“NO SE PUEDE VIVIR CON EL FASCISMO DE TRUMP”. @refusefascism
Rechazar el Fascismo ha venido convocando a que la gente se congregue en Washington, D.C. en una protesta sostenida, no violenta, pero decidida, con el objetivo de expulsar del poder al régimen fascista de Trump. Al pensar en esto, una persona hizo una observación muy relevante, con una variación (o, en realidad, una inversión) de la frase común en los deportes, sobre un jugador muy talentoso o un equipo dominante (“No es posible detenerlos, sólo es posible esperar a contenerlos”), aplicada al régimen fascista de Trump: “No es posible contenerlos, sólo es posible ponerles un ALTO”. (“Detener” en este caso significa sacar — expulsar).
Esto capta la esencia de la lucha ideológica que es necesario librar con las masas de gente decente que aborrecen vigorosa y visceralmente (y que en cantidades significativas resisten activamente) diversos atropellos perpetrados por el régimen fascista de Trump, pero que todavía no han sido convencidos de que todos esos atropellos son parte de una orientación integral para transformar la sociedad, de una manera rápidamente acelerada, sobre una base realmente fascista (no simplemente “autoritaria” en abstracto).
Cabe volver al llamamiento original de Rechazar el Fascismo para el 5 de noviembre:
El Régimen Fascista de Trump es ilegítimo. Lo que está exigiendo que nos volvamos es inescrupuloso. En cada nivel de la sociedad, en cada institución, decenas de millones de nosotros lo sabemos de corazón. Si nos atreviéramos, podríamos derrotar a un horror que amenaza a la propia sobrevivencia de la humanidad. Si ni siquiera lo intentáramos, las generaciones del futuro —en el caso de que existan— no nos perdonarán jamás.
El Régimen Fascista de Trump viene triturando el estado de derecho. Se burlan del debido proceso legal. Desaparecen a inmigrantes y otras personas de color en campos de concentración brutales. Resucitan agresivamente la supremacía blanca genocida. Revocan no solamente lo que se ganó en la lucha de los años 1960, sino lo de la Guerra Civil y la Reconstrucción. Esclavizan a las mujeres por medio de la brutalidad y la sofocación de la maternidad forzada. Borran a la gente LGBT. Pisotean los derechos democráticos. Violan las leyes internacionales. Despliegan ilegítimamente las fuerzas armadas en el suelo estadounidense. Agreden y amenazan a políticos y jueces. Allanan el camino para un terror ilimitado contra el pueblo. Aceleran el colapso climático. Recortan la ciencia y la medicina, lo que cobrará millones de vidas. Merman el acervo de conocimientos de la humanidad. Destruyen la verdad. Ahogan el razonamiento. Subyugan las artes ante la crueldad y la conformidad del fascismo. Ponen en la mira todo lo que es decente, moral y bueno. Todo al antojo de un demente tirano degradado.
Esperar hasta que pase todo esto no es más que una falsa ilusión. Cada vez que se adapte a esto —incluso en nombre de preservar tantita capacidad de hacer tantito bien— sólo aumenta la exigencia del régimen de aún más sumisión servil. Cada vez que capitulen — las universidades, bufetes de abogados, agencias—, sólo se agrava su insaciable sed de rehacer toda la sociedad a su grotesca semejanza.
Esto es el FASCISMO. Una forma diferente del gobierno brutal. No es posible acomodarse a ello. Hace falta derrotarlo.
Las elecciones serán muy tarde. Además, ninguna persona honrada puede creer que el tirano que instigó y después perdonó a los golpistas del 6 de enero vaya a respetar las elecciones en que pierda.
Lo que enfrentamos con las masas de gente decente se puede concentrar de esta manera: cifran sus esperanzas en que en realidad estamos equivocados en todo esto (en esencia, lo que está en juego con el fascismo de Trump y MAGA y lo que se necesitará para derrotarlo).
Creo que esta es la batalla ideológica general y crítica que es necesario librar, y ganar, con un número cada vez mayor de personas decentes, aun cuando aquellos a los que efectivamente se ha ganado a una comprensión básica de esto siguen estando movilizados.
Al mismo tiempo, existe una relación dialéctica entre estas dos dimensiones decisivas de las cosas: en todo momento, movilizar a todos los que se pueda movilizar, sobre la base de la unidad en torno a una gran demanda unificadora (¡Que se largue YA el régimen fascista de Trump o, en abreviación, Que se largue Trump YA!), mientras se continúa librando la lucha ideológica, lo más ampliamente posible, en torno a la cuestión decisiva: lo que está en juego para la humanidad y lo que se necesitará para expulsar realmente a este régimen fascista. Creo que el movimiento en torno a Rechazar el Fascismo, en que participan personas de diferentes perspectivas, tiene que convencer cualitativamente a más gente para actuar sobre la base de esa única demanda unificadora mientras trabaja para profundizar la comprensión de aquellos que sí captan el verdadero carácter de lo que enfrentamos.
También parece que se debería hacer un llamamiento a que cada participante se convierta en organizador de los demás. En otras palabras, a todos los que han estado participando en la movilización del 5 de noviembre en Washington, D.C., y/o en cualquiera de las otras movilizaciones ahí, hay que llamarlos activamente (y ayudarlos, en términos de orientación básica, materiales clave, etc.) a convertirse en organizadores en marcha, trabajando para activar a muchas más personas, en la propia Washington, D.C. y de otras partes del país, para que formen parte de la lucha histórica, no violenta pero decidida para expulsar realmente a este régimen fascista.