, se hicieron con el asiento del conductor1.
El costo para Irán y su población fue horrible. Los imperialistas recuperaron el control del petróleo de Irán y Estados Unidos adaptó a Irán para que sirviera a sus necesidades. Su criatura, el Cha, construyó un estado policial masivo y convirtió a Irán en un gendarme regional de Estados Unidos.
La represión del Cha se apuntó contra las fuerzas radicales, revolucionarias y progresistas, y no principalmente contra las fuerzas islámicas. Miles de personas progresistas fueron asesinadas, encarceladas o bárbaramente torturadas2.
Mientras tanto, Estados Unidos concibió y dirigió programas como la reforma agraria limitada, la concesión del voto a las mujeres y la apertura de Irán a una mayor influencia extranjera a fin de “modernizarlo”. Esto antagonizó y activó a las fuerzas más fundamentalistas dentro del orden establecido religioso islámico de Irán, como el ayatolá Jomeini, que saltó a la fama en 1963 por denunciar estos cambios3.
La Revolución de 1979
La década de 1970 fue un periodo de rápidos y desestabilizadores cambios sociales, políticos y económicos. La creciente clase media fue asfixiada por la tiranía del Cha e indignada por su servidumbre a Estados Unidos. Mientras tanto, millones de personas fueron expulsadas del campo hacia extensas barriadas urbanas sin agua, alcantarillado ni electricidad. Empobrecidos, desarraigados y a la deriva, muchos se convirtieron en una base clave de apoyo para los fundamentalistas islámicos liderados por el ayatolá Jomeini4.
En 1978, pocas semanas después de que el entonces presidente Jimmy Carter saludara a Irán como una “isla de estabilidad”, estallaron las protestas contra el Cha. A lo largo del año se multiplicaron y atrajeron a millones de personas, impulsadas en parte por la despiadada represión del Cha respaldada por Estados Unidos.
Para febrero de 1979, el Cha había sido expulsado y su régimen fue derrocado. Esto supuso una enorme conmoción y sacudida para los imperialistas estadounidenses. Esta revolución había atraído a todas las capas de la sociedad iraní y a muchas fuerzas políticas diferentes. No obstante, los teócratas islámicos reaccionarios bien organizados, dirigidos por el ayatolá Jomeini, utilizaron sus vínculos de amplio alcance para tomar el poder y formar la República Islámica de Irán (RII), con la ayuda en parte de la decisión de Estados Unidos de aceptar el cambio de gobierno5.
La República Islámica contra el imperialismo estadounidense: fuerzas reaccionarias anticuadas se chocan y a veces colaboran entre sí
Jomeini y los teócratas de Irán actuaron de inmediato para imponer violentamente el régimen religioso y la reaccionaria ley sharia, obligando a todas las mujeres a llevar el hiyab en público (el código religioso que rige la vestimenta de las mujeres, que Irán centra en el pañuelo obligatorio para la cabeza y en la “vestimenta modesta” que cubre brazos y piernas). Cuando las mujeres protestaron valientemente contra este decreto el 8 de marzo de 1979, fueron agredidas con saña. Los kurdos, gente de izquierda, comunistas revolucionarios y otros opositores al nuevo régimen fueron detenidos y muchos fueron ejecutados, entre ellos unos 5.000 prisioneros políticos en 1988. Esta despiadada represión, contra las masas de mujeres inclusive, ha continuado al día de hoy.
El objetivo de la República Islámica nunca fue romper con el capitalismo-imperialismo mundial. Era redefinir su papel dentro del Medio Oriente y del mundo, a fin de ganar margen de maniobra entre los rivales imperialistas. Al mismo tiempo, estaban decididos a reimponer las relaciones sociales y culturales tradicionales, la ideología islámica fundamentalista y el poder y el control de los clérigos.
Esto los enfrentó de diversas maneras con los imperialistas estadounidenses, y estas dos fuerzas reaccionarias y anticuadas se han enfrentado aguda y repetidamente desde entonces, al tiempo que, en ocasiones, han intentado reconstruir las relaciones.
Estados Unidos apoyó la invasión de Irán por parte de Irak en 1980, que condujo a un baño de sangre de ocho años de duración con un millón de muertes en total. Irak no prevaleció, y Jomeini utilizó la guerra para consolidar el poder y ampliar el apoyo popular a la República Islámica.
Estados Unidos ha impuesto décadas de sanciones económicas y políticas a Irán, como el bloqueo de la venta de su petróleo o la importación de bienes necesarios, lo que han afectado gravemente a la economía iraní y han causado un enorme sufrimiento. Bajo el mandato de George W. Bush (2001-2009), Estados Unidos, junto con Israel, puso a Irán en la mira para un cambio de régimen y contempló seriamente la posibilidad de hacer la guerra.
Más recientemente, en 2015, Estados Unidos y otras potencias mundiales llegaron a un acuerdo con Irán sobre su programa nuclear, que pronto fue roto por Trump, a pesar de que Irán lo había acatado. Por el momento, Estados Unidos sigue imponiendo sanciones draconianas, respaldando la agresión israelí y rodeando y amenazando a Irán en el ámbito militar. Esto ha incluido los asesinatos de altos oficiales y científicos nucleares iraníes.
Cada bando denuncia regularmente los crímenes y atropellos del otro a fin de justificar sus propios crímenes y atropellos.
El Partido Comunista de Irán (marxista-leninista-maoísta)
Los maoístas revolucionarios participaron en la revolución iraní de 1978-1979 que derrocó al Cha, o volvieron rápidamente a Irán después a trabajar para derrocar a la República Islámica. En 1981, la Unión de Comunistas Iraníes (Sarbedarán) lanzó un valiente levantamiento armado contra la RII en Amol, en el norte de Irán. Este levantamiento fue reprimido y muchos de sus participantes fueron ejecutados.
Ante este terrible revés, un núcleo de valientes y dedicados comunistas se reagrupó, sacó un balance y en 2001 formó el Partido Comunista de Irán (marxista-leninista-maoísta) (PCI [mlm]). Muy significativamente, el PCI (mlm) toma la nueva síntesis del comunismo desarrollada por Bob Avakian como su marco ideológico y político. Trabaja dentro y fuera de Irán por el derrocamiento de la República Islámica y el establecimiento de una auténtica república socialista revolucionaria en su lugar.
Este es un acontecimiento profundamente importante para el pueblo de Irán y del mundo, y hoy el PCI (mlm) está participando activamente en el trabajo para llevar adelante un verdadero movimiento revolucionario en Irán6.
Los iraníes se sublevan: 2017, 2019 y ahora
La República Islámica se ha enfrentado a diferentes oleadas de resistencia de masas desde su fundación. En 2017 y de nuevo en 2019, se produjeron protestas y rebeliones de masas en todo el país. Estas protestas fueron respondidas con una violencia brutal y asesina por parte de la RII. Los brotes de protestas de masas han seguido estallando y han crecido y se han ampliado en el último año.
Prisioneros políticos, artistas, activistas de los derechos humanos y otras personas han alzado la voz con valentía. Se han producido protestas masivas en Juzestán y otros lugares por la pobreza y la falta de agua. Profesores y sindicalistas se pusieron en huelga esta primavera. Y se ha dado una creciente resistencia contra la ley del hiyab obligatorio del régimen, con importantes protestas en junio.
Ahora, el asesinato el 16 de septiembre de Mahsa Amini, 22, a manos de la odiada “policía de la moralidad”, ha desencadenado una nueva tormenta de rebelión de masas sin precedentes. (Véase el artículo ilustrado acompañante).