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Crimen Yanqui Caso #19: El escándalo de la División Rampart del DPLA, 1996-2000: Asesinato, terror y cargos falsos de la policía — y la conspiración para dejar a los policías en la impunidad

Bob Avakian escribe que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver "3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor").

En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.

La lista completa de los artículos de la serie Crimen Yanqui

EL CRIMEN:

En 1999, se reveló que la División Rampart del Departamento de Policía de Los Ángeles (DPLA) y CRASH, su unidad anti-pandillas de élite (Recursos de la Comunidad Contra Maleantes Callejeros) habían ejercido una brutalidad cruel y generalizada en sus patrullas por el barrio oprimido principalmente de habla hispana, Pico Union.

Docenas de estos agentes de CRASH merodearon por esta pequeña zona vestidos de ropa de civil y autos sin insignias, luciendo tatuajes de una calavera con un sombrero de vaquero y un par de ases y ochos (“la mano de cartas del hombre muerto”)1. Los policías se dieron entre sí placas por su servicio “heroico”, lo que se puso al descubierto como una montaña de crímenes contra la gente que incluyeron asesinatos, intento de asesinato, brutalidad, robo, extorsión, tráfico de drogas y de rutina cargos falsos y condenas a miles de personas con mentiras, la siembra de “evidencia” y cargos falsos, incluso contra los que acababan de balear o matar.

En 1998, se pilló a uno de estos agentes de CRASH, Rafael Pérez, repetidamente robando y traficando kilogramos de cocaína tomados del cuarto de pruebas en la división de propiedad del DPLA. Como parte de su acuerdo para reducir los cargos con la fiscalía, Pérez admitió algunos de sus otros delitos y dio testimonio contra otros policías de Rampart-CRASH, implicando a más de “70 agentes, entre ellos supervisores de policía que cometieron actos de corrupción o permitieron que ocurrieran”2.

Debido a la generalizada indignación que resultó de esas denuncias, los de arriba se vieron obligados a procesar a cuatro de los agentes de Rampart, aunque muchos más de ellos estaban involucrados. Entre algunos de los casos que salieron a la luz durante el escándalo de Rampart figuran:

  • El asesinato de Juan Saldaña. José Pérez estaba parado en frente de su edificio de apartamentos en la manzana 600 de la calle Shatto Place. Cuando vio llegar a varios patrullas llenos de policías, entró caminando al edificio. Los agentes de CRASH se metieron a fregadazos, disparando a los inquilinos. Le dieron con un tiro a José Pérez por la espalda sin previo aviso. Mataron a Juan Manuel Saldaña con múltiples disparos en otra parte del edificio. Un tercer hombre, Salvador Ochoa, resultó gravemente herido mientras se bajaba por las escaleras con sus hijos.

“En lugar de llamar a una ambulancia, los agentes sembraron una pistola junto a Saldaña y, con calma, inventaron una historia.... Para cuando llegara una ambulancia, ya era muy tarde para Saldaña, quien murió poco después en el hospital. Luego, los agentes celebraron en Short Stop, una cantina deportiva cerca del Estadio de los Esquivadores”3.

Más tarde, mientras se estaba recuperando de sus heridas, José Pérez se enteró de que su amigo Juan Saldaña había muerto. También se enteró de que la policía dijo que él, Pérez, estaba armado y que lo estaban acusando del asesinato de su amigo. Recordó: “Me dieron por la espalda y mi cuate salió muerto. Tienen que inventar una historia sobre ello. Yo no tenía arma. Estaba en el suelo, sangrando y me esposaron. Ni siquiera estaba corriendo. Estaba caminando. Dicen que les estaba apuntando con un arma. Pero ni siquiera tenía arma. Ni yo ni mi cuate jamás accionaron un arma”.

El jefe de policía declaró que se “justificaba” matar a Juan Manuel Saldaña y herir a José Pérez y Salvador Ochoa4.

  • El lisiamiento a Javier Francisco Ovando. El 12 de octubre de 1996, Javier Francisco Ovando, un inmigrante hondureño de 19 años de edad, caminaba por el pasillo de un edificio de apartamentos en Pico Union cuando dos policías, Rafael Pérez y Nino Durden, lo detuvieron, lo obligaron a arrodillarse, lo esposaron y lo balearon. Luego sembraron una pistola semiautomático Tec-22 a su lado al que “habían quitado con lima el número de serie para que se pudiera usar de arma ‘desechable’ en casos de emergencia”. Los policías balearon a Ovando un total de cuatro veces en el cuello y el pecho, luego en la cabeza, y lo dejaron paralizado de por vida.

Los policías dicen que estaban en un apartamento desocupado cuando Ovando irrumpió ahí y les apuntó con dos armas. Los agentes dicen que dispararon en defensa propia. A base de las mentiras descaradas de los agentes, condenaron a Javier Ovando, quien fue llevado a la corte en una camilla, de tentativa de matar a un agente de la policía. Un juez declaró que Ovando no mostró ningún remordimiento por su “delito premeditado”, y condenó al joven a 23 años de encarcelamiento. Su defensora pública dijo que el juez le impidió que presentara una defensa5.

  • La trampa que causó el asesinato de Eric Vega. El 5 de noviembre de 1996 los agentes de CRASH Mario Ríos y Michael Montoya levantaron en la calle a Eric Vega, de 16 años de edad, apodado en las calles “Baby Happy” (Bebé Feliz). Por segunda vez, los agentes lo abandonaron en el límite del territorio de una pandilla rival. Momentos después, Vega fue asesinado a tiros. Nunca arrestaron a nadie a pesar de que los testigos identificaron al tirador, y nunca presentaron cargos contra los dos policías, ni hablar de procesarlos6.
  • La paliza a Ishmael Jiménez. El 25 de febrero de 1998, dentro de la delegación de Rampart, los agentes de CRASH, Brian Hewitt y Daniel Luján, le dieron una paliza a Ishmael Jiménez mientras éste estaba esposado, en el pecho y el estómago hasta que vomitara sangre7.
  • Violaciones violentas. Al menos una mujer se presentó para identificar a dos agentes de la División CRASH que “la obligaron a alquilar una habitación de motel, donde uno de los agentes tuvo relaciones sexuales con ella mientras que el otro esperaba” (en otras palabras, la violó)8.
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El proceso contra los cuatro agentes de CRASH fue un ejemplo contundente de este sistema en marcha. Toda la farsa, incluida la falta de un proceso enérgico, se orquestó para dejar a los agentes en la impunidad. Pero luego el jurado se salió del guión y dio un veredicto de culpabilidad contra tres de los cuatro agentes. La jueza de la Corte Superior de Los Ángeles, Josephine Connor, respondió ¡desestimando el veredicto del jurado! Luego, en 2008, el presuntamente liberal Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito de Distrito para colmo les otorgó 15 millones de dólares a esos mismos tres agentes los que habían sido condenados. (Foto: Wikicommons)

El sistema que avala a los policías

Cuando algunas de las atrocidades cometidas por la división Rampart del DPLA salieron a la luz, el sistema se puso a todo vapor a encubrir todo el alcance de la criminalidad de la policía y proteger a los policías.

  • Se presentaron cargos contra tan sólo cuatro de los más de 70 agentes de Rampart que estaban implicados en delitos contra la gente. La fiscalía del distrito limitó los cargos a “conspiración para obstruir o pervertir la justicia, rendir testimonio falso y presentar informes policiales falsos” en lugar de cargos mayores relacionados con la brutalidad y el asesinato.
  • El proceso contra los cuatro agentes de CRASH fue un ejemplo contundente de este sistema en marcha. Toda la farsa, incluida la falta de un proceso enérgico, se orquestó para dejar a los agentes en la impunidad. Pero luego el jurado se salió del guión y dio un veredicto de culpabilidad contra tres de los cuatro agentes. La jueza de la Corte Superior de Los Ángeles, Josephine Connor, respondió ¡desestimando el veredicto del jurado! Luego, en 2008, el presuntamente liberal Tribunal Federal de Apelaciones del Noveno Circuito de Distrito para colmo les otorgó 15 millones de dólares a esos mismos tres agentes los que habían sido condenados.

Por lo anterior, nunca se ha revelado todo el alcance de los crímenes cometidos por el DPLA, tan sólo en la división Rampart. Como escribió el profesor de derecho Erwin Chemerinsky en enero de 2001 en el Los Angeles Times:

La verdadera magnitud del escándalo de Rampart todavía no se conoce y parece que cada vez más no se sabrá. Penden unas preguntas esenciales: ¿Cuántos agentes de la unidad CRASH de Rampart estaban involucrados en la actividad ilegal? ¿Cuántos agentes sabían y fueron cómplices por su silencio? ¿Qué tan alto en la cadena de mando había involucramiento o conocimiento? ¿En qué medida hubo problemas similares en otras unidades de CRASH y en otras unidades y divisiones? Ninguno de los informes sobre el escándalo de Rampart ha investigado ni respondido a estas preguntas. Como resultado, no es posible saber cuántas personas inocentes siguen en prisión como resultado de la fabricación de pruebas y de testimonios falsos o a cuántos agentes siguen en el DPLA que debían haber sido disciplinados y procesados9.

Para mayo de 2001, tan sólo 58 agentes han sido llevados ante el consejo administrativo interno de la policía, y 12 de ellos han sido suspendidos, siete han dimitido y cinco han sido despedidos. Al menos 3.300 personas han sido condenadas a base del testimonio de 20 agentes que fueron despedidos o suspendidos durante el escándalo, sin embargo, en los casos de tan sólo un poco más de 100 personas se ha logrado desestimar los cargos10.

LOS CRIMINALES:

Los muchos policías identificados y no identificados de Rampart CRASH que directamente y de rutina aterrorizaron y llevaron a cabo atrocidades contra la comunidad.

Todo el DPLA, que había dado el visto bueno y había encubierto los crímenes de la policía contra la gente, y de rutina elogió, ascendió y dio recompensas, honores y respeto a los uniformados que los llevaron a cabo durante su entonces historial de 130 años.

El jefe del DPLA Daryl Gates (1979-1992) quien creó CRASH en 1979. Bajo Gates, en 1986 el DPLA implementó una política de “intentar pegar un tiro en la cabeza”11.

El jefe Bernard Parks (1997-2002) que supervisó el escándalo de Rampart. Parks suprimió las pruebas, obstruyó las investigaciones y protegió a los agentes al negarse a otorgar inmunidad a los denunciantes, lo que así aplicó el “código de silencio” de la policía para encubrir sus fechorías.

El alcalde angelino Richard Riordon (1993-2001), el fiscal de distrito Gil Garcetti y sus oficinas. Presidieron el procesamiento y el encarcelamiento de las víctimas de Rampart CRASH mientras se negaban a procesar y encarcelar a los policías culpables.

Los tribunales, los jueces, la comisión de policía y los funcionarios políticos que se pusieron a todo vapor para minimizar y encubrir la criminalidad de la policía que se desenmascaró durante el escándalo de Rampart a fin de proteger y preservar el papel de la policía.

La jueza del Tribunal Superior Josephine Connor quien desestimó el veredicto del jurado que declaró la culpabilidad a tres de los cuatro agentes de CRASH de Rampart, y el liberal Tribunal Federal de Apelaciones del Noveno Circuito de Distrito que les otorgó 15 millones de dólares a los agentes cuya condena desestimó el juez Connor.

La prensa y los medios de comunicación de la burguesía que sistemáticamente satanizaban a los “pandilleros” como infrahumanos y elogiaban al DPLA (y a la policía en general) a fin de justificar la represión violenta, incluso mientras se desenvolvía el escándalo de Rampart. Cómo típicamente se reportea sobre estas cosas, el Los Angeles Times escribió en agosto de 1997:

Los moradores y comerciantes hartos de la comunidad de Pico-Union plagada de pandillas, el lunes se mostraron cautelosamente optimistas de que finalmente se hará algo con respecto a la Pandilla de la Calle 18, sobre todo después de que las autoridades celebraron una conferencia de prensa de alto perfil para decir que van a ir en contra de la pandilla....

LA COARTADA:

La propia Junta de Investigación del DPLA produjo un informe titulado “Incidente de corrupción en el área de Rampart”. Adjudicaron los crímenes revelados durante el escándalo a la mala gestión de los funcionarios de policía de nivel medio y bajo, la mediocridad en las filas de base del DPLA y algunos agentes sin escrúpulos.

EL VERDADERO MOTIVO:

Los inmigrantes de América Central y México estaban concentrados en la zona de Pico Union, que tenía “la mayor densidad de población de cualquier zona urbana al oeste del río Misisipí, oficialmente 36.000 personas por milla cuadrada”12.

Con esta llegada de migrantes desesperadamente pobres, alienados y posiblemente rebeldes, los de arriba enfrentaban una necesidad adicional de conseguir nuevos medios de control social. Los inmigrantes vivían (y siguen viviendo) en circunstancias en las que se encuentran luchando desesperadamente por sobrevivir en Estados Unidos, y donde se encuentran oprimidos, explotados y empujados brutalmente hacia las sombras. Los jóvenes inmigrantes son metidos en escuelas donde casi ni pueden hablar inglés. Rodeados por la creciente cultura de pandillas de Los Ángeles y sintiendo la necesidad de protegerse, muchos de estos jóvenes inmigrantes comenzaron a formar sus propias pandillas.

Esta contradicción de controlar a esta población se volvió más aguda para los gobernantes del sistema en la década de 1990, cuando Pico Union se llenó de inmigrantes, que incluían a indígenas de México, pero también muchas personas que huían de las masacres y la destrucción de las guerras de sustitutos de Estados Unidos en los países centroamericanos de Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala. Algunos de estos inmigrantes súper explotados habían participado previamente en la resistencia contra la dominación de Estados Unidos en sus países de origen y se habían rebelado activamente en la Rebelión de Los Ángeles de 1992. Para los gobernantes, los salvajes crímenes y represión de su policía que se destaparon durante el escándalo de Rampart fueron necesarios para suprimir y mantener el control social sobre esta comunidad.

El escándalo de Rampart es una ilustración del hecho de que el trabajo de la policía es de proteger y servir al sistema capitalista-imperialista, y en particular reprimir y aterrorizar a aquellos a los que oprime y explota, sobre todo a aquellos que considera como amenazas potenciales a su dominio.

 


1. “One Bad Cop” [Un policía malo], Lou Cannon, New York Times Magazine, 1º de octubre de 2000. [volver]

2. “Rampart scandal” [El escándalo de Rampart], Brittanica.com, 8 de julio de 2016. [volver]

3. “One Bad Cop,” obra citada. [volver]

4. “La práctica policial de colocar ‘pruebas’ cerca de la víctima: El caso infame de la delegación Rampart del DPLA”, www.revcom.us, 15 de abril de 2015. [volver]

5. “One Bad Cop,” obra citada. [volver]

6. “Officers Linked to Death of teen” [Policías ligados a la muerte de un adolescente], Los Angeles Times, 8 de diciembre de 2002. [volver]

7. Rampart Scandal Timeline [Cronología del escándalo de Rampart]. Frontline, PBS. [volver]

8. “Two Rampart Officers Were Disciplined in Sex Case” [Dos agentes de Rampart fueron disciplinados en caso de sexo], Los Angeles Times, 5 de noviembre de 1999. [volver]

9. “For Answers on Rampart We Have to Ask Questions” [Para respuestas sobre Rampart, tenemos que hacer preguntas], Erwin Chemerinsky, Los Angeles Times, 23 de enero de 2001. [volver]

10. “Escándalo del LAPD: Continúa la injusticia”, www.revcom.us, 16 de septiembre de 2001. [volver]

11. “‘Shoot for the Head’ Policy Is Wrong: New DPLA Training Is a Particular Danger to Minorities” [La política de ‘intentar pegar un tiro en la cabeza’ está mal: el nuevo entrenamiento del DPLA representa un peligro particular para las minorías], columna de opinión del Los Angeles Times, 8 de diciembre de 2008. [volver]

12. Violence and Nonviolence: Pathways to Understanding [La violencia y la no violencia: Caminos al entendimiento], Gregg Barak, SAGE Publications, 2003. [volver]

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