A los miembros del personal del Congreso, a las personas dentro de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (AID), a los antiguos voluntarios del Partido Demócrata, a los delegados y a otros individuos:

Es importante que ustedes hayan alzado la voz en contra de los crímenes de guerra de su propio gobierno. Que, corriendo un verdadero riesgo personal, hayan tenido el valor de denunciar la matanza salvaje y totalmente desproporcionada de civiles palestinos por parte de Israel, con el apoyo total del gobierno estadounidense. Que se hayan negado a permanecer en silencio y a ser cómplices, ante el desenvolvimiento de este genocidio.

Lo que ustedes han hecho importa. Dado el papel de Estados Unidos en el apoyo a Israel —en los ámbitos militar, político y económico— ahora y desde hace décadas, la gente en Estados Unidos tiene una responsabilidad especial de alzar la voz contra los crímenes de nuestro propio gobierno. Y cuando este papel se juega desde dentro del gobierno y los organismos de Estados Unidos, ejerce un peso poderoso. Esto contribuye a la resistencia que hace falta que se extienda, llegando a todos los rincones de la sociedad, con el grito rotundo de ¡Alto a la guerra genocida israelí contra Palestina con el apoyo de Estados Unidos! ¡No en nuestro nombre!

Al mismo tiempo, su justa indignación contra este crimen de guerra tiene que ir más allá... y tiene que ir más a lo hondo hacia las verdaderas causas.

Les han dicho toda la vida que “Estados Unidos es una fuerza para el bien en el mundo. Sí, quizá tenga defectos. Sí quizá haya hecho cosas malas. Pero”, les dicen, “es el mejor vehículo para ‘luchar por los derechos humanos’ alrededor del mundo”. Y que la mejor manera de hacer el cambio que ustedes quieren ver es “trabajar desde dentro”.

Pero, ¿es eso cierto? ¿Realmente es cierto? ¿O es una mentira? Una mentira cuyo delgado barniz se está haciendo añicos con cada bomba estadounidense lanzada sobre hogares y escuelas palestinos, y cada bebé palestino hecho pedazos.

¿Cuál es la realidad?

Estados Unidos se asienta encima de un sistema global del capitalismo-imperialismo, un sistema de brutal explotación y opresión. Y no, eso no es retórica ni palabrotas ni jerga. Es una descripción científica.

El capitalismo es un sistema cuya división opresiva de trabajo hoy es internacional. Esto implica redes de explotación brutal, contra personas —entre ellas más de 160 millones de niños¹— que trabajan como esclavos en maquiladoras, minas y tierras de cultivo, en su mayoría en países del “tercer mundo” o el “Sur Global” (a lo largo de África, Asia y América Latina), todo ello al servicio y en beneficio de las necesidades de los países imperialistas, entre los cuales Estados Unidos se esfuerza a arañazos por mantenerse en la cima.

Todo ello se impone mediante la violencia y el terror a escala mundial: guerras, invasiones injustas, golpes de estado, escuadrones de la muerte, bombas, armas químicas y tortura. Y, como ustedes probablemente sepan, cuenta con el respaldo de 750 bases militares estadounidenses en más de 80 países. Por no hablar de la naturaleza ecocida de este sistema que sólo puede tratar los recursos preciados y finitos de nuestro planeta como externalidades de usar una vez y echar a la basura.

Si Estados Unidos no hace valer violentamente su capacidad de controlar y dominar a países y regiones enteras, pues otros países intervendrán en su afán competitivo por llegar a la cima. Esto es lo que estamos presenciando ahora mismo con la rivalidad intensa y francamente muy peligrosa entre Estados Unidos, Rusia y China, una contienda entre potencias con armamento nuclear que amenaza a la existencia misma de la humanidad.

En esta pugna por el control mundial, Israel desempeña un papel esencial como bastión fuertemente armado de apoyo a los intereses imperiales de Estados Unidos en la región estratégica del Medio Oriente. Por eso —y no por el cabildo israelí ni los políticos codiciosos— en 1986 Biden dijo: “Si no existiera Israel, Estados Unidos de América tendría que inventar un Israel para proteger sus intereses en la región”. Por eso ¡todas las figuras políticas importantes llevan décadas dando su apoyo total a Israel! Y debido a eso, incluso la mayoría de los “héroes progresistas” de ustedes apoyan a Israel, a pesar de unas pocas palabras de simpatía hacia los muertos palestinos, cuyo número de muertos conocidos asciende ahora a más de 14.000, junto con 7.000 desaparecidos, ¡muchos de los cuales están enterrados bajo los escombros!

La naturaleza genocida de Estados Unidos

El apartheid respaldado por Estados Unidos y la matanza del pueblo palestino no es una anomalía de la naturaleza de Estados Unidos, es una concentración de esa naturaleza. Muchos de ustedes han calificado con razón de genocidio del pueblo palestino lo que Estados Unidos está apoyando en Israel.

Un miembro del personal del Congreso escribió: “Tengo una maestría en Derechos Humanos Internacionales, con especialización en derecho y seguridad. Básicamente estudié crímenes de guerra y genocidio. Y ahora estoy atrapada en un trabajo en el que soy cómplice de un maldito genocidio porque tengo que pagar los préstamos estudiantiles que me concedieron para obtener dicho título. Esto me revuelve el estómago”.

Esto es importante, y volveré sobre lo que significa cumplir en toda su extensión con su sentido de la moralidad.

El respaldo al genocidio de palestinos por parte de Israel no es la primera guerra genocida de Estados Unidos. No es que Estados Unidos se fundara sobre el genocidio de los pueblos indígenas nada más, sino que ha llevado a cabo repetidamente guerras que entran en la definición legalmente aceptada de matanza genocida. En Las Filipinas en 1899-1902 (entre 250.000 y un millón de filipinos asesinados), en Corea en 1950-1953 (entre tres y cinco millones de coreanos asesinados), en la guerra de Vietnam con más de tres millones de muertos, en el golpe de estado de 1965 en Indonesia respaldado por la CIA que causó al menos 500.000 y quizás más de un millón de muertos, en los escuadrones de la muerte en Guatemala a principios de los años 1980 que dejaron a 75.000 muertos², en su inmensa mayoría indígenas mayas... por nombrar sólo algunas.

Este es el tan cacareado “orden basado en reglas” construido por Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, que ha sido regado con la sangre de al menos ocho millones de personas asesinadas directamente por las guerras de Estados Unidos, o por aquellas respaldadas con ayuda, entrenamiento y armamento de Estados Unidos.

La verdad empapada de sangre bajo la tapadera de “libertad y democracia”

Los portavoces de este sistema —los políticos, los expertos y los medios de comunicación— tapan todo esto con la mentira de que Estados Unidos trae “libertad y democracia”. Confían en que la gente esté demasiado cómoda con el botín del imperio como para examinar con seriedad en qué se basa realmente. En el caso de Israel, se basa en el robo de tierras, la matanza indiscriminada y el terror, las condiciones parecidas al apartheid para los palestinos durante más de 75 años y las armas nucleares. Biden les dice a ustedes que Estados Unidos está librando una batalla mundial por la “democracia frente a la autocracia”, mientras que actualmente respalda a los estados brutalmente represivos de Israel, Arabia Saudita, Egipto y otros. Esto, junto con toda una historia de instalación de estados represivos por medio de golpes de estado e invasiones desde Indonesia hasta Irán, desde Brasil hasta Haití y en muchos otros países por todo el mundo.

No se trata simplemente de una hipocresía despiadada y cruel, aunque lo sea. En lo más fundamental, es un reflejo de que, como dijo hace poco el líder revolucionario y pensador Bob Avakian (BA):

Lo que motiva a Biden y a los demás —lo que éstos quieren decir con los “intereses nacionales” y los “intereses de seguridad” de Estados Unidos— no es una preocupación por la vida o los derechos de las personas, en ninguna parte, sino los intereses asesinamente opresivos del imperio estadounidense empapado de sangre, intereses los cuales están preparados para imponer con una violencia genocida e incluso ante el peligro de aniquilar la existencia humana.

Estados Unidos está librando una batalla global por sus intereses imperialistas — y está intentando conseguir que ustedes se alineen tras ella con palabras almibaradas, delirios “democráticos” y la noción perversa del “excepcionalismo estadounidense”. Es un mérito de ustedes que se hayan negado a hacerlo en el atroz caso de Israel. Pero es su responsabilidad examinar más a fondo y buscar soluciones reales.

SÍ que existe una salida a la locura

Ahora bien, aquí hay una verdad dura, pero en última instancia liberadora. La única solución a esta pesadilla —la única manera de poner fin al impulso de este sistema hacia guerras y matanzas— es una revolución para derrocar este sistema, y reemplazarlo por un sistema fundamentalmente diferente y mucho mejor.

La declaración de los revcom, Necesitamos y Exigimos: Una forma completamente nueva de vivir, un sistema fundamentalmente diferente, pone de manifiesto:

Una forma completamente diferente de vivir es posible: una manera completamente diferente de organizar la sociedad, con una radicalmente diferente base económica y sistema político, relaciones emancipadoras entre las personas y una cultura edificante — todo ello con la orientación de satisfacer las necesidades básicas y cumplir los intereses más elevados de las masas de personas.

Con la urgencia que requiere la situación,

DECLARAMOS Y EXIGIMOS:

Es necesario abolir y desmantelar el sistema capitalista-imperialista y las instituciones de gobierno existentes en Estados Unidos — y reemplazarlos por un nuevo sistema socialista basado en la CONSTITUCIÓN PARA LA NUEVA REPÚBLICA SOCIALISTA EN AMÉRICA DEL NORTE.

Sobre esta base:

El nuevo gobierno socialista no desarrollará ni utilizará armas nucleares y dará pasos concretos y luchará decididamente por abolir las armas nucleares en todas partes, con el objetivo final de abolir finalmente las guerras entre seres humanos, con la abolición del sistema capitalista-imperialista, y todos los sistemas y relaciones de explotación y opresión, que son la base de las guerras. Este nuevo gobierno socialista tomará acciones, de manera rápida, sistemática y efectiva, para abordar la crisis ambiental ya aguda y que se acelera rápidamente, con el objetivo de crear un mundo donde la humanidad de veras pueda ser el guardián digno de la tierra.

La revolución para crear esta sociedad no sólo se necesita con urgencia, sino que es posible. Y nos encontramos en unos momentos en que esta revolución —incluso en este poderoso país— se ha vuelto más posible.

¿Cuáles son nuestras opciones?

Muchos de ustedes están angustiándose con razón sobre el futuro — las elecciones de 2024 con los republicanos decididos a instalar el fascismo total por un lado, y por el otro lado, los demócratas están llevando adelante esta guerra genocida mientras se enfrentan agresiva y peligrosamente con Rusia y China.

Como escribió un antiguo miembro de la campaña de Biden de 2020 y del equipo de administración de Biden: “Sí, sigo viendo a Trump como un fascista. Sí, todavía veo la potencial segunda presidencia de Trump como inherentemente más peligrosa que un segundo mandato de Biden. Pero, en términos morales no puedo justificar trabajar para alguien que está apoyando a una masacre, alguien que está tan fuera de contacto con el papel de Israel en un genocidio como lo está él. Puedo emplear mejor mi tiempo trabajando y promoviendo una causa genuina. No soy sólo yo. Conozco a mucha gente de la administración-Casa Blanca y de la campaña que sienten exactamente lo mismo: un conocimiento de lo cerca de nosotros que está el fascismo, y no obstante, una negativa a cruzar las líneas morales de trabajar para la campaña de una administración que está levantando activamente un genocidio”.

Esto es importante: dejarse atrapar en la BEB —la Basura Electoral Burguesa— y elegir entre un partido del fascismo y un partido de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad no es una opción moral.

¡Pero tampoco es nuestra única opción! La verdadera opción no está entre el fascista a ultranza Trump y el criminal de guerra Biden. La verdadera opción está entre este sistema, y la revolución que se necesita para derrocar este sistema.

Se trata de una revolución a la cual ustedes deberían entrarle y con la que deberían conectarse. Esta revolución no es una fantasía lejana. La sociedad está desgarrándose y no se recompondrá sobre la base de la “forma habitual” en que han sido las cosas — la que siempre estuvo llena de opresión y terror. La crisis y las profundas divisiones en la sociedad pueden resolverse únicamente por medios radicales, de un tipo u otro — ya sean medios radicalmente reaccionarios, asesinamente opresivos y destructivos, o medios revolucionarios radicalmente emancipadores.

Y dentro de la extrema inestabilidad política, y las profundas divisiones —a lo largo de la sociedad y en las más altas esferas del poder— existe el potencial de arrancar un futuro revolucionario. En el caso de que exista una fuerza creciente para la revolución que luche por romper el modo de pensar de la gente con los confines aplasta-almas de este sistema... y organizar a las masas en esta revolución.

Existen una estrategia y un plan para la revolución. Existe un análisis panorámico de la forma en que se podría arrancar la revolución a estas tormentas que se intensifican. La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte contiene una visión panorámica, un plano concreto y una base firme para la manera de manejar una sociedad y un sistema totalmente nuevos. Existe una fuerza a la que ustedes pueden unirse. Existe una dirección para esta revolución en Bob Avakian, el autor de esta Constitución y quien ha desarrollado el nuevo comunismo, un marco para la emancipación humana.

Unas palabras sobre este líder: Bob Avakian es totalmente distinto a todos estos políticos y expertos de este sistema — ya sean malintencionados cínicos o personas aparentemente sinceras. Todas estas personas —a las que se les dice a ustedes que deban recurrir y seguir— no ven más allá de los confines de este sistema horroroso. En oposición a todo esto, Bob Avakian (BA) es un revolucionario. Él reconoce que: “No hay nada menos realista que la idea de transformar este sistema mediante reformas en algo que se acercara a cuadrar con los intereses de la gran mayoría de la gente y a fin de cuentas de la humanidad en general”.

Él se niega a conformarse con algo menos que lo que se requiere para la emancipación de la humanidad, está de todo corazón, sin transigir, por la revolución que esto requiere y dice las cosas como son. Si ustedes quieren saber quién es BA, lo que lo ha formado y elevar sus propias aspiraciones a una forma completamente diferente de mundo que podría existir, vean las Entrevistas que él concedió el año pasado en El Show RNL — ¡Revolución, y Nada Menos!.

Si ustedes no han explorado a fondo la obra de BA, especialmente la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, no pueden decir que “no hay alternativa” a trabajar dentro de este sistema. Esta Constitución es una aplicación viva del nuevo comunismo que cristaliza las profundas lecciones extraídas de la primera etapa de la revolución comunista — los tremendos avances, y los errores, incluso los errores graves.

Si ustedes no han explorado a Bob Avakian, no tienen bases para sostener que otro mundo no es posible o que no es posible hacer una revolución en Estados Unidos. Y se están negando a sí mismos, y a la humanidad, la única salida cuando el futuro de veras pende de un hilo.

De nuevo, de Bob Avakian:

Nosotros, la gente del mundo, ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas dominen al mundo y determinen el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes. Y es un hecho científico que no tenemos que vivir así.