
Michael Brown Crédito: Facebook
Hace 10 años, el 9 de agosto, un puerco de la ciudad de Ferguson, en el estado de Misuri, mató a tiros a Michael Brown, un joven negro de 18 años, mientras estaba parado en la calle con las manos arriba. Su asesinato desencadenó semanas de poderosas protestas y rebeliones en Ferguson, que se extendieron a campus y ciudades de todo el país. Como para conmemorar este aniversario, el 6 de julio de 2024 otro puerco depravado, esta vez en Springfield, Illinois, disparó y mató a Sonya Massey, una mujer negra de 36 años, en su propia cocina, después de llamar ella misma al 911 pidiendo ayuda.
En los 10 años desde el asesinato de Michael Brown, el hecho es que la brutalidad, el terror y el asesinato policiales no solo han continuado, sino que han empeorado, a pesar de las interminables promesas de “reformas policiales” y el hermoso levantamiento en todo Estados Unidos después de la ejecución policial a sangre fría de George Floyd en 2020.
Mapping Police Violence [Registrar la Violencia Policial] lleva años recopilando y analizando los asesinatos policiales en todo el país, algo que los que están en el poder se niegan a hacer. Ha descubierto que los agentes armados de Estados Unidos han matado a una media de 1.147 personas al año, casi 13.400 personas desde 2013. Esto constituye el 7% de todos los homicidios en Estados Unidos. Y en 2023 se ha registrado el total anual más alto de asesinatos policiales hasta la fecha. Los negros, los latinos y los indígenas son asesinados de forma desproporcionada, y los negros tienen casi tres veces más probabilidades de ser víctimas de asesinatos policiales que la población en general. Los policías que asesinan casi nunca rinden cuentas.
Los barrios más mortíferos en cuanto al asesinato policial
Si bien los asesinatos policiales se producen en todo el país, se concentran en las zonas más pobres de los centros urbanos. Mapping Police Violence ha estado analizando datos sobre barrios específicos de ciudades de todo el país donde se concentran más los asesinatos policiales, empezando por Chicago y St. Louis1. Lo que están encontrando es horripilante: proporciones enormemente altas de asesinatos de personas negras en esos barrios.
En Chicago, la policía ha matado a 112 personas desde 2013. Los negros de Chicago tienen 30,6 veces más probabilidades de ser asesinados por la policía que los blancos, y (como señala un informe de Axios) “hay una proporción enormemente mayor de personas baleadas por la policía en ciertas calles y barrios”.
En St. Louis, donde la policía ha acabado con la vida de al menos 53 personas desde 2013, los negros tienen 10 veces más probabilidades de ser asesinados por la policía que los blancos.
Esto ocurre en un país donde la supremacía blanca ha estado entretejida en la estructura desde el principio, con cientos de años de esclavitud. Durante casi 100 años después de que se aboliera la esclavitud, los negros se vieron obligados a soportar un sistema de segregación abiertamente racista, impuesto por los sheriffs y la policía, así como por el terror del KKK en todos los estados del Sur.
¿En qué están arraigados la pobreza y el terror policial en el ghetto negro de Chicago?
Como describe un artículo de la serie Crimen Yanqui de revcom.us (“De cómo el capitalismo + la supremacía blanca crearon el ghetto negro de Chicago”), millones de negros abandonaron el Sur después de la Segunda Guerra Mundial y llegaron a Chicago y otras ciudades del norte, solo para ser sistemáticamente obligados a vivir en ghettos segregados bajo condiciones extremadamente opresivas — las que continúan hoy. Esto fue producto de políticas deliberadas del gobierno estadounidense y acciones de los tribunales, las fuerzas políticas y policiales locales y los residentes blancos racistas, impulsados por depredadores inmobiliarios y bancarios.
El artículo de Crimen Yanqui describe las condiciones devastadoras que enfrentan las personas, desde una educación deficiente y racista en escuelas deterioradas hasta peligros ambientales, la peor atención médica, ausencia de trabajos decentes y más. Y luego está el terror de la policía:
La policía, que existe como ejército de ocupación, hace cumplir esas horripilantes condiciones con hostigamiento, palizas, tortura y asesinatos a diario... La policía permite y controla el crimen organizado y a las pandillas cuando le sirve a sus intereses — y los reprime en otras ocasiones, como parte de la represión generalizada contra el pueblo. Actúan con el visto bueno, oficial y extraoficial, de las autoridades políticas y legales — casi nunca son castigados por los asesinatos y los otros crímenes que cometen, aunque existan testigos y videograbaciones.
Esto es lo que ha significado vivir en los ghettos segregados de Chicago (y en barrios similares de los oprimidos en todo el país) para millones de personas negras, así como para latinos e indígenas, década tras década2. Todo esto impuesto violentamente por los puercos, y continúa hasta hoy.
¡No tenemos que vivir así!
En su artículo de 2020, “Linchamientos, asesinatos por la policía — ¡al carajo el sistema entero! ¡No tenemos que vivir así!”, el líder revolucionario Bob Avakian escribió:
[T]odos los jóvenes varones negros (y esto también es cada vez más cierto para las jóvenes mujeres negras) están obligados a vivir en Estados Unidos con el temor constante de estar sometidos al hostigamiento, la brutalidad y lisa y llanamente incluso el asesinato por parte de la policía. ¡Pero no pierdas el tiempo esperando que el gobierno apruebe un proyecto de ley que convierta la brutalidad y asesinato policial en un delito de odio!
Toda esta brutalidad y terror está integrada en este sistema en Estados Unidos, y este sistema no puede existir sin ella. Mientras este sistema esté en el poder y en vigor, todo esto seguirá... y seguirá... y seguirá.
Pero nosotros muy bien podemos existir sin este sistema. De hecho, podemos vivir en un mundo radicalmente diferente y mucho mejor una vez que este sistema haya sido barrido por la acción revolucionaria de las masas de personas que constantemente están sometidas a los horrores muy reales, y a todos aquellos que se niegan a aceptar los horrores muy reales, continuamente perpetrados por este sistema, en Estados Unidos y por todo el mundo.
Como he dicho antes:
en términos fundamentales, tenemos dos opciones: o vivir con todo eso —y condenar a las generaciones del futuro a lo mismo, o a cosas peores, si es que siquiera tengan un futuro— o, ¡hacer la revolución!
Chicago, 2018:
Bob Avakian responde a cuestiones sobre el terror policial, la violencia entre los jóvenes y la necesidad de la revolución (video en inglés).