Desde Centroamérica hasta los países mediterráneos de Europa y el norte de África... desde India hasta el Medio Oriente y desde Estados Unidos hasta México... gran parte del planeta está bajo las garras de olas de calor mortales. Estas olas de calor globales ya han dejado miles de muertos este año, incluidas más de 1.300 personas en Arabia Saudita durante el Hajj, o peregrinación islámica a La Meca. En India, una ola de calor que dura meses ha dejado cientos de muertos, ha afectado a más de 40.000 con insolación y está provocando una peligrosa escasez de agua.

En México, que ha estado bajo un calor sofocante desde marzo, al menos 125 personas han muerto y miles más sufrieron insolación a finales de mayo y junio. Las temperaturas alcanzaron los 52 grados Celsius (125 grados Fahrenheit) el 13 de junio, el día más caluroso jamás registrado en México en el mes de junio. Un estudio reciente realizado por científicos climáticos de World Weather Attribution (WWA) encontró que esta ola de calor en México y gran parte de Centroamérica era 35 VECES MÁS PROBABLE debido al cambio climático causado por los seres humanos.

En total, casi CINCO MIL MILLONES (¡!) DE PERSONAS estaban obligadas a soportar temperaturas extremas en junio, lo que llevó a muchos al borde de lo que los seres humanos pueden sobrevivir.

El planeta está hirviendo, el capitalismo-imperialismo es el interruptor de encender

Muchas de estas olas de calor, como la que actualmente está horneando a gran parte de Estados Unidos, son el resultado de lo que se llama una cúpula de calor. Las cúpulas de calor hacen que el aire caliente se concentre cerca de la superficie de la Tierra debido a la formación de un área de alta presión en la atmósfera. Esto evita que el aire más caliente se disipe, atrapándolo como una tapa atrapa el calor en una olla.

¿Y por qué sucede esto? Es el sistema del capitalismo-imperialismo y la catastrófica crisis climática que lo han provocado.

Retrocedamos. Las temperaturas globales han aumentado 1,2 grados Celsius (2,2 grados Fahrenheit) desde mediados del siglo 19, cuando la industrialización capitalista se afianzó y se extendió a escala masiva. El cambio climático es causado principalmente por la quema de combustibles fósiles: petróleo, gas natural y carbón. Los combustibles fósiles emiten dióxido de carbono, un gas que atrapa el calor en la atmósfera.

¿Y cuál es la conexión con el capitalismo? La respuesta es que ha sido muy rentable producir combustibles fósiles... y su uso en la industria y la agricultura, en la generación de energía y en el transporte ha sido vital para el funcionamiento rentable del sistema capitalista-imperialista en su conjunto. El capitalismo se rige por la competencia por ganancias y más ganancias, basada en la explotación. ¡Al diablo con la salud del planeta y de la humanidad!

Un aumento de 1,2 grados Celsius (2,2 grados Fahrenheit) en las temperaturas globales quizá no parezca mucho. Pero este aumento de temperatura tiene efectos peligrosos y devastadores sobre los delicados equilibrios ecológicos y los sistemas que sustentan la vida del planeta. Estamos experimentando olas de calor más frecuentes e intensas, junto con otras consecuencias de pesadilla del cambio climático: aumento del nivel del mar, tormentas más frecuentes e intensas, destrucción de arrecifes de coral y otros ecosistemas marinos, extinción masiva de especies y agotamiento (desgaste) de fuentes de agua potable para el consumo humano, entre otras.

¿Y cómo están respondiendo ante ella los líderes de este sistema en Estados Unidos, el país más responsable de la crisis climática? ¿Declarando una emergencia global y pidiendo el cese inmediato de la quema de combustibles fósiles, la principal fuente del calentamiento global, como haría cualquier líder racional? De hecho, hace exactamente lo contrario.

Un sistema totalmente inadecuado para reparar y proteger el planeta

Prueba A: Bajo Joe Biden, líder del Partido Demócrata que afirma estar “comprometido a frenar los efectos del cambio climático”, ¡la producción de petróleo y gas natural ha alcanzado máximos históricos! Lea esa frase otra vez. Mientras tanto, el otro sector importante de la clase dominante, los republi-fascistas, ¡niegan que el cambio climático exista en absoluto! Quieren AUMENTAR la velocidad a la que este sistema está llevando a la humanidad y al planeta por un precipicio. Elegir entre una muerte muy rápida para la humanidad y una más lenta NO es una opción con sentido, y tampoco es nuestra ÚNICA opción.

Prueba B: El 28 de junio, la Corte Suprema, dominada por los fascistas, anuló lo que se llama la “doctrina Chevron”, que permite a agencias como la Agencia de Protección Ambiental (EPA) crear reglas y regulaciones que protejan el aire, el agua y la tierra de los contaminantes. Por terriblemente insuficientes que sean estas regulaciones, esta anulación es un claro ejemplo de la total locura ecocida de este sistema, que arrastra a la humanidad aún más rápido hacia un precipicio mortal.

Anexo C: A pesar de todo el revuelo sobre las energías renovables (como la solar y la eólica) y una transición a la “energía verde”, NO hay una “eliminación gradual” de los combustibles fósiles: los combustibles fósiles representan el 80% del consumo de energía de Estados Unidos. La incómoda verdad es que la energía renovable no es tan rentable como la producción de combustibles fósiles. O para decirlo de otra manera, no es rentable arreglar el clima, ¡carajo!.

Anexo D: Esta es una crisis climática existencial que no conoce fronteras. Abordar esta crisis exige una cooperación y planificación científica, tecnológica y económica mundial sin precedentes. Sin embargo, las potencias imperialistas mundiales, con Estados Unidos (el saqueador #1 del medio ambiente y del pueblo) a la cabeza, están convirtiendo la energía solar en un escenario de guerra comercial y competencia. Estados Unidos y la Unión Europea (el bloque comercial de los países europeos) compiten con la China imperialista en el sector de la energía solar. Están limitando las importaciones de células y paneles solares (y vehículos eléctricos) de China, buscando socavar la producción de energía renovable de China.

¡Esto es una locura! Mientras tanto, unas 489.000 personas mueren cada año por causas relacionadas con el calor.

Durante años, los climatólogos han advertido repetidamente al mundo que, en términos de detener los peores efectos de la crisis climática que está poniendo en riesgo la supervivencia misma de la humanidad, estamos en un momento de “ahora o nunca”. Han argumentado científicamente que debemos reducir inmediatamente la quema de combustibles fósiles a casi cero. Sin embargo, lo que estos científicos no han dicho, pero lo que es tan científicamente acertado como la existencia de la crisis climática y sus impactos, es esto:

Para abordar el cambio climático, necesitamos un cambio de sistema... y para lograr el cambio de sistema necesario, hacia el socialismo liberador y sustenable establecido en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte... necesitamos una revolución.

La crisis climática y estas olas de calor mortales ponen de relieve lo que está en juego en lo que enfrentamos, y esta oportuna verdad del líder revolucionario Bob Avakian, autor de esa constitución:

Nosotros, la gente del mundo, ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas sigan dominando el mundo y determinando el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes. Y es un hecho científico que no tenemos que vivir así.