La situación avanza velozmente — los fascistas en el poder están decididos a abrumar, dividir, aplastar y desmoralizar rápidamente a aquellos que se les opongan.
Es necesario movilizar a todas las personas decentes, en cantidades que crezcan rápidamente, y movilizar a otras, para que se conviertan a mayor ritmo en millones que se alcen, unidos en su determinación de hacer surgir una situación política en que este régimen ya no pueda permanecer en el poder.
Bob Avakian, del mensaje de las redes sociales Revolución #113, “Los fascistas de Trump y MAGA hubieran estado del lado de la Confederación esclavista en la Guerra Civil, en la lucha por mantener, y expandir, la esclavitud”.
La semana pasada, la Corte Suprema de los Estados Unidos dominada por fascistas votó 9-0 que la administración Trump debiera “facilitar” el regreso a los Estados Unidos de Kilmar Armando Ábrego García. García, un originario de 29 años de El Salvador y padre de tres hijos, huyó de la violencia de las pandillas en su país y buscó asilo en los Estados Unidos en 2011. En 2019, un tribunal de inmigración ordenó que García NO pudiera ser enviado de regreso a El Salvador.
No obstante, en marzo, los agentes de ICE detuvieron su automóvil, y en cuestión de días, y sin ninguna audiencia, estaba en un avión con otros hombres deportados rumbo a la prisión de tortura de Cecot de El Salvador. El gobierno de los Estados Unidos admite que fue un “error” enviarlo allí. Pero ante las reiteradas órdenes de los tribunales inferiores para traerlo de regreso, el régimen de Trump ha afirmado que es imposible hacerlo.

Rechazar el Fascismo sostuvo una protesta con un grupo relativamente pequeño pero apasionado de unas pocas docenas de personas lunes, 14 de abril, en la Plaza Farragut, cerca de la Casa Blanca. Hicimos que nuestras voces se escucharan por la libertad de Kilmar Ábrego García y muchos otros miembros de la comunidad inmigrante que han sido enviados inconstitucionalmente a un campo de concentración en otro país. Foto: RefuseFascism.org

El fallo de la Corte Suprema de que Estados Unidos debe “facilitar” el regreso de García se redacta con tapujos y poca claridad sobre qué debería hacer exactamente Estados Unidos. Pero estaba claro que el fallo significaba que Trump debiera tomar algunas medidas para recuperarlo. Pero en una reunión pública hoy en la Casa Blanca con el dictador salvadoreño Nayib Bukele, Trump y los miembros clave del gabinete dejaron en claro que no harían nada en absoluto para llevar a García a casa.
Para colmo, Trump, el secretario de estado, Marco Rubio, la procuradora general Pam Bondi y el estrecho asesor Stephen Miller se turnaban para que se regodearan en su desafío, calumniaran a García y afirmaran que lo único que tenían que hacer era alegar que García era “un maloso”, un miembro de una pandilla, un “terrorista”, sin tener ninguna evidencia al respecto y sin que ningún tribunal examinara esas acusaciones, y esto fuera suficiente para que encerraran a García en una mazmorra en otro país y lo mantuvieran allí por el resto de su vida.
Y Trump conversó abiertamente con Bukele sobre la posibilidad de construir una serie de cárceles en El Salvador, a las que Trump podría deportar a grandes cantidades de “malosas”, ¡ciudadanos estadounidenses y no ciudadanos por igual!
Stephen Vladeck, profesor de derecho en la Universidad de Georgetown, dijo que esta afirmación de que “el gobierno puede desaparecer a las personas a otro país sin el debido proceso y sin responsabilidad por lo que sucede después” equivalía a “una crisis del estado de derecho. Si el gobierno puede hacerlo a Ábrego García, pueden hacerlo a cualquiera”.
Eso no es exageración, esto realmente está abriendo las puertas de un infierno nazi.
Y para colmo, más allá de “simplemente” triturar el derecho al debido proceso para todos los que se encuentran en los Estados Unidos, Trump y su pandilla ahora afirman abiertamente que él mismo no está sujeto a las órdenes judiciales. Como Bob Avakian señaló en su e-mensaje Revolución #113: “Insisten en que están por encima de la ley y, al mismo tiempo, en que Trump es ley”. Como a menudo se señala, los tribunales no tienen un “ejército” con el que ejecutar sus decisiones. Como los fascistas de Trump controlan al Congreso, esto significa que no hay fuerza en las estructuras gobernantes de los Estados Unidos que puedan impedir que Trump haga algo.
Esta es una crisis constitucional a una escala que no se ha visto desde la Guerra Civil en los Estados Unidos en 1861, y un momento en el que todos tienen que decidir cuál posición sostienen y qué van a hacer.
Para citar nuevamente algo crucial de Bob Avakian de Revolución #113:
Es necesario movilizar a todas las personas decentes, en cantidades que crezcan rápidamente, y movilizar a otras, para que se conviertan a mayor ritmo en millones que se alcen, unidos en su determinación de hacer surgir una situación política en que este régimen ya no pueda permanecer en el poder.
Estén atentos a Revcoms.us a medida que se desarrollan las cosas.