Revcom.us: ¿Podría hablarnos acerca de la Rebelión Científica y lo que hicieron el 6 de abril?
Rose Abramoff: Rebelión Científica es una organización no violenta de acción directa. Y ayer, el 6 de abril, celebraron un día de acción. Es una especie de respuesta a la publicación del informe del grupo de trabajo III del GIEC [El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático], porque Rebelión Científica filtró una versión de ese informe, y esa versión filtrada representa la versión que los científicos compilaron y revisaron.
Y en realidad yo fui una revisora técnica del informe del GIEC, pero me centré mucho más en el grupo de trabajo I, que es la base de la ciencia física. Pero esencialmente, el grupo de trabajo III se centra en los pasos necesarios para mitigar el cambio climático. Y, por lo tanto, es uno de los más poderosos porque... creo que si alguien escuchó al secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, resumir sus sentimientos acerca de lo que publicó el grupo de trabajo III, donde básicamente dijo que estamos jodidos si no tomamos medidas... [El informe del Grupo de Trabajo III del GIEC] básicamente dice: no estamos en absoluto en el camino de [mantener] el calentamiento por debajo de los 1,5 grados Celsius, eso es funcionalmente imposible.
A estas alturas tendríamos que alcanzar el máximo de emisiones en unos dos años y medio, lo que ningún gobierno tiene ni una remota posibilidad de poder hacer. O incluso de mostrar interés en hacerlo; estamos construyendo más infraestructura de combustibles fósiles, y no podemos hacer eso en absoluto. En realidad tenemos que desmantelar alguna infraestructura de combustibles fósiles. Porque la infraestructura existente cumple completamente, y luego excede un poco, el presupuesto de carbono que tenemos para estabilizarnos en 1,5 [grados Celsius de calentamiento por encima de los niveles preindustriales]. Y por eso muchos de los activistas con los que trabajamos, como la acción en la que participé en Washington, D.C., que tenía un grupo de activistas en torno a los oleoductos, protectores indígenas del agua, que han estado luchando con uñas y dientes para evitar que se construyese nueva infraestructura de combustibles fósiles.
Revcom.us: ¿Y podría decirnos un poco sobre su trabajo como climatóloga, de lo que hace?
RA: Sí; soy una científica en la plantilla de un gran laboratorio nacional, y es muy importante notar que no hablo en representación de ellos; estoy hablando en mi propio nombre. Pero sí, en ese laboratorio de investigación, principalmente hago modelos de simulación y modelos estadísticos, de cómo el calentamiento global y el uso de la tierra cambian, y otros cambios en el sistema climático, incluyendo cómo las sequías afectan el ciclo del carbono. Así que, ¿cuánto dióxido de carbono están liberando las plantas y el suelo? ¿Cuánto carbono puede absorber y almacenar el suelo? ¿Y por cuánto tiempo se puede almacenar y cuál es la capacidad máxima de ese almacenamiento natural de carbono?
Es muy divertido e interesante. También he realizado trabajos de campo y de laboratorio en el pasado en diferentes ecosistemas. Pero hoy en día, hago mucho más modelando de simulación, simplemente porque hay conjuntos de datos realmente grandes y un montón de redes pesadas e instrumentación que recaban datos automáticamente. Por lo tanto, hay una especie de exceso de datos con los que trabajar, si uno tiene la voluntad...
Revcom.us: ¿Y cuál es la relación entre su trabajo como climatóloga y su decisión de dar un paso adelante y tomar la iniciativa que tomó el 6 de abril con la Rebelión Científica?
RA: Bueno, ha ido creciendo a más con el tiempo. Yo estudié biología en mi licenciatura. Y tomé alguna clase de ciencias ambientales a veces. Y pensé, fíjese, que la Tierra era interesante. Y me interesaba estudiar sus varios ciclos. De alguna manera siempre he estado estudiando diferentes aspectos del cambio climático. Antes era vinculado con la cantidad de carbono que se asigna a las raíces de las plantas. ¿Cómo afecta el calentamiento a la salida de las hojas en primavera y a los tiempos de floración? Por lo general [el calentamiento] hace que estas cosas sucedan cada vez más temprano. Y así, siempre me interesaba en cómo el mundo estaba cambiando y cómo lo cambiaban los seres humanos. Creo que la diferencia es que en ese entonces era una especie de interés académico.
Y siento que ésta es una trayectoria en la que se encuentran muchos científicos: comenzamos desde un punto de interés académico, e inicialmente tenemos un muro realmente sólido construido entre las cosas que estudiamos, cosas que son intrínsecamente aterradoras, y las tendencias que estamos viendo, y cómo nos sentimos al respecto. Porque cuando, por ejemplo, estoy charlando con mis colegas al lado del enfriador de agua, todos mis colegas tienen sentimientos. Todos son personas. Están realmente frustrados, sufren de ansiedad, tienen pena, por todo lo que hemos perdido y lo que esperamos ver en el futuro. Pero muchos de mis colegas no están dispuestos a expresarlo públicamente, debido a esta idea de que se supone que los científicos deben permanecer neutrales en todo. Y yo antes estaba de acuerdo con esa afirmación. Pero he llegado a pensar de manera diferente con el tiempo. Ahora entiendo básicamente el hecho de que “científico” no es toda la identidad de uno, ¿verdad? Es un trabajo. Es lo que uno hace. Pero también uno es una persona con derechos inalienables a la libertad de expresión, alguien que tiene sentimientos y pensamientos y tiene ansiedades. Y creo que los científicos, más que los demás, necesitan dar voz a lo que saben, y cómo se sienten al respecto.
Porque si no actuamos como si esto fuera una emergencia, si sólo mantenemos una actitud de mucha calma, y estamos escribiendo nuestros artículos, y escribiendo nuestros informes, nadie nos va a creer que ésta es una crisis tan urgente. Y creo que esa es una de las cuestiones del informe del GIEC. Escribimos este informe, que detalla el fin del mundo de la forma más aburrida posible. Miles de cuartillas. Sin querer menospreciar el informe del GIEC. Es bueno, es ciencia sólida. Pero todo lo que está haciendo que nos friqueemos a mí y a Peter Kalmus [el compañero climatólogo y participante en Rebelión Científica] está respaldado por hechos de ese informe, que son sólidos y revisados por pares, y se basan en miles de científicos y décadas de investigación. Pero está escrito de manera tan seca que cuando se entrega esa información a la gente tal y como está escrita, no se nota que estamos hablando del potencial fin de la habitabilidad de sistemas muy importantes sobre nuestro planeta. Eso no se transmite. Y así, realmente creo que la gente necesita ver a los científicos en las calles friqueándose, para que sepan que esto es real. No lo estamos inventando. Y no estamos exagerando.
Revcom.us: Y en cuanto a dar un paso adelante y la escalada de las acciones, la voluntad de arriesgarse, y de salirse de los límites normales de la protesta o de abordar los agravios haciendo estas formas de desobediencia civil no violenta, ¿qué vínculo hay entre esto y los objetivos de Rebelión Científica y el movimiento climático en general?
RA: Creo que Rebelión Científica eligió la acción directa no violenta como táctica porque tiene un legado histórico de ser realmente eficaz en generar mucha atención y conseguir que preste atención el gobierno, con relativamente pocas personas que tienen creencias fuertes.
Mi respuesta personal a esa pregunta de por qué usamos la acción directa no violenta, es esencialmente que me da la impresión de que he probado absolutamente todo lo legal. Y no parece haber movido la aguja. No veo que ninguno de los otros esfuerzos legales que he hecho haya teniendo ningún efecto sobre este resultado general. Tal vez haya efectos incrementales que no veo. Pero tenemos dos años y medio, todos estamos frustrados, no se está haciendo nada. Así que, para mí, ya es hora de subir las apuestas. O sea, estoy simplemente tratando de hacer algo.
Revcom.us: Y en relación con eso, mi última pregunta principal tiene que ver con la acción, o la inacción, del gobierno y la emergencia climática. ¿Están actuando los gobiernos de una manera que esté a la altura de la gravedad de esta emergencia? ¿Y hay estados y gobiernos específicos a los cuales es necesario singularizar en este respecto? Y, en general, ¿podría hablar un poco sobre lo que ve como algunas de las transformaciones y acciones que necesitan tomarse?
RA: Sí. La respuesta a su primera pregunta es no, ni siquiera un poco. La respuesta a su segunda pregunta es, sí, claro que sí. O sea, desde luego hay países con emisiones elevadas, y hay algunas corporaciones con emisiones elevadas en las que también quiero pensar por separado, porque de alguna manera, algunas corporaciones son básicamente un país en sí.
Pero sí, hay gobiernos con emisiones elevadas. Estados Unidos es uno de los peores. China es un gobierno con emisiones elevadas. Básicamente, todas las potencias del mundo son gobiernos con emisiones elevadas. La gente que desarrolla combustibles fósiles; o sea, Rusia es un claro ejemplo en la mente de todos. Y la mayoría de los gobiernos que están en el mundo que más luchan, que son los más pobres y que tienen menos recursos, son los que no deben de preocuparnos tanto, diría yo.
Una pregunta tipo “hombre de paja” que me hacen a menudo es: ¿Qué pasa con la sobrepoblación? O sea, ¿y si simplemente dejamos de tener bebés? Y mi respuesta es: primero, que ya de alguna manera lo estamos haciendo y los países que tienen altas tasas de fertilidad en este mero momento tienen emisiones de carbono insignificantes; realmente no están contribuyendo a esto, al cambio climático, o su contribución ha sido de unas muy pocas personas extremadamente ricas que tienen emisiones extremadamente elevadas per cápita. Y esto es donde realmente tenemos que centrarnos. Somos muy pocos los que representamos una parte relativamente grande de las emisiones. Y estamos haciendo cosas que en realidad no son necesarias.
Creo que ni siquiera a la altura de la idea holística de la abundancia, y del lujo. La gente siempre ha dicho: “Ah, no, no puedo, yo no tendría mi iPad”. Y en primer lugar, probablemente todavía podría tener su iPad. Pero en segundo lugar, ¿se necesita un iPad para ser feliz? ¿Es comprar y luego tirar mil iPads —que es una forma en que se mide el PIB— es esa una buena medida de la verdadera riqueza y abundancia, felicidad, satisfacción y suficiencia? Yo diría que no. Y creo que la mayoría de la gente diría que no si se piensa en ello. Quizá esta idea de las cosas que podemos comprar y luego tirar no sea la mejor medida de lo que tenemos — y tal vez hay formas alternativas de valorar las cosas que sí son de valor.