Hace un año, el 25 de mayo, una manada de puercos policías en Minnesota le exprimió la vida a George Floyd durante 9 agonizantes minutos, ignorando las protestas y las súplicas desesperadas de los transeúntes.
En los 401 años que los negros llevan viviendo en América del Norte, eso no fue inusual. Al hablar de otro asesinato de una persona negra no armada por un puerco policía, en ese caso, Ramarley Graham, 18, que fue asesinado dentro de su propia casa, Bob Avakian, el arquitecto de un marco completamente nuevo para la emancipación de la humanidad, dijo:
en la manera en que Estados Unidos fue construido, y para los de arriba en este país, la humanidad del pueblo negro nunca ha contado para nada — nunca los han valorado como seres humanos, sino objetos nada más, para ser explotados, oprimidos y reprimidos.
Pero lo que sucedió a continuación fue inusual — y poderoso, bienvenido, desde hace mucho tiempo necesario y con profundas implicaciones para el potencial de una revolución real en Estados Unidos. Miles de personas en ciudades de todas partes se lanzaron a las calles para protestar. Cuando se encontraron con arrestos y salvaje violencia por parte de la policía y los fascistas reaccionarios, se negaron a dar marcha atrás; y los miles crecieron a decenas de miles y se extendieron por todo el mundo. Para cuando la ola de lucha, debate y rebelión finalmente culminara en septiembre, millones de personas habían participado, miles habían sido arrestados y algunos habían perdido la vida a manos de los puercos policías o fascistas.
Hay tres lecciones cruciales que podemos sacar de esa lucha.
Una: Hay que derrocar al sistema
Mucha gente aprendió que la supremacía blanca en exhibición tan fea durante el asesinato de George Floyd está entretejida en cada fibra de la sociedad estadounidense. E incluso aquellos que han vivido y conocido la historia racista de este país aprendieron más — de qué tan intratable que lo es y la manera en que el propio sistema capitalista-imperialista engendró la supremacía blanca.
Pero para ir más a fondo, hacia donde es necesario que vayamos, debemos reconocer que no es posible reformar este sistema que engendró la supremacía blanca. Bob Avakian lo ha dicho de esta manera:
La supremacía blanca y el capitalismo han estado totalmente entretejidos y estrechamente “articulados” a lo largo de todo el desarrollo de Estados Unidos, al día de hoy; intentar acabar realmente con la supremacía blanca y al mismo tiempo conservar el sistema del capitalismo, desgarraría todo el tejido del país. La supremacía blanca y el capitalismo — no es posible superar y por fin abolir la primera sin derrocar y por fin abolir el segundo.
Hay que derrocarlo — y reemplazarlo con un sistema completamente nuevo —la República Socialista en América del Norte— una sociedad radicalmente diferente y mejor que nos dará posibilidades de arrancar de raíz toda forma de opresión.
Bob Avakian sostiene esto de manera poderosa y científica en una serie de artículos que estamos volviendo a postear aquí con motivo del aniversario del levantamiento. Este es un camino mucho más difícil que la reforma — pero es el único camino que realmente puede acabar con este horror y ES posible.
Dos: La necesidad de contar con una dirección
Mucha gente comenzó a sentir que para superar y dejar atrás la supremacía blanca —y para dejar atrás todo un sistema que degrada, oprime y explota a las personas de tantas maneras, y que ahora está empeñado en destruir el mundo natural mismo—, se requiere una dirección.
Pero ¿qué tipo de dirección se necesita? ¿Se basa en cuántas formas diferentes de opresión uno ha vivido? ¿O qué tan bien uno ha logrado articular reformas que “dejan este sistema intacto y en el poder mientras unos pocos se benefician?”1.
UNA DECLARACIÓN, UN LLAMAMIENTO A QUE SE ORGANICE AHORA PARA UNA REVOLUCIÓN REAL lo dice de esta manera:
Para que esta revolución se haga realidad, necesitamos dirección con el método científico, la estrategia y el programa capaces de arrojar una luz en medio de la locura y el caos que este sistema crea sin cesar y capaces de forjar un camino hacia adelante para salir de esta locura hacia el mundo radicalmente nuevo que necesitamos. Y CONTAMOS CON ESA DIRECCIÓN — EN BOB AVAKIAN (BA). BA es el arquitecto de un nuevo marco general para la liberación de todos los oprimidos y para la emancipación de toda la humanidad: el nuevo comunismo. Somos seguidores de BA. Y tú también tienes que convertirte en seguidor de BA. Nunca ha existido un líder así en Estados Unidos y no existe ningún otro líder parecido en el mundo ahora. No podemos darnos el lujo de no seguir a esta dirección si alguna vez quisiéramos lograr liberarnos y poner fin a esta locura.
Durante el levantamiento revcom.us publicó artículos importantes que analizaban esto profundamente, que volvemos a postear hoy, junto con un artículo importante que posteamos a principios de 2020. Lea estos, conozca de BA y luego piense en la manera en que el párrafo anterior que citamos concluye:
No podemos darnos el lujo de no seguir a esta dirección si alguna vez quisiéramos lograr liberarnos y poner fin a esta locura.
Tres: Existen las fuerzas potenciales para una revolución
El levantamiento mostró que existe una fuerza en Estados Unidos que potencialmente podría ser convocada para una revolución. Una Declaración, un Llamamiento señala:
[E]n el verano de 2020, cuando millones de personas, de todas las razas y géneros, nos levantamos por todo Estados Unidos en justa rebelión en respuesta a los crueles asesinatos de George Floyd y Breonna Taylor por la policía, eso demostró poderosamente el potencial para una revolución. Nos apoyaron y se nos unieron millones más de personas en países de todo el mundo. Y, en el momento álgido, todo Estados Unidos, todo el mundo se vio impelido a reconocer y a hablar de la larga y continua cadena de estos asesinatos racistas y de las grandes cuestiones sobre toda la historia y la naturaleza de Estados Unidos. Sí, este poderoso levantamiento fue, a corto plazo, mal dirigido hacia un callejón sin salida por personas que trabajaban por reformas mezquinas sin sentido y que buscaban fondos para sí mismos y posiciones dentro de las estructuras de este sistema. Pero eso no cambia el hecho de que lo que se demostró fue la posibilidad y el potencial de algo mucho más grande y mucho mejor: una revolución real.
Esta no es la única fuerza para la revolución — hay personas que se preocupan y toman acciones para detener la destrucción del medio ambiente, la opresión y degradación de las mujeres y las comunidades LGBT, la persecución de inmigrantes, las guerras del imperio y otras cosas que están integradas a este sistema.
Al mismo tiempo, la forma en que esto le golpeó tan fuerte a la supremacía blanca amplió más las divisiones entre aquellos que gobiernan la sociedad; divisiones entre aquellos que quieren enmascarar la supremacía blanca y aquellos que quieren consolidarla a martillazos con aún más fuerza y con aún más descaro. Los fascistas —Trump y aquellos que lo apoyan, incluida la inmensa mayoría de las fuerzas porcinas policiales— contraatacaron y llevaron a cabo una violencia extrema. Siguen siendo una poderosa amenaza.
Una Declaración, un Llamamiento se adentra en la manera en que hay que entender esto:
Es muy probable que todo esto se intensifique cada vez más, reventando los lazos que han mantenido las cosas articuladas bajo este sistema y que han hecho aún más profundas las divisiones en toda la sociedad, inclusive dentro de las instituciones de poder. Esto podría llevar a algo muy malo — o a algo muy bueno, SI actuáramos de la manera en que tenemos que hacerlo en estas circunstancias poco comunes y luchamos para llevar las cosas hacia donde tienen que ir.
Y explica en qué consta “actuáramos de la manera en que tenemos que hacerlo” y que —al organizarse de la manera que se llama a hacer en ese folleto— realmente podemos hacer una revolución. En ese caso y únicamente en ese caso, la visión y la meta que surgieron en el hermoso levantamiento de dejar atrás un mundo de supremacía blanca, un mundo en que miles de millones de personas en todas partes son tratados como menos que humanos, por fin se podría realizar.
Organizar a las personas en esta revolución implica difundir el mensaje de la revolución a personas de todo tipo —no solo donde haya protestas y rebeliones contra la opresión y la injusticia, sino en todas partes— difundir el mensaje de la revolución y juntar personas (en vivo y virtualmente) para bregar sobre por qué hace falta una revolución real, lo que dicha revolución supone y qué tipo de sociedad se propone. Esto ayudará a las personas que están empezando a conocer la revolución a que ellas mismas se conviertan en organizadores para esta revolución y que recluten a cada vez más personas para que hagan lo mismo. Sobre esta base, y por medio de la acción colectiva de crecientes filas de la revolución en la forma de una fuerza cada vez más poderosa, será posible atraer y organizar a las cantidades de personas necesarias, y acumular la fuerza necesaria, para estar en la posición de hacer lo que hay que hacer.
Si TÚ marchaste...
Si tú marchaste, si luchaste, si estuviste inspirado — pues haces falta ahora. A un año, el verdadero trabajo queda por hacerse. Hacer la revolución — y organizarse ahora para hacerla. Esta revolución ES posible. De hecho, las condiciones de hoy —por peligrosas que sean— podrían madurarse y convertirse en una situación en la que finalmente se podría poner fin a una situación en que este sistema tiene la rodilla en el cuello de miles de millones de personas todos los días.
Para citar a BA, de su declaración al fin de la primera semana del hermoso levantamiento:
La revolución, ¿por qué deberíamos conformarnos con algo menos?